Una feria como las de antes
La Florentina comenzó el año pasado, cuando distintas organizaciones y vecinos se agruparon para formar una «feria autogestiva del sur» en la plaza Florentino Ameghino en el barrio de Parque Patricios, entre las calles Monasterio, Santa Cruz, Caseros y Uspallata.
El domingo pasado, 12 de abril, se organizó una nueva edición de la feria que reunió a unos quince puestos con productos de cooperativas o emprendimientos familiares como artesanías, ropa, comidas naturales y caseras. La mayoría de los emprendedores llegaba en bicicleta o caminando, ya que gran parte son vecinos del barrio. La feria busca rejuvenecer una plaza que parece vacía, el Ameghino está frente al Hospital Muñiz y tiene un tamaño de dos manzanas, por lo que sobra lugar para hacer actividades.
En los puestos de la feria se pueden encontrar una gran diversidad de productos provenientes de distintos lugares, el vino casero traído de la localidad de Cafayate y hecho por los familiares de los puesteros, da cuenta de la fuerza de esta iniciativa y la variedad de productos que busca ofrecer a la vecinos. También hay una feria americana, se expone y vende gratifería, aceites y licores caseros, libros, canastas, tejidos y cerveza artesanal. En la edición del último domingo, sobre el final de la tarde, se ofreció un taller de folklore. Florencia, vecina del barrio, conoció la feria por un folleto en la parada del colectivo y este domingo llegó por primera vez para vender duendes y vasijas de porcelana fría, «todo con productos reciclables”, contó a ANCCOM.
Valeria, una de las organizadoras, cuenta que la feria surgió como una forma de fomentar la economía solidaria y darle fuerza a los trabajos de las organizaciones culturales del barrio, así como también mostrar que la plaza es de todos «porque se empezó a rumorear que, después del enrejado del Parque Lezama y Parque Patricios, el Ameghino era el que seguía».
La idea de la feria empezó a materializarse a partir de festivales y actividades realizadas en la plaza por organizaciones barriales para «que sea como un espacio de encuentro», dice Valeria. Hoy, la feria tiene su propia asamblea: «Cuando baja el sol, nos quedamos charlando y organizando la próxima, si va a haber una banda, un taller, cómo juntamos la plata para hacer los afiches», cuenta. No se cobra a los puestos ni hay requisitos previos, y en cada una de las ferias, que se hacen el segundo domingo de cada mes, hay actividades o shows. En el parque, por ejemplo, se realizó una edición del BAFISU, el festival autogestivo de cine.
Detrás de la feria funciona una huerta comunitaria que mantienen los propios vecinos, una idea que surgió también para resistir los enrejados a los parques hace dos años, en abril de 2013. Los cuidadores de la plaza y Ambiente y Espacio Público la destruyeron dos veces, pero los vecinos volvieron a sembrar todo de nuevo. «Cuidar la tierra, cuidar a las personas», reza uno de los carteles de la huerta que tiene una extensa variedad de plantas. El mismo día de la feria, algunos de los jóvenes llevaron cortadora de pasto y elementos de jardinería para el mantenimiento de ese sector de la plaza. La feria de la Florentina crece junto a la huerta. La semilla ya está plantada.