Jun 9, 2016 | inicio
El Obelisco de Buenos Aires se convirtió, por la tarde del 8 de junio, en el punto de concentración de la movilización de los distintos gremios y sindicatos nucleados en la Mesa Nacional de Trabajadores de Prensa. Desde allí se partió hacia el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, ubicado en la avenida Leandro N. Alem al 600, donde se realizó el acto principal. Los reclamos incluyen el pedido de paritarias, un salario mínimo que supere la Canasta Básica Familiar, el fin de los despidos y la precarización laboral, la defensa de la libertad de expresión, el cumplimiento de los estatutos y convenios y la derogación del Protocolo Antipiquetes, entre otros pedidos. El #8J enfocó sus críticas a las patronales de medios y a la gestión del Gobierno macrista. Durante la pacífica caminata, que cubría unas dos cuadras de concentración, se realizó una parada en el edificio de Radio Nacional -en Maipú 535- en la que se entregó a las autoridades de ese establecimiento el mismo petitorio que más tarde le fue dado al Ministerio.
De acuerdo a las cifras mencionadas por los oradores en el acto central, se calcula que 2.000 trabajadores han sido despedidos o suspendidos de su actividad. En tanto, el secretario general de SIPREBA, Fernando “Tato” Dondero, explicó que 1.000 puestos pertenecían a empleados que se desempeñaban en medios de la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, lo que equivale a seis puestos de trabajo menos por día en los últimos seis meses. El 20 por ciento de estos 1.000 trabajadores pertenece al Sindicato de Prensa de Buenos Aires.
La movilización gremial y sindical conjunta del sector se produjo en el marco del Día del Periodista -el pasado 7 de junio- y supone un hecho inédito en los 33 años de vida democrática: asistieron trabajadores unidos de distintos puntos del país por iniciativa de la Mesa Nacional, compuesta por la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN-CGT) y la Federación de Trabajadores de la Comunicación (FETRACOM-CTA). También se sumaron SIPREBA, la Asociación de Prensa de Santa Fe (APSF), el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR), el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (CISPREN), el Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación (SETPyC), la Asociación de Prensa de Tucumán (APT), representantes de Bahía Blanca, La Pampa, Mendoza, Formosa y Ushuaia, entre otras localidades. También estuvieron presentes los extrabajadores de InfoNews, el sitio de noticias cerrado por el empresario Sergio Szpolski, miembros de las comisiones internas de los medios del Grupo Clarín, la Asociación Trabajadores del Estado (CTA), la Unidad Canilla (gremio de los vendedores de diarios), dirigentes de izquierda y autoconvocados que apoyaron el reclamo.
Oscar Gigena (51) es secretario general de la APT y hace 30 años que ejerce la profesión de periodista. Estuvo presente en la marcha y dialogó con ANCCOM: “Tenemos reclamos generales, entre ellos, el rechazo del tarifazo y la baja del poder adquisitivo y también otros muy puntuales en relación con la actividad, como el fin de los despidos y la mejora de las condiciones laborales. Por eso hoy todos vamos a caminar juntos por primera vez en años dejando nuestras diferencias a un lado”, señaló. Gigena es también secretario de la Central de Trabajadores de la Argentina de Tucumán, que responde a Hugo Yasky: “Hay una doble moralidad. Por un lado, hay una línea editorial que se sube al púlpito y señala la transparencia, la moralidad, la defensa de las leyes y de la República. Y por el otro, están los empresarios que son dueños y definen esa misma editorial, no cumplen con las leyes, precarizan, despiden trabajadores, fomentan el acoso laboral”. Y agregó: “En el noroeste argentino hay muy pocos sindicatos que están en pie. En Salta, Jujuy, Catamarca, Santiago del Estero no hay representación verdadera de los trabajadores de prensa y de la comunicación. Por eso, convocamos a todos los compañeros que se sumen a la agrupación como una estrategia para defender sus derechos”.
Edgardo Carmona (60) empezó a trabajar en los medios a los 23 años y hoy se movilizó en calidad de secretario general de la Federación de Trabajadores de la Comunicación y la Cultura – CTA: “Un encuentro así no sucedía desde el regreso de la democracia. Uno de los motivos de no habernos juntado antes es, por un lado, por impericia de los dirigentes sindicales –hay que reconocerlo- y, por el otro, porque la crisis actual pinta aguda y esto motiva a que los representados exijan unidad para poder afrontar la lucha”, afirma Carmona, quien además integra la Secretaría General del SPR.
Consultado por la situación actual en que se ejerce la profesión, Carmona contestó: “En la mayoría de las empresas periodísticas se trabaja con tensión, porque se trabaja en función de una línea editorial que está al servicio de intereses de campaña y, en este caso, a favor de políticas de gobierno antipopulares. Mientras que en la esfera pública hay una deuda de la democracia de crear medios del Estado y no del gobierno de turno”. “Además, el Gobierno de la alianza Cambiemos echó por tierra la Ley de Servicios Audiovisuales, a través de dos decretos de necesidad y urgencia, y terminó allanando el camino para profundizar la concentración del Grupo Clarín, con la compra de Nextel, de Telecom, y la posibilidad de extender la licencia de Cablevisión a todo el país. Esos favoritismos evitan que se comunique a la población la serie de medidas antipopulares que se están llevando a cabo”, explicitó el secretario rosarino.
Representantes de los partidos de izquierda también se hicieron presentes en la caminata. El diputado nacional por el Partido de Trabajadores Socialistas Nicolás del Caño manifestó: “Hay que acompañar este proceso de organización que está surgiendo desde abajo, tanto en Buenos Aires como en el interior del país”. Es un modo de empezar a combatir las persecuciones que se dan a los trabajadores de prensa, sobre todo en las provincias como Mendoza. Pese a la importancia de este acontecimiento, no creo que tenga mucha repercusión porque los medios siempre se han negado a visibilizar la lucha contra la explotación de sus propios trabajadores”, indicó el ex candidato a Presidente por el Frente de Izquierda. Por su parte, el ex diputado nacional por el Movimiento Socialistas de Trabajadores, Alejandro Bodart, afirmó: “Un gran motivo para celebrar es que los trabajadores de prensa han conformado nuevas organizaciones sindicales, dejando a las viejas que no responden a sus intereses, para enfrentar a las patronales y al Gobierno Nacional. Eso es una luz para que avance la libertad en este país”.
Actualizada 09/06/2016
Jun 8, 2016 | inicio
Edwin Sánchez llegó siendo niño a la Argentina desde Bolivia, en 1997, junto a su madre y sus hermanos. “Durante todos estos años nos dedicamos a trabajar y a estudiar”, dice. Se formó en comunicación pasando por la Universidad de Buenos Aires y obtuvo una beca de producción radial en la TEA. “Desde ese momento empecé a trabajar en producción radial. Luego pensé en hacer un material dentro de mi propia comunidad: la boliviana”. Actualmente es el director del Canal Bolivia Al Aire y de la productora audiovisual Calidad de Radio (CDR).
Sintonizando boliviaalairetv.com pueden verse distintos materiales sobre la colectividad boliviana. Los domingos a las 15 Edwin conduce con serenidad y entusiasmo el noticiero Bolivia al Aire, creado por la productora CDR. El programa también se transmite en simultáneo por el Canal 8 de Villa Celina y por Urbana TeVé de la Villa 31, Retiro. El contenido cuenta con informes sobre cine y música, historias de vida de artistas, pero también de emprendedores textiles y rurales, y visibiliza problemáticas actuales de los trabajadores de esta comunidad residente en el país. Además, reflexiona críticamente sobre acontecimientos nacionales como la reciente conmemoración de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, celebrando aquel proceso de descolonización que estimuló la independencia de la región, aunque denunciando que actualmente subsisten otros tipos de colonización: cultural y económica.
De Mendoza a la pantalla
“Muchos dueños de campos tenían amenazados a trabajadores rurales bolivianos al decirles que si salían de la finca, los podrían detener”. La idea de realizar un medio audiovisual se gestó a partir de un trabajo de investigación periodística sobre este tema que realizó Sánchez en 2006. “Durante unos meses me puse a trabajar en una finca en Mendoza para conseguir datos, porque no es fácil ingresar si no sos un trabajador”, dice el director y agrega: “En aquella época no existía la tecnología actual, así que sólo tenía apuntes, audios y fotos. Pensé que de tener un registro audiovisual, podría haberlo denunciado y tener mayor difusión en los medios”. De todas formas, el informe logró su objetivo: “Lo llevé al consulado de Bolivia y pasó al Ministerio de Desarrollo Social. A partir de ahí, autoridades y periodistas empezaron a indagar sobre el asunto con mayor profundidad”, declara.
Cuando volvió a Buenos Aires, y a partir de aquella experiencia, Sánchez, junto a su colega Marco Ramos, comenzaron a realizar el programa radial llamado Calidad de Radio, específicamente para la comunidad boliviana en el país. Al programa le fue bien, “lo empezaron a retransmitir en Córdoba, Mendoza, Bahía Blanca”. Pronto notaron que el producto estaba consolidado y junto a otros compañeros conformaron un equipo y se propusieron realizar producciones audiovisuales. “En 2009, empezamos a trabajar en el Canal 4 de La Matanza. Ahí tomamos las siglas de Calidad de Radio para la Productora CDR y agregamos Bolivia al Aire para que se relacione más con la comunidad. El programa tuvo buena aceptación. Invertí un dinero que había juntado para comprarme un automóvil. Pero a medida que fueron pasando los meses no logré recuperar lo invertido. Tuvimos que salir del aire a los siete meses, ya que no podíamos costear el alquiler de las cámaras y el estudio”. Sin embargo, no se desalentaron. Sánchez continúa su relato: “Después de 2009 seguimos trabajando a nivel periodístico. Teníamos el propósito de hacer un programa audiovisual, aunque no tanto acompañamiento económico. Pasamos tres años practicando y produciendo algunos informes. Cuando estuvimos más consolidados, en 2013, volvimos a emitir por el Canal 4. Tuvimos un éxito importante, y al año siguiente vimos la posibilidad de que, además de formar una productora, podíamos llegar a ser un canal. Así que con el equipo técnico, de ingeniería y diseñadores, lanzamos la señal vía Internet. Hoy en día el canal está consolidado y se transmite las 24 horas. Además somos los corresponsales de Bolivia TV, un canal estatal de allá”.

«Tuvimos un éxito importante, y al año siguiente vimos la posibilidad de que, además de formar una productora, podíamos llegar a ser un canal», cuenta Sanchez.
“La Ley de Medios nos dio un horizonte”
Edwin Sánchez dice que antes de que se sancionara la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual era impensado que la productora fuese un canal. “Sin esa legislación hubiese sido difícil proyectarlo porque sabes que por delante te vas a cruzar con barreras. Con la ley, ese camino se mostraba abierto para avanzar y apostamos por Bolivia al Aire TV”. El Programa Fondo para el Mejoramiento de la Calidad (FOMECA), que incluía la ley, ofrecía concursos y constantes capacitaciones para los medios emergentes y comunitarios. Varios integrantes de Bolivia Al Aire han participado de ellas. Consultado por ANCCOM acerca de cómo es la situación actual del canal, en relación al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) firmado en diciembre de 2015 por la administración Macri y la eliminación de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) en abril de 2016, Sánchez respondió: “En 2015 nos presentamos para la licitación de un canal. Actualmente hemos presentado un escrito al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y estamos esperando que nos den respuesta, ya que sólo nos dicen que todavía están en revisión de temas estructurales. Por otro lado, hay productoras con las que tenemos relación, que han ganado los concursos del FOMECA y hoy no se les está pagando; en cambio, los primeros concursos los abonaron en tiempo y forma, y vimos que el apoyo a los medios comunitarios por parte del AFSCA era real. La mayoría son productoras jóvenes y cooperativas que hacen un trabajo interesante. Si no tienen un apoyo económico, tarde o temprano van a dejar de hacerlo. Es una pena que el gobierno actual no vea la necesidad de darle la oportunidad a aquellas otras voces que tienen ideas y energía.”
Los medios y la representación de la comunidad boliviana
Ante tristes placas como “Accidente fatal en Flores: mueren dos personas y un boliviano”, Sánchez considera que en los medios hegemónicos existe una estigmatización sistemática, no sólo de la comunidad boliviana sino de los migrantes en general. Sin embargo, sostiene que en estos últimos años ha ido menguando por parte de la sociedad.
Con respecto a la visualización de la comunidad boliviana sostiene: “Sucede que silencian la tarea bien hecha que desarrollan. Acá hay muchos emprendedores, que incluso han invertido en la Argentina al vender una casa o terreno en su país natal. Hace poco fuimos a hacer informes a zonas del conurbano donde se cultivan hortalizas y verduras que se consumen en Buenos Aires. Muchos de ellos han empezado alquilando tierras y luego llegaron a comprarlas en cuotas. El trabajo que hacen es muy importante, de otra forma estos alimentos tendrían que llegar desde zonas más lejanas, lo que aumentaría el costo de distribución, que se volcaría al precio que paga el consumidor. Los bolivianos hacemos trabajos importantes y los medios no los destacan.” Y ésta es la visibilización que tiene como objetivo la Productora CDR.

“En 2015 nos presentamos para la licitación de un canal. Actualmente hemos presentado un escrito al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y estamos esperando que nos den respuesta, ya que sólo nos dicen que todavía están en revisión de temas estructurales».
También se focaliza en incentivar la integración de la cultural. “Bolivia se caracteriza por tener una cultura muy rica, desde el canal tenemos la intención de seguir cultivando las raíces”, declara Sánchez y agrega: “Nosotros mostramos las manifestaciones culturales porque se nota muchísimo la integración. Incluso muchos de los que participan de estas celebraciones son argentinos”.
Bolivia Al Aire tiene presencia en distintas festividades de la comunidad. En abril realizó Festyniños, un evento en celebración del día del niño en Bolivia y que se transmitió por el canal. La iniciativa surgió de Elena Quelca, maestra jardinera boliviana, que ha realizado sus estudios en Argentina. “Festyniños está pensado para que los padres se diviertan al igual que los niños. Los adultos bolivianos se dedican mucho al trabajo y a veces se pierden de disfrutar. En Buenos Aires hay muchas obras de teatro infantiles y los padres argentinos llevan a sus hijos. Pero dentro de la comunidad boliviana no están tan habituados a eso. Incluso los papás manifiestan: ‘En mi niñez nunca disfruté de esto’. Nosotros notamos cómo en Festyniños los adultos se divierten a la par de sus hijos.
Por otro lado, Sánchez dice: “Con Elena vemos que dentro de los establecimientos de educación no se habla mucho de la discriminación. Al niño y a la niña nadie les enseña a discriminar, pero existe a nivel ciudadano y los niños adoptan esos comportamientos. Dentro de los afectados están los niños migrantes, que al ser nacidos de familias que vienen del lado del altiplano, han crecido con las costumbres de sus padres. Incluso su forma de hablar es diferente. Entonces en los colegios, muchas veces los discriminan. Sería bueno que todos los niños entiendan que el otro es igual uno”.
Bolivia Al Aire hace la cobertura de los principales acontecimientos de la comunidad, desde Alasitas, el Carnaval en Parque Roca, Charrúa, la entrada folklórica en el centro porteño, hasta su reciente participación en el Encuentro de Tinkus de Villa Celina, realizado el mes pasado. Laura Jiménez, que participa de la productora desde el 2014 como diseñadora gráfica explica: “Para mí el canal representa una oportunidad de hacer lo que me gusta. Soy hija de bolivianos, trato de colaborar para a dar a conocer mis raíces y esto es lo que me permite la productora”.
En cuanto a las producciones de ficción, la productora CDR está trabajando en la realización de series cortas. “Tenemos un proyecto en formato serie de ficción, protagonizada por un detective boliviano que interviene en un barrio típico boliviano bonaerense y relata las aventuras de este personaje, en clave de humor, fantasía y absurdo”, explica Juan Iglesias, cineasta y camarógrafo de la productora. Y agrega: “Jugamos en las historias, con la parodia de ciertos personajes comunes de la colectividad y a su vez reflejamos hábitos y costumbres que los bolivianos mantienen fuera de su país, comportamientos que se transforman al encontrarse en Argentina”. Francisco Pote, actor argentino que participa en la serie, dialogó con ANCCOM: “Para mí es muy importante participar en la serie. Los actores, con distintas experiencias y formaciones, ponen mucho énfasis en hacer un producto interesante. Creamos desde la improvisación materiales muy valiosos. Además me enteré de muchas cosas que suceden dentro de la comunidad boliviana en la Argentina, como por ejemplo, la venta de una crema blanqueadora. Una atrocidad brutal, que deviene en parte de una sociedad que tiende a la xenofobia con migrantes de países limítrofes y a la exaltación de valores de países de Europa o Estados Unidos, aunque seamos todos latinoamericanos”.
Este tipo de material es novedoso ya que, si bien se han realizado películas sobre bolivianos en Argentina, nunca se habían hecho series. Sánchez considera que este tipo de producción es un incentivo para quienes los ven filmar en los barrios, incluso para la comunidad en sí. “Muchos nos ven trabajando y pueden pensar: ‘De una manera humilde lo están haciendo posible. Entonces, yo también lo podría hacer’”.
En un bar de Almagro, Sánchez pide un café negro. Era pasado el mediodía. Su mañana había estado ocupada con una reunión que se extendió poco más de lo previsto. Su agenda suele estar ocupada con actividades relacionadas con la productora. Habla de manera calma, pero siempre entusiasta. Aunque a veces mantiene unos instantes de silencio, reflexiona: “El canal es mi vida. Y no vamos a cambiar el discurso”.

“Tenemos un proyecto en formato serie de ficción, protagonizada por un detective boliviano que interviene en un barrio típico boliviano bonaerense y relata las aventuras de este personaje, en clave de humor, fantasía y absurdo”, explica Juan Iglesias, cineasta y camarógrafo de la productora.
Actualizada 08/06/2016
Jun 8, 2016 | destacadas
El debate público por el impacto del ajuste presupuestario y los tarifazos en los servicios en las Universidades eclipsó en las últimas semanas una consecuencia inmediata del ajuste en las unidades académicas del Conurbano bonaerense: la lenta pero sostenida deserción de jóvenes estudiantes que ya no pueden afrontar los gastos de traslados básicos para continuar con sus estudios.
Referentes educativos y estudiantiles de las Universidades Nacionales de La Matanza (Unlam), de Lanús (UnLa) y de Avellaneda (Undav) consultados por ANCCOM describieron el nuevo escenario y plantearon los desafíos de la comunidad académica para intentar retener a sus estudiantes. Aunque las casas de altos estudios todavía no manejan estadísticas definitivas sobre el abandono, la caída de la matrícula ya está instalada como una tendencia que preocupa a las autoridades universitarias.
“No nos alcanza la plata para cargar la sube”, afirmó Emiliano Grillo, estudiante de la carrera de Trabajo Social y vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional de Lanús.
En el Conurbano, describió Grillo, la mayoría de los estudiantes “son hijos de laburantes, muchos son la primera generación de su familia que puede ir a la Universidad por lo que tienen recursos limitados”. Y subrayó: “Son laburantes, trabajan ocho horas y tienen que tomar dos o tres colectivos para ir a laburar. Y a eso se le suma el gasto del boleto para venir a la Universidad”.
Al fuerte aumento en el transporte, se le sumaron también las subas en materiales necesarios para poder estudiar como fotocopias y libros. “Muchos estudiantes se encontraron con una disyuntiva, en el análisis de ver qué hacen, si continúan o no estudiando, si cursan menos materias, si dan libres”, describió el referente estudiantil.
“Hay una gran incertidumbre sobre lo que va a pasar, por eso tuvimos una marcha en La Plata por el boleto educativo en la provincia de Buenos Aires. Frente a todo este tarifazo, principalmente en el transporte, lo mínimo que puede hacer el gobierno es pensar un poco en los estudiantes”, manifestó Grillo.
El boleto educativo en la provincia de Buenos Aires fue sancionado el año pasado por amplia mayoría parlamentaria y publicado en el Boletín Oficial bonaerense por Daniel Scioli al final de su mandato. La actual gobernadora provincial, María Eugenia Vidal, debía reglamentarlo para su ejecución en febrero pasado, pero decidió ponerle un freno con el viejo argumento de la escasez de recursos presupuestarios.

Aunque las casas de altos estudios todavía no manejan estadísticas definitivas sobre el abandono, la caída de la matrícula ya está instalada como una tendencia que preocupa a las autoridades universitarias.
“Algunos alumnos ya empezaron a abandonar”, manifestó a ANCCOM Ana Moreno, docente de la UnLa y licenciada en Trabajo Social de esa casa de estudios. “Ya hay varios docentes que comenzamos a dar clases virtuales”, describió.
Ante esta situación, se sigue “promoviendo el sistema de becas que tiene la Universidad, un sistema de fondo solidario, que fue creado con la idea de acompañar a los estudiantes, para que puedan terminar sus estudios”.
La socióloga y docente Gabriela Mariño, referente de la junta promotora de la gremial docente ADUNA de la Undav, trazó un diagnóstico similar. “Estamos teniendo deserción de estudiantes que no están pudiendo llegar a la Universidad para pagar su boleto”, puntualizó en diálogo con esta agencia.
Nicolás Lozza, estudiante de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de La Matanza y referente de la agrupación estudiantil La Demo, sostuvo que el aumento del boleto “afectó más a los estudiantes que los propios cierres de cursos y que el propio presupuesto que pueda recibir la Universidad”.
“Hablé con estudiantes que me dijeron que directamente no podían estudiar o que tenían que dejar materias porque no les alcanzaba para pagar el boleto, hay estudiantes que tienen que viajar una hora, tomarse uno, dos, hasta tres colectivos en muchos casos y no pueden afrontar el gasto, entonces, obligatoriamente tienen que dejar de cursar alguna materia”, remarcó ante la consulta de ANCCOM.
Durante los últimos años, la implementación de un conjunto de políticas inclusivas en Educación Superior como la creación de nuevas Universidades Nacionales o la ampliación del sistema de becas e incentivos económicos llevaron a un exponencial crecimiento de la matrícula universitaria.
En el último anuario publicado por la Secretaría de Políticas Universitaria, en el año 2013 las Universidades Nacionales de la región metropolitana poseían un total 540.485 alumnos, con una inscripción de 11.978 nuevos jóvenes y un total de 27.942 egresados.
En la UnLa, la cantidad de estudiantes registrados pasó de 5.971 inscriptos en el 2002 a 12.825 en el año 2013, un crecimiento del 7,9% anual, según el anuario. Un proceso similar se registró en la Universidad nacional de La Matanza, en donde la población universitaria pasó de 20.515 en el 2002 a 36.338 en el 2013, un incremento del 5,8 %.
En el mismo informe, se indica que las becas destinadas a la educación superior, pasaron de 2.452 otorgadas en el 2002 a 45.513 durante el 2013, de las cuales 16.669 corresponden a las dadas directamente por las universidades y 28.664 formaron parte de las Becas del Bicentenario, entregadas por el gobierno nacional.
Los ajustes y aumentos definidos por el gobierno de Cambiemos basados en el “sinceramiento” de la economía pusieron en jaque tanto el funcionamiento de las instituciones públicas como la posibilidad de ingresar, permanecer y finalizar los estudios superiores a sus estudiantes.
El recorte presupuestario fue negado tanto por voceros como por el propio ministro de Educación nacional Esteban Bullrich quien, en declaraciones recientes a la agencia estatal Télam, sostuvo que “no hubo recortes ni desvíos de fondos de las universidades”, al referirse al envió de recursos a las provincias por unos 800 millones de pesos, los cuales tenían como objetivo primario, la inversión en educación primaria, secundaria y superior.

“Estamos teniendo deserción de estudiantes que no están pudiendo llegar a la Universidad para pagar su boleto”, dijo Mariño.
A las dificultades presupuestarias como consecuencia de las subas en los costos de los servicios públicos se sumó también la decisión de la Secretaría de Políticas Universitarias de “congelar” las obras destinadas a ampliación o mejoras. Nuevas aulas en el campus de la UnLa, una sede descentralizada de la misma Universidad en la localidad de González Catán y un polideportivo que fue devengado del presupuesto pero cuya construcción, por la suba de los costos en materiales, está detenida, sólo son algunos ejemplos del cuadro actual.
“Al ser universidades jóvenes se caracterizan por estar todo el tiempo en obra, se están construyendo”, enunció Grillo.Y agregó: “Se están haciendo aulas pero las obras están frenados, porque no está el presupuesto destinado. Al aumentar todos los precios, varió el presupuesto para esa obra”.
Además, explicó, se detuvieron “por una decisión de la Secretaría de Políticas Universitarias del actual gobierno, que quiere hacer una revisión y saber para qué están destinados esos fondos”.
En este mismo sentido, Mariño expresó que las universidades nacionales del conurbano “recién nacen y necesitan de un empujón un poco más fuerte por parte del Estado. Tenemos cinco obras en las distintas sedes de la Universidad que están paradas”, graficó.
Nacidas con el objetivo de establecer un vínculo profundo con los lugares en donde fueron creadas, las universidades del conurbano pasaron de pensar e implementar políticas educativas a imaginar cómo subsistir, a como pagar los servicios y mantener su funcionamiento.
La Unla (1989) y la Unlam (1995) forman parte de las seis universidades que fueron inauguradas en el período 1989 y 1995, durante los gobiernos de Carlos Menem y bajo el paradigma neoliberal, que se plasmó en la ley de Educación Superior de 1995.
La Undav (2009) forma parte de segundo momento de ampliación de las Universidades Nacionales, constituidas por el nuevo vínculo que se estableció entre el Estado y las universidades en las gestiones kirchneristas. A partir del 2009, se crearon también las Universidades de Moreno, del Oeste con cabecera en el partido de Merlo, la Universidad Arturo Jauretche en Florencio Varela, y la Universidad Nacional de José C. Paz.
La generación de recursos propios es una tarea en construcción. “La mayoría de las universidades del conurbano no tiene un recurso propio, no es que tienen fotocopiadoras como la UBA, no es que manejan comedores, las universidades del conurbano no manejan nada, no manejan un solo peso”, sostuvo Grillo.
“Nuestra Universidad tiene apenas recién años de vida. No trabaja con recursos propios, durante estos años nos hemos preocupado por implementar políticas públicas que siguieron sosteniendo una matrícula universitaria, que en nuestro caso es un 80 % de primera generación de universitarios, no estábamos preocupados en generar recursos propios, de todos modos la Undav si tiene una cooperadora”, aseguró Mariño.
Actualización 08/06/2016
Jun 8, 2016 | Entrevistas
Selva Almada es entrerriana, nacida y criada en el pueblo de Villa Elisa. A los diecisiete años viajó a Paraná y se recibió como profesora de literatura. Diez años después, se mudó a Buenos Aires, ciudad en la que -dice- le encanta vivir. Escribió Una chica de provincia, El viento que arrasa y Ladrilleros. “No sabía que a una mujer podían matarla por el solo hecho de ser mujer –escribe–pero había escuchado historias que, con el tiempo, fui hilvanando. Anécdotas que no habían terminado con la muerte de la mujer, pero que sí habían hecho de ella objeto de la misoginia, del abuso, del desprecio”.
El libro de crónicas Chicas muertas –publicado en 2014– está centrado en tres casos de femicidio de los años 80 ocurridos en el interior del país cuando esa palabra todavía se desconocía. “Mi intención cuando escribí el libro fue recuperar la memoria de esas tres mujeres”, cuenta Almada en su casa ubicada en el barrio de Flores. Detrás de ella, hay un cuadro en blanco y negro, en el que se distingue un ilustrador –que en realidad puede ser un hombre o una mujer– dibujando sobre su hoja, en la penumbra de la noche y en completa soledad.

Chicas muertas es tu primer libro de no ficción. ¿Qué fue lo que te motivó a escribirlo?
El caso de Andrea Danne fue el disparador. Ella era una chica que vivía en San José, a veinte kilómetros de mi pueblo, y que a los diecinueve años fue asesinada mientras dormía en su cama. La noticia me impactó muchísimo, yo tenía trece años y era el primer caso de femicidio con el que tomaba contacto. Pensando en perspectiva, lo que más me impactaba –sin saber que me impactaba, ni por qué– no era tanto que tuviese casi mi misma edad, sino que la habían matado dentro de su casa. Eso lo pensé muchos años después, cuando escribí el libro. Que la mataran dentro de su propia casa contradecía lo que siempre nos habían enseñado desde chicas sobre el peligro, que estaba afuera, y por eso no había que hablar con extraños, ni andar por lugares desconocidos. Le daba otra dimensión al tema, había una cosa simbólica muy fuerte que tenía que ver con lo que es la violencia de género: el que te mata es alguien en quien vos confiás o confiaste alguna vez, no es un asesino serial como las series de televisión. Siempre tenía ese caso en la memoria; y cuando empecé a escribir ficción, en un cuento que se llama «La chica muerta» –publicado en Una chica de provincia en 2007– reconstruí lo que yo me acordaba que había pasado. Al escribir sobre esa historia me dieron ganas de saber más sobre el caso, porque además ya en esa época prestaba más atención a este tipo de casos de mujeres asesinadas y cada vez me sentía más interpelada. En ese momento también leía mucha crónica. Y creo que se juntaron esas cosas.
¿Y cómo llegaste a los otros dos casos?
Con el de María Luisa Quevedo me topé medio de casualidad a través de una noticia en un diario del Chaco, en la que se recordaban los 25 años de su asesinato. Ella tenía quince años cuando su cuerpo apareció ahorcado en una represa. Ahí fue cuando pensé en un libro de crónicas, no de casos recientes, sino que tuviesen más de veinte años. El caso de Sarita Mundín fui a buscarlo, me parecía que el libro iba a tomar más cuerpo con tres historias. Ese caso, en sí mismo, reviste otra complejidad. Ella estuvo desaparecida casi un año, encontraron su cuerpo en el lecho de un río y en ese momento se le dio su identidad. Diez años después, la madre, que nunca se convenció de que esa fuera su hija, pidió un estudio de ADN; se lo hicieron y dio negativo, lo repitieron, y volvió a dar negativo. Esa es la cuarta chica del libro que en realidad no sabemos quién es, y tampoco hay certezas de que Sara Mundín esté muerta. Son tres casos de los años 80, que quedaron impunes, y en los cuales las víctimas son adolescentes jóvenes. Los tres son también anteriores al caso de María Soledad Morales, que es el primer caso de asesinato de una chica en un pueblo de provincia que toma estado público nacional y que marcó un paradigma en el tratamiento de estos casos.

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Con la beca que le dio el Fondo Nacional de las Artes, Almada viajó a las tres provincias donde fueron los crímenes: Chaco, Córdoba y Entre Ríos. Entrevistó a familiares y amigos de las víctimas, revisó diarios de la época para saber cómo se había construido la noticia en aquel momento y qué seguimiento había tenido, y leyó los expedientes donde también pudo rescatar los testimonios de quienes ya estaban fallecidos –como el médico que vio el cuerpo de Andrea Danne inmediatamente después del crimen, y sus padres–. “Al haber pasado tantos años, lo que recordaban muchas veces se contradecía con lo que ellos habían declarado en aquel momento. Eso me pareció interesante: cómo el familiar reconstruye su propio recuerdo”, cuenta Almada.
Al momento de empezar a escribir las historias, Almada buscó en su biblioteca la crónica A sangre fría de Truman Capote. Releyó el comienzo: aquella narración bucólica le disparó el principio y el final de su libro.
¿Por qué elegiste la geografía provinciana para hablar sobre la violencia de género?
Está en sintonía con la geografía que trabajo en las ficciones. Eso no quiere decir que esto sólo pase en el interior; la violencia de género atraviesa los lugares, las geografías y las clases sociales. A partir de historias de mujeres del interior, hay una representación de lo que nos pasa a la mujeres en Argentina.
¿Hay particularidades?
Hay ciertos lugares del interior donde la sociedad patriarcal está mucho más habilitada. En la ciudad, quizás hay más herramientas. La mujer de un pueblo del interior, por falta de educación o incluso por vergüenza, tal vez no dice nada si su marido le pega. Las mujeres están mucho más desprotegidas y a veces no tienen a quién acudir, porque siendo un lugar donde todos nos conocemos, muchas veces la mujer va a denunciar y el policía es amigo de su marido.
¿Con qué desafíos te encontraste como escritora a la hora de escribir sobre algo real?
Lo que más difícil me resultaba era tener un tono periodístico; como había hecho una investigación, sentía que tenía que ponerme en ese lugar de cronista-periodista. Los primeros intentos de escritura fueron por ese lado, pero me sonaba una voz muy impostada. Hablé con mi editora, Ana Laura Pérez -que viene del periodismo y dirige la colección de no ficción de Random- y me dijo que no tenía porqué hacerme la periodista: yo era una escritora de ficción que iba a escribir un libro de no ficción. Y ahí me di cuenta de que las herramientas estilísticas que uso para escribir una novela, podían ser las mismas pero con la diferencia de que estaba hablando sobre historias que sucedieron en la realidad.
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Uno de los recursos que Almada utiliza en su libro es el no uso de comillas, ni mayor margen de espacio, para las citas. Todas las voces tienen entonces la misma jerarquía: la cronista, los testimonios, los informes de autopsia y los expedientes, incluso una tarotista que Almada consultó cuando ya se había terminado su beca y que aparece en el libro casi como un personaje literario.
Construís una narración intimista, cruzando las historias de esas chicas con tus propias vivencias como mujer. ¿Cómo te atraviesan en lo personal?
Cuando empecé a escribir la primera versión del libro, comenzaron a colarse esos aspectos más autobiográficos. Se me venían anécdotas o pensamientos sobre cómo me hubiese sentido yo en esa situación o qué hubiese hecho. Pero me daba la sensación de que eso no tenía que estar en la narración, porque se relacionaba con mi vivencia personal. Sin embargo, mi editora, a quien le iba compartiendo lo que escribía- me dijo que lo dejara porque le daba otra perspectiva. Y después me di cuenta que el relato funcionaba así. A mí nunca me pasó que un novio me pegara, nunca sufrí una violación, ni estuve en verdadero peligro de muerte por una situación como ésas. No a todas las mujeres nos ha pasado algo tan extremo. Pero sí todas, alguna vez, vivimos una experiencia que tiene que ver con la violencia machista; experiencias que son más imperceptibles porque están más naturalizadas, pero que son las que van tejiendo una trama que después permite un femicidio.
Si el femicidio es la forma más explícita y extrema de la violencia de género, ¿cuáles son esas otras formas más discretas y solapadas?
Las que se dan en el nivel del lenguaje: el ninguneo sutil de algunos hombres hacia las mujeres o hacia la manera de pensar que tienen esas mujeres. El apriete psicológico, la manipulación y la posesión, disfrazados siempre de amor y por eso difíciles de detectar. Los estereotipos femeninos que se reproducen constantemente en la televisión y desde la publicidad son también espantosos: la mujer envidiosa, la competitiva, la consumista que se gasta toda la plata del pobre marido en ropa, hasta el detergente todavía lo promociona una mujer.
Incluso, volviendo al lenguaje, todos tenemos incorporado decir “hijo de puta” o “la puta que te parió”…
Bueno, esas son las expresiones de las que no se salva nadie; decimos muchas cosas sin pensar. La violencia de género es un problema tan cultural, que desmontarlo va a llevar muchísimo tiempo; tiene que haber un cambio radical de las cabezas.
¿Qué pensás sobre el tratamiento que hacen los medios de comunicación sobre este tema? ¿Cambió la construcción de este tipo de noticias de los años 80 a hoy?
Lamentablemente, no mucho. El caso de María Luisa Quevedo, en el que se construyó toda una telenovela que la gente seguía a diario, no difiere mucho de lo que hoy se hace. Se sigue tratando el tema con mucha falta de respeto; excepto en Página 12, que me parece un referente en ese sentido porque siempre trató estos casos de manera impecable, con mucha seriedad y con periodistas especializadas. Hace cinco años, el término “femicidio” sólo lo usaba Página 12; después, abrías cualquier otro diario y hablaban de “crimen pasional”, aun en casos muy conocidos, como el de Rosana Galeano, cuyo ex marido la había mandado a matar. Y cuando el caso llega a la televisión, empieza a darse una banalización. Sobre Melina Romero, hablaban de sus piercings o de que había dejado la escuela; sobre Daiana García, que había ido en short a buscar trabajo; sobre Micaela Ortega, la nena de doce años que mataron hace poco, que tenía cinco perfiles falsos de Facebook. Enseguida se estigmatiza a la víctima poniendo en tela de juicio su vida privada, e instalando finalmente en la cabeza de la gente la idea de que «también ella algo de culpa tuvo». Y los medios, justamente, deberían contribuir a instalar lo contrario.
Una contradicción entre el repudio a los femicidios y la construcción de estereotipos que terminan legitimando esos mismos femicidios…
Hay contradicciones constantemente. Es como un absurdo: el mismo medio que en su noticiero cubre el Ni una menos, tiene en su programación a Tinelli. Lo de Barbi Velez y Federico Bal, lo banalizaron totalmente. Rial, que es un gran maltratador de mujeres por lo menos en lo verbal y psicológico, aparece hablando con una supuesta propiedad sobre la violencia de género. Entonces en los medios se mezcla todo. A mí lo que me da un poco de temor es la corrección política. Se vuelve correctamente político hablar de un tema sobre el cual, sin embargo, no se profundiza. La corrección política mata la verdadera reflexión. Hoy nadie va a decir que está bien que le peguen a una mujer, porque no es políticamente correcto. Pero hay que profundizar el debate y revisar las acciones de cada uno sobre este tema; no alcanza con sacarte la foto con el cartel de Ni una menos.
¿Qué deberíamos cambiar, por lo menos en lo cotidiano, para desarticular la violencia machista?
Tiene que haber una reflexión constante sobre el tema. Podemos exigirle al Estado políticas públicas, pero también cada uno tiene que ver desde su lugar qué hacer para ayudar a desmontar este asunto o qué está haciendo para fomentarlo. Pensar los usos que hacemos del lenguaje y nuestras propias conductas; y no permitirlas en otros, ni en otras, porque también a veces somos las mujeres las que reproducimos esa violencia.
¿Se avanzó en algún aspecto desde la época en la que sucedieron los crímenes de tu investigación hasta hoy?
Hubo un avance. Ahora existe una ley que castiga con más dureza al femicida; los asesinatos se nombran como femicidios, y no crímenes pasionales como se decía hasta hace muy pocos años; hay visibilización a través de las marchas de Ni una menos, en las que participa tanta gente. Son un paso, pero el problema es cultural. Hay que difundir un discurso antimachista en todo lo que podamos. Y la educación, en este sentido, tiene un rol muy importante. Hay escuelas en las cuales desde la propia Dirección se establece, dentro de lo que no se debe hacer y en la misma línea de otras prohibiciones -como no usar celular o no masticar chicle-, que “las chicas no usen calza” porque “distraen a los varones”. Así como ponen a la mujer en el lugar de provocadora por llevar determinada ropa, también ponen al varón en un lugar espantoso que es el de potencial violador.
Y los géneros están estereotipados desde que nacemos: a las nenas nos visten de rosa y a los nenes de azul…
Sí; me acuerdo que hace unos años, cuando mi sobrino estaba en el jardín de infantes, fui a una clase abierta en la que la maestra nos mostraba la ciudad que habían construido. Era como un barrio, donde los nenes habían aprendido las señales de tránsito para manejar el auto, y las nenas, habían hecho las compras y paseado a los bebés.
¿Por qué elegiste el título Chicas muertas?
Surgió primero del cuento que había escrito, “La chica muerta”. Cuando empecé a escribir los borradores, los archivaba como “Chicas muertas”. Y en los expedientes que leí sobre los casos, se nombraba en algunos momentos a la víctima como «la chica muerta». Entonces me empezó a gustar cada vez más. En un momento también pensé como título «La cosecha de mujeres», que es una canción de cumbia colombiana:
Se acaba la papa, se acaba el maíz/ se acaban los mangos, se acaban los tomates/ se acaban las ciruelas, se acaban melones/ se acaba la sandía y se acaba el aguacate/ Y la cosecha de mujeres, nunca se acaba.
Es una canción linda y alegre, pero si la pensás con otra lectura es tremenda, habla de las mujeres como frutas que se cosechan de los árboles. Pero era un título ambiguo; y prefería “Chicas muertas”, aunque me parecía bastante fuerte y no sabía si a la editorial le iba a convencer o no. Le comenté a mi editora las dos opciones que había pensado y a ella también le gustó más “Chicas muertas”. Era un título duro y violento, pero era de lo que íbamos a hablar.

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Almada sigue conversando mientras acaricia a su gata Corazón. El mate quedó quieto. De fondo, sigue estando el cuadro del ilustrador: tiene líneas blancas, onduladas, que contrastan con un relleno negro. Esa es la imagen que se percibe a una cierta distancia; porque si uno acerca la mirada y la detiene en las figuras que forman las líneas, va a descubrir que al cuadro lo habitan también otros personajes, y que para Almada, “están como al acecho”. El ilustrador, o mejor la ilustradora, no está sola.
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Actualmente, Selva Almada está escribiendo un libro de crónicas sobre el rodaje de Zama –una película de Lucrecia Martel-, y una novela, que espera terminar en diciembre.
Actualizada 08/06/2016
Jun 7, 2016 | inicio
“De todas las vocaciones del hombre, el periodismo es aquella en la que hay menos lugar para las verdades absolutas. La llama sagrada del periodismo es la duda, la verificación de los datos, la interrogación constante. Allí donde los documentos parecen instalar una certeza el periodismo instala siempre una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: esos son los verbos capitales de una profesión en la que toda palabra es un riesgo”. (Tomás Eloy Martínez, diario La Nación, 2001).
¿Cuál es el estado actual del periodismo? ¿Cómo afecta la concentración mediática a la actividad periodística? ¿Qué límites encuentra la libertad de expresión, la transparencia informativa y el acceso a la información pública en el país? En el día del periodista, ANCCOM entrevista a Sebastián Lacunza, director del diario Buenos Aires Herald; a Cynthia Ottaviano, titular de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual; y a Fernando “Tato” Dondero, secretario general del nuevo Sindicato de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA).
“Creo que es un oficio de un alto nivel de responsabilidad –dice Ottaviano- pero también de una oportunidad extraordinaria cuando se tiene pensamiento social en lo que desarrolla, y trabas va a haber siempre. Encontré trabas tanto en la investigación de Papel Prensa, como investigando redes de trata y a funcionarios públicos que después llegaron a ser presidentes. Las tensiones en el periodismo van a estar siempre, también, porque de lo que estamos hablando es de un campo de disputa muy profundo. Hay una batalla cultural que tiene que ver con la disputa de las distintas representaciones que se pueden construir y es apasionante poder trabajar en ese ámbito más allá de las trabas y de las tensiones.”
“El periodismo tendría que cumplir el papel de desacomodar piezas –dice Lacunza-, de cuestionar lo que se supone establecido, prestar atención a los sectores postergados, a las voces que no se escuchan. Si bien el periodista no es vocero de nadie, porque nadie lo elige, sí tiene que tener la inquietud de dar voz a los que no la tienen”.

Sebastian Lacunza, director del Buenos Aires Herald.
¿Por qué el periodismo no puede cumplir con ese papel?
“Es complejo, el periodismo es un campo con muchos matices –plantea Lacunza-. Las limitaciones de la democracia argentina se perciben en el periodismo y hay una serie de factores que conspiran contra esta misión de dar voz: nuestra cultura democrática deficiente, la falta o escasez de proyectos periodísticos serios llevados a cabo por empresarios dispuestos a asumir riesgos, la falta de políticas estatales de comunicación de largo plazo y de una gestión de los medios públicos entendidos como servicios públicos, y la alta concentración sobre la propiedad de los medios”.
Al respecto Ottaviano, primera Defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, explica: “La concentración comunicacional genera la homogeneización de las líneas editoriales porque son muy pocos los que manejan los medios de comunicación y esto hace entonces que los intereses tanto ideológicos, políticos como económicos sean sólo los de esas pocas personas. A raíz de esto –concluye- se producen silenciamientos de otros intereses y por eso se dice que la comunicación concentrada conspira contra las democracias”.
También es inherente al estado de comunicación concentrada la multifunción que se les demanda a los periodistas y los trabajadores de prensa, agravada por la pérdida generalizada de puestos de trabajo y la profundización de la precarización laboral. Fernando “Tato” Dondero, primer Secretario General del nuevo SiPreBA, lo grafica así: “Hay alrededor de 800 puestos de trabajo perdidos o en el aire, con dudoso futuro. Lo cual es mucho, porque no son muchos los trabajadores de prensa de la ciudad de Buenos Aires. Los compañeros de otros sindicatos del país cuentan que a nivel nacional hay una pérdida de trabajo de 2000 trabajadores de prensa. La situación en las provincias es también difícil y mala como la nuestra”.
¿Cuándo comenzaron estos conflictos?
“Los problemas vienen de antes –explica Dondero- y se acentuaron a partir del cambio de pauta oficial, a partir del cambio de gobierno. Se cambia la política en cuanto a la pauta y la actitud de gente como estos delincuentes, (Sergio) Szpolski y (Matías) Garfunkel, ha sido desaparecer y eso fue el vaciamiento del Grupo Veintitrés, lo que pasó con Radio América, Tiempo Argentino y también otros medios que desaparecieron. Se llevaron la pauta y después nunca se hicieron cargo de sus responsabilidades patronales”.
En la misma línea, Ottaviano plantea concretamente que es fundamental una Ley de Publicidad Oficial, y también una Ley de Acceso a la Información Pública y recuperar los 166 artículos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual -que le ponían límite a la comunicación concentrada- derogados por el decreto 267/2015 de necesidad y urgencia del Poder Ejecutivo Nacional. “En la derogación de esos artículos –dice la periodista- hubo vulneraciones al derecho humano de la comunicación en cuanto a que las últimas autoridades que fueron construidas en el último tiempo tienen dependencia directa del Ejecutivo Nacional”.
A su vez, Lacunza afirma que existe un problema de financiamiento del periodismo y sobre todo del de investigación, que es quizás el que más recursos demanda: “Hay muchas preguntas -plantea Lacunza, co-autor junto a Martín Becerra del libro Wiki Media Leaks-, nuevas formas, nuevos recursos tecnológicos, nuevas investigaciones colectivas: Panamá Papers y Wiki Leaks ofrecen una punta interesante. La importancia del periodismo de investigación es primordial, para que no sea un periodismo del día a día solamente, en el que los poderes públicos y privados tienen mucha fortaleza para fijar temas. El periodismo de investigación desbarata ese día a día”.
¿Tenés críticas sobre la jerarquización de la información de los Panamá Papers o Wiki Leaks que hicieron los grandes multimedios en Argentina y América Latina?
“En los medios latinoamericanos, que fue los que más seguimos para el libro con Martín –cuenta Lacunza- lo más notorio fue cómo los medios se excluían como objeto informativo, como sujeto de la noticia, cómo se excluía a los empresarios, a los propios medios, a las estrellas del periodismo, y que eso era una especie de alianza que todos los medios respetaban. En algunos casos –Ecuador, Perú– hicieron un sesgo obsceno. Pasó también en Argentina con algunas particularidades, que por la forma en que llegó fue un poco más difícil hacer eso pero se hizo, claramente, se hizo. Cinco o seis años después de la experiencia de Wiki Leaks, ahora la experiencia de Panamá Papers refleja algunas lecciones aprendidas. Yo creo que La Nación –que tuvo los cables- dejó bastante por descubrir con Wiki Leaks e hizo un sesgo del tipo de Ecuador o Perú, que se vio compensando por otro sesgo que fue el de Página/12, que eligió dar otra agenda informativa; el sesgo del diario El País implicó una cobertura muy pobre de América Latina. Ahora La Nación dejó poco por descubrir. La prueba está en que los Panamá Papers los tienen otros medios que hasta ahora no han producido nada que no se haya publicado ya. La Nación puso casi toda la información más importante, aunque sea en los avisos fúnebres, no se puede decir que no la publicó. Ese diario cayó en una torpeza periodística que fue que en las primeras 24 horas trató de proteger a (Mauricio) Macri en la web y en la edición impresa ocultando el nombre o mandándolo al último cajón. Finalmente quedó mejor vestido Clarín que eligió no ocultar la información referida a Macri”.

Tato Dondero, secretario general de SIPREBA.
¿Cuál es el rol fundamental del periodismo en la sociedad?
“Quienes trabajamos en los medios de comunicación formamos parte de una transformación social –destaca Ottaviano-. Lo creía hace mucho tiempo, cuando recién empezaba a trabajar en el periodismo, lo seguí creyendo mientras trabajé en distintos medios de comunicación y como defensora lo he profundizado. En los medios tenemos oportunidades extraordinarias de incluir, de no espectacularizar sino trabajar en la difusión de la información que es socialmente relevante. El desafío es concebir a los medios como servicios. Dentro de la comunicación audiovisual hay una comunicación de gestión privada con fines de lucro pero también hay una comunicación sin fines de lucro, hay una comunicación de pueblos originarios, hay una comunicación estatal, una comunicación comunitaria, alternativa, popular, universitaria. Y todos esos sectores tienen intereses que son diversos, pero que son fundamentales para construir una verdadera democracia. Es decir, no se los puede relegar del debate público, ni de las representaciones y construcciones comunicacionales a ninguno de estos sectores”.
Realizaste numerosas investigaciones periodísticas: entre ellas, una sobre la apropiación de Papel Prensa. ¿Con qué trabas te encontraste en esa investigación?
“Te encontrás con trabas de distintos ámbitos –manifiesta Ottaviano-. Las trabas en principio tuvieron que ver con que la información no estaba sistematizada, no había sido recopilada y estaba desperdigada en muchísimos expedientes judiciales. El acceso a esos expedientes para los periodistas es muy complejo y por eso creo que también es absolutamente necesario poder legislar en ese sentido. Porque es fundamental que, mientras no se entorpezca la labor del Poder Judicial, obviamente se pueda acceder, porque mucha de la información que hay allí es pública. Unas de las primeras trabas tuvieron que ver con poder acceder a esa información que era absolutamente relevante. Por supuesto, estábamos investigando sobre una realidad que si bien pasó hace muchas décadas, tenía todavía a los protagonistas de ese evento hoy en el marco de los medios de comunicación audiovisual. Tuvimos amenazas, distintos perjuicios a la hora de imprimir el diario (Tiempo Argentino). Fueron muchos meses de investigación y cada vez que llevábamos una nota a la tapa del diario se cortaba la bovina de papel, se cortaba la luz, los diarios quedaban abajo del camión y no terminaban de circular. De manera que las dificultades fueron muchísimas, ni hablar de lo que costó que dieran su testimonio por primera vez quienes estuvieron en situaciones de violencia y fueron víctimas de esa apropiación. Nos llevó mucho tiempo. A mí me acompaña una frase de Rodolfo Walsh que tiene que ver con dejar que sean los hechos los que nos terminan sorprendiendo, porque siempre superan las expectativas. Y así fue, comenzamos con una hipótesis sencilla de lo que finalmente fue esa alianza entre las tres armas y los tres diarios para terminar con una apropiación que signó la vida de la comunicación en la Argentina. Es absolutamente necesario que el Poder Judicial pueda avanzar en esa causa y no la tenga parada como ocurre en la actualidad. Allí empiezan a operar esas mismas trabas que intentaron operar sobre nosotros silenciándonos, queriendo impedir el avance de la investigación, pero que por lo menos periodísticamente no lograron.
¿Qué pensás del ataque que sufrió la periodista y conductora Silvia Martínez Cassina en una publicación de Clarín, en la que se le advertía que tuviera “cuidado con la lucha”, porque eso había llevado a la hoguera a Juana de Arco?
“Lamento profundamente lo que pasó, pero sobre todo lo que lamento es que se hable de lo que se publicó sin hablar luego de lo que ella denunció –distingue Ottaviano-. Dijo con mucha claridad que repudiaba que en el espacio donde ella trabajaba no se presentara a paritarias, que tuviera una serie de descalificaciones con algunas personas que se comprometían… El pedido de disculpas que se ha hecho no es comparable con el daño que se hace cuando a través de un medio de comunicación se expresa una amenaza de ese porte. La verdad es que reconozco el compromiso de ella. Yo he trabajado en Canal 13, no trabajé con ella en particular pero me consta su compromiso, su valentía. Porque muchas de las personas que trabajamos allí ya no estamos trabajando porque renunciamos para poder profundizar las mismas luchas que teníamos internamente, por fuera. Porque llegó un punto en que no se podía avanzar más. Y ella sigue adelante, con un compromiso que realmente es muy valorable y creo que es muy importante poder conversar en los servicios de comunicación audiovisual, en los medios en general, sobre todo lo que ella ha expresado, además de repudiar lo que fue escrito en el diario Clarín”.

Cynthia Ottaviano, Defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual.
El periodismo, ¿es el mejor oficio del mundo, tal como dijo Gabriel García Márquez?
“A mí me encanta –dice entusiasta Ottaviano-, vivo en sintonía con el oficio en sí mismo y soy una apasionada de lo que he hecho en mi vida periodística y lo seguiré siendo. Creo que uno no deja de ser periodista nunca. Esta es una profesión maravillosa que un día te lleva a caminar los pasillos de la villa 31, al otro día te lleva a caminar por la alfombra roja para que los reyes de España te den una nota, pero el premio de esta profesión es el compromiso con la sociedad en la que estás, no tengo ninguna duda”.
“Yo creo que sí –contesta Lacunza-. Lo que me gusta mucho es que es uno de los pocos oficios que te permite vencer barreras y te permite llegar a muchas personas veneradas por la gente, protegidos por las corazas que imponen los sistemas de seguridad o los ejecutivos de un mega banco que lava dinero y que también tiene toda una estructura para ampararse y pauta publicitaria para repartir. Muchos de esos filtros los podés vencer y lo tenés al tipo ahí y le preguntás, mirándolo a los ojos, con datos, y te tienen que responder muchas veces, otras no, otras veces no lográs pasar esas barreras, pero a veces sí, y eso es algo que a mí me produce una enorme satisfacción. Concebido el periodismo como yo lo concibo, que es crítico -el resto me parece sumamente aburrido-. Para mí la única aproximación posible es crítica. En ese sentido me parece que es el mejor oficio del mundo”.
En el contexto de un taller de periodismo dictado en Buenos Aires en 2002, el periodista polaco Ryszard Kapuściński dijo: “Sin la ayuda, la participación, la opinión y el pensamiento de otros, no existimos. La condición fundamental de este oficio es el entendimiento con el otro: hacemos, y somos, aquello que los otros nos permiten. Ninguna sociedad moderna puede existir sin periodistas, pero los periodistas no podemos existir sin la sociedad”. De igual modo Tomás Eloy Martínez publicó en 2005 en La Nación un Decálogo del Periodista que en el décimo y último punto reza: “Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro”.
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SiPreBA se movilizará junto a trabajadores de prensa agremiados de diferentes provincias del país, el 8 de Junio a las 14, desde el Obelisco hacia el Ministerio de Trabajo. Allí realizarán un acto y le entregarán al Ministerio un documento en el que incluirán los reclamos a nivel nacional.