Por Felicitas Recalde
Fotografía: Guadalupe Gervasini / Archivo ANCCOM y gentileza de Luz Ayuzo, Samanta Casareto y Pablo Salazar

El mes que viene, la iniciativa Baldosas por la Memoria cumple diez años de ininterrumpida labor, señalizando en las veredas porteñas los lugares por los que transitaron los militantes desaparecidos. «Tantas veces las rompas, tantas veces la repondremos», proclaman.

El pasado 12 de noviembre a las nueve de la mañana, los vecinos, agrupaciones y comunidad educativa del barrio de Barracas, se reunieron en Plaza España para colocar una Baldosa por la Memoria de Ricardo Cittadini, militante detenido desaparecido. A la mañana siguiente el homenaje amaneció vandalizado, con rastros de haber sido martillado. “La primera baldosa que ponen en Barracas en el espacio público de la plaza, ya la rompieron. En una noche. La idea siempre es volver a colocarlas, tantas veces las rompan tantas veces las pondremos de vuelta”, declaró Pablo Salazar, miembro de Pompeya No Olvida y uno de los asistentes al acto. En el mismo sentido, Sara Pastorino de Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad, expresó: “Acá en el barrio tenemos desde el 2009 la baldosa que recuerda a Eugenio Cabib. Cinco veces la tuvimos que colocar, porque alguien la destruye. Pero la volveremos a poner tantas veces como sea necesario”. La militante barrial advierte: “Lógicamente las baldosas sufren las inclemencias del tiempo, están en la vereda, la laca no resiste, pasa gente. Eso es una cosa. Otra cosa es cuando se ve la destrucción por parte de la mano del hombre”. Al repasar los hechos vandálicos con que se ha intentado destruir los homenajes a los detenidos desaparecidos, Pastorino advirtió: “Siempre actúan ocultándose, por la noche, para que nadie los vea.  Nosotros no. Nosotros hacemos todo a cara descubierta y a plena luz del día”. 

A principios de octubre, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la Ciudad de Buenos Aires, se propuso colocar una Baldosa por la Memoria en recuerdo de Victorio Paulón, dirigente sindical, militante y  preso político durante la última dictadura cívico militar. El lugar elegido fue la vereda de la actual Secretaria de Trabajo, ex Ministerio. Días antes del acto de colocación, una cuadrilla de la Comuna 1 despejó el espacio donde se pondría la Baldosa. “Antes del acto fuimos a ver si estaba todo bien. Estando ahí vimos cómo tapaban el agujero que habían hecho el día anterior. No era gente de la Ciudad, suponemos que eran de la Secretaría de Trabajo, porque estaban vestidos de otra forma y de otro color”, recordó Salazar. El 7 de octubre, se llevó adelante el homenaje a Paulón con un acto en la vereda de la Secretaría, se volvió a abrir el hueco que habían tapado el día anterior y se colocó la baldosa. Tras el evento, la Ministra de Capital Humano Sandra Pettovello realizó una denuncia por delitos de daño y desobediencia. El imputado fue Daniel “Tano” Catalano, Secretario General de ATE Capital. El dirigente explicó: “De denuncia pasó a ser una causa penal donde se me acusa de resistencia a la autoridad, destrozos y desobediencia”.  En un comunicado, el Ministerio expresó que se rompieron baldosas y no se pidió autorización para la colocación de la pieza intervenida. Hecho que Catalano desmiente: “Nosotros tuvimos dos meses de gestión con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Gobierno nacional para poder poner la baldosa. Y fue  la cuadrilla de la Ciudad misma la que preparó el espacio para que se pudiera colocar. El hecho político ya estaba autorizado”.  

La causa llevada adelante por Pettovello contradice las propias disposiciones del Estado. Tanto la Legislatura porteña como el Congreso Nacional declararon de interés la iniciativa de Baldosas por la Memoria. Catalano sostuvo que el motivo “tiene que ver con que Pettovello es negacionista, está convencida de que no son 30.000 y tiene acuerdos con los sectores que justifican la desaparición, la tortura y el secuestro llevado adelante por la dictadura cívico militar”. Salazar por su parte explicó: “Nosotros no tenemos que pedir permiso para colocar una baldosa, solo tenemos que avisar. Como las actividades de Barrios por Memoria y Justicia fueron declaradas de interés cultural, tenemos la venia de la Ciudad”. 

Inicios

En 1996, nació en Alemania la iniciativa de las Stolpersteine, cuyo significado es “piedras de tropiezo”. Estas pequeñas baldosas cuadradas se ubican en las puertas de las casas donde vivieron víctimas del Holocasuto y fueron diseñadas para irrumpir en el trayecto diario de los transeúntes, llevando la memoria de las víctimas a la cotidianeidad del espacio urbano. 

En Argentina, la iniciativa de Baldosas por la Memoria nació en el año 2005 cuando Osvaldo López, sobreviviente del centro clandestino de detención Virrey Ceballos, se propuso contactar a los diferentes barrios que tuvieran relevamiento de las historias de vidas de los detenidos desaparecidos. San Cristóbal, Liniers, Pompeya y Almagro fueron algunos de los pioneros que comenzaron a organizarse en lo que hoy se llama Barrios por Memoria y Justicia.   “La idea fue señalizar las veredas por donde los compañeros y compañeras habían transitado” , recordó Salazar.  

La primera Baldosa por la Memoria se colocó el 10 de diciembre del 2005. “Eso significa que en poquitos días nos vamos a convertir en veinteañeros, hace dos décadas que empezamos con esta tarea”, destacó el vecino de Pompeya. El sitio elegido para comenzar el proyecto fue la Iglesia de la Santa Cruz, lugar que fue punto de reunión para los familiares de detenidos desaparecidos durante los primeros años del terrorismo de Estado. En ese sitio, un grupo de tareas secuestró en 1977 a dos de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco, a las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon y al resto de los agrupados que buscaban a sus hijos e hijas. “Aquí secuestraron a 12 compañeros militantes populares detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado”, recuerda la baldosa en homenaje a “Los 12 de la Santa Cruz”. 

 

Algunos compañeros desaparecidos son recordados en más de un sitio: “En un barrio podés encontrar varias baldosas de una misma persona. Acá estudió, acá trabajó, acá vivió, acá lo secuestraron. Es una forma de decir: por acá transitaron”, mencionó Pastorino.

Salazar recordó una escena para ilustrar lo que han sido  estas décadas de militancia por la memoria: “Hace unos años estábamos colocando una baldosa y mientras uno de los vecinos de Pompeya hacía la mezcla, llegó un hombre que se lo quedó mirando, conmovido. Cuando se vieron, se abrazaron y empezaron a llorar”. Ninguno de los dos había sabido nada del otro desde el comienzo del terrorismo de Estado y ese reencuentro les permitió saberse vivos. “Los reencontró la baldosa de un compañero después de años. Fue un momento muy emocionante”, recuerda el militante de Pompeya No Olvida. 

Memoria en la escuela 

Luz Ayuso, Samanta Casareto y Pablo Pineau son quienes llevan adelante el Espacio de Memoria de la Escuela Normal Superior Mariano Acosta, ubicada en el barrio porteño de Balvanera. El área nació en el año 2009 y busca recuperar la historia de la institución que tiene 151 años y abordar la memoria desde la educación a través del trabajo archivístico y pedagógico. 

Una de las tareas de las que se encarga el Espacio de Memoria es seguir el rastro de los alumnos de la institución que fueron desaparecidos por el terriorismo de Estado. Los primeros 34 nombres de los que se tuvo registro formaron parte de las Baldosas por la Memoria que se colocaron en la vereda de la escuela en el 2012. Este año, se encontraron ocho nuevos casos:  “El trabajo es de rompecabezas, la reconstrucción se hace tendiendo redes”, afirmó Casareto. “Muchos alumnos de acá, luego continuaron estudiando en universidades. Ahí aparece el trabajo de mosaico, porque en el legajo universitario figura el título secundario del Mariano Acosta, entonces nos avisan y comenzamos a buscar. Siete de los ocho nombres aparecieron así. El octavo fue un hijo que vino a decirnos que su papá había venido a esta escuela, y así pudimos encontrarlo”, explicó la docente. El Espacio de Memoria también trabaja en conjunto con organismos de Derechos Humanos como Abuelas de Plaza de Mayo, el Equipo de Antropología Forense y las agrupaciones del barrio. “Hay algo casi poético en esa reconstrucción en red, en trabajar en conjunto para recuperar aquello que rompió y desestructuró el Terrorismo de Estado”, manifestó Casareto. 

El sábado 8 de noviembre, alumnos, familias y docentes del Mariano Acosta confeccionaron dos baldosas en las que se plasmaron los nombres de los ocho compañeros desaparecidos cuyo registro se encontró este año. Las piezas se colocarán en marzo del 2026, en los días previos al Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. 

Memoria en la escuela 

Luz Ayuso, Samanta Casareto y Pablo Pineau son quienes llevan adelante el Espacio de Memoria de la Escuela Normal Superior Mariano Acosta, ubicada en el barrio porteño de Balvanera. El área nació en el año 2009 y busca recuperar la historia de la institución que tiene 151 años y abordar la memoria desde la educación a través del trabajo archivístico y pedagógico. 

Una de las tareas de las que se encarga el Espacio de Memoria es seguir el rastro de los alumnos de la institución que fueron desaparecidos por el terriorismo de Estado. Los primeros 34 nombres de los que se tuvo registro formaron parte de las Baldosas por la Memoria que se colocaron en la vereda de la escuela en el 2012. Este año, se encontraron ocho nuevos casos:  “El trabajo es de rompecabezas, la reconstrucción se hace tendiendo redes”, afirmó Casareto. “Muchos alumnos de acá, luego continuaron estudiando en universidades. Ahí aparece el trabajo de mosaico, porque en el legajo universitario figura el título secundario del Mariano Acosta, entonces nos avisan y comenzamos a buscar. Siete de los ocho nombres aparecieron así. El octavo fue un hijo que vino a decirnos que su papá había venido a esta escuela, y así pudimos encontrarlo”, explicó la docente. El Espacio de Memoria también trabaja en conjunto con organismos de Derechos Humanos como Abuelas de Plaza de Mayo, el Equipo de Antropología Forense y las agrupaciones del barrio. “Hay algo casi poético en esa reconstrucción en red, en trabajar en conjunto para recuperar aquello que rompió y desestructuró el Terrorismo de Estado”, manifestó Casareto. 

El sábado 8 de noviembre, alumnos, familias y docentes del Mariano Acosta confeccionaron dos baldosas en las que se plasmaron los nombres de los ocho compañeros desaparecidos cuyo registro se encontró este año. Las piezas se colocarán en marzo del 2026, en los días previos al Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. 

Trabajo artesanal 

Arena, cemento, agua y ferrite componen cada baldosa. Una a una son fabricadas de forma artesanal. “La técnica la fuimos mejorando paso a paso y año tras año, a medida que ganamos experiencia”, comentó Pastorino. También Salazar se expresó en el mismo sentido: “Con el paso del tiempo fuimos aprendiendo cuáles eran las proporciones, cuánta arena, cuánto cemento. Después descubrimos que con ferrite podíamos darle color y cada barrio fue eligiendo uno distintivo, que hace que la baldosa se diferencie del resto de la vereda también”. 

El trabajo conjunto es parte fundamental en la actividad de las agrupaciones barriales: “Entre los barrios nos fuimos ayudando en las formas de hacer las baldosas, pero también en cómo hacer el acto de colocación, abrir el micrófono para que todos puedan participar, qué hacer y qué no, fuimos aprendiendo entre todos”, señaló el militante.  “Al principio llevó mucho tiempo de debate y reuniones ponerse de acuerdo hasta decidir un texto común”, explicó Pastorino. Cada baldosa recuerda a militantes populares victimas del terrorismo de Estado. “Hablamos de terrorismo de Estado porque hay desaparecidos que son previos al golpe militar, en manos de la Triple A”, remarcó la militante.  “Buscamos un criterio de unidad respecto a cómo nombrarlos. Llamarlos militantes populares fue una forma de considerarlos a todos desde un igual, una referencia unívoca, porque para nosotros son todos compañeros”, manifestó Salazar. 

Un sin fin

“Además de un homenaje y un reconocimiento a los compañeros, cada Baldosa es algo para las generaciones futuras. Hay que mantener viva la memoria, y esto es parte de eso”, remarcó Pastorino. Desde Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad se nombraron las plazoletas del barrio con los nombres de Madres de Plaza de Mayo desaparecidas en búsqueda de sus hijos, con placas que explican quién fue cada una de esas mujeres. Se colocaron muretes en toda la avenida San Juan y realizaron un mural con los nombres de los 92 desaparecidos del barrio. La militante de Vecinos comentó que el último año, a raíz de la iniciativa “Aquí debería votar” de Nietes, “estuvimos recopilando información y encontramos cuatro compañeros desaparecidos en el barrio de los cuales no sabíamos ni teníamos registro. Este es un trabajo que no termina”, concluyó. 

Las docentes del Acosta remarcaron la importancia que adquiere el trabajo del Espacio de Memoria frente a los embates del Gobierno de la Ciudad y la proliferación de discursos negacionistas. Casareto advirtió que:  “Hay una cuestión concreta que tiene que ver con una disputa del sentido. En este momento se está intentado modificar las currículas de la secundaria y uno de los contenidos que más  están en la mira son los de Historia . Eso es fundamental porque si se dice que la Historia no es importante, por qué es lo que principalmente se quiere cambiar. Qué se va a enseñar y cómo se va a enseñar son cuestiones a las que hay que estar atentos”. Ayuso por su parte afirmó: “Los funcionarios del Gobierno de la Ciudad descreen de la educación pública y lo que buscan es  correr el presupuesto y la responsabilidad del Estado, sacarlo de las escuelas y ponerlo en otros lados. Poco a poco, año a año, van atacando la educación pública cada vez más”. Frente a esto, la docente contrapuso: “En cambio lo que uno ve con el proyecto de Memoria es exactamente lo contrario. Apuntamos a construir colectivamente, fortalecer lo público,  armar red con el barrio y con otras instituciones,  trabajar en trama por la Memoria, la Verdad y la Justicia, para conocer nuestra historia,  para ampliar nuestros derechos.  Es decir, son dos proyectos claramente distintos.  Entonces, el embate es muy fuerte pero la resistencia es grande y la convicción también”