El nombre como acto de identidad

El nombre como acto de identidad

El padre de Julio Cortázar se llamaba Julio Cortázar y abandonó a su familia cuando el niño tenía seis años. El tiempo pasó y el escritor fue creciendo en la casa de Banfield. Con el tiempo, Cortázar se hizo conocido y adoptó Paris como segunda ciudad en el mundo. Su nombre cobró más fuerza entre los escritores, y el público comenzó a reconocerlo, a buscarlo, a interesarse por él. Un día, el padre de Julio le envió una carta donde pedía que se le devolviera una sola cosa: el nombre. Julio Cortázar (padre) le exigía a su hijo que usara otro seudónimo para firmar los libros y las notas. Porque cuando él daba su nombre en alguna dependencia o negocio del barrio, todos le preguntaban lo mismo: ¿usted es el famoso escritor? Y Julio Cortázar (padre) tenía que responder una y otra vez: yo no soy Julio Cortázar.

En 1949 el escritor respondió aquella carta con amabilidad, pero jamás hizo caso al pedido de su padre. Siguió firmando los libros y las notas con su nombre real. Y fue tan grande que lo hizo más propio de lo que era. Porque hoy, tantísimos años después, nadie podría afirmar que en el mundo alguna vez haya existido otro Julio Cortázar.

Nombrar es un acto de la cultura. Un gesto ancestral y necesario. Un hecho que funda la identidad, y enmarca a cada persona en un contexto de pertenencia. No hay nadie que no tenga al menos eso, una respuesta a la pregunta simple: cuál es su nombre.

Apenas nace un bebé, la cultura se introduce en su vida a través del nombre y el apellido. Esa primera huella en la historia personal tendrá la carga de la familia, los rasgos de la herencia cultural, y el misterio del destino no escrito.

Poder nombrar a alguien -o nombrarse uno mismo- también es un gesto de libertad. Implica la posibilidad de pertenecer a un lugar,  y de incluir a un nuevo miembro en un entorno conocido. Cada vez que nace un individuo, los adultos eligen su nombre, y ese gesto dice algo del nacido pero, a su vez, dice mucho de ellos.

El 1° de Agosto entrará en vigencia el nuevo Código Civil, resultado de la modificación de los códigos Civil y Comercial, vigentes hace 144 años. Uno de los cambios más significativos se relaciona con la elección –e incluso con la modificación- de los nombres y apellidos de las personas. En el nuevo Código, se extiende la nómina oficial de nombres permitidos, incorporando nombres aborígenes, latinos e ingleses. Incluso se podrán anotar nombres que hasta ahora se conocían como apodos, por ejemplo Juanse o Nacha. A partir de ahora, tampoco será necesario que el nombre sea en castellano ni que denote el sexo. La única exigencia es que no dañe el honor del individuo ni resulte ofensivo.

La psicóloga Andrea García (M.N. 16279) es experta en temas de adopción, donde el nombre cobra un sentido fundamental. “El nombre de un niño da cuenta de su historia. En muchos casos es la marca de alguien que posó su mirada amorosa para nombrarlo. Esta mirada es un otro presente en el proceso de integración familiar, es una señal de que el niño es un sujeto que anhela ser ahijado tal como es, sin restricciones (…) El trabajo con las familias que se ofrecen para adoptar tiene como eje lograr la disponibilidad que permita integrar al niño con su identidad, con su historia para construir, desde el primer encuentro”.

Por otro lado, hay cambios del nuevo Código vinculados con los apellidos. Hasta ahora, la inscripción de los nombres se rige por la “ley del nombre” (ley número 18.248), sancionada en 1969, en plena dictadura. El artículo 4 de dicha ley plantea que “los hijos matrimoniales llevarán el primer apellido del padre. A pedido de los progenitores podrá inscribirse el apellido compuesto del padre o agregarse el de la madre”.

El nuevo Código viene a cambiar esta norma ya que permite que los hijos de una pareja lleven uno o los dos apellidos, y en cualquier orden. El cambio más rotundo es que ya no es obligatorio por ley llevar el apellido del padre. Será un desafío cultural acompañar estas modificaciones legales, que amplían las posibilidades reales para inscribir a un individuo y asignarle un rasgo fundamental de su identidad.

En relación a que los hijos puedan llevar primero el apellido de la madre, la psicóloga Andrea García dijo: “esta legislación da cuenta de un cambio social que no contaba con su correlato legal. Históricamente, la portación del apellido materno era un estigma social que ubicaba al niño (y más tarde al adulto) en el lugar del ‘indeseado. Esta reforma da cuenta de un cambio de la posición de la mujer en la sociedad que se dará lentamente ya que lo cultural lleva tiempo hasta que logra arraigarse”.

El abogado y escribano Sebastián Reynolds (M.N. 4296) analizó para ANCCOM el lugar del nombre en la sociedad a partir de la perspectiva jurídica. “Una de las fuentes principales del derecho es la costumbre, y la reforma del código civil refleja una necesidad social vinculada con la identidad. Por un lado está el deseo de los padres de individualizar a sus hijos, y por otro, la libertad de los hijos de incorporar el apellido, por ejemplo, de la madre”.

En el caso de los matrimonios, la ley de 1969 estableció como obligación que las mujeres casadas antepusieran el “de” antes del apellido de sus maridos. Después de varios años, aquella obligación pasó a ser optativa. A partir del nuevo Código, el cambio se profundiza, porque plantea que cuando una pareja contrae matrimonio, cualquiera de los dos cónyuges tiene libertad para utilizar el apellido de su pareja, anteponiendo la preposición “de” o no.

Sin embargo, tanto el abogado Reynolds como la psicóloga García concuerdan en que este cambio es el que se dará más lento. García comentó que “aún está muy asociada la idea del hombre como proveedor y sostén de la familia (aunque actualmente sea un rol compartido con las mujeres) por lo que cambiar el hábito de que las familias sean identificadas por el apellido paterno llevará más tiempo”.

Marcelino tiene 58 años, es músico y forma parte de la comunidad quom. Fue padre por primera vez en 1982 y junto con su esposa, decidieron que el bebé se llamaría Mbareté, que quiere decir “fuerza espiritual”. La empleada del Registro Civil se negó a anotar al chico con ese nombre y derivó a Marcelino con uno de los jefes que le dijo: “¿qué problema tenés con el nombre de tu hijo?” Y Marcelino fue franco: “No tengo ningún problema, el nombre es Mbareté”. Entonces el jefe –la mano en la espalda de Marcelino- retrucó: “¿Por qué no le ponés un nombre como la gente y te dejás de joder?” Lo que vino después es todo cuerpo: Marcelino empujando al hombre, el hombre cayendo al piso, estirando la mano hasta un botón antipánico, un policía que llega corriendo. La mañana sigue en la comisaría, donde le recomiendan a Marcelino que “piense mejor” el nombre de su hijo.

Un día después, el hombre volvió al registro, esperó su turno, y cuando la mujer de la ventanilla le preguntó ¿cómo se va a llamar la criatura?, Marcelino le dijo: Mauro Matías. Cinco años más tarde, hubo que bordar el nombre en el corbatín de preescolar. Los padres le preguntaron al chico qué nombre quería para su corbatín. El niño tenía cinco años, y la seguridad de un adulto. Miró fijo a sus padres y dijo: “quiero que me escriban Mbareté”. Marcelino respiró tranquilo.

Las leyes y las costumbres se relacionan dialécticamente. A veces las tradiciones cambian primero, y atrás va la ley aggiornando las reglas y adaptándose a una nueva época. En otras ocasiones, la ley da el primer paso, y las personas van detrás, acomodando sus costumbres a las nuevas normas. En el caso del nuevo Código, la relación es mutua y plantea cambios públicos para desafíos privados.

El filósofo Ludwig Wittgenstein sostenía que solo se puede pensar aquello que puede ser nombrado. Quizás las libertades que el Código incorpora sean el primer paso en ese sentido. La posibilidad de nombrar relaciones sociales distintas y actualizadas. Una vez que tengan un nombre, quizás sea más fácil romper el tabú.

“Ahora empieza otra historia, sería como el principio del fin”

“Ahora empieza otra historia, sería como el principio del fin”

Juan Carlos Lavia es médico cirujano. Compartió guardias hospitalarias durante la dictadura cívico militar en el sanatorio de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) de Haedo con Aldo Clemente Chiappe, el médico militar que le permitió acceder a la tenencia de Florencia Laura Reinhold Siver. Para esa época Chiappe participaba en la ESMA donde Susana Siver, la madre de Florencia, estuvo secuestrada. El médico entregó a la beba en una calle del barrio de Belgrano a fines de enero de 1977. Luego Lavia, junto a la complicidad y el consentimiento de su mujer Susana Marchese, se quedaron con la niña y la inscribieron como propia, mediante la falsificación del certificado de nacimiento. Lavia pidió a un amigo suyo, el médico Francisco De Luca, que firmara el documento que sellaba ilegalmente la mentira sobre el origen de la niña. Según el matrimonio, ellos desconocían totalmente la situación que atravesaba el país, desconocían la actividad de Chiappe y no se preguntaron sobre la identidad de Florencia, hasta que tuvo 21 años. A pesar de que desde chica le habían confirmado que era “adoptada”, fue en la mayoría de edad cuando le confesaron las dudas sobre su origen y le delegaron la búsqueda de su verdad. Por su cuenta, y con grandes dificultades, Florencia se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo y pudo descubrir, recién a los 33 años, que sus padres eran Marcelo Reinhold y Susana Siver, dos militantes secuestrados y desaparecidos por los militares en 1977. Adriana Reinhold, tía paterna de Florencia, había dicho durante su testimonio ante el Tribunal que le parecía “perversa” la actitud de Lavia al revelarle todo a Florencia y dejar que averigüe sola: “Podrían haberla ayudado a buscar a su familia”, había expresado Adriana.

Tras las cuatro audiencias de debate oral y público, el lunes pasado el Tribunal Oral Federal 5 estableció la pena de ocho años de prisión para Lavia y seis años y seis meses para su esposa Susana Serafina Marchese, por considerarlos coautores responsables en la “retención y ocultamiento de un menor de diez años” y “falsificación ideológica de documentos públicos que acreditan la identidad”.  Además los jueces Oscar Hergott, Daniel Obligado y Adriana Pallioti condenaron al médico Francisco Vicente De Luca a cinco años de prisión, más la inhabilitación para ejercer la profesión por ese mismo tiempo, por participar como coautor en el delito de “falsificación ideológica de documentos”.

 Familia Reinhold escuchando el fallo.

Familia Reinhold escuchando el fallo.

Durante los alegatos del 1 y 2 de junio, la querella, en manos de los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo Alan Iud y Pablo Lachener, había solicitado diez y ocho años de prisión para Lavia y Marchese respectivamente, y seis años para el doctor De Luca, resaltando la necesidad de considerar los delitos bajo la tipificación de “lesa humanidad”. Los abogados hicieron hincapié en la culpabilidad del matrimonio y frente a las justificaciones que habían presentado los imputados, para argumentar su inocencia –como el supuesto desconocimiento, la ausencia de vínculo entre Lavia y Chiappe, a pesar de los turnos de guardia compartidos, y la supuesta falta de sospechas sobre la situación– los abogados de Abuelas calificaron su conducta como “ceguera voluntaria”: “No se trata de un simple desconocimiento, sino de un desconocimiento voluntario, decidido por el agente. La no ejecución de determinadas medidas de esclarecimiento se debe a que deciden no indagar, prefieren no saber”. Esta actitud voluntaria implica responsabilidad, y por tanto, culpabilidad en el delito. Aunque por otro lado, el fiscal Miguel Palazzani, también había asegurado, durante los alegatos: “Que no hubo tal ceguera sino que había un claro conocimiento de la situación”, y esto debido a que sabían cómo realizar cada paso para “adoptar” de manera ilegal a la beba. Además, el fiscal había remarcado que Lavia pretendía mostrar “un estado de angelización” de su parte, y que su declaración era extraña ya que admitía haber “sentido miedo por su familia” durante los primeros años de la democracia, con lo que justificaba su inacción. “¿Pero no sintió miedo durante el Terrorismo de Estado cuando cometió el delito?”, contrapuso el fiscal. Para Palazzini la culpabilidad de los imputados es irrefutable. “Configuraron un daño de imposible reparación ulterior y debe determinarse una pena que contribuya a terminar con la impunidad”, había concluido en su alegato el fiscal.

Posteriormente, la defensa había intentado excluir la categoría de lesa humanidad, y proponer la imprescriptibilidad de los delitos, afirmando que “las adopciones ilegales han sido moneda corriente”, “las limitaciones informativas hacían que fuera imposible saber lo que estaba sucediendo” y que con la recuperación de la identidad de Florencia Laura “ya se ha hecho justicia”.

Tribunales de Comodoro Py, Bs As.

Tribunales de Comodoro Py, en la Ciudad de Buenos Aires.

Sin embargo, el Tribunal –que presentará los fundamentos de la sentencia el 15 de junio– fue contundente en su veredicto. Finalizada la lectura, la numerosa familia biológica de Florencia Laura Reinhold Siver, que se encontraba detrás de la puerta vidriada de la sala Amia, aplaudió con fervor a la justicia. Entre abrazos y llantos se felicitaban mutuamente y en especial a Adriana Reinhold, que encabezó la búsqueda de verdad y justicia. Alan Iud y Pablo Lachener también se acercaron para saludar afectuosamente a Adriana. La satisfacción por la sentencia fue generalizada, ya que según Adriana: “Esperábamos menos pero realmente fue un triunfo, uno más. No es ni muy grande ni muy chico, es un triunfo nuestro y de la justicia”. Luego, al salir de la sala Adriana dijo: “Ahora empieza otra historia entre nosotros, sería como el principio del fin, es la historia de volver a vincularnos a partir de que ella [Florencia Laura] ya sabe la verdad”.

 

Teatro efímero para dejar huella

Teatro efímero para dejar huella

El Festival Efímero de Teatro Independiente (FETI) es un encuentro de artistas teatrales con sede central en el Centro Cultural Archibrazo del barrio porteño de Almagro. Desde el 26 de julio hasta el 1ro de agosto se llevará a cabo la tercera edición de este festival autogestionado de teatro comunitario y cooperativista.

Agustín Clusellas, actor y miembro fundador del festival y del Centro Cultural Archibrazo, contó a ANCCOM sobre la propuesta del encuentro: “La idea es que con el festival podamos acercar el teatro al barrio”. “También, queremos salir un poco de la solemnidad del teatro y sacarlo a la calle”, complementa Verónica Caminos, miembro de la organización del festival, y explicita una de las piedras fundamentales del FETI como encuentro popular: “Si no es a la gorra, no se hace. Es nuestra política”.

Verónica Caminos, FETI, Archibrazo.

Verónica Caminos del Centro Cultural Archibrazo.

 – ¿Cómo surgió el FETI?

Verónica Caminos- Agustín forma parte de una cooperativa de teatro, un elenco que se llama “De arrugas y juguetes”, que ensayaban una obra que nació acá en el “Archi” que se llama “¿Quién mató al gallo?”. En 2013, surge la idea de hacer el FETI, que lo que se buscaba era dar un espacio para que obras de compañeros y de amigos del teatro en general pudieran hacer sus espectáculos. Lo que el festival ofrecía era que viniesen y la presentaran acá, a la gorra.

– ¿Qué tipo de público se acercaba?

Agustín Clusellas- En el primer festival hubo poca convocatoria, y fue más que nada gente de teatro. En el segundo nos fue mejor, pero nos costó abrir el festival a un mayor espectro de gente. Por eso nuestro objetivo este año es llegar al barrio y que venga más gente, además de la de teatro.

V.C. – Por eso abrimos el margen a otros barrios, como lo vamos a hacer en el espacio “Piedrabuenarte”, en Piedrabuena. Las tres sedes son Archibrazo, Matienzo y Piedrabuena, pero la idea de este año es –estamos trabajando la logística- ocupar la plaza de Almagro en la apertura y poder llegar al barrio desde ahí. Y para el cierre, estamos trabajando en cortar Mario Bravo y hacer nuestras obras ahí, a la gorra, para que las puedan ver todos.

– ¿Por qué efímero?

V.C.- Es la palabra que nos define como festival. Mi visión de lo efímero es eso que está, aparece y desaparece pero deja una huella que se marca en la memoria. Hablamos desde lo efímero desde el tema de ocupar espacios –como lo vamos a hacer en Piedrabuenarte o en el Matienzo-, aparecemos, hacemos nuestras obras, nos vamos, pero dejamos nuestra huella.

– ¿Cómo plantean la organización del festival en esta edición?

A.C.- Este año cuando abrimos la convocatoria el eje que nosotros queremos que las obras manejen es que planteen distintas problemáticas sociales. Además de que uno de nuestros pilares es el tema de la gorra, que después de la obra se pasa la gorra, para nosotros es muy importante que después de la obra se haga una reflexión en conjunto con el público. El año pasado se intervino bastante, sobre todo en los círculos de debate.

V.C. -Nos fue muy bien en esa segunda edición. El festival tuvo tres talleres, además de las obras, y mesas de debate: una de creación colectiva, otra de teatro político y otra de autogestión.

– ¿En qué se diferencian de otros festivales de teatro independiente?

A.C. – Nos pasa que vemos festivales de teatro donde se maneja un grupo cerrado y llaman a la gente a ayudar, pero lo hacen cuando el proyecto está armado. Nosotros teníamos ganas de abrir el proyecto viniendo de una creación colectiva como obra, abrir el cooperativismo a muchos, generar un festival entre muchos.

V.C. -Sí, y yo creo que nos diferenciamos a partir de que manejamos el tema de la gorra como entrada popular. Muchos festivales traen artistas internacionales y el acceso es muy caro. Por otra parte, las obras del FETI se hacen en los lugares que nombramos, no en un teatro oficial, aspiramos más a lo barrial, y nos propusimos este año a abrir las puertas a obras de distintas provincias. Cada uno tiene su huella, nosotros tenemos la particularidad de poder acercarnos al barrio y acercar las provincias también a lo barrial.

– ¿Cuándo son las fechas del festival y con qué obras puede encontrarse el espectador?

V.C. – En principio, teníamos estipulado que el FETI comenzara el 29 de agosto, pero logramos asociarnos con Proscenio Sur -la red de teatro de Pompeyo Audivert y Norman Briski-, y finalmente empezaremos desde 26 de agosto en sus sedes: el teatro El Cuervo y en El Calibán. Desde el 29 hasta el 1º de septiembre, presentaremos obras en el Centro Cultural Archibrazo, el Espacio Piedrabuenarte y el Centro Cultural Matienzo. Van a ser dos obras de Capital Federal, cuatro provinciales y dos internacionales. Este año, las internacionales son una chilena: “Las dos familias”, y una mexicana: “Bola de carne”. Estamos tramitando una española también.

– ¿Qué expectativas tiene FETI de acá a futuro?

V.C. – Lo primordial es continuar haciendo el festival y el día de mañana poder conseguir estabilidad económica para solventar gastos importantes como los pasajes de los artistas, por ejemplo. También, queremos seguir ganando espacios y poder llegar concretamente a la gente: que pueda venir cualquiera a ver una obra de teatro, bajarlo del pedestal para que se den cuenta de que es un arte popular que puede estar a la vuelta de tu casa. Además que, más allá del teatro, los vecinos se puedan encontrar con el arte, que brinda herramientas para cambiar un montón de cosas, sin necesidad de hacer grandes sacrificios económicos: abundan lugares autogestionados en la ciudad en donde se puede tomar clases de teatro a la gorra, por ejemplo, y descubrir un lado artístico.

El arte mural también reclama

El arte mural también reclama

El primer sábado de junio, un grupo de vecinos de La Boca pintó un mural en el barrio para recordar a los chicos que fallecieron «de muertes evitables». Desde fines del año pasado, el grupo La Boca Resiste y Propone viene realizando murales en el barrio con temáticas específicas para dar a conocer los problemas y las luchas de los vecinos.

El colectivo comenzó a gestarse luego del caso de Gonzalo Reynoso, un chico de 16 años que murió en octubre de 2014 a manos de otro adolescente, que se encontraba en un parador que el Gobierno de la Ciudad instaló en el barrio para jóvenes en situación de calle.

«A partir de su muerte, hicimos una reunión entre todos los que laburamos con pibes en el barrio, organizaciones políticas, sociales, trabajadores de la salud y de la educación», dijo Natalia, una de las integrantes de La Boca Resiste y Propone, a ANCCOM. En ese momento, el grupo preparó un petitorio y organizó una marcha el 4 de diciembre de la que participaron unos 500 vecinos.

Además de las actividades sociales y talleres que llevan a cabo, La Boca Resiste y Propone encontró en los murales una forma novedosa de dar a conocer su lucha. «Buscábamos una herramienta para comunicar lo que veníamos trabajando», explicó Natalia. «No entendemos el arte como una mera expresión estética sino cumpliendo siempre una función social al servicio de las fuerzas transformadoras del pueblo», detallaron desde la organización.

Imagen de conventillo del barrio de La Boca.

El sábado desde la mañana desarrollaron el sexto de una serie de siete murales, cada uno con un mensaje y una lucha específica. Las temáticas son varias y representan las problemáticas y las denuncias de los habitantes de La Boca: uno dedicado a la salud, para pedir mejoras en los centros de tratamiento, uno dedicado a la educación, otro dedicado a Boca, por la relevancia del club de la rivera en el barrio, y otro dedicado a la problemática de la vivienda, que varios consideran el gen de la mayoría de los problemas en esa zona de la ciudad. «Los pibes de nuestro barrio tienen que vivir en piezas con ocho chicos más y es muy difícil que se puedan constituir en su rol de estudiantes, de amigos, que puedan jugar, que tengan privacidad», señaló Natalia.

El último, será un mural colectivo sobre las expectativas y las esperanzas de los vecinos para el barrio. Hubo otro que se dedicó especialmente al proyecto del parador: luego de la muerte de Gonzalo Reynoso, apuñalado por uno de los jóvenes del parador, el Gobierno cerró el centro que brindaba asistencia a los chicos con adicciones y en situación de calle.

«El mural del parador representa el pedido que hicimos para saber dónde estaba el parador. Después de lo que pasó con Gonzalo, esa misma noche lo cerraron. Queríamos saber dónde habían trasladado el parador y qué pasó con los treinta chicos que estaban ahí», explicó Natalia. «Gonzalo fue apuñalado por un par de él, que estaba bajo la responsabilidad del Gobierno de la Ciudad».

6º Mural "La Boca Resiste y Propone"

En plena reunión «La Boca Resiste y Propone»

Según ella, cuando se instaló el proyecto «no hubo una política de articulación con el territorio». Y luego, cuando lo cerraron, «nadie se hizo responsable del destino de esos chicos». «Ahí funcionaba un centro recreativo para los pibes del barrio. Cerraron la canchita, pusieron el parador y no hicieron ningún tipo de articulación con la gente del barrio para que estos chicos que llegaban al parador tuvieran vínculos y se rompiera esa diferencia», advirtió.

El último mural que realizaron representa «la vida de todos los chicos que han fallecido en muertes evitables en nuestro barrio, producto del abandono y la desidia de la que somos víctimas en el sur de la ciudad», dijeron los organizadores. «Cada uno de estos chicos dejó una semilla para sembrar conciencia».

Las historias son variadas. Desde una nena atropellada por un colectivo, pasando por el caso de un chico atropellado por un patrullero, hasta la gran cantidad de muertes producto de los habituales incendios que sufren los conventillos y las viviendas de La Boca. La forma que encuentran los vecinos de dar a conocer estas tragedias es a través del arte. «Hay dos tipos de arte. El arte que trabaja en función de los grupos concentrados, de los poderes dominantes y un arte que está al servicio de la fuerza transformadora del pueblo. Dividimos ese petitorio en siete ejes y cada mural representa un eje del petitorio. El mural de hoy tiene que ver con todos los chicos fallecidos en el barrio de muertes evitables», reflexionó Natalia.

6º mural «La Boca Resiste y Propone»

El colectivo, además, rechaza el proyecto del Gobierno porteño de declarar Distrito de las Artes a un sector de los barrios de La Boca, San Telmo y Barracas: «El Distrito de las Artes, lo que hizo sobre nuestro barrio es fomentar el proceso de saturación inmobiliaria», agrega. «Es la contracara del arte que proponen ellos. Nosotros proponemos al arte como una herramienta de comunicación popular, un lenguaje estético a partir del sentido del barrio».

Hoy, milonga, hoy

Hoy, milonga, hoy

Hoy el tango es una postal variopinta. En ese horizonte se encuentran tanto propuestas conceptuales, con matices deudores de otras músicas como el jazz o la música clásica, hasta aquellas que tienen su norte en el tango canción y el baile. Como en otros casos, la música es también un campo donde toman vigor las antinomias o rivalidades. Se sabe que el pasado del tango no está exento de polémica. Si Piazzolla o D`Arienzo, si el arrabal o el centro, si el baile corto y milonguero o la acrobacia en el aire, son disputas que no les importan demasiado a las nuevas generaciones de músicos de tango. La situación bien pareciera ser la de una convivencia pacífica.

Tampoco el tango es algo territorial o a la vista de todos. O, al menos, una parte de él se mantiene bajo otra dinámica. Un interesante circuito de milongas sucede a contrapelo del ritmo diario.

Los lunes por la noche, por ejemplo, la Orquesta Victoria resuena en las paredes del Café Vinilo. El plan se compone como un tríptico: clase de tango, concierto y milonga.

Baile. Milonga. Café Vinilo en la Ciudad de Buenos Aires.

Baile. Milonga. Café Vinilo en la Ciudad de Buenos Aires.

La moderna

Las mesas se disponen en círculo y dejan un espacio considerable para el baile. La orquesta se cubre de una luz verdosa y parece lejana, en un crepúsculo permanente. El concierto arranca. La propuesta musical se incluye dentro de un todo conceptual. “Uno tiene que sonar como es, uno tiene que verse como es», dice Hugo Satorre, primer bandoneón de la orquesta. El uso eficaz de la puesta de luces y el hecho de tocar el show de memoria envuelven al concierto en una intensidad variable, hipnótica. Definitivamente, la orquesta construye una identidad. «Le damos importancia al show como una construcción dinámica”, dice Satorre.

Dos cantantes se disputan las letras cuando los temas no son meramente instrumentales. El dúo Fuertes – Varnerín, que matiza la noche con un intermezzo de boleros, cumple con los climas sugeridos en cada uno de los arreglos del pianista Alejandro Drago.

Satorre se confiesa: “Nosotros sabemos que estamos en la periferia del tango. No buscamos gustarle al ultraortodoxo, a él no vamos a gustarle, no nos preocupa. Nosotros buscamos desde afuera, apuntamos a la gente que no escucha tango. Tenemos otra idea, queremos salir de esa mirada estereotipada del tango. Desde cómo se tiene que tocar hasta otras imágenes que sugiere.” Como antesala a la gira por Estados Unidos, hace pocos días la orquesta fue nominada a los premios Gardel por “en vivo en Café Vinilo” como “Mejor Álbum Nuevo Artista de Tango”.

Recién en los bises algunos se animan y la milonga arranca. “Nuestra música tiene tango, es esencialmente eso, pero con una densidad que, en sí, no es fácil de bailar”, remarca Satorre. Entonces, poco a poco, las luces del salón restituyen la normalidad y las figuras de los bailarines  se recortan. La milonga arrancará luego de que la orquesta termine. Entonces, el público cambia, rota y la medianoche da inicio al baile.

Orquesta del Café Vinilo.

Orquesta del Café Vinilo.

La ventanita

El tango “Almagro” resalta a ese barrio como el espacio de una juventud perdida (“Barrio del alma, fue por tus calles donde he gozado mi juventud”). La cartografía ortodoxa dirá que esta vereda, donde las puertas rojas, de fundición, ocultan el espacio cultural La Casa del Señor Duncan, pertenece al barrio de Boedo, “corazón del arrabal porteño”. Ambas letras se ajustan para definir la cita en el límite barrial.

La Ventanita de Arrabal, liderada por el Sexteto Fantasma, es una milonga que también se siente a gusto con la juventud que disfruta el tango. “A este circuito de milongas va mucha gente joven que busca escuchar cosas nuevas, distintas”, dice Rodrigo Perelsztein, cantante del Sexteto Fantasma.

La escena es otra: un valsecito criollo de fondo, como un gran telón, anticipa el concierto y la milonga. Todos charlan y ríen, se encuentran. La pista, un piso de antaño, se ve vacía detrás de las puertas. Hay caras conocidas, caras de ayer, apenas, de Vinilo o de Duncan. Los habitués de las milongas parecen yirar indefinidamente a lo largo de la semana. Lunes, martes, miércoles, o los días que sean necesarios para bailar el tango de noche, tarde.

La Ventanita de Arrabal habilita otro tipo de encuentro, uno fundamentalmente ligado al baile, en parte porque la milonga nace de un esfuerzo conjunto entre El Sexteto Fantasma y los profesores de danza de la Casa del Señor Duncan. Apenas pasadas las ocho arranca la clase de tango estilo milonguero y luego, cerca de las once, se esbozan los primeros pasos con música en vivo.

El Sexteto Fantasma empezó versionando los clásicos del tango y luego emprendió las composiciones propias, instrumentales y cantadas. En su disco, homónimo a la milonga, las composiciones se caracterizan por arreglos virtuosos de guitarra eléctrica y el timbre de la trompeta en reemplazo de las líneas del violín, bajo la dirección de Guido Iacopetti. A pesar de que las composiciones no tengan a la danza como principal motivación, durante el show el baile es constante. El sexteto tiene una mirada amplia sobre su búsqueda: “Somos parte de una especie de under que viene empujando, que tiene cada vez más lugar y pertenecemos a una nueva generación del tango que viene haciendo sus aportes”, reflexiona Perelsztein.

Claramente, un tanto alejados de los vicios for export, del tango grandilocuente y acrobático, estas dos expresiones son sólo un atisbo de lo magnitud del tango under. El Arranque, la Fernández Fierro, la Orquesta Típica Agustín Guerrero y tantos otros conjuntos y orquestas forman parte de este movimiento constante.  En las manos de estas nuevas generaciones la supuesta esencia del tango se define día a día sobre los escenarios. El tango cambia sus vestiduras, o no, pero todos se sienten parte de algo más grande. “Hay una identificación general de que todos somos parte de un momento particular del tango, que no sabemos muy bien hacia dónde va, pero va”, remarca Perelsztein.

Orquesta Victoria en la Milonga de Café Vinilo. Lunes 20hs: Clase. 22hs: Concierto. Café Vinilo – Gorriti 3780 (CABA) Entrada a la gorra

Sexteto Fantasma en La Ventanita de Arrabal. Martes. 20 hs: Clase. 23 hs: Sexteto Fantasma.

La Casa del Señor Duncan – Rivadavia 3832. Entrada libre.

Clases de baile en "Ventanita de arrabal", Sr. Duncan. Caballito, en la Ciudad de Buenos Aires.

Clases de baile en «Ventanita de arrabal», Sr. Duncan. Caballito, en la Ciudad de Buenos Aires.