Por Bárbara Balbuena
Fotografía: Daniela Hernández

Con una marcha de la Plaza de Mayo al Congreso, los afrodescendientes e inmigrantes reclamaron por sus derechos. También conmemoraron a la Madre Patria, Marías Remedio del Valle.

Ayer sábado 8 de noviembre, en el Día Nacional de los Afro-argentinos y de la Cultura Afro y en conmemoración de la Madre de la Patria, la Capitana María Remedios del Valle, se realizó la tercera “Marcha Nacional 8N Afro” en la Ciudad de Buenos Aires.

La concentración, convocada para las 17 en la Plaza de Mayo bajo las consignas “contra el racismo en el ámbito laboral, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, por justicia social, derechos humanos y reparación histórica y el cupo afro dentro del Estado nacional y provincial”, contó con la participación de varios grupos de capoeira Angola, que formaron un círculo en el medio de la plaza para aportar música y baile. Mientras tanto, el resto de los colectivos iba llegando junto a las personas autoconvocadas que se acercaba a participar.

Mónica García, una de las asistentes a la marcha, señaló: “Soy argentina descendiente de esclavizados. Decido participar porque hoy es un día para honrar, yo siempre voy al final de la marcha, tranquila, observando y acompañando. A pesar de que en esta plaza hay otras personas, se agradece que sean acompañantes en nuestro día. Tengo hermanos y hermanas que no acompañan el movimiento porque no les gusta la festividad del día, porque es un día que no está para celebrar sino para honrar y se hacen eventos más privados, mas cerrados.”

En un ambiente tranquilo y de alegría por encontrarse nuevamente en las calles, Marisa Masimento, integrante de la danza brasileña y de las danzas de la marcha, opinó: Para nosotros es un día muy importante en el que podemos marchar todos juntos luchando contra el racismo, la xenofobia, la intolerancia racial que nos afectan. Y tenemos la posibilidad de estar todos juntos y luchar por un mejor camino”. Y agregó: “La marcha pasada fue tremenda, hubo muchos policías todo el tiempo apretándonos mientras avanzábamos y ahí vimos la unión como algo más fuerte y este año creció mucho más. La comunidad afro creció muchísimo y ahora somos muchos más, estamos con la parte africana que están en el país, tenemos uruguayos, brasileros, los propios afros argentinos. Creció mucho en unión, en fuerza, en lucha, en organización para seguir adelante”.

Algunos de los reclamos que se expresaban subrayaban la necesidad de políticas públicas antirracistas, con perspectiva étnico-racial que impulsen el desarrollo de la comunidad como sujeto de derecho y como pueblo; fortalecer la educación con perspectiva antirracista y afro-centrista en todos los niveles y modalidades; exigir la reposición del cuadro de María Remedios del Valle en la sala de conmemoración de Patriotas de la Independencia nacional; y también impulsar un cupo laboral afrodescendiente, como una forma de promover la inclusión de un colectivo social que ha encontrado histórica y sistemáticamente dificultades de inserción. Asimismo, se expresaron en defensa del candombe y de toda la cultura de matriz ancestral.

Pasadas las 18, los sonidos de los tambores anunciaron el inicio de la marcha, la columna no pudo comenzar su recorrido por la Avenida de Mayo, trayecto característico de cualquier movilización que une la Casa Rosada y la Plaza los Dos Congresos, por el armado de un escenario. Por eso, la bandera de arrastre, que tenía a la Madre de la Patria pintada con su traje de granadera junto con la consiga en conmemoración del Día Nacional de las Afro argentinas y Afro-argentinos y la Cultura Afro y la Ley 26.852, avanzó por la Avenida Rivadavia seguida por jóvenes, adultos y niños que caminaban detrás; los seguían los grupos de capoeira que tocaban sus berimbau mientras cantaban la canción “Angola”. Más atrás, un grupo de mujeres vestidas con ropa de color rojo y blanco bailaban danzas afro y candombe al ritmo de los tambores de batuka y los tamboriles del candombe. La marcha contó con solo dos banderas pintadas a mano, en una aparecía María Remedios del Valle con su uniforme y rodeada de hombres y la otra, en la que se dibujó Argentina y África unidas por la lucha de un puño que pertenecía a un grupo de capoeira.

La columna fue guiada parte de la Comisión Organizadora de la Marcha 8N, que con un megáfono daba indicaciones y gritaba consignas para que las personas en las veredas se enteren que era el Día de los Afroargentinos y la Cultura Afro, que marchaban contra el racismo, que la Argentina tiene raíces africanas, que los policías de la Ciudad que acompañaban la marcha para ir cortando las calles también eran afrodescendiente igual que Bernardino Rivadavia, el primer presidente del país.

Cuando la columna dobló en la calle Piedras para continuar marchando sobre los dos carriles de la mano derecha de la Avenida de Mayo, una joven tomó el micrófono para intercalar las canciones de la capoeira y consigas como “Argentina es afro”, la reivindicación a Pocha Lamadrid, cantante y activista por el reconocimiento de la comunidad afrodescendiente argentina, “que está presente ahora y siempre”, además de pedir por la plena implementación de la Ley 26.852 y cantar que “hacer quilombo es luchar”.

Antes de llegar a la Plaza de los Dos Congresos, la columna debió desviarse suevamente hacia la Avenida Rivadavia por el armado de otro escenario. Faltando unos minutos para las 20, la marcha llegó a destino y la bandera de arrastre se ubicó dándole la espalda a la entrada principal del Congreso, sobre la vereda de la calle Solís. El resto de los participantes formó un círculo. Antes de leer el documento, cada uno de los grupos de percusión como los de capoeira, los bolivianos afrodescendientes con sus tambores y cuancha, y los trambolines de candombe afro-uruguayo desfilaron por el centro del círculo mientras bailaban al ritmo de su música.

Para finalizar, leyeron entre varios integrntes de la comunidad el documento compartido por todas las comunidades afro del país. Les agradecieron a “todas, todos y todes” quienes participaron y estuvieron sosteniendo la marcha durante estos tres años dado que no es difícil para la comunidad pensarse en una calle que actualmente se encuentra un prohibida. Sin embargo, estuvieron manifestándose por sus derechos humanos, y por sus afro-reparaciones.

En el cierre, se solidarizaron con los pueblos que se encontraban sufriendo un genocidio como Palestina, Congo, Haití, Ecuador y las 132 personas que fueron asesinadas en Río de Janeiro la semana pasada.