“Dejamos una Argentina que ha renacido”

“Dejamos una Argentina que ha renacido”

“Quiero saludar con todo mi afecto y reconocimiento al maravilloso pueblo argentino en una jornada democrática ejemplar en donde la voluntad popular ha elegido al nuevo presidente, al ingeniero Mauricio Macri a quien acabo de saludar, deseándole éxito por el bien de nuestro país”, dijo el candidato a presidente de la Nación por el Frente Para la Victoria, Daniel Scioli, a las 21.35, cuando la derrota era hecho. Después de horas de expectativa en el Centro de Campaña, Scioli apareció en el escenario de Hotel NH junto a su esposa Karina Rabolini, su hija Lorena y su equipo de campaña. Los ánimos estaban caídos y tres horas y media después de finalizados los comicios se daba por finalizada la elección a presidente de la Nación en una jornada histórica: por primera vez se definió el ocupante del Sillón de Rivadavia a través de un balotaje.

Faltarían todavía un par de horas para que el escrutinio final determinara la victoria de Cambiemos con el 51,4% de los votos contra 48,6%  de Scioli. Fueron apenas 2,80 puntos de diferencia que representan 705.000 votos sobre un total de 25 millones.

Scioli agradeció a la militancia y a los más de diez millones de ciudadanos que le dieron su apoyo.

Scioli agradeció a la militancia y a los más de diez millones de ciudadanos que le dieron su apoyo y recorrió los logros en materia económica y políticas sociales en estos doce años de gobierno: “Dejamos una Argentina que ha renacido, con su fuerza emprendedora que se ha industrializado, un país que dejamos con la enorme tarea de tomar la posta, con la tasa más baja de desempleo de muchísimos años, con la tasa más baja de desendeudamiento desde el año 1976. Nuestro país no tenía esta libertad de independencia económica”. Asimismo, remarcó los logros en estos años en materia de educación: “Una Argentina que ha puesto en la educación un pilar fundamental de inclusión social generando innumerables oportunidades a los jóvenes de cara al futuro. Una Argentina que ha puesto a la ciencia y la tecnología como una política de Estado, con científicos que han vuelto a nuestro país para contribuir al progreso, al desarrollo de nuestro país”. Agradeció a su compañero de fórmula Carlos Zannini y recalcó que el pueblo, profundamente demócrata, ha elegido una alternativa. Agregó que espera que Dios ilumine por el bien de todos los argentinos.

Frente a la tendencia de los resultados, en ese momento con el 63,26% de las mesas escrutadas y con 7 puntos abajo con respecto a Mauricio Macri, expresó: “Los resultados ya muestran una tendencia definitiva y por eso me parece muy oportuno llegar desde lo más profundo al corazón de cada argentino y decirle que como he hecho a lo largo de mi vida, siempre voy a buscar el lugar que sea, para poner a la bandera argentina bien en alto”.

Asimismo manifestó su vocación de servicio y el amor por su país: “Siempre, hasta el último suspiro, voy a estar con esa vocación de servicio y con ese amor por la Argentina, para poder ayudar especialmente a los que más necesitan al Estado al lado suyo para que puedan seguir definitivamente adelante”.

Dijo, además, que defenderá a los compañeros trabajadores ya que son la base fundamental del movimiento justicialista, y el Centro de Campaña se llenó de emotivos aplausos. Puntualizó además que el Estado es el centro fundamental de todas las iniciativas que han generado seis millones de puestos de trabajo, la inclusión de tres millones de jubilados, y políticas de salud con un calendario de diecinueve vacunas y que, gracias a ello, se ha logrado la tasa más baja de mortalidad infantil.

A las 18:26, Alberto Pérez había dado la primera declaración a la prensa: «Hoy ganó la democracia en la Argentina”.

Las primeras palabras en el Hotel NH las había acercado  Alberto Pérez, jefe de campaña del FPV, a las 18.26: “Hoy ganó la democracia en la Argentina”. Se sabe, en la política argentina cuando alguien reivindica el triunfo de la democracia es porque su partido perdió en las elecciones.

Fue a las 19:30 cuando el país entero conocería los primeros resultados de la elección. La tensión crecía a cada minuto y las caras de preocupación y nerviosismo se respiraban en el Centro de Campaña del Frente para la Victoria. En el Centro de Campaña de Cambiemos ya se festejaba un resultado que aún no era oficial, mientras que en el de Scioli, se esperaba con cautela.

Las caras de desconcierto iban en aumento, mientras aparecían los datos oficiales. El equipo que acompañaba a Daniel Scioli subía y bajaba los pisos del hotel NH, donde se reunió el espacio kirchnerista para esperar los resultados del balotaje a presidente de la nación. Por su parte los bombos de la militancia, ya presente en las afueras del Centro de Campaña, se hacían escuchar en las inmediaciones de la Plaza de Mayo con la esperanza de que los datos oficiales revirtieran las tendencias

A pesar de la derrota consumada, miles de militantes de distintas agrupaciones del FPV -Nuevo Encuentro, La Cámpora, el Movimiento Evita, entre otras- esperaron en las inmediaciones de Plaza de Mayo, el tradicional espacio de las manifestaciones políticas argentinas. Se quedaron allí, aún conociendo los resultados. Lágrimas, abrazos contenedores y cantitos que proliferaran en forma de promesa: “No pudo López Rega, no pudo Isabel, no podrá Mauricio Macri, acá estla la JP”, era uno de las consignas.

Una hora después llegó el director de ANSES Diego Bossio: “Es una elección en la cual nos sentimos muy orgullosos, estamos convencidos que de la democracia se ha fortalecido en todos estos días, se han fortalecido las ideas, se han puesto en consideración dos visiones sobre la Argentina, y hoy se escuchó la voz de las urnas”. Luego de las palabras de Scioli en el búnker del Frente para la Victoria la tristeza no tenía fin, algunos trataban de explicar lo sucedido, otros simplemente manifestaban incredulidad.

Los rostros de la militancia en la Plaza de Mayo.

Poco a poco el Centro de Campaña fue quedando vacío, aunque la militancia, siempre presente, no paraba de cantar y acompañar al candidato que no llegó a ser presidente de la Nación. Abrazos solidarios y la promesa de que no dejarán que se atropelle ninguna de las conquistas sociales, acompañaros el final de la jornada.

También cambió la fiesta

También cambió la fiesta

Cambió el signo político del país y también cambiaron los símbolos de los festejos. Los simpatizantes de la coalición triunfante Cambiemos celebraron en el Obelisco, un espacio más asociado a los festejos deportivos que políticos. La tradicional Plaza de Mayo siguió en manos de los militantes del Frente para la Victoria, que a pesar de la derrota decidieron salir a la calle, lo que tal vez sea una señal hacia el futuro: salir a la calle para cuidar las conquistas sociales de los últimos doce años.

En el Obelisco no había banderas partidarias ni de organizaciones sociales ni de agrupaciones sindicales. Tampoco hubo referencia a dirigentes históricos de la Nación en estandartes ni remeras. Solo se agitaban banderas argentinas, el paisaje sintonizaba con una fuerza política casi sin pasado, con apenas una década de vida. Ni siquiera hubo banderas amarillas, identitarias del PRO, la agrupación creada por el nuevo presidente, Mauricio Macri. Mucho menos estandartes de la histórica Unión Cívica Radical, el partido que le brindó la estructura territorial nacional de la que el macrismo carecía.

Desde las 20, cientos de macristas comenzaron a ocupar una parte de la avenida Corrientes, a la altura de la 9 de Julio. Se mostraban esperanzados, hacían flamear sus banderas argentinas y agitaban globos celestes y blancos, otro nuevo instrumento del marketing electoral.

Agitando su pandereta y emocionada, Verónica celebraba junto a su marido. Al momento de responder por qué había escogido al candidato de la oposición, expresó con seguridad: “Es la única persona en la que creo, lo voté desde el primer momento, es una persona confiable rodeada de un equipazo, se viene otro país. Para el futuro vislumbro transparencia, independencia de las instituciones, legalidad y orden”. Por su parte, Ezequiel de 23 años, con peluca de colores y envuelto en una bandera argentina, expresaba su creencia en que desde de aquí en más la zona sur de Buenos Aires podría llegar a mejorar. Gabriela, mientras mantenía la Whipala en alza, manifestaba: “Voté a Macri porque soy peronista, no soy kirchnerista. Tengo la esperanza de que se construya sobre lo que se hizo bien y que se cambie lo que está mal. Yo soy del Chaco y veo morir a los Pueblos Originarios. Es terrible”.

Fuegos artificiales, bengalas de humo, y el cántico del Himno Nacional formaban parte de la escenografía y la música ambiental en las inmediaciones de la 9 de julio. La policía se hacía notar con siete combis, estacionadas a un lado de la ancha avenida donde se cruzaban entusiastas del cambio y  peatones que hubiera preferido la continuidad.

A un costado, un joven remisero, que estaba con su mujer y su beba, intentaba explicar que él “no estaba a favor ni de uno ni de otro”, pero que tenía “miedo de que se venda lo que se fue consiguiendo durante estos años”. Como remate y en relación a los gobiernos kirchneristas, decía: “Gracias a ellos hoy no estamos como en el 2001”, haciendo alusión a la grave crisis financiera y económica que atravesó nuestro país en aquellos años.

Las gigantescas pantallas LED ubicadas en la esquina más importante de la Ciudad mostraban las imágenes de quien, según la tendencia de los números, ya se posicionaba firmemente como próximo Jefe de Estado bailando al ritmo de su banda favorita, Tan Biónica, junto a su esposa Juliana Awada y su hija Antonia. Mientras tanto, los simpatizantes macristas vociferaban: “¿A dónde están los que decían que nos iban a ganar?” y gritaban “¡Sí, se puede!”, en consonancia con lo que la gobernadora bonaerense recientemente electa, María Eugenia Vidal, había clamado desde temprano en su aparición desde el búnker de Cambiemos, ubicado en Costa Salguero. Por momentos, el hit era: “Y ya lo ve, para Cristina que lo mira por TV”.

Una caravana de camiones transportaba la leyenda “Gracias. Ahora más juntos que nunca”. Como ningún dirigente se hizo presente y las imágenes proyectadas con lo que ocurría en Costa Salguero no tenían audio, muchos asistentes seguían atentamente las transmisiones televisivas con auriculares, desde sus smartphones.

A medida que el recuento de votos confirmaba el triunfo de Mauricio Macri, una nueva tanda de manifestantes se acercaba, esta vez en automóviles, Se armó una larga caravana que hacía un rodeo al Obelisco y saludaba a la gente que desde más temprano se había congregado allí. Como los tempraneros agitaban banderas argentinas y globos. Le sumaban bocinazos, que reemplazaron a los tradicionales bombos de la política argentina. La revolución de la alegría -como la bautizó Macri- tenía cierto aire mundialero.

 

 

Fuego cruzado

Fuego cruzado

“Argentina Debate está en Twitter @argdebate”, decían los zócalos de las once pantallas por las que se transmitió el segundo debate presidencial en Argentina, esta vez protagonizado Daniel Scioli y Mauricio Macri.

“En Twitter usá  #ArgentinaDebate”, agregaba el zócalo.

Hay que decirlo: a una semana del primer balotaje del país, Twitter ingresó a la pantalla antes que los candidatos.

El contador de tweets publicados bajo el hashtag  #ArgentinaDebate comenzó a rodar desde el número 159.845 y no paró. Tampoco el rating: según la consultora IBOPE, el debate tuvo un promedio de 54.74 puntos -entre todos los canales- con picos de 58. Midió más que la final del Mundial de Brasil.

Durante una hora y media, la red social Twitter se convirtió en la segunda pantalla de la noche y fue escenario de una cruzada de hashtags que buscaban dominar el juego y declarar ganador a su candidato. Sabemos que los hashtags son palabras o frases precedidas por el signo numeral (#) que sirven para etiquetar y agrupar mensajes sobre un mismo tema publicados en la red social. #ArgentinaDebate fue el hashtag oficial propuesto por los organizadores del debate, y a él se le sumaron los partidarios: #QueGaneScioli, #ScioliPresidente, #QueGaneMacri y #MacriPresidente.

“#Argentinadebate fue trending topic en Twitter con un total de dos millones de tweets”, dijo Gabriela Sued, magister en Ciencia, Tecnología y Sociedad y docente de la UBA a ANCCOM. “Según un muestreo, la amplia mayoría de ellos fue realizada desde dispositivos con sistema operativo Android y una gran cantidad fue producida por multimedios, ONG’s, agrupaciones políticas y robots automáticos. En este sentido, la participación no es de ninguna manera representativa del padrón electoral, compuesto por más de treinta y dos millones de votantes con distintos niveles de acceso a la información”, afirmó.

Sued, además, destacó el alto nivel de redundancia que hubo en la red: se tuiteaban y retuiteaban pocos tweets con escaso contenido, en general palabras textuales de los candidatos, correspondientes a las cuentas oficiales de @DanielScioli y @MauricioMacri, e incluso a medios como @Infobae, @Perfil y @Chequeado.

La agencia Es Viral realizó un relevamiento de las menciones a #ArgentinaDebate durante el transcurso del debate y registró 450 menciones por minuto y un estimado de ocho millones y medio de cuentas alcanzadas por hora. Eso sin tener en cuenta a todos aquellos que twittearon sobre el debate con otros hashtags o sin usarlos.

“Estudiamos no sólo las menciones de #ArgentinaDebate, sino también quiénes mencionaban en ese hashtag a Scioli y a Macri –cuenta Martín Romeo, diseñador estratégico de Es Viral– y ahí se dio algo bastante interesante en términos comunicacionales: el bullying cruzado. El grueso de las menciones a @danielscioli eran de usuarios que destacaban que el debate lo estaba ganando Macri y posteaban el mensaje #MacriPresidente. Por el contrario, el grueso de las menciones a @mauriciomacri hacían lo inverso: apuntaban a señalar que el debate lo estaba ganando Scioli”, explicó.

Esta situación es algo que desborda el debate y tiene que ver con el tono de la red social: “En general las menciones de todos los candidatos y los políticos son negativas”, afirma Romeo. ¿Por qué? Un reciente estudio de IBM sobre Twitter en Latinoamérica demostró que, en general, el tono conversacional de la red es positivo y los temas preponderantes son salud, educación y tecnología. Pero Argentina siempre es un caso particular: acá la política no es un tema predominante de conversación en Twitter y, cuando se convierte en un tema, el tono conversacional que predomina es negativo.  “Hay más voluntad o interés en señalar los errores o las deficiencias del candidato opositor que de señalar los aciertos del propio candidato. Por eso hablamos de bullying cruzado”, dice Romeo.  Entonces ya sabemos que la gran cantidad de menciones a un candidato (en Argentina) no se traduce en una valoración positiva por parte de los usuarios sino que, en muchos casos, más bien tienen connotaciones negativas. En este sentido, Romeo destaca que en volúmenes de menciones no hubo grandes diferencias entre los candidatos.

Cuentas trolls queriendo imponer hashtags durante el debate

Generador de agenda

¿Se pueden comprar seguidores? Sí. ¿Existen cuentas falsas? Sí. ¿Se pueden utilizar para hacer campaña en contra del otro candidato? Sí. ¿Tienen capacidad para crear corrientes de opinión en Twitter? Se lo preguntamos a Martín Romeo: “En general, este tipo de cuentas tienen un efecto muy limitado. En el caso del debate es absolutamente insignificante porque el debate tomó tal envergadura en términos de consumo que el volumen conversacional de los distintos soportes a través de los cuales se siguieron y produjeron interacciones es mucho mayor que el efecto que podría haber tenido una campaña desarrollada a través de bots, trolls o cuentas no genuinas.”

El éxito de las conversaciones está en las interacciones, afirma Romeo, y en este sentido los robots y cuentas trolls se caracterizan por no interactuar con usuarios: tienen como objetivo general publicaciones unidireccionales para tratar de inundar la red con algún tipo de mensaje.

Estas cuentas intensifican el mensaje para tratar de generar una corriente de opinión al respecto. “En general –dice Romeo– el éxito de las corrientes de opinión que circulan en Twitter son las que tiene como vector la interacción genuina”. Y las cuentas robots claramente no la tienen.

En esta línea, Sued sostiene que el «core» o núcleo del debate en Twitter fue altamente redundante, poco dialogal, y  con  escasa cantidad de contenidos.  “Se puede pensar en la adhesión de los usuarios a cada uno de los candidatos en función de los retweets –dice Sued–. En ese caso, la adhesión principal la recibió Mauricio Macri, pero es una adhesión ausente de contenido, redundante, repetitiva, sin introducción de novedades. La producción de contenidos en Twitter buscó una adhesión de escala, pero no de calidad o diversidad de contenidos”. Sued afirma que en las interacciones que se dieron en Twitter no pareció importar demasiado el contenido sino que hubo una función apelativa del lenguaje: el uso de hashtags y las menciones tienen, en un principio, una función de persuasión.

En Argentina existen aproximadamente 5 millones de cuentas de Twitter y, según un relevamiento de Es Viral, 15 de cada 100 personas se informan de política a través de redes sociales: “Un 60% de las personas son mayores de 16 años y constituyen el universo de votantes –explica Romeo–. Aproximadamente dos de cada tres de ellos, o sea el 66%, consume habitualmente redes sociales y dos tercios de esa parte las consumen periódicamente y genera contenidos. De esos dos tercios, un cuarto -el 15% del total de la población- ha manifestado que se informa políticamente a través de las redes sociales y además consulta qué se dice acerca de los candidatos y sus plataformas a través de redes. Es de esperarse que 15 de cada 100 votos se resuelvan a través de redes”.

Más importante que la cantidad de usuarios, la cantidad de tweets, las menciones y los seguidores, es la capacidad que tiene Twitter de generar agenda. Si bien a nivel mundial Facebook es la red social más importante en términos de penetración de mercado, ninguna otra red influye tanto en la agenda mediática y, por lo tanto, en la agenda de opinión pública, como lo hace Twitter. Ser tema de conversación e interacción, entonces, se vuelve fundamental por el rebote mediático.

En las encuestas realizadas por los principales diarios en línea a través de Twitter, los usuarios declararon ganador del debate a Mauricio Macri. El 22 de noviembre, con un sobre en la mano y el celular inteligente en el bolsillo, el país decidirá quién será el próximo presidente de todos –todos– los argentinos.

Piloto de tormentas

Piloto de tormentas

La noche del último 11 de mayo, en plena campaña previa a las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, aún no se sabía si sería posible un debate presidencial, pero Marcelo Tinelli ya había reunido en su programa a los tres presidenciables que, según las encuestas, disputarían mayor cantidad de votos en octubre.

“¡Señoras y Señores! –dijo Tinelli en el estudio de televisión de canal 13-. Vamos a presentar – frena, e interpela a sus productores- ¿Cuánto hace que no venía por acá? Primera vez que viene al programa en los últimos años ¿no?”. Y rápidamente vuelve a hablarle al público: “Viene de jugar la Copa Libertadores de América con su equipo de futsal de Villa La Ñata, en Paraguay. La persona que voy a presentar ahora es un amigo personal –continúa Tinelli -, lo conozco desde hace treinta años cuando vivíamos a una cuadra de distancia y yo iba a buscar los casettes a su casa para llevarlos a Badía y Compañía. Corría el año 1985 y él era un corredor de motonáutica muy groso, y yo era un periodista muy desastroso”.

La presentación duró alrededor de dos minutos. Jugaba con la ironía y la expectativa manteniendo la tensión de los televidentes en sus casas y del público presente en el estudio. Algunos sostenían carteles naranjas con la leyenda “Scioli 2015”. Agravando la voz, Tinelli continuó presentándolo: “Candidato a Presidente por el Frente para la Victoria, es el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires”.

De pronto, volvió al tono jocoso y agitó: “¡Se viene la ola naranja! –se refería al color elegido en la campaña política de Daniel Scioli- ¡Qué grande! –agregó, como pensando en voz alta- Está casado con una gran amiga, una gran modelo y que si sigue laburando así –advirtió- yo la veo con un futuro político. Yo creo que en 2019… Karina Gobernadora” -tituló.

– “¿Vos decís?, le preguntó Marcela Feudale, la voz que lo acompaña a Tinelli hace más de veinte años desde VideoMatch y, ahora, en ShowMatch, un programa de humor popular argentino y de competencia de baile con alto rating devenido en un escenario determinante para políticos en campaña.

– “¡Olvidate!” –afirmó Tinelli y se quedó dos segundos pensativo- Iba a decir una grosería –sonrió cómplice– ¿Vio que Karina hace crema’?, con Karina los encremamo’ a todos y ¡adentro!” –propuso como eslogan.

Retoma la presentación: “Señoras y señores, un placer presentarlo acá. Fuerte el aplauso para presentar, acompañado de su mujer Karina Rabolini -toma aire y repite- fuerte el aplauso para presentar al señor Daniel Scioooliiiiiiiiiiiiiii”, dice Tinelli como relatando un gol.

La cámara ahora enfocó con un plano general  la escenografía que se abrió. Apareció Daniel Scioli de traje y corbata y, a su izquierda, tomándolo del brazo, Karina Rabolini con vestido negro hasta por debajo de las rodillas y un peinado alto. Cuando ambos llegaron hasta el conductor empezó a sonar la canción “Yo creo” del artista Ricardo Montaner, reconocido públicamente como amigo del candidato y que, en campaña, le regaló a Scioli la canción “Himno para la Victoria”.

 

“Quien iba a pensar Marcelo que treinta años después nosotros íbamos a estar acá, en un momento muy especial, de tu vida y de la mía. Vos soñando con presidir la AFA –Asociación del Fútbol Argentino- y yo con presidir la Nación”, le djo Scioli al conductor y se rieron en el estudio, mirándose cómplices.

Treinta años atrás, Scioli intentaba persuadir a Tinelli en Canal 13 para que el periodista deportivo difundiera sus carreras de lanchas offshore (“alejadas de la costa”) por TV casi al mismo tiempo en que se comenzaron a emitir en el prime time de Canal 9, luego de ser recuperado por Alejandro Romay asociado con Héctor Péres Pícaro y José Scioli, padre de Daniel.

El motonauta no sólo se encargaba de buscar emisoras sino también sponsors. Cuando en 1985 compró una lancha de carrera ni siquiera sabía si quería competir en motonáutica hasta que, en Punta del Este, Lelio González Elicabe, entonces subcampeón del mundo, se acercó a hablarle. Ese mismo día se subieron a la embarcación para correr. Las terribles olas y saltos que Elicabe imaginó asustarían a Scioli, generaron en él un efecto contrario: cuando llegaron a la orilla le pidió que le enseñara a manejar. Antes de Scioli, la motonáutica era un deporte conocido por pocos. Los que navegaban en el Delta los fines de semana no pensaban en competir en Europa y menos en televisarlo. Scioli obtuvo ocho títulos mundiales. “Cuando llegaba a la meta, sabía dónde estaban las cámaras. Y quedaba siempre de frente a ellas”, contó González Elicabe al diario Perfil.

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“Yo hace treinta años que estoy con Daniel. Si hay alguien que tiene carácter y personalidad es él. Siempre ha defendido sus convicciones sin ser agresivo. Siempre ha vivido con mucha pasión, siempre con su estilo y hasta la misma Presidenta –Cristina Fernández de Kirchner- ha dicho que son distintos”, dice Karina Rabolini en el piso de Telenoche junto al candidato, su pareja.

Se conocieron el 23 de noviembre de 1986 en el Delta y ese mismo día él la invitó a cenar a su departamento de soltero, ubicado en Callao y Posadas. Al poco tiempo se mudaron juntos. Ella era una modelo, oriunda de Elortondo -Santa Fé-; él, un famoso deportista de motonáutica. Se llevan diez años de diferencia. Desde el comienzo fueron una pareja mediática que, con peleas y reconciliaciones, coparon tapas de las revistas del corazón. “Siempre fue un tremendo sostén en mi vida, un extraordinario compañero. Es un hombre con una gran fuerza de voluntad y con el optimismo de que las cosas se pueden lograr”, afirma Rabolini a la revista Gente.

“Cuando perdió el brazo y lo fui a visitar a la clínica –agrega la modelo – me preguntó si todavía me quería casar con él, y me dijo: ‘Menos mal que fue el brazo y no otra cosa’.  Siempre tuvo armas para salir adelante. Estaba en terapia y pedía su manzana asada y su pastafrola”. Se casaron en 1991. Después de dos años, Rabolini se enteró por televisión que Scioli tenía una hija no reconocida de cartorce años que vivía en Rosario: María Lorena Rentería Beltrán, hija de Margarita Rentería Beltrán, ex empleada de Casa Scioli, donde había conocido a Daniel.

El libro Scioli Secreto, que presentaron este año los periodistas Walter Schmidt y Pablo Ibañez, da cuenta de que a los once años Lorena, que seguía la vida pública de su padre por los medios de comunicación, logró ver a Daniel sólo unos minutos cuando se enteró que lo habían internado en una clínica de Rosario a la vuelta de su casa cuando tuvo el famoso accidente en lancha. La niña convenció a su madre para que la llevara al sanatorio diciéndole: “Tengo miedo que se muera sin conocerlo”. Después de advertencias del médico sobre el peligro de un shock emocional que podría causarle este encuentro, Lorena desistió de entrar a terapia intensiva, pero sin embargo pudo conocer a su abuela Esther Méndez -madre de Scioli- en la sala de espera. Actualmente, y con el paso del tiempo, desde que la situación se volvió pública Scioli construyó y mantuvo un vínculo estable con Lorena, y esa incorporación sentimental se hizo extensiva a Rabolini.

A pesar de que en 1998 Rabolini y Scioli se divorciaron, en 2003 volvieron a formar pareja. “Que me devuelva la plata del divorcio y nos volvemos a casar”, le dice bromeando Daniel Scioli a Susana Giménez en el programa que la presentadora conducía en Telefé una noche de 2013. La conductora lo entrevistaba junto a Rabolini. “La plata ya me la gasté”, contestó la modelo sonriente mirando a Susana.

Siempre que puede Rabolini expresa el orgullo que le provoca la Ley de Fertilización Asistida que promovió Scioli como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y que luego se extendió a nivel nacional, porque ella asegura que vivió en carne propia la imposibilidad de tener hijos, ya que durante un largo tiempo intentaron concebir mediante tratamientos pero no pudieron lograrlo.

Actualmente, viven en la residencia ubicada en Carlos Belgrano al 4500 sobre el Río Luján, en una zona conocida como Villa La Ñata, en la localidad de Benavídez. Se mudaron allí a fines de 2006 para que Scioli pudiera candidatearse a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

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Bunker Frente Para La Victoria, Elecciones presidenciales 2015. Luna Park, 25 de Octubre 2015.

“Cuando lo conocí él ya era Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. La mayoría de nosotros jugábamos en clubes de barrio y fuimos a lo de Daniel por amigos en común. Desde el primer momento, cuando íbamos a jugar futsal a la casa nos trató como uno más, como compañeros de equipo. Él siempre trata de alentarnos, siempre tira para adelante”, le confiesó a ANCCOM Ismael Maldonado, integrante del equipo en el que juega Scioli.  

Frente a su residencia de La Ñata, Scioli levantó Villa La Ñata Sporting Club. En el lugar, como era de esperar, predomina el color naranja. Una virgen grande en una esquina, un retrato con el Papa Francisco en la otra. La cancha de parqué en la que entrenan futsal equipos de distintas categorías y diferentes edades está rodeada de estatuas: Mandela, Alfonsín, Perón, Evita, Messi, El Che, Tévez, Maradona y Samid, entre otras. Colgados en palcos y en las paredes aparecen carteles de Scioli Presidente 2015.

Scioli juega en el equipo de primera. En la cancha, le dicen Pichichi (como se los denomina a los goleadores en España). “Yo vi que él evolucionó mucho a comparación de lo que era cuando empezó a jugar y eso es por la garra que le pone. Porque él antes no jugaba al fútbol, pero aprendió”, explicó a ANCCOM Lucas Argañara, compañero de equipo. De chico y adolescente, Scioli, practicó natación, básquet, pelota paleta y llegó a ser federado en tenis, pero no solía practicar fútbol. “Cuando le toca entrar a la cancha a Daniel –continúa Argañaraz- nosotros hacemos todo lo posible para que se sienta cómodo y se divierta. Él encuentra acá su descarga, toma el futsal como un cable a tierra”.

“Con el equipo, hemos compartido muchos momentos inolvidables, gracias a Daniel: conocimos a Maradona, Tévez, Agüero, Pichot, Los Pimpinela, Cacho Castaña, jugamos en Fuerte Apache, fue muy lindo jugar con toda la gente mirando el partido desde los monoblocks”, contó a ANCCOM Argañaraz.

“Daniel nos ha invitado a su casa a ver videos, partidos. Más allá de él como jugador, a mí lo que más me gusta es su presencia – subraya a ANCCOM el DT del equipo, Guillermo Freire-, porque para el equipo es motivador, tiene una mentalidad ganadora, siempre hacia delante y eso sirve. Él nos ha contado una anécdota: cuando lo fueron a rescatar cuando tuvo el accidente él pedía por su compañero, ‘dónde está el tano’, decía, ‘vamos a buscarlo’. Cuando finalmente vio al tano le dijo: ‘Cuando volvamos, vamos a salir campeones del mundo’. Dicho y hecho, volvieron y salieron campeones del mundo. Es un hombre con convicciones y emprendedor”.

Camisetas de muchos equipos visten el techo del bufet del club. Desde ahí se escucha aterrizar el helicóptero del Gobernador.

 

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Cuando Scioli llega a su casa en La Ñata, algunas noches se encuentra con Alberto Samid a compartir el ajedrez. “Ahora estamos jugando la copa “Papa Francisco”. Jugamos a eso de las diez de la noche, cuando él termina sus tareas, cenamos y hacemos una partidita. El que llega primero a 100, gana la copa. Lleva mucho tiempo, una copa dura tres o cuatro meses y llevamos como 6 o 7 copas ya”, dice Samid a ANCCOM.

“La mayor virtud que tiene como candidato es que se preparó toda la vida para ser presidente, tiene la edad justa, tiene una relación con todos los países de Latinoamérica extraordinaria, con Brasil, Uruguay, Paraguay. También un vínculo fuerte con el Papa Francisco, que era Bergoglio antes. Todo eso es muy importante. Relaciones en todas partes del mundo, tiene las puertas abiertas en todos lados”, resume Samid.

Daniel Osvaldo Scioli nació el 13 de enero de 1957 en Villa Crespo y a corta edad sus padres, José Scioli y Esther Mendez, se mudaron a Ramos Mejía, Provincia de Buenos Aires, donde vivió hasta la adolescencia. Es el mayor de tres hermanos: José “Pepe” Scioli  y Nicolás Scioli – hijo de José Scioli y Lilia Neumann-.

Cursó sus primeros estudios en el Colegio Ward de Ramos Mejía, y luego estudió en en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, dependiente de la UBA, donde egresó como Perito Mercantil. De su paso por allí, en una época de ferviente militancia, sus compañeros lo recuerdan más como un “banana” que como alguien inmiscuido en cuestiones políticas. Más tarde eligió la carrera de Comercialización en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) pero, ante el secuestro de su hermano José, en 1975, decidió demorar su finalización. José había sido secuestrado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y liberado, posteriormente, a cambio de un rescate en efectivo que pagó su padre.

En 2015, volvió a retomar sus estudios en la UADE. Obtuvo el título de Licenciado en Comercialización el 5 de octubre del mismo año tras rendir en condición de libre las últimas materias que le restaban y defender su tesis de grado, dedicada a investigar el funcionamiento de la firma Durax,  una empresa emblemática de la industria argentina que, tras su quiebra en medio de la crisis de principios de siglo, ahora es autogestionada exitosamente por sus trabajadores.

José Scioli padre fue dueño por herencia de la cadena de electrodomésticos Casa Scioli, también una firma emblemática en la Ciudad. Con esa empresa, su familia adquirió importantes ganancias y una buena posición económica. Desde adolescente, Daniel trabajó junto a en la compañía famliar, de la que formó parte del directorio hasta 1989 cuando sufrió el famoso accidente en la carrera de lanchas. Casa Scioli quebró en el contexto de apertura económica y del libre mercado generado por políticas menemistas -que el mismo Daniel Scioli defendió en su momento- y que posicionaron mejor a productos importados en detrimento de la industria nacional.

Paralelamente a su carrera deportiva, en plena época menemista, Daniel Scioli se dedicó a la actividad empresarial: en 1989 fue contratado por la firma sueca Electrolux y desde 1994 gestionó  la instalación de la empresa en la Argentina hasta convertirse en director, posición que mantuvo hasta fines de 2006.

El lunes 4 de junio de 1989, la lancha de Scioli y Luca Nicolini, su copiloto del equipo de Fabio Buzzi, iba a más de ciento cincuenta kilómetros por hora cuando pasó por la derecha de un barco carguero que, segundos antes, había provocado olas peligrosas e impredecibles. Ambos volaron hasta caer y flotar en el río Paraná cerca de Ramallo, Provincia de Buenos Aires. “Una mancha de sangre apareció alrededor del cuerpo de Scioli. Mareado y dolorido, no sabía que un gajo de plástico de la lancha le había rebanado el brazo derecho, unos quince centímetros arriba del codo”, cuentan los periodistas Walter Schmidt y Pablo Ibañez en el libro biográfico Scioli secreto.

Cuando Carlos Menem, por entonces Presidente de la Nación, lo vio por primera vez después del accidente, le dijo: “Daniel, los mejores días están por venir”. Puede decirse que sin siquiera pensarlo ahí empezó su carrera política pero hasta 1997, aún después de la pérdida del brazo, Scioli, continuó corriendo carreras de lanchas y trabajando como distribuidor de Electrolux en Argentina. Sin embargo, a partir del año 2006, por diferencias con la empresa, decidió cambiar de “rubro”. Su vida era sumamente mediática y popular. Esa particularidad le garantizó altos niveles de imagen positiva y fue uno de los factores fundamentales que le permitieron abrirse camino como político argentino. Carlos Menem se convirtió rápidamente en su padrino político. Sin embargo, Alfonsín, dirigente radical que conoció gracias a su padre José Scioli, fue quien había despertado primero su inquietud por la política.

“Nos interesó hacer un libro sobre Daniel Scioli porque es un bicho raro de la política – contestó el escritor Schmidt a Infobae-. Es alguien que la gente no considera un dirigente tradicional, lo ven más como alguien relacionado con la farándula o el mundo empresarial, y lo que nos dimos cuenta es que es un personaje conocidísimo públicamente, no hay particularmente nadie en la Argentina que desconozca quién es Daniel Scioli, pero todos ignoran cómo es su vida y qué proyectos e ideas tiene”.

“Creo que el peronismo es un espacio político que le vino muy bien a Scioli para manejarse en esas aguas turbulentas y con diferencias ideológicas –agrega Schmidt- Siempre ha sido leal a su jefe del momento y esta es la primera vez que no tiene uno, más allá de que la líder sea Cristina Kirchner. Esas lealtades son valoradas y le permitieron posicionarse”. Tanto en su faceta política como deportiva Scioli se convirtió en un sobreviviente: ocupó cargos públicos durante los gobiernos de Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández y los atravesó indemne.

Desde 1997 fue Diputado Nacional por el Partido Justicialista de la Capital Federal hasta 2001, luego fue reelecto pero estuvo en su cargo unos pocos meses hasta que Duhalde, Presidente de la Nación elegido por la Asamblea Legislativa, lo designó Secretario de Turismo y Deporte de la Nación. Luego, en 2003, acompañó a Néstor Kirchner en la fórmula presidencial como Vicepresidente de la República Argentina, cargo que desempeñó hasta 2007. Desde entonces hasta la actualidad es Gobernador en la Provincia de Buenos Aires, zona geográfica que concentra más de dieciséis millones de habitantes.

“Estamos parejos –continúa Samid-.  Él –por Scioli- juega muy bien, pero según como esté, a veces le va bien, a veces le va mal, tiene muchas tensiones. Por ahí estamos jugando y llama (el ministro de Justicia bonaerense Ricardo) Casal y le dice: ‘Hay un muerto allá’, o llama Salud y hay un problema y se desconcentra, eso me favorece a mí, porque lo distrae”, cuenta el empresario frigorífico a ANCCOM. Lo llaman a cualquier hora sus ministros. Es muy trabajador, es un hombre quelabura hasta 15 o 16 horas por día”.

Algunas de las características que más se destacan sobre el candidato a Presidente por el FpV en el libro Scioli Screto son su lealtad, el humor ácido, la capacidad para mantener vínculos políticos aún en las peores condiciones, el espíritu competitivo, la devoción por salir en las fotos y el carácter templado, metódico y rutinario pero también pendiente de la rapidez, meticuloso y obsesivo. También en el libro se subraya su preferencia por la brevedad: de textos, discursos y  mensajes, explicando que por eso apela a valores universales que cualquiera pueda entender, como la fe, la esperanza y el optimismo constantemente. “Lo que nos quedó claro haciendo este libro –dice Schmidt, co-autor, a Infobae- es que Scioli tiene esta meta desde hace muchos años. Él no va a permitir que nadie se interponga entre él y su deseo de ser Presidente, salvo, claro, el voto de la gente”.

La política autoconvocada

La política autoconvocada

La finalidad de la política para la filosofía griega es lograr el buen vivir. Esto implica tener cubiertas las necesidades básicas para luego -desde una dimensión ética- disponer de la filosofía, la deliberación, y la acción, es decir, involucrarse en la cosa pública. En este sentido, es sujeto de la política, aquel ciudadano que discute, piensa y reflexiona. Esa política, la que concebían los griegos, parece expandirse en la Argentina, que vive una coyuntura electoral crucial ante el balotaje de este domingo. El domingo, además de presidente, la sociedad debate entre dos modelos de país y la ciudadanía levanta su voz para hacer uso pleno de sus derechos.

Después de la sorpresa electoral del 25 de octubre último, miles de autoconvocados fueron protagonistas directos del resurgir de la política: la ciudadanía se convirtió en militante. Las calles dejaron de ser única y exclusivamente jurisprudencia de la juventud organizada, las agrupaciones y partidos políticos, para que la sociedad en su conjunto se empoderara con actividades e intervenciones para hacer ni más ni menos que política. Frente a este ferviente panorama, Tomás Várnagy, filósofo y doctor en Ciencias Sociales y titular de Teoría Política y Social I y II de la carrera de Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), comenta: “Resulta interesante observar el resurgimiento del interés por la política. Hoy, son tres los principales grupos que parecen interesados en ella: sobrevivientes de los setenta que siempre estuvieron politizados; jóvenes que en los noventa no tuvieron posibilidades de canalizar lo que sentían políticamente, y una generación aún más chica que descubrió un líder (Néstor Kirchner) que sobrepasó las expectativas de esta generación”.

Según Tomás Várnagy, «se encontraron distintas generaciones en un espacio común compartiendo lo mejor de sí: experiencia por un lado y energía renovada, por otro”

El filósofo comentó que le resulta interesante ver, dentro de una reunión político partidaria, a personas de 60, 40 o 20 años: “Se encontraron distintas generaciones en un espacio común compartiendo lo mejor de sí: experiencia por un lado y energía renovada, por otro”. Al mismo tiempo, Washington Uranga, periodista, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA), sostuvo que el resurgir de la política tuvo que ver con una toma de distancia de la situación política: “No había suficiente comprensión de lo que se estaba poniendo en juego. Lo que ahora está convocando es la reacción de quienes están viendo cómo las políticas públicas efectivamente inciden en su vida cotidiana, y eso es lo que no quieren perder. De todos modos, el trabajo de políticas públicas tiene que ir acompañado de una construcción de sentido político de lo que ellas significan. Y las políticas públicas no estuvieron acompañadas de ese trabajo. Creo que el hecho de las elecciones y su resultado terminó convirtiéndose en un catalizador de la realidad y permitió que emergiera esta mirada”.

Por su parte, Alejandro Grimson, doctor en Antropología, investigador del CONICET y docente del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la UNSAM, con estudios en Comunicación en la Universidad de Buenos Aires (UBA), expone: “El kirchnerismo fue parte de un proceso más abarcativo de la sociedad argentina. La división operó entre sus miembros, que consideran que protagonizaron los cambios sociales más relevantes en décadas, y sus opositores que consideran que la república está gravemente amenazada. La mayoría de los votantes del Frente para la Victoria (FPV) considera que de no triunfar Daniel Scioli, habrá una pérdida gigantesca de los avances económicos y sociales. La mayoría de los votantes de Mauricio Macri considera que de no triunfar Cambiemos, existirían amenazas para la libertad y la democracia. Más allá de las razones, el hecho social es que las creencias sociales producen consecuencias reales: la polarización y división es justamente un hecho”.

«La mayoría de los votantes de Mauricio Macri considera que de no triunfar Cambiemos, existirían amenazas para la libertad y la democracia. Más allá de las razones, el hecho social es que las creencias sociales producen consecuencias reales: la polarización y división es justamente un hecho”, explicó Alejandro Grimson.

En estas pocas semanas surgieron movilizaciones de vecinos autoconvocados, artistas y científicos que, efectivamente, se encargaron de explicitar a la sociedad cómo las políticas han afectado su cotidianeidad. Para visibilizar esto, en múltiples puntos del país se organizan actividades que van desde tocar los timbres de los barrios hasta encuentros masivos en espacios públicos, como fue el caso del Parque Centenario (donde se reunieron cinco mil personas) o de la convocatoria en apoyo a Daniel Scioli del 18 de noviembre último, que no tuvo ninguna bandera partidaria al frente y reunió a miles de ciudadanos.

Ante la propaganda oficial de quienes se disputarán el acceso al poder del Estado en el balotaje, los ascensores de los edificios, las ventanas de las casas, los tachos de basura, los bancos de las universidades, entre otros miles de espacios públicos y privados, fueron receptores de carteles (impresos o escritos a mano) que explicitan lo que podría suceder en caso de un eventual gobierno de Mauricio Macri. Apelaciones a la crisis de 2001, al neoliberalismo en su máxima expresión, a las consecuencias socioeconómicas que sus políticas podrían traer aparejadas fueron mayoría.

“La intervención del Estado a través de las políticas públicas fue fundamental y abarcó a un gran segmento de la sociedad», explicó Tomás Várnagy sobre el resurgimiento del interés político.

Estas experiencias dan cuenta de una toma de conciencia acerca de la incidencia de las políticas públicas en la realidad concreta de las personas y su impacto en la ciudadanía. Várnagy opina que tuvieron mucho que ver en el resurgimiento del interés político: “La intervención del Estado a través de las políticas públicas fue fundamental y abarcó a un gran segmento de la sociedad: niños y niñas con la Asignación Universal por Hijo (AUH), adultos y adultas mayores con el sistema previsional, amas de casa con su correspondiente jubilación, Ley de Matrimonio Igualitario, política de Verdad, Memoria y Justicia, por nombrar sólo algunas.” El filósofo expone que lo descripto está dirigido a poblaciones históricamente invisibilizadas y marginadas que, a través de las políticas, se empoderaron y, de esta manera, ganaron mayor autonomía.

En este proceso de politización de la sociedad argentina, los medios de comunicación juegan un papel importante. Al respecto, Várnagy comenta: “Depende de qué medios de comunicación. Los hubo a favor de la politización y los hubo en contra. De ambos lados hubo una fuerte partidización. De ahí las divisiones que surgieron y provocaron la famosa “grieta” entre los “K” y los “anti K”. Por su parte, Uranga explica: “El proceso político es necesariamente educativo. Hay un desplazamiento del escenario del debate hacia el sistema de medios y esos medios simplifican la complejidad de lo político. Creo que tienen mucho incidencia pero que, en el último tiempo, se ha planteado una mirada crítica y resignificativa por parte de la ciudadanía en relación a lo que los medios dicen, aportan y la posición que toman”.

«Nosotros tenemos una tradición muy demandante: el Estado me tiene que dar, el gobierno me tiene que dar. ¿Qué es lo que nosotros podemos aportar? ,» se preguntó Washington Uranga.

Según los investigadores, ha habido un traspaso de una democracia representativa o delegativa a otra más participativa, a través de la implementación de diferentes políticas públicas y con ello de factores políticos más o menos relevantes que las propician. Para el doctor en Ciencias Sociales tal vez pueda pensarse en el agotamiento de las conducciones centrales, personalizadas. Al respecto, Washington Uranga expone que hay que discutir el sentido de lo público y en qué medida trabajar en una perspectiva ciudadana que ha puesto demasiado énfasis en los derechos y poco en las obligaciones y responsabilidades: “Una democracia participativa se basa también en que la sociedad civil asuma sus responsabilidades, que los ciudadanos asuman que son copartícipes en la construcción de lo colectivo. Nosotros tenemos una tradición muy demandante: el Estado me tiene que dar, el gobierno me tiene que dar. ¿Qué es lo que nosotros podemos aportar? ¿Cuáles son las obligaciones que son parte esencial de la ciudadanía mirada como dos caras de la misma moneda: derechos y responsabilidades?”.

Por otro lado, con respecto a la posibilidad de que exista una relación entre este despertar y la posibilidad de que el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri sea presidente, Várnagy opina: “Es indudable que los jóvenes macristas han despertado un interés en la política, lo cual –en parte- logró que sea elegida María Eugenia Vidal como gobernadora de la provincia de Buenos Aires. El interés sobre la política fue más allá del peronismo o la izquierda, hubo también un despertar del centro-derecha y el neoliberalismo económico y político”. En la misma dirección, Uranga expresa que hay un despertar en ambos sectores: “Hay quienes están reaccionando y la sociedad en su conjunto está movilizada. Lo que está movilizando es un debate sobre cuestiones centrales, el rol del Estado, lo que se puede ganar o perder, cómo puede afectar la vida cotidiana. Más que la posibilidad de que uno u otro sea presidente, se discuten propuestas que afectan la vida, el proyecto de país, el sentido de cómo pensar la sociedad y cómo pensar las propuestas para la sociedad que cada uno quiere”.

“Es indudable que los jóvenes macristas han despertado un interés en la política, lo cual –en parte- logró que sea elegida María Eugenia Vidal como gobernadora de la provincia de Buenos Aires», opinó Tomás Várnagy.

En esta trascendencia de la participación política, más allá de la militancia per se, el filósofo Várnagy opina acerca de las acciones propuestas por colectivos de artistas o vecinos en la tarea de contribuir al debate y la reflexión política: “Las actividades que se proponen que no sean exclusivamente de la militancia son muy importantes y efectivas. En primera instancia, porque une generaciones y a partir de allí hay una reconstrucción de la historia; luego, la red social se fortalece. Estas acciones están en un escalón más abajo de la militancia con el consiguiente riesgo de lo inorgánico pero, insisto, producen, movilizan y ayudan a corregir errores cometidos por las conducciones centrales”.

Uranga expone, en la misma línea. Señala que son importantes porque hablan del sentido político y de su construcción: “Me parece que tendremos que pensar cómo se da la política por fuera de las instituciones, por fuera de los partidos, como un ejercicio ciudadano no orgánico y no institucionalizado. Así como en el 2001 tuvimos que pensar los movimientos sociales, ahora tendremos que reflexionar y analizar esta nueva realidad que, todavía, estamos observando y admirando. No sé si tenemos categorías para un análisis de fondo. Habrá que seguir observando y ver cómo se extiende o no en el tiempo y cuáles son las consecuencias”.

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Actualización: 18/11/2015