May 16, 2015 | inicio
Bajo la consigna “Al desnudo por el parto en casa”, parteras y médicas se autoconvocaron el jueves 14 pasado frente al Ministerio de Salud de la Nación, sobre la 9 de Julio y Belgrano, para movilizarse a favor del parto en domicilio y reivindicar el trabajo de las parteras independientes. La particularidad del acto es que las manifestantes marcharon con sus torsos desnudos y pintados con diferentes colores y motivos. También marcharon algunas madres con sus bebés.
El acto comenzó a las 11 de la mañana y llenó la avenida 9 de julio de color y consignas como “yo quiero elegir” y “sí al parto en casa con parteras”.
La ley 17.132 establece que las parteras pueden atender embarazos sanos tanto en una institución pública o privada como en el domicilio de la mujer. Actualmente, existe un proyecto de modificación de esta ley que pretende regular el trabajo de las parteras pero limita sus incumbencias al ámbito institucional, por lo cual, ya no podrían asistir partos en casas. Esto no sólo representa una vulneración a los derechos de las mujeres que desean un parto en su hogar sino también una pérdida de autonomía profesional para las licenciadas en obstetricia. De modificarse, muchas mujeres que optan por esta opción se quedarían sin cobertura. Paralelamente, por su parte, el Ministerio de Salud presentó un documento que busca regular este tipo de partos. En diálogo con ANCCOM, Marina Lembo, presidenta de la Asociación Argentina de Parteras Independientes (AAPI) dijo que esta resolución “no tiene bases científicas y no está avalada por los protocolos internacionales” y que además le quita al parto en domicilio “la filosofía asistencial” que lo caracteriza.

Movilización por el «parto en casa» de la Asociación Argentina de Parteras Independientes frente al Ministerio de Salud de la Nación.
En los últimos tres años, el número de mujeres que eligió esta modalidad fue en aumento. Para Violeta Osorio, integrante de la Asamblea por el Derecho a Elegir, esto se debe a varias causas. Fundamentalmente, “después de una experiencia institucional atravesada por violencia obstétrica”. Luego porque “en las instituciones hay protocolos muy rígidos, de rutinas invasivas que ya han demostrado ser nocivas en la recepción del bebé”. Por último, hay mujeres que lo elijen “por una cuestión ideológica, una manera de entender el nacimiento, la intimidad y la sexualidad de una manera que es más coherente con el hogar”. Asimismo, “hay muchos varones que son muy humillados por el sistema de salud y hay muchas mujeres que tienen secuelas físicas y emocionales iguales a las de las mujeres que fueron violadas”, explica Lembo. Pero el sistema no solo puede maltratar a las mujeres gestantes sino, además, a las parteras: “son medidas muy violentas también para el profesional que quiere brindar una asistencia diferente”, agrega Marina.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa idónea de cesáreas debe estar entre un 10 y un 15 por ciento. Sin embargo, en Argentina, según Osorio, se practican en promedio un 60 por ciento. Para ella, “la atención perinatal institucional tiene una mirada patologizante del embarazo y del parto”. Frente a esto, la opción del parto en domicilio representa una experiencia enriquecedora para madres y padres, respeta la intimidad del momento del nacimiento y reconoce las necesidades y deseos de cada mujer. Osorio explica que “en el parto domiciliario planificado se arma un vínculo con los profesionales que asisten, es muy personalizado, se conoce más a la familia, se trabaja de manera particular y personalizada con la mujer”. Para Lembo, el parto en casa también tiene beneficios y los problemas son ínfimos, “alrededor de un 0.4% y las cesáreas no llegan al 5 por ciento”. Además, las mujeres “no tienen depresiones post parto”.

El parto domiciliario es un derecho que poseen las mujeres. La ley 25.929, conocida como ley de parto respetado, establece que durante la gestación, parto y posparto, las mujeres tienen derecho a ser tratadas “de modo individual y personalizado que le garantice intimidad”, “al parto natural respetuoso de los procesos biológicos y psicológicos” y a ser considerada como una persona sana. Además, este tipo de práctica está regulada por protocolos internacionales. Al respecto, Lembo plantea que los protocolos asistenciales que ellas usan son muy diferentes a los que lanzaría el Ministerio “porque la misma cosa para nosotros es normalidad y para ellos es discapacidad”. En la misma línea, para Osorio, el modelo exitoso y reconocido a nivel internacional es el de las parteras.
La violencia obstétrica es la principal causa por la que muchas mujeres eligen tener a sus hijos en sus hogares y es, fundamentalmente, una forma de violencia de género. Para Osorio, “hay una imposición y una vulneración de derechos en el hecho” de que a una mujer “no la dejen parir cómo, dónde y con quién” desea. Desde la misma vereda, para Lembo, el Ministerio de Salud, “en vez de ocuparse de la violencia obstétrica” pretende “erradicar el único lugar donde las mujeres están bien asistidas”.

May 5, 2015 | inicio
Hijos del «que se vayan todos”, contemporáneos de una realidad que encontró en la política una nueva forma de relacionarse con el club de sus amores, son, quizás, síntoma de una generación que no se conforma con criticar desde la tribuna, sino que quiere informarse, escuchar demandas, debatir y trabajar para resolverlas.
Franco Caselli, con apenas 19, preside desde 2013 la Agrupación La Liberti, que cuenta con alrededor de dos 1.000 inscriptos de River: “En mi casa siempre se respiró política. Esteban, mi abuelo, fue un militante histórico del Peronismo y ocupó cargos relevantes en la mayoría de los gobiernos democráticos. Antonio, mi padre, embajador de la Orden de la Cruz de Malta en la Argentina con tan sólo 30 años de edad, es además uno de los dirigentes más votados en la historia de River».
Otros testimonios se presentan alejados de la tradición familiar; Matias Scinica es parte de Boca es Pueblo, una organización que se reconoce como democracia de base, con dirección colectiva y sin cargos. Desde hace unos años, su club viene aplicando medidas que tienden a excluir a las clases más bajas lo que le produjo «mucha rabia» y lo alentó a participar.
Ignacio Scarcia sabe que «son el futuro». Al igual que varios pibes comenzó a participar en reuniones de distintas agrupaciones en Racing. Recién en 2013 un amigo lo llevó a conocer Racing Cambia y se enganchó tanto, que tiempo después ocupó cargos en la comisión de socios y filiales. Además, en las últimas elecciones realizadas en diciembre de 2014, integró un frente electoral, denominado Racing Unido, que terminó segundo.
Sufrir una desigualdad o sentir la necesidad de ayudar puede funcionar como motivo suficiente para involucrarse. Para Franco Caselli fue algo más traumático: «Me terminé de involucrar cuando el club atravesaba el peor momento de su historia. Ahí entendí que no alcanzaba con ser hincha o socio, que había que transformar la realidad desde adentro». Para todos los hinchas de River, junio de 2011 no será una fecha más. En lo deportivo, marcó el primer descenso a la segunda división del fútbol argentino.

Franco Caselli de la Agrupación Antonio V. Liberti. Fotos: Romina Daniela Morua – ANCCOM.
La transición que vivió Franco, tras un golpe emocional, no se corresponde, por razones obvias, con los otros casos aunque encuentra puntos de contacto: «Empezamos con la actividad política en el club cuando nos dimos cuenta que si los hinchas no militábamos para cambiar las cosas, nadie lo haría», cuenta Matías Scinica.
Uno de los mayores reclamos de los hinchas de Boca tiene que ver con la posibilidad de ir a ver al equipo cuando juega de local. Por razones de capacidad, o limitaciones estructurales, La Bombonera quedó chica, razón por la cual el club no acepta nuevos socios ni pone entradas a la venta. La dirigencia actual ideó la categoría de socio adherente -con derechos limitados- para oxigenar la situación; pero para la inscripción es necesario emitir el pago con tarjeta de crédito o mediante débito automático.
Boca es Pueblo quiere recuperar la identidad del barrio de La Boca y que todos tengan los mismos derechos. Es decir que los hinchas no se queden sin poder ver a su equipo porque su lugar es ocupado por turistas o empresarios. «Logramos elevar el nivel de conciencia del hincha», reconoce Matías. A partir de un trabajo de difusión y sobre todo, de mucho entusiasmo, impulsaron un banderazo al que concurrieron casi 7.000 hinchas con el objetivo de proponer un sistema de confirmación de asistencia que permita liberar un remanente de entradas.
En la calle y la tribuna, las demandas del hincha son las mismas. Saber identificarlas y proponer un plan de acción permite navegar en las turbulentas aguas del reconocimiento popular. Sin proponérselo, cada uno de estos dirigentes sub-25 hizo política, a su manera, desde su lugar. Ocupando un vacío de representación e incluso lugares viciados por viejas prácticas.
«Celebro la participación de los jóvenes en la vida política y la militancia comprometida de todos los que quieren sumar. Nos toca enfrentar a capas de dirigentes que están enquistados hace décadas en el poder y eso a veces desalienta la participación de nuevas generaciones, pero estoy seguro que más temprano que tarde vamos a prevalecer con propuestas y gestión», explica Franco Caselli.

Ignacio Scarcia de la Agrupación Racing Cambia. Fotos: Romina Daniela Morua – ANCCOM.
Con una mirada más conciliadora, Ignacio Scarcia reconoce que «los jóvenes tienen una mayor participación en la vida política del club que parte de la necesidad y las ganas de involucrarse. Hay que agradecer a los que vienen caminando hace muchos años por considerarnos y valorar nuestras propuestas e ideas. Pienso que muchos de nosotros estaremos en algún momento dirigiendo el club».
No obstante, toda agrupación necesita un trabajo de base para desarrollarse. En este sentido, Matias Scinica cuenta que sus «primeros pasos fueron incorporar nuevos compañeros e ir siendo reconocido por el sujeto que interpelamos». Reconocerse en el otro, trabajar mucho desde la identificación del barrio La Boca, los colores azul y amarillo con La Bombonera como ícono.
En el contexto de un 2011 marcado por la lucha por ascender, de un River que además, era noticia por sus deudas, Franco Caselli comenzó a organizar reuniones informativas periódicas hasta alcanzar reunir a casi 1.200 pibes, «algo inédito en la historia del club”. Fue en ese año cuando fue presentada la agrupación ante el club para lograr la oficialización en 2013 por parte de la Inspección General de Justicia (IGJ): «Logramos que los jóvenes se comprometan y participen. Sentimos orgullo por lo que estamos haciendo», concluye Franco.
Para Ignacio Scarcia, el camino fue más largo. Racing Cambia nació en 2006 como un «grupo de jóvenes profesionales y entusiastas» que luchaban por tener un reconocimiento legal que lograron recién a principios del año pasado. «Una de las medidas más importantes fue la creación de `Academia de Dirigentes`, —explica— donde los socios podían participar de distintas clases en la cuales exponían los distintos profesionales de cada área del club y de otras entidades».
Cada club tiene diferentes demandas, pero las horas no se negocian y todos reconocen pasar más tiempo del necesario trabajando por el club. Sin embargo, la política no los define por fuera de su institución. Ninguno ha tenido participación en partidos políticos tradicionales, ni tiene intenciones de hacerlo en el corto plazo.
En 2013, Rodolfo D´Onofrio se impuso en las elecciones de River con un total de 18.364 votantes, récord en la historia; hacia fines del año pasado, cuando Racing daba una vuelta olímpica tras trece años, Víctor Blanco retuvo la presidencia gracias a los 5.009 votos sobre un total de 9.849 votantes. En Boca, donde habrá elecciones este año, Daniel Angelici deberá pelear para conservar el 54 por ciento de los más de 24.524 votos, otro récord histórico.
ANCCOM intentó desmenuzar estos números para lograr acercarse al porcentaje de los jóvenes que votaron, pero la misión fue imposible dado que el registro de los votos emitidos que realizan los clubes no permite este distingo.
Para cada uno de estos jóvenes, la política es la posibilidad de cambiar la realidad. Así lo cuentan, casi a coro. Experimentaron la misma sensación, la necesidad de involucrarse. Los clubes de fútbol surgieron como el ámbito de socialización más reconocible y dieron el paso. Saben que deberán conjugar la pasión con el compromiso y reemplazar la discusión en las tribunas por el trabajo en los escritorios.
May 5, 2015 | inicio
Lo cuentan sus ex trabajadores. Puede observarse en las fotos que registra la Justicia cada vez que clausura uno de ellos. Los talleres textiles clandestinos son recintos polvorientos y asfixiantes. Antros ilegales en donde se amontonan máquinas ruidosas y trabajadores sometidos a jornadas inhumanas, en las cuales confeccionan prendas que luego serán exhibidas en vidrieras relucientes. Así lo refieren las denuncias, las investigaciones judiciales. Hay, sin embargo, otro aspecto de estas fábricas de trabajo semi esclavo que permanece, muchas veces, relegado detrás de tanto padecimiento: los talleres constituyen, también, núcleos vitales para la propagación de la tuberculosis. Allí la enfermedad, considerada la segunda causa mundial de mortalidad, después del sida, encuentra un ambiente propicio para su expansión. Alejados de los rayos solares, desprovistos de ventilación alguna y con empleados mal alimentados, los talleres se convierten en el hábitat ideal para la extensión de la tuberculosis. No es extraño entonces que los trabajadores de estas fábricas –ciudadanos bolivianos, en su mayoría- tengan una tasa elevada de la infección, y que la zona en donde los talleres se concentran –el sudoeste de la Ciudad, fundamentalmente- registre una incidencia de la enfermedad que está por encima del doble de la media nacional, similar a países africanos o asiáticos.
Alejandro Goldberg es investigador del Conicet y, desde el 2009, estudia la relación entre los inmigrantes bolivianos y la tuberculosis: “La alta incidencia de tuberculosis en los inmigrantes bolivianos está asociada a sus modos de inserción laboral en talleres textiles en donde son reducidos a la servidumbre”, dice en una entrevista a ANCCOM, el investigador, que se especializa en antropología médica y agrega que “la falta de luz solar, las malas condiciones higiénicas, la deficiente alimentación y la sobrecarga laboral, hacen que estos lugares sean un foco de contagio y transmisión de tuberculosis. A eso se le suma que estos trabajadores, por esa condiciones de semi esclavitud, no tienen la posibilidad de hacerse controles o de tener una atención médica”.

Hospital Muñiz
En 2013, Goldberg entrevistó a pacientes de nacionalidad boliviana, armó grupos focales con ex trabajadores de talleres textiles clandestinos, recorrió pabellones de hospitales, se contactó con asociaciones del colectivo boliviano y con organizaciones que luchan contra el trabajo esclavo. “A medida que avanzaba en la investigación iba analizando el itinerario migratorio y encontraba que los costureros eran traídos, fundamentalmente, por mecanismos de trata y tráfico de personas. A través de un anuncio en la radio, o la recomendación de algún vecino que les promete que ganarán en dólares, cruzan la frontera engañados y sin conocer el infierno que les espera”, dice Goldberg.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa, considerada como una de las más antiguas de la historia de la humanidad, que ataca, en general, a los pulmones, y cuya transmisión es por vía área. Cuando las personas infectadas estornudan, tosen o escupen, expulsan cientos de miles de bacterias, conocidas como bacilos de Koch, que, al ser inhaladas por una persona sana, pueden contagiarla.
La relación de la enfermedad y los talleres de costura clandestinos es, para el investigador del Conicet “un fenómeno que está invisibilizado”. Goldberg señala que “hay muchos intereses que están en este proceso que permiten que siga impune. Desde el Estado boliviano y argentino, la policía, los medios de comunicación, los oficiales de frontera, hasta las grandes marcas de indumentaria y la sociedad porteña, que construye una percepción social estigmatizante del inmigrante boliviano como alguien pobre y tuberculoso. Yo refuto en mis investigaciones ese estigma. Hay estudios de biología molecular del Instituto Malbran, que muestran que la mayoría de estos migrantes bolivianos que tienen tuberculosis, se contagiaron con una cepa del bacilo de Koch dominante en el área metropolitana la Ciudad de Buenos Aires y no del área andina. Es decir que, si bien hay un parte que ya tenía el bacilo, y que venía infectado sin desarrollar la enfermedad desde Bolivia, la mayoría de ellos se infectaron en la Ciudad, cuya tasa, en el suroeste de la ciudad, donde se concentra la mayoría de la población boliviana y donde se localizan los talleres clandestinos, es el doble o triple que la media de la ciudad, comparable con las tasas que se registran en Formosa y en países africanos o asiáticos, como Pakistán y la India”.

En el Hospital Muñiz se desarrolla el Programa de reconocimiento y ayuda a enfermos de Tuberculosis.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tuberculosis es la segunda causa mundial de mortalidad, después del sida, causada por un agente infeccioso. En 2013, nueve millones de personas enfermaron de tuberculosis y un millón y medio murieron por esta enfermedad, informó la OMS. En la Ciudad de Buenos Aires, el año pasado se diagnosticaron unos 2.500 casos nuevos de tuberculosis, aseguró a esta agencia el doctor Antonio Sancineto, coordinador de la Red de Tuberculosis de la Ciudad, un programa dependiente del Ministerio de Salud porteño: “Más del 50 por ciento de esos casos nuevos son ciudadanos bolivianos”. Con respecto a la elevada tasa de infección registrada en la zona sur de la Ciudad, Sancineto señaló que “en el área programática del Hospital Piñero, se detectó el año pasado, una tasa de infección de 120 casos cada 100 mil habitantes”, mientras que, a nivel nacional, el promedio es de 50 casos cada 100 mil habitantes, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.
“Algo anda mal”, reconoce Sancineto. “Estamos hablando de una enfermedad cuyo agente causante se conoce desde 1882, cuando Robert Koch dio a conocer los bacilos. Una enfermedad cuya medicación efectiva se completó en 1968 con la aparición de la Rifampisida, un antibiótico que curaría todos los casos. Sin embargo sigue habiendo la cantidad de enfermos que tenemos. Algo anda mal”.
Abr 28, 2015 | inicio
Un proyecto presentado por el PRO para cambiar la zonificación de unos terrenos de Casa Amarilla, en el barrio de La Boca a fines del año pasado, está generando una fuerte resistencia entre los socios del club y vecinos.
Históricamente, en el conflicto por los terrenos de Casa Amarilla intervino siempre un incontable número de factores e intereses. Durante la gestión de Aníbal Ibarra, en 2004, se impulsó un proyecto para crear unas 1.200 viviendas en varios monoblocks dentro de Casa Amarilla. En su momento, los vecinos y organizaciones barriales rechazaron la propuesta porque argumentaban que las instalaciones del lugar no darían abasto.
En 2006, la Legislatura porteña sancionó la Ley 2.240 que declaró la «emergencia urbanística y ambiental, en lo que hace a la vivienda, servicios, equipamiento, espacios verdes y de actividades productivas» en la zona y creó una unidad especial para tratar el tema, que luego el gobierno de Mauricio Macri abandonó. Los vecinos acudieron a la justicia y el Gobierno de la Ciudad terminó acordando construir 438 viviendas, en vez de las 1.200 pactadas inicialmente.
Mientras tanto, durante la gestión de Daniel Angelici en Boca Juniors se comenzó a barajar un proyecto nunca oficializado para construir un nuevo estadio con mayor capacidad, justamente, en uno de los terrenos de Casa Amarilla. El proyecto de «la nueva Bombonera» tiene un apoyo prácticamente nulo de los hinchas y socios, que durante el último partido del 2014 se manifestaron a través de la campaña #DeLaBomboneraNoNosVamos en las redes sociales y con banderas en el partido.
Pero dentro del propio club sospechan que el último proyecto -denominado Estadio y Complejo Deportivo del Club Atlético Boca Juniors- presentado en la Legislatura por Oscar Moscariello, legislador porteño por el PRO y vicepresidente de Boca, para cambiar la zonificación del terreno, será el puntapié para que los dirigentes del club puedan usar los terrenos para un fin distinto al que originariamente estaban destinados. También sospechan que la iniciativa busca bajar el valor de la zona para que pueda comprarla el club.

Edificio del Programa de Vivienda Casa Amarilla en Almirante Brown al 500. Barrio de La Boca. Foto: Andrés Wittib / ANCCOM.
«Lo que pretende realizar el macrismo en Boca, de la mano de Angelici y Moscariello, no es una ‘nueva Bombonera’, sino un estadio-shopping con 80 mil butacas, al estilo estadio europeo. Nosotros creemos que esta idea sigue en pie, porque es un negocio privado muy grande», dijo a ANCCOM, Matías Scinica, militante de «Boca es pueblo», una de las organizaciones que se opusieron durante el tratamiento express del proyecto en la Legislatura. «Nos manifestamos en contra porque la rezonificación de esos terrenos públicos originaría un gran negociado privado para unos pocos y perjudicaría enormemente a la gente del barrio de La Boca y a los hinchas, ya que en ese lugar, destinado a viviendas, educación o espacio público, se quiere construir un estadio-shopping tasado en 400 millones de dólares, financiado con capitales extranjeros», agrega.
Entre los fundamentos del proyecto 2.462, se resalta «la importancia de ofrecer al conjunto de la ciudadanía los espacios para funciones de recreación que amplíen los efectos de su acción, trascendiendo a toda la comunidad es un intento por revertir el relegamiento y apostar por la revitalización no solo del barrio sino también del sur de la Ciudad», algo que va en contra de la «emergencia urbanística» declarada por la misma Legislatura años atrás.
El problema de las viviendas en La Boca se encuentra en una situación actual delicada. En diciembre, hubo un incendio en uno de los conventillos del barrio. «Claramente los incendios se enmarcan dentro de un problema general de vivienda, y dentro de un proyecto de ciudad excluyente para el vecino», explica Scinica. «Estos hechos van estrechamente de la mano de pensar al barrio como un atractivo exclusivo para el turista, a través de la fomentación del negocio privado, en detrimento de la gente humilde del barrio. La extensión de la zona de Puerto Madero va ligada a todos estos inconvenientes de expulsión de vecinos para continuar el avance sobre las tierras y el negocio privado, y en este sentido la construcción del estadio-shopping es otro punto que concuerda con todo este plan neoliberal de excluir al pobre, en favor de la explotación económica».
En un informe presentado por diversas organizaciones políticas del club, grupos de vecinos, medios alternativos barriales y organizaciones de derechos humanos en diciembre, se alertó además acerca del conflicto de intereses por parte del diputado y vice de Boca, Moscariello: «Mayor ofensa causa el hecho de que este proyecto haya sido presentado por un Diputado que a la vez, es Vicepresidente de la entidad beneficiada, constituyendo una gravísima violación a la ética, a la transparencia y a los pilares de una República», advierte el petitorio, que pide a los legisladores que archiven el proyecto.
Enzo Pagani, legislador del PRO y miembro de la Comisión Directiva de Boca, explicó que el proyecto, presentado en septiembre de 2014, en la actualidad está en tratamiento en la comisión de Presupuesto y no cuenta con un consenso absoluto al interior del partido: «Es un tema sensible, se debería haber tratado con más tiempo y con más proximidad con los vecinos de la zona», indicó.
Abr 15, 2015 | inicio
Uno de los cuatro silos que se levantan en la calle Pedro Chutro al 3100 tiene trigo. Puertas adentro, centenares de bolsones y decenas de paquetes con harina tres y cuatro ceros esperan para ser entregados. Pero están ahí, amontonados, junto con el trigo, desde el 31 de octubre del pasado año. Ese día, los trabajadores del último molino harinero en pie de la Capital Federal llegaron a la fábrica ubicada en Parque Patricios pero no pudieron entrar. Se encontraron con las puertas cerradas y con personal de seguridad diciéndoles que se vayan a la casa y esperen por el telegrama de despido.
Ante la sorpresiva situación, comenzó la organización. La oferta de indemnización no superaba el 50 por ciento, entonces los trabajadores se contactaron con el sindicato y el último 3 de noviembre, en las oficinas gremiales, decidieron, por unanimidad, tomar la planta. Un día después, los 30 operarios del Molino Osiris entraron a la fábrica por una puerta que une a la planta con la casa del molinero -al que se le requiere vivir cerca del molino-, “burlando” al escaso personal de seguridad que se encontraba en los pisos superiores. Desde entonces, permanecen allí sin poder trabajar, con apoyo del sindicato, de otras plantas molineras y de agrupaciones políticas y sociales.
Al cabo de unos meses, aquellos trabajadores con menor antigüedad -entre seis meses y un año- decidieron aceptar la indemnización ofrecida. A principios de febrero de este año, el número de trabajadores resistiendo en la planta se redujo a veintiuno.

Reller de los silos del Molino Osiris.
Los responsables directos son los dueños, Rafael Cisilino y Cristina Lisanti, que tras cuatro meses de haberse esfumado no han dado la cara ni siquiera ante los llamados del Ministerio de Trabajo. Antes del 31 de octubre el panorama no era bueno pero nada hacía prever lo acontecido. Hacía siete años que los dueños habían entregado la administración a un gerenciador que, a mitad del 2014, recibió una demanda, acusado de mala gestión. A partir de septiembre de ese año, Cisilino y Lisanti designaron una auditoría – que según denuncian los trabajadores, un grupo de abogados con intereses inmobiliarios- para que se constate en qué condiciones estaba la empresa. La fábrica comenzó, entonces, a reducir los salarios y las jornadas de trabajo. Si bien la producción decayó de unos 100.000 kg. diarios de harina a 30.000, fue –según los operarios- por una mala administración y no por motivos vinculados al mercado. Además, recuerdan, se estaban incorporando nuevas maquinarias, por lo que el cierre del molino resultó una noticia inesperada.
La situación comenzó a preocupar a los trabajadores cuando el lunes 26 de enero, cerca de las 20, unos veinte “patovicas” intentaron desalojarlos de la fábrica. Argumentaban que habían hablado con los dueños y que debían retirarse si querían negociar un nuevo acuerdo. Ante la rápida advertencia de vecinos, personal de Prefectura acudió al lugar apurando la retirada de la “patota”, que dejó varias armas blancas que cayeron al piso en medio de los forcejeos.
Los trabajadores sospechan que los dueños recibieron una oferta para vender la propiedad, que pasaría a convertirse en importantes torres dentro del ámbito del Distrito Tecnológico de la Ciudad. Ante esta situación, decidieron quedarse dentro del molino con el objetivo de cuidar las instalaciones y las máquinas para poder seguir trabajando, organizados como una cooperativa.
Durante febrero, los operarios asistieron al Ministerio de Trabajo para presentarse ante el SECLO (Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria), instancia a la que hasta ahora no se han presentado los dueños. En los próximos días, los trabajadores planean pedir la quiebra de la firma para luego realizar una oferta para adquirir la planta y así volver a ponerla en marcha.
Por el momento, en el día a día del Molino Osiris, los trabajadores tratan de resistir. “Acá no tenemos mucho para hacer pero hay que estar”, cuenta Álvaro Rivero, el cilindrero, responsable del control y los ajustes del molino y la molienda. “A veces –agrega- es difícil, querés largar todo, querés volver a la vida que tenías antes. Pero entre todos nos ayudamos y lo sobrellevas”.
Los operarios se organizan en turnos de veinticuatro horas, en ocasiones el que vive muy lejos se queda más tiempo. Los fines de semana reciben la visita de la familia, el resto de los días pasan por allí abogados, militantes, vecinos y otros trabajadores. “Vino gente del hotel BAUEN, que también es autogestionado por los trabajadores y también de un frigorífico recuperado del barrio, y compañeros de otros molinos de la provincia nos ayudan constantemente”, señala Rivero.
Desde hace unos meses, los ex empleados de Osiris decidieron unirse a la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), organización que nuclea a feriantes, cartoneros, vendedores ambulantes y obreros de empresas recuperadas, entre otros excluidos del mercado formal de trabajo. Comenzaron, además, a realizar festivales y “parrilladas” en la calle para venderles a los vecinos. De esta forma, y con ayuda del sindicato de molineros, los trabajadores logran juntar fondos para mantener a sus familias.
El interior del molino son diez pisos entre máquinas y polvo. “Antes, todo esto brillaba”, cuenta Daniel Gómez. Trabaja allí desde hace once años y pasó por casi todos los puestos. Antes del cierre ocupaba el Planchister, un clasificador de la molienda. “Es el corazón del molino”, dice. “Hay días –revela- en que esto es bárbaro porque el molino funciona solo y hay otros en que no quiere saber nada y es más complicado”. Las distintas salas de trabajo están oscuras, sucias y abandonadas. Mientras sube cada piso, Daniel muestra las máquinas nuevas.
A pesar de todo, y con el verano terminándose -pasar los meses más fríos del año allí dentro no está en los planes de nadie- los trabajadores son optimistas. Esperan una pronta resolución a su favor ya que ha sido imposible traer a las negaciones a alguno de los propietarios de la fábrica. De ser así, el Molino Osiris pasaría a funcionar como la Cooperativa 31 de octubre, sumándose de esta manera a las más de 350 fábricas recuperadas por sus trabajadores desde la crisis 2001-2002.
GALERIA

Visores de la molienda. Trabajadores del Molino Osiris en Lucha.

Tras ser amenazados por patotas, trabajadores cortan y protestan en calle Pedro Chutro.

Los trabajadores se organizan en turnos de veinticuatro horas.

Los trabajadores se organizan en turnos de veinticuatro horas.

La fábrica cerró en octubre de 2014, desde entonces sus trabajadores mantienen el molino tomado.

Instalaciones del Molino Osiris en la calle Pedro Chutro en Parque Patricios.

Hector Roldan. Los trabajadores se organizan en turnos de veinticuatro horas.

El Molino Osiris no tiene mantenimiento en sus instalaciones.

Instalaciones del Molino Osiris hoy en estado de abandono.

Vista externa del Molino, ubicado en la calle Pedro Chutro en el barrio de Parque Patricios.