Mar 8, 2016 | inicio
“Autogestionada”, “Independiente”, “Del productor al consumidor”. Estos carteles pueden leerse como una invitación para que los transeúntes se animen a entrar en la tienda Prisma, el comercio de ropa manejado por la Cooperativa Hombres y Mujeres Libres, ubicado en Federico Lacroze 4181, un espacio cedido por la Asociación Mutual Sentimiento que se halla pegado a la entrada de la estación del ferrocarril Urquiza, en el barrio porteño de Chacarita.
Allí, en el primer piso de la mutual, funciona el taller. Es un espacio amplio de unos cuarenta metros cuadrados, con luminosos ventanales –importantes para la meticulosa tarea del bordado y el estampado-, máquinas de coser distribuidas a los costados de las blancas paredes, tintas de muchos colores y telas de variados tipos que en poco tiempo se convertirán en blusas, pantalones, vestidos, bolsos y tantas otras prendas más. Un gato blanco remolonea entre unas bolsas, y, esparcidos en el piso, como si fuera una alfombra rala, están los juguetes de los hijos de los trabajadores y trabajadoras que integran la asociación. Una estampa de informalidad familiera y compromiso laboral.
Hombres y Mujeres Libres es un emprendimiento cooperativo dedicado al rubro textil y está conformado por trabajadores que han vivido en contexto de encierro y por familiares de personas que se encuentran detenidas. Esta empresa cooperativa inició sus actividades en junio de 2013, luego de años de haber sido soñada por sus protagonistas, cuando todavía se encontraban privados de su libertad.
Marta Álvarez, una de las artífices del proyecto cooperativo.
Lo que había comenzado como una charla informal entre Claudio Castaño y Marcelo García, amigos en distintas penitenciarías, germinó en un proyecto de vida para no volver a perder nunca más la libertad. En ese sentido, resultó fundamental el acompañamiento de Verónica Peloso, quien visitaba periódicamente a su actual esposo, Claudio. Más tarde se sumarían Marta Álvarez -mamá de una persona detenida y quien transmitió su conocimiento en la confección de prendas-, Diego Areco, y los hermanos Lorenzo y Lucas Monasterio.
Claudio, hoy de 44 años, rememora ese momento: “La idea nació en Marcos Paz (n. del r.: Complejo Penitenciario Federal II de Buenos Aires). Sabíamos que con antecedentes delincuenciales se nos iba a ser muy difícil conseguir trabajo. Partimos de la idea de buscar un trabajo con identidad y de encontrar un espacio que sea nuestro”.
Actual secretario de la cooperativa, Claudio conoce en carne propia las dificultades que tienen los liberados para revincularse en la comunidad: “Quienes pasamos por contexto de encierro somos súper estigmatizados y estamos en estado de vulnerabilidad emocional. La sociedad nos pega un cachetazo. Tenemos muchos compañeros que hoy están adentro de las cárceles y que querrían cambiar su modo de vida, pero salen y vuelven a entrar enseguida”, asegura. Claudio está convencido además de que si hubiese un mejor acceso a la educación y mayores posibilidades de trabajo, las penitenciarías no tendrían una sobrepoblación compuesta por individuos de las clases más castigadas.
“Fue todo un aprendizaje, porque veníamos de otra realidad, otra cotidianidad y otra naturalidad”, dice Claudio. Por eso considera de suma importancia la ejecución de políticas de Estado que, “sin clientelismos de ningún tipo”, apuesten por la inclusión del preso a la comunidad. “El Estado debe visibilizar, transmitir y fomentar este tipo de prácticas, que son una buena alternativa para que entre todos incorporemos a las personas que hemos estado en contexto de encierro por diversos motivos”, explica Claudio.
“La idea nació en Marcos Paz . Sabíamos que con antecedentes delincuenciales se nos iba a ser muy difícil conseguir trabajo”, explicó Claudio Castaño.
Verónica (44) no ha estado detenida, pero conoce con dolor propio las dificultades que padecen en particular los familiares de aquellos que se encuentran privados de su libertad. “Yo sabía que no quería volver a pasar por una situación parecida a la de la visita. Es muy feo la requisa, el maltrato, la prepotencia de las guardias”. Por esta razón, se propuso ir contra viento y marea con tal de que el proyecto de una cooperativa textil se haga realidad una vez que Claudio recobrara su libertad, “para nunca más volver”. Relata que los comienzos se hicieron cuesta arriba, sobre todo porque tenían pocos elementos para iniciar la actividad, apenas una sublimadora pequeña para realizar los estampados y una vieja máquina de coser que pertenecía a una tía de Claudio. Más tarde tuvieron acceso al Programa Empleo Independiente, otorgado por el Ministerio de Trabajo de la Nación, el cual les permitió capacitarse y comprar equipamiento e insumos. A ese período ella lo define como “todo un proceso de transición”.
Los miembros de la cooperativa no dejan de agradecer el impulso -y el espacio- que les dio la Mutual Sentimiento, la cual está conformada por ex presos políticos y exiliados de la última dictadura cívico-militar argentina.
Marcelo tiene 49 años y pasó casi la mitad de su vida encerrado. Lo que él define como “el compromiso de militar por el beneficio de los demás y de uno mismo” empezó ni bien tuvo la posibilidad de acceder, junto a su amigo Claudio, al programa UBA XXII de la Universidad de Buenos Aires.
“Lo que a mí me manden hacer yo lo hago. Hay cosas que hago mejor y otras que no tanto, pero si hay que estampar, coser, arreglar las máquinas, atender el local, salir a la calle a vender, ir a buscar las telas, las tintas, a nada le digo que no”, detalla Marcelo García.
Marcelo, asegura, siempre tuvo predisposición para el trabajo: “Lo que a mí me manden hacer yo lo hago. Hay cosas que hago mejor y otras que no tanto, pero si hay que estampar, coser, arreglar las máquinas, atender el local, salir a la calle a vender, ir a buscar las telas, las tintas, a nada le digo que no”, aclara el participante de No nacimos delincuentes, el ciclo radial de temática asociada a la revinculación social de ex detenidos que se emite por Radio Libre FM 99.3 y que también pertenece a Hombres y Mujeres Libres. “El ciudadano común -sostiene- vive de un trabajo para vivir y mantener a su familia. Nosotros, los presos, no estamos exentos de esa realidad”. Y agrega: “Es fundamental que en los contextos de encierro existan capacitaciones laborales reales, no ficticias como pegar manijas de bolsitas, sino un trabajo genuino en función de las capacidades y potencialidades que tenemos todos”. Y también advierte del compromiso que le debe tocar al resto de la sociedad: “Cuando el preso sale está emocionalmente sensible y rechaza todo aquello que pueda serle útil, y ahí es cuando se hace necesario la existencia de más cooperativas, más apoyo del Estado y de la sociedad en general, que suele estigmatizarnos. Entonces no hay que dejar de trabajar tanto puertas afuera como adentro”.
Los miembros de Hombres y Mujeres Libres realizan periódicamente ferias en las que toman contacto con otras cooperativas y con el público que conoce poco estas asociaciones alternativas. Ellos piensan que la reinserción se hace colectivamente, por eso buscan transmitir la experiencia a todos. Así quienes se encuentran detenidos puedan tener la opción del trabajo asociado y sin patrones. Para, como ellos mismos dicen, dejar atrás lo que fue el encierro, en beneficio del conjunto social.
Feb 10, 2016 | destacadas
Para la mayoría de las familias abastecerse con los productos básicos para vivir día a día constituye hoy una experiencia angustiante: resulta difícil llegar al supermercado sin sorprenderse al ver los precios en los carteles de los productos, que parecen volar más alto en cada vuelta que el consumidor hace por las góndolas.
“Todos los cortes y todas las carnes subieron alrededor de 20 pesos, y la venta a partir de noviembre ha bajado mucho, a nosotros un 50%. Los distribuidores habían anunciado que en enero iba a bajar y hoy en día no ha bajado nada”, indica a ANCCOM un empleado de una carnicería de Parque Patricios, ubicada en La Rioja al 2100. En tanto, en la misma cuadra, en una panadería, su empleado señala: “Si bien para fin de año aumenta siempre el precio del pan y de las facturas, la gente no dejaba de comprar nunca. Desde enero que vimos bajar la venta, por eso le dijimos al maestro pastelero que baje la producción de tortas, masas y todo lo que pueda no ser tan necesario. Estamos produciendo menos porque ya sabemos que vamos a vender menos”.
La recorrida llega a Balvanera. Allí, en una verdulería ubicada en Moreno al 2700, su dueño cuenta: “Si no sigo la corriente de subir ahora, me quedo sin pagar los gastos después, y si veo que no vendo la mercadería la pongo en oferta y sale al toque”. Mientras tanto, en un supermercado “chino” de avenida Córdoba al 2300, el cajero advierte que cuando aumenten los servicios, especialmente el de luz, deberán reflejarlo en el precio que va a verse en las góndolas.
Precios que vuelan
De acuerdo con un informe de consumo que releva la Dirección General de Estadísticas y Censos del gobierno de la Ciudad, la canasta de alimentos de primera necesidad para una familia porteña tipo integrada por dos adultos de 35 años en actividad, compuesta por un hombre y una mujer, con dos hijos varones de entre 6 y 9 años e inquilinos de vivienda, reveló un incremento de 4,22% en diciembre pasado. Esta cifra supera a la de la canasta total (3,25 por ciento), en la que se incluyen algunos servicios mensuales, y a la de la inflación informada por el mismo organismo, la cual registró una suba del 3,9% en el mismo mes. Se trata del mayor aumento de dicha canasta desde enero de 2014, período en que el anterior ministro de Economía Axel Kicillof había instrumentado una devaluación cercana al 20%.
El Centro de Estudio Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) realiza todas las semanas un relevamiento de la economía argentina. Su director, Andrés Asiain, anticipó a ANCCOM que la inflación de precios en los alimentos registrada en enero de 2016, a nivel nacional, cerró con un alza del 4%, con lo cual, de seguir esta tendencia, el aumento de los bienes y servicios durante 2016 será el más alto en muchos años. Los guarismos han sido calculados a partir de un estudio sobre el precio de unos 20.000 alimentos que se comercializan en supermercados de todo el país.
Consultado sobre las razones principales de este aumento en los productos alimenticios, Asiain subraya tres: “La devaluación del 45%, la baja a cero de algunas retenciones, que va de la mano con la apertura y desregulación de la exportación (y que impacta sobre todo en la carne), y la destrucción de los organismos de regulación de precios, entre ellos, el desmantelamiento de las estructuras de la Secretaría de Comercio, que se encargaban de fiscalizar y de que los supermercados no se excedieran en la remarcación de precios”.
El informe del CESO demuestra una escalada de precios no solo en los bienes comestibles sino en otros productos básicos que se venden en comercios. Las mayores alzas se registraron en los rubros piletas (16%), electricidad e iluminación (14,6%), farmacia (11,9%), ropa de bebé (11,6%) y ferretería (10,2%).
El mismo estudio también señala que el costo de la canasta básica alimentaria por adulto para los últimos siete días de enero fue de 1.496 pesos, con una suba del 4% en el período de la primera a la última semana del mismo mes. Entre los incrementos más considerables se destacan las hortalizas (79%), las legumbres secas (32%) y las harinas de maíz (28%). Además, ese registra un aumento en los alimentos frescos (2,4%) y secos (2,9%), las bebidas (3,2%), los artículos para el hogar (5,4%, muchos de los cuales son importados), los productos de limpieza (3,8%) y perfumería (5,6%), y textiles (4,1%). Sobresalen como excepciones la baja en el importe de los quesos (28%) y los huevos (6%).
Martín Burgos es coordinador del departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. De acuerdo con su diagnóstico económico, “la baja de retenciones impacta de lleno en el comienzo de la cadena inflacionaria. El favorecimiento al sector exportador de alimentos redunda en un impacto en los productos básicos, como maíz y trigo, y a partir de eso, en la producción de harina, fideos, polenta, entre otros, e incluso hay un impacto en la alimentación animal que repercute en el precio de la carne”. Y agrega que “el accionar del nuevo Gobierno es un error ideológico que no puede sostenerse políticamente a largo plazo. La quita del poder adquisitivo de los consumidores se ve reflejada en estos aumentos que no van acompañados de un aumento en los salarios. Y todavía falta la repercusión del aumento en las tarifas de servicios”.
Por otra parte, tanto Asiain como Burgos comparten la evaluación de que son los supermercadistas grandes quienes se ven beneficiados por el desmantelamiento de la estructura de regulación de precios. “Hay vía libre para aumentar los precios a su antojo sobre productos que no pueden ser reemplazados, porque todos necesitamos comer”, afirma Asian. Por su parte, Burgos explica: “La medida de Precios Cuidados fijaba al menos un precio de referencia para el resto de los alimentos”. Cabe aclarar que ese programa sigue existiendo, pero con muchos menos productos que antes.
Para Asiain el aumento de precios en general a mediano y largo plazo no termina beneficiando a la clase empresarial local, pues, “van de la mano de una disminución del consumo interno. Lo que ganan como mayor margen de ganancia empresarial lo van a perder en disminución del volumen de venta”. Por su parte, Burgos manifiesta: “Hay una política clara a favor del sector agroexportador sin obligación de liquidar los dólares en el Banco Central una vez que concretan la oferta, y recomponiendo la rentabilidad en un contexto internacional de bajo precio de la materia prima a costa del resto de la población. La prioridad era recomponer la rentabilidad de los grupos exportadores más tradicionales que en dos años vieron aumentar los costes de producción y mermar su ganancia por la baja de los precios de lo que exportaban y empresariales y llevar a cabo una política de redistribución de ingresos”.
El rol de la economía popular
La Federación de Organizaciones de Productores de Alimentos (FOPAL) está conformada por cooperativas de trabajadores, familias y asociaciones civiles vinculadas a la elaboración e industrialización de productos alimenticios. Surgió en septiembre de 2012, luego de que sus integrantes tomaran contacto entre sí por la mal llamada “crisis del campo” de 2008. Su objetivo consiste en consolidar un sistema comercial alternativo, por fuera del control abusivo de las grandes firmas que hegemonizan la distribución y venta de alimentos en el país.
José “Tato” Beamonte dirige esta Federación que aglomera a representantes de nueve provincias. “La formación de precios no lo damos nosotros los productores reunidos en asociación y con estructura de economía solidaria, sino la da este modelo concentrado que viene de hace mucho tiempo, y que en este nuevo escenario se ha hecho todavía más fuerte”, declara a ANCCOM el dirigente mendocino. “Este modelo de economía concentrada deja en el fondo a los pequeños y medianos productores y no favorece la distribución de alimentos, todo lo cual repercute en el precio cuando vamos a comprar al supermercado”, denuncia Beamonte.
La mayor concentración de la industria y los canales de distribución redunda en una suba antojadiza de los precios que no beneficia necesariamente al productor: “Producimos con nuestra materia prima y le sumamos el valor agregado y cuando llega el producto a las góndolas termina siendo un 200 o un 300% mayor que el costo de producción. Nosotros mantuvimos los precios y en los casos de los productos primarios que subimos lo hicimos apenas un 15% y no lo que se está viendo en los supermercados”, explica el presidente de la FOPAL.
Los actores favorecidos son los grupos concentrados y las cadenas grandes de supermercados, pero Beamonte observa que la remarcación de precios es todavía más complejo: “Es una cuestión cultural más grande. El comerciante que tiene una verdulería va al Mercado Central a abastecerse y compra, para poner un ejemplo, un melón, que es el que cosechamos y envasamos en Mendoza, y lo paga a 12 pesos, y lo termina revendiendo a 60 o 70 pesos sin que haya habido ninguna razón para hacerlo”.
Beamonte critica el accionar de “la cadena de comercialización de supermercados y la cadena de proveedores de insumos para la producción de alimentos, grupos concentrados que monopolizan el producto, como el caso del vidrio, que está en manos de Cattorini Hnos. y Grupo Rigolleau”. El dirigente asegura: “Ambos están de acuerdo entre sí, y dicen cuánto hay que pagar y cuándo se entrega, y no queda otra porque son los únicos que abastece de ese material”.
Por su parte, Ignacio Vila, a cargo del área comercial de la FOPAL en la Ciudad de Buenos Aires y dice: “La quita en las retenciones no favorece a los pequeños y medianos productores sino a los grupos concentrados, que son los supermercados y la gran industria alimenticia. Estos grupos como La Serenísima les compran a los tamberos chicos y medianos y no les pagan más que antes, porque aprovechan su dominio sobre la cadena de valor, al ser los únicos que compran leche para la fabricación a gran escala”, y agrega: “Este mismo ejemplo se extiende a otros productos. La manzana que se vende a 40 pesos el kilo fue comprada por el intermediario o comercializada al productor a 4 pesos, y este no tiene alternativa que aceptar el precio que se le ofrece porque no hay forma de poder sacar su producto por otro medio”.
Respecto del desarme de los canales de control del nuevo Gobierno, Vila declara: “No es que la intervención del Estado es siempre exitosa, pero antes había una serie de medidas que ponían un tope al aumento de precio, como la política de fijar un precio de referencia que hoy es solo nominal, porque las cadenas de supermercados no le dan importancia. Cuando el Estado se retira de la puja de imponer precios es el mercado el que decide, y en el mercado hay actores y son los actores grandes los que terminan prevaleciendo e imponiendo su decisión. Y Argentina tiene una estructura muy concentrada: hay poquitos actores muy grandes y muchísimos actores muy pequeños”.
Actualizado 10/02/2016
Ene 19, 2016 | inicio
Dos botes angostos y largos van y vienen, cada uno navegando por tres tripulantes, un par de instructores que se encarga de señalar aciertos y errores y cuatro chicos que paletean contra una débil corriente de agua turbia y cuyos movimientos sincronizados son fuente de energía de las embarcaciones. Los jóvenes son vecinos de la Villa 21-24 e integran el programa Deportes para la Inclusión.
Reman envueltos en chalecos flotantes naranjas, entre una vegetación copiosa y unas casitas precarias de hormigón ubicadas a metros de la orilla, frente al Meandro de Brian, una curva sinuosa del río Matanza-Riachuelo, dentro de la Comuna 4 y bordeando los márgenes del barrio porteño de Barracas. La blancura de los botes contrasta con un agua negra que ha sido oscurecida por dos siglos de irresponsabilidad ambiental. A lo largo de la historia, el Estado no controló a las fábricas como debería haberlo hecho y el empresariado desechó sistemáticamente sus residuos tóxicos en el río para aumentar su rentabilidad.
Los jóvenes son vecinos de la Villa 21-24 e integran el programa Deportes para la Inclusión.
Un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) publicado hace tres años había denunciado la ausencia de un plan integral que remediara en conjunto el daño ambiental y mejorara la calidad de vida de los siete millones de habitantes que son afectados a diario por los problemas que arrastra la cuenca. Si bien dicho informe destaca algunos logros de la intervención estatal ocurridos durante 2010 y 2012 (como la fiscalización de las industrias y la remoción de 100 basurales y puntos de arrojo sobre un total de 360), todavía queda pendiente un Plan de Ordenamiento Ambiental, conforme a lo establecido por la Ley 26.168 (diciembre 2006), que permita una planificación de las actividades productivas, que regule las obras del Estado y que proteja los espacios verdes.
Por otra parte, es la Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), el ente tripartito formado por Nación, provincia de Buenos Aires y la Capital y que se creó en 2006, la que realizó distintas actividades de limpieza del río y de basurales, desarrollo de cloacas y agua potable y control de residuos industriales. En tanto, los planes de relocalización de los habitantes que viven en las zonas más contaminadas de la cuenca han avanzado, pero todavía queda mucho por hacer.
Un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) publicado hace tres años había denunciado la ausencia de un plan integral que remediara en conjunto el daño ambiental y mejorara la calidad de vida de los siete millones de habitantes que son afectados a diario por los problemas que arrastra la cuenca.
Por su parte, los habitantes del asentamiento de Barracas aseguran que el agua no presenta la contaminación de tiempos no tan lejanos: a simple vista, dicen, no luce tan sucia y el olor no es tan intenso como en otros sectores. Pero esta larga cuenca sigue compuesta por un veneno ácido que se extiende a lo largo de 64 los kilómetros que la componen.
Pero para el grupo de chicos que entrena semana a semana no hay contaminación posible que sea excusa para no remar en “nuestro río”. Ellos son parte del programa de actividades de promoción cultural y prevención del delito y la violencia que fomentan en conjunto -al menos hasta el 19 de diciembre pasado- los ministerios de Cultura y de Seguridad, con el apoyo de los de Salud y Desarrollo Social de la Nación. El proyecto contemplaba, entre otras disciplinas, clases de remo gratuitas a adolescentes de entre 14 y 21 años de la Villa 21-24, impartidas por personal de Prefectura Naval. Comenzó en 2012 y se ha mantenido hasta hoy con algunas interrupciones en el medio. Sus integrantes confían que a partir de abril retomarán las actividades.
Graciela Martín Ruiz trabaja como coordinadora de la Mesa de Seguridad Barrial, un programa de la Subsecretaría de Participación Ciudadana, dependiente del Ministerio de Seguridad. El organismo tiene como función sumar a los vecinos y las organizaciones sociales en las políticas contra la delincuencia y por la integración social. La coordinadora asegura que los deportes contribuyen en la prevención del delito pues son una vía para la inclusión social. Y explica: “La seguridad no se hace con un policía más, un policía menos, se hace también desde la contención y la capacitación de los sectores menos pudientes. El remo es un deporte menos conocido porque suele ser muy costoso y para las clases sociales de mayores recursos. Apostamos a que esta actividad les sirva a los chicos más relegados a que participen en deportes distintos y que, a futuro, les pueda servir para integrarse en el mercado laboral de la náutica”.
Asimismo, el programa sirve como un modo sino de ensamblar al menos de acercar a algunos actores sociales que históricamente resultan antagónicos, como lo son el de las fuerzas de seguridad y la parte de la sociedad civil económicamente más castigada. “La Prefectura Naval capacita a sus profesionales y lo que buscamos es que ese personal capacite a la gente común. Que ese conocimiento no se quede dentro de los cuarteles sino que también se enriquezca la ciudadanía”, puntualiza Ruiz.
Marcelo Avellaneda tiene 29 años, trabaja de remisero y se ha capacitado para coordinar la actividad. Durante la semana entrena a los chicos en el Parque Leonardo Pereyra, a unas diez cuadras del asentamiento; lo hace después de las 7 de la tarde, de modo de no interrumpirles la actividad escolar. Y además cumple la importante tarea de oficiar de nexo entre los habitantes del barrio y los prefectos. Rememora la génesis del proyecto de esta manera: “Lo que comenzó siendo una colonia de verano terminó como un proceso inclusivo más amplio”.
Los habitantes del asentamiento de Barracas aseguran que el agua no presenta la contaminación de tiempos no tan lejanos: a simple vista, dicen, no luce tan sucia y el olor no es tan intenso como en otros sectores.
El docente agrega: “Lo que es una disciplina que lleva tiempo entrenar pasa a ser también un espacio de contención en estas zonas vulnerables”. Al ser consultado sobre su experiencia en navegación en el estado actual del Riachuelo, Marcelo asevera que en los primeros años de la actividad el río estaba todavía más contaminado. “El nivel de descomposición lo tiene que determinar un científico o un especialista en ambiente, pero a nosotros, que realizamos esta actividad, no nos afecta, porque no tocamos el agua. Aunque sí lo que molestaba mucho era el olor, que ahora disminuyó bastante; al menos en esta zona”, se explaya.
Unos quince chicos y chicas integran el grupo que reparte su tiempo entre la asistencia a la escuela y el aprendizaje de esta actividad milenaria. El sábado es el día tan ansiado por todos. Si el tiempo acompaña y Prefectura da el permiso, el entrenamiento semanal es puesto en práctica en el Riachuelo, en una jornada que se extiende desde las diez de la mañana hasta la una de la tarde.
“Lo que es una disciplina que lleva tiempo entrenar pasa a ser también un espacio de contención en estas zonas vulnerables”
El día, efectivamente, acompaña. Y Marcelo está vestido para la ocasión: pantalones cortos, musculosa y una gorrita que atemperan la inclemencia de un sol que atraviesa el celeste de un cielo que contrasta con el negro del agua. Su labor empieza más temprano, ya que todo debe estar listo antes de la llegada de Prefectura. En conjunto con otros dos coordinadores, el jardinero y el casero, todos vecinos del asentamiento, entre mate y mate, prepara el equipo, alista los botes, los lava y los ensambla en el agua, con el cuidado de amarrarlos bien a la plataforma flotante. El muelle de la villa, de unos 20 metros de ancho por 12 metros de largo, está ubicado en el sector llamado Tres Rosas o El Fondo, demandó una inversión de 400 mil pesos y su reconstrucción ha sido realizada por sus propios habitantes, sobre unas maderas originales, las cuales aún aguantan la corrosión, desde que fueron levantadas hace unos ochenta años.
Miguel Vallejos, de 17 años, toca el trombón en la Orquesta Juvenil de Barracas, desde el inicio concurre al programa y jamás había tenido en mente realizar este deporte. A veces nota que sus amigos del barrio temen acercarse a esta práctica por miedo al río y a la contaminación. “Aunque es molesta la basura que pasa, que hace que se traben las palas y que se ensucien los botes, la contaminación no es una traba para navegar, porque es tan lindo…”, asegura Vallejos.
“El nivel de descomposición lo tiene que determinar un científico o un especialista en ambiente, pero a nosotros, que realizamos esta actividad, no nos afecta, porque no tocamos el agua. Aunque sí lo que molestaba mucho era el olor, que ahora disminuyó bastante; al menos en esta zona”.
Alejandro Moreira, también de 17 años, hace un año que participa de la actividad. De inmediato se enganchó con la remada. Siempre hizo mucha ejercicio físico, pero destaca que no hay deporte más completo que el remo. “Trabajás todos los músculos: pecho, espalda, brazos, piernas”, indica.
Otro miembro del equipo, Vladimir Acevedo, de 16 años, siente que el remo le aporta habilidad y sabiduría a su vida, y fue a partir de Deportes para la Inclusión que encontró su vocación: se imagina en un futuro no tan distante en la Academia de Prefectura. A su lado, Aldo Encina, de 17, cuenta que empezó a entrenar con Marcelo las últimas semanas y este fin de semana pasó a hacer la práctica en el agua. Al principio se le notaba la falta de coordinación en las brazadas, pero con el correr de los kilómetros fue tomando ritmo y sincronización. Cree que con determinación cualquiera puede pasarla bien en este deporte.
Víctor Cornejo es delegado de la Manzana 28 y contribuye en las tareas de mantenimiento del sector. No deja de destacar el valor del programa, pero señala que sería conveniente un mayor presupuesto, porque los insumos suelen deteriorarse con frecuencia.
Vladimir Acevedo, de 16 años, siente que el remo le aporta habilidad y sabiduría a su vida, y fue a partir de Deportes para la Inclusión que encontró su vocación: se imagina en un futuro no tan distante en la Academia de Prefectura.
Aunque parece un hermano mayor, a Marcelo los chicos le dicen “profe”, pero él especifica que su función es la de “coordinador terrestre”: controlar la actividad que se desarrolla a partir del entrenamiento diario en el parque y termina con el abordaje al bote, el cual se realiza desde la plataforma flotante que funciona de enlace para bajar del muelle al agua. Después de que él se encarga de chequear las normas de seguridad, la actividad pasa a ser controlada por los instructores de Prefectura. Marcelo anhela que la Asociación de Remo de la Argentina deje de lado el prejuicio y la subestimación y atienda el pedido de federación de los jóvenes de la villa. Según él, hay varios chicos a quienes les avizora un porvenir promisorio en este deporte. “Es solo cuestión de que se les permita la inscripción a competiciones así pueden medirse deportivamente, así la actividad deja de ser solo un pasatiempo”. Y especifica: “Que podamos entrenar con un objetivo más grande”.
La escuelita de remo ha sido invitada a participar en diversos festivales y certámenes. Sus chicos han navegado más allá de La Boca, en el Tigre, en Quilmes y en Zárate. Representa un ejemplo de acercamiento de la cultura del deporte a los hijos de las familias de las clases más relegadas. Constituye un engranaje que permite proyectar sueños individuales y contribuye al desarrollo de la comunidad entera. Pero requiere el compromiso y el esfuerzo de ser ampliado y sostenido a largo plazo. Por lo pronto, la alegría de remar de los jóvenes de la Villa 21-24 se extendió hasta fines de este 2015. Está en manos del nuevo gobierno la posibilidad de que los chicos la puedan seguir remando.
Dic 1, 2015 | inicio
En alusión a una lectura que el escritor argentino Carlos Gamerro hace sobre un cuento de Julio Cortázar, si el peronismo fuera definido como lo que llenó de discursos a la cultura argentina, es plausible suponer que existió todo un aparato comunicacional del Estado que, en buena medida, contribuyó a dar cuenta de este movimiento de masas. Con el propósito de que los interesados de hoy puedan conocer o rememorar la realidad comunicativa de la primera década peronista, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno exhibe, de manera inédita, una muestra con el material impreso de aquellos años, en particular folletos.
“La incesante publicística. Folletos del primer peronismo (1945-1955)” se denomina la exposición, que comprende una recopilación de 237 impresos del período, bajo la curaduría de Roberto Baschetti, propietario de buena parte del material y sociólogo, archivista, historiador e investigador especializado en peronismo.
En diálogo con ANCCOM, Baschetti contó el origen de la muestra: “No hay antecedentes de exhibición de los folletos del peronismo y este año se cumplía el 70 aniversario del 17 de Octubre. Por eso, cuando a comienzos de año, le ofrecí al director de la Biblioteca, Horacio González, no sólo aceptó enseguida sino que aumentó la apuesta ofreciendo un catálogo, que, como sabemos, es lo que queda como valor histórico, lo que queda registrado en el tiempo. Las colecciones pasan, los catálogos quedan”.
Entre los temas que han sido referenciados en los folletos, se hallan las Fuerzas Armadas y de seguridad, el Tercer Mundo y la Tercera Posición, la economía (la industria, el campo y el agro), la salud, los deportes, la política, la nueva doctrina peronista y, por supuesto, el sindicalismo y la clase trabajadora. En relación a cuánto hay de actividad propagandística y cuánto de política concreta, Baschetti asegura que en estos documentos no hay un desfasaje entre lo que se comunica y el hecho fáctico: “Los folletos han sido dados a conocer una vez que el acontecimiento ha sido concretado”. Y ejemplificó: “Está reflejado el Estatuto del Peón, el Estatuto del Periodista, la normativa gremial que reúne a los docentes, la reforma de la Constitución en el 49, tan importante porque suma muchas mejoras a los derechos de los trabajadores”, entre otros acontecimientos.
Antes que peronista, Olga, a los 84 años, se asume como “evitista”. Al recorrer la colección, con su andar pausado, no pudo evitar la añoranza por aquel período de novedad política y transformación social. Detuvo su mirada en un pliego con un índice de precios máximos y de inmediato recordó la actual medida de Precios Cuidados, el acuerdo que la Secretaría de Comercio de la Nación ha logrado establecer con los proveedores comerciales para la canasta básica de artículos. “Habla de las posiciones de un gobierno por tomar decisiones para el pueblo en general. Cuando yo era chica no era raro que se impongan cuáles eran los precios que había que pagar por los alimentos”, señaló la mujer que suele visitar las bibliotecas junto a su hijo.
María Elena (38) está acompañada por su marido y su pequeña hija. Está vinculada al peronismo, primero, desde lo afectivo, por tradición familiar, y, después, por una decisión personal. Conforme a sus palabras, en la colección “hay cosas que me contaban mis padres de la época en que eran chicos, como la defensa de la soberanía, Braden o Perón, la lucha contra el clero, la recuperación de los ferrocarriles o la inauguración de hospitales y escuelas”.
Ariel (24) estudia Historia. Una parte de su familia se declara peronista, con lo cual siempre ha tenido presente el gran cambio que significó dicho movimiento de masas. Sin embargo, con el correr de la carrera, prefirió adoptar un espíritu más crítico sin dejar de destacar los logros que beneficiaron a las clases populares. “El peronismo siempre terminó siendo la opción más potable y más valiosa, aún con sus defectos”, explicó Ariel. Y añadió su opinión comparativa sobre la política comunicacional del presente: “Encontré mucha publicidad de un Gobierno que se presenta de forma potenciada como defensor del obrero, algo que no se ve tanto en la publicidad actual. Aunque en este último tiempo, con la campaña electoral, se retomó esa mística del peronismo y es posible ver exacerbadas esas cuestiones: la lucha contra la oligarquía, la defensa de los derechos del trabajador, el apoyo a la educación”, por nombrar algunas. Ariel hace una pausa y se toma su tiempo, entre tantos anuncios y estímulos visuales, se pregunta qué repercusión y grado de efectividad tuvo todo este mensaje en sus receptores.
Para Baschetti (65), que desde los 25 años colecciona documentación de valor histórico, el trabajo de la Subsecretaría de Informaciones y Prensa de la Nación era capital ya que se hacía necesaria una comunicación acerca de la nueva realidad que se estaba desarrollando, a mucha velocidad, en aquel entonces. Hay que recordar que la Subsecretaría mantenía una actividad intensa, sobre todo a partir de 1949, en que estuvo a cargo del polémico Raúl Alejandro Apold, con un funcionamiento incesante durante las 24 horas en tres turnos rotativos por día.
El padre de Alejandra (47) fue abogado de Juan D. Perón: Alejandro Díaz Bialet. En 1973 Bialet fue el senador que al momento de renunciar Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima debía haber asumido provisionalmente la presidencia, pero que fue exiliado del país para permitir que Raúl Lastiri ocupara ese cargo. Por eso, esta muestra -a la que destacó como “brillantemente montada”-, le caló de manera muy melancólica. Observó una carátula que le suscitó de inmediato mucha emoción: la que alude al Día de la Lealtad. Atenta a las actividades de la biblioteca, se quedó con la sensación de que efectivamente existió “el amor de un pueblo por su líder Perón y, obviamente, por Evita”. Y especificó: “Vas viendo qué es lo que se iba haciendo en educación, en deporte, en salud, en economía. Todo eso que recibía un pueblo por primera vez en su vida”.
Puede apreciarse, entre marcos y cristales, las más variopintas imágenes que tenía la finalidad de no solo informar el novedoso proceso sino también cimentar entre los trabajadores un sentimiento de identidad y pertenencia nacional. La creatividad artística se basaba en una estética muy de la época que resaltaba los valores más positivos del movimiento. Un obrero vestido de overol azul sosteniendo, con mirada orgullosa al horizonte, un escudo protector de las fábricas y la leyenda “17 de Octubre”; un libro que semeja la Constitución rodeada de una escarapela en cuyo fondo las fábricas están funcionando a todo vapor y en la que puede leerse “Perón, cuatro años de su Gobierno”; “Perón cumple” y la foto del líder alzado a una locomotora; o “Los muchachos peronistas – Marcha Canción” y el dibujo de unos jóvenes alegres movidos bajo el impulso de la música. A estos mensajes se agregan también los folletos que fueron divulgados durante los tres años en que Perón se desempeñó en la Secretaría de Trabajo y Previsión, período que va de 1943 a 1946.
Salvando la diferencia de coyuntura, es plausible establecer algún punto de contacto con la realidad del país. La posición de Baschetti está bien definida: “Los logros que se reflejaron en folletos en aquel primer peronismo podría bien ser retomado por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández y también ser comunicados como conquistas sociales que, antes de estos doce años, no existían”, puntualizó el curador.
Por su parte, no todos los visitantes sintieron una emoción positiva al recordar la época. A Luis (70), la muestra le retrotrajo a una sensación de pesadumbre al que describió como “el trabajo de adoctrinamiento de Apold”, y agregó: “Perón habla siempre al pueblo, a los maestros, al Congreso, al Ejército, pero no se los ve nunca ni a Perón ni a Evita escucharlos a ellos; con lo cual me recuerda un dicho de Carlos Zannini (n. del. r.: ex candidato a vicepresidente por el Frente para la Victoria): ´A la Presidenta no se le habla, a la Presidenta se la escucha’”.
En la presentación quedó afuera el material gráfico y de difusión que para Baschetti ameritaría otra exhibición: la propaganda opositora al peronismo. Es decir, “aquellos partidos que enfocaban la realidad de manera antojadiza a sus intereses y que al hacerlo quedaban descolocados ante esa misma realidad”, especificó el historiador.
“La incesante publicística” tuvo su inauguración el 21 de octubre pasado y se mantendrá abierta al público hasta el domingo 13 de diciembre en el 1er piso de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno”, ubicada en Agüero 2502, en el barrio porteño de Palermo. Un compendio de imágenes que no es solo puro sentimiento peronista sino también documento de la memoria histórica de todo un pueblo.
Oct 14, 2015 | inicio
A fuerza de costosas campañas de marketing, Coca-Cola ha soñado, desde sus orígenes, en mayo de 1886, que su imagen sea asociada con un mundo colorido, optimista y sin fisuras. Su última campaña publicitaria a nivel global busca convencer de que no hay problemas, por más adversos que estos parezcan, que no puedan resolverse con tan sólo destapar una botella de gaseosa, envase que por estos días se ha convertido en un objeto artístico para la compañía. Y no hay dudas de que la fórmula secreta de Atlanta sigue aumentando la felicidad (al menos la de sus dueños y sus empresas asociadas).
“Primero esperaron unos meses y comenzaron a echar a más de 40 personas, todos con familia, después centralizaron los almacenes en un depósito inteligente en el Mercado Central y sacaron a otras 40. Finalmente, en Pompeya nos echaron a 20 compañeros”, comentó uno de los despedidos.
Como parte de su política para aumentar la rentabilidad, anunciado en octubre del año pasado, la multinacional viene aplicando recortes y precarizando las condiciones laborales en forma gradual, según denuncian los trabajadores de la compañía. Durante el período comprendido desde julio de 2015 hasta la actualidad, la empresa mexicana FEMSA, franquicia distribuidora de los productos de Coca Cola, ha sumado más de un centenar de despidos, contando los de las centrales de Monte Grande, en la provincia de Buenos Aires, y de Avenida Alcorta, en el barrio porteño de Pompeya. Los empleados que conocen bien el funcionamiento de esta última planta dan cuenta de las políticas de ajuste de la compañía.
Cristian Durán fue despedido de la factoría de Pompeya. De acuerdo con su testimonio, Coca-Cola-FEMSA, que tiene la distribución de los productos de la compañía estadounidense en Buenos Aires y alrededores, lleva adelante una fuerte campaña de precarización laboral: “Primero esperaron unos meses y comenzaron a echar a más de 40 personas, todos con familia, después centralizaron los almacenes en un depósito inteligente en el Mercado Central y sacaron a otras 40. Finalmente, en Pompeya nos echaron a 20 compañeros”, enumeró.
Dentro de estos despedidos se encuentran trabajadores que estaban organizados sindicalmente, pugnando por evitar ceder derechos laborales y sindicales que habían sido obtenidos en 2005. Antes de esta fecha, especialmente en los noventa, las conquistas gremiales eran nulas. Ni siquiera estaba permitida la sindicalización: “Aquel que entraba debía firmar un consentimiento de desafiliación”, indicó Durán.
Gabriel Zapata también cumplía funciones en Pompeya y fue despedido. “Te echan sin causa. Como no hay motivos -porque no te enfermás, no faltás, no llegás tarde ni nada-, te ensucian el legajo diciendo que no das con el perfil que pretende la empresa a futuro. O te dicen que te ausentaste y no faltaste, o que llegaste tarde y no lo hiciste. Por eso, enseguida nos dimos cuenta de que fue persecutorio y político el asunto. Por defender derechos de la gente de planta y a los contratados”, explicó Zapata.
“Aquel que entraba debía firmar un consentimiento de desafiliación”, indicó Durán.
Gaseosas que bajan turbias
Los trabajadores denuncian que la empresa pretende mayores ritmos de producción con una plantilla en permanente reducción o subcontratada, abaratando así los costos. Durán, quien hace once años trabajaba en la embotelladora, señaló que la empresa busca tener en sus plantas la “mitad del personal contratado y la mitad efectiva”.
Antonio Fernández Carbajal integra la presidencia del consejo de administración de Coca-Cola FEMSA, que tiene a The Coca-Cola Company como uno de sus accionistas principales. En relación con el aprovechamiento que la multinacional procura de los países cuyas monedas se han devaluado (caso Colombia o Brasil), había manifestado que se estaba viviendo “una época con muertos y heridos, pero quienes nos mantengamos vivos vamos a reforzar nuestra presencia en el futuro”. También había declarado tener cierta incertidumbre sobre la rentabilidad de la economía latinoamericana. Sin embargo, de acuerdo con un informe de la Cámara de la Industria de Bebidas Sin Alcohol de la Argentina, el consumo de refrescos se incrementó un 1,6% en el primer semestre del corriente año.
Pablo Silvestri (43), cuyos padres fueron asesinados por la Triple A, fue delegado y actualmente trabaja en la planta de Avenida Alcorta. Su posición es que Coca-Cola está compensando lo que no puede ganar en todos lados con aquellos lugares donde la crisis no ha llegado: “Una multinacional como esta lo que hace es resolver el problema que tiene en una región -por ejemplo, en los países que les aumentan los impuestos- usufructuando en otra región”, detalló.
Coca Cola es una megaempresa que comercializa más de 500 marcas y 3.500 productos a escala planetaria. El operario también coincide en que los despidos responden a una persecución ideológica a integrantes de la Agrupación Marrón, cuyos miembros pertenecen o simpatizan con el Partido de Trabajadores Socialistas y el Frente de Izquierda.
Los trabajadores denuncian que la empresa pretende mayores ritmos de producción con una plantilla en permanente reducción o subcontratada, abaratando así los costos.
Sin embargo, no todos los despedidos son militantes gremiales. Para los empleados consultados, se trató de una medida de disciplinamiento. “Termina flotando la idea que, si a estos, que no se metían en nada y hacían todo sin chistar, también los rajaron, le puede tocar a cualquiera”.
Como cualquier empresa, Coca-Cola desea producir más a un menor costo. Los trabajadores consultados manifestaron que se está imponiendo una estructura de mayor control y aceleración de la producción, que comenzó a implementarse fuertemente a partir del desembarco de una administración mixta mexicana- colombiana. Esta gerencia sustituyó a los directivos locales, quienes habían sido tildados de “blandos” por sus superiores. Por su parte, los jefes argentinos ya fueron reubicados en otras empresas, según informó Zapata.
“Para introducir el llamado ‘6 x 2’ tuvieron que echar a buena cantidad de gente. Este sistema consiste en tener dos fines de semana libres cada 45 días. Ahora se está realizando esto en el sector de Llenado de Bidones de Agua”, afirmó Silvestri. Y añadió: “Han sido despedidos compañeros que justamente se oponían a este trato”. Otro ejemplo de precarización es la introducción de la política productiva a partir de metas, la cual duplicó el stock con apenas la mitad de los trabajadores.
Para los empleados consultados, el caso de los contratados merece mayor atención. En la época de aumento de la actividad, entre octubre y febrero, Coca-Cola FEMSA se ve obligada a tomar personal eventual, asegurándose así un enorme stock en depósito a un costo salarial sustancialmente más bajo. Finalizado el acuerdo (y su posible renovación) cualquier sociedad comercial posee dos alternativas: romper la relación por desvinculación o, en su defecto, efectivizar al contratado e incorporarlo a la planta permanente. No obstante, la multinacional lo que hace es tomar nuevamente a los mismos empleados, a quienes se les paga menos y se le conceden menos derechos. “De este modo, Coca-Cola está haciendo fraude laboral”, denunció Silvestri, quien asegura que lleva 23 años viendo este tipo de prácticas.
Otra de las trampas, según denuncia, reside en que a los contratados, en general jóvenes que están dando sus primeros pasos en el mercado laboral, se les obliga a realizar las mismas tareas que a un operario de planta, no sólo dándoles un salario menor sino también haciéndoles asumir los mismos riesgos. Durán señaló: “Los colocan en sectores donde van los efectivos, donde hay ciertas medidas de seguridad que se deben seguir. Los temporarios usualmente deben ser auxiliares de línea. Pero -para no colocar efectivos y darles la categoría que merecen- ponen personal tercerizado que no conoce el método ni está capacitado”.
Esta situación llegó al extremo ocho años atrás, cuando a un chico de 19 se le ordenó trabajar en una línea mecánica compleja, sin previa capacitación, en un ambiente altamente robotizado, con aparatos automatizados que requieren cierto nivel de conocimiento. De acuerdo al testimonio de los trabajadores, se introdujo en una máquina con el fin de destrabar un palo de madera que había quedado enganchado; por descuido tocó un sensor que activó una torre, y la mole de metal de inmediato bajó y lo aplastó.
Otra de las trampas, según se denuncia, reside en que a los contratados, en general jóvenes que están dando sus primeros pasos en el mercado laboral, se les obliga a realizar las mismas tareas que a un operario de planta, no sólo dándoles un salario menor sino también haciéndoles asumir los mismos riesgos.
Vacas y bebidas
Los trabajadores de Coca Cola han recibido respaldos de distintos frentes: delegaciones de obreros (entre los que se destacan los choferes de la línea 60, petroleros de Shell, y empleados de Madigraf, entre otros), organismos de derechos humanos y organizaciones sociales y universitarias. También de legisladores del Frente para la Victoria y del Frente de Izquierda y los Trabajadores.
El lunes 28 de septiembre, tras una manifestación en Callao y Corrientes, el Ministerio de Trabajo de la Nación convocó a una audiencia en la que no se arribó a ningún acuerdo. El martes 13 tuvo lugar una segunda mediación, con un abogado externo de la multinacional, un representante del sindicato y los funcionarios correspondientes del Ministerio. Sin embargo, se pasó a un nuevo cuarto intermedio hasta el 27 de octubre. De acuerdo con Durán, “no es más que una relativa paz en plena época de elecciones, pero no se soluciona la cuestión de fondo. Por eso vamos a seguir divulgando lo que se está haciendo”.
En contraste, del 8 al 12 de este mes, Coca-Cola celebró la creación de su botella curvilínea, con una omnipresente campaña que recorrió más de 140 naciones, iniciada este 2015. La emblemática Sociedad Rural Argentina fue el ámbito que acogió el festejo por el centenario de la contour. Cien años de un producto que día a día se envasa de a miles. Pero, por el momento, fabricada por un plantel integrado por cien operarios menos.
Actualización 14/10/2015