“Lejos de todo lo que hace mal” cuenta la experiencia de muchos adolescentes y jóvenes que tienen que esconder su sexualidad. ANCCOM fue al estreno y dialogó con el director y con el autor de la obra, quien además integra el elenco. “Hay que seguir contando estas historias”, dicen.
Un matrimonio de clase media en los años noventa se prepara para un viaje a Nueva York. Sin embargo, pequeños silencios y mentiras comienzan a resquebrajar la aparente armonía familiar. Juan Cruz, un adolescente que ya no quiere jugar al rugby y enfrenta definiciones que no sabe cómo comunicar, y Lucía, la menor, con una relación secreta, son los protagonistas de esta trama donde la necesidad de decir la verdad y de vivir con autenticidad se vuelve urgente.
Lejos de todo lo que hace mal, estrenada en El Método Kairos la noche anterior a la última Marcha del Orgullo LGBTQ+ –aunque Santiago Girard y Maximiliano Galeano, autor y director respectivamente, aseguran que fue casualidad–, ofrece una experiencia teatral intensa, íntima y humana y cuenta la historia de muchos adolescentes que tuvieron que esconder su sexualidad de sus padres por miedo al rechazo.
La obra surge de la historia personal del Girard quien, en diálogo con ANCCOM, relata: “Es algo bastante autorreferencial, tiene mucho que ver con parte de mi vida, con salir del clóset, con ese proceso, y nació desde ese lugar. Fue un trabajo muy personal e introspectivo”.
Girard, además se animó a actuar y a interpretar a la figura del padre frente a su propia familia, presente la noche del estreno. “Fue difícil al principio, porque hay que ponerse en el papel de alguien con quien conviviste toda la vida. Me tocó en muchos lugares personales. Tuve preguntas de mis viejos, del tipo: ‘¿Vos lo sentiste así?’. Se generaron charlas que estuvieron buenas, porque en algún punto también fue sanador”, reflexiona.
Desde el living de la casa de una familia típica, la obra aborda temas profundos como la hermandad y la desigualdad entre la maternidad y la paternidad. “Hay una escena donde los hermanos son más amigos y otra donde son más enemigos. Me parecía muy importante que se vea que esa es la hermandad, explica Galeano, el director. Y Girard agrega: “Yo quería que se viera. Una madre que lleva adelante la casa y el padre que está ahí con su diario”.
Galeano destaca la red de apoyo que se construye en el teatro independiente cuando hay algo que contar. “Nos conocimos en un taller y un día Santi me mandó un texto y me pareció maravilloso. Le hice unos comentarios y le ofrecí darle una mano si quería llevarlo a cabo. Y de golpe, la próxima vez que nos vimos, me ofreció dirigir la obra. Fue completamente inesperado”.
“Fue todo a pulmón”, afirma Girard. “La escenografía la resolvimos nosotros, con ayuda de familiares y amigos –señala Galeano–. Fue un enorme trabajo porque queríamos respetar la década lo más posible. Apareció un teléfono y capaz que no era ese teléfono”.
Galeano vive su vida a través del teatro. Es profesor en una escuela, tiene su propio proyecto donde forma actores, a veces se sube a los escenarios con algunos papeles y ahora también dirige. Además, concibe el teatro como un espacio “dentro de la realidad donde se arma otra historia. Que todos estemos en una comunión creyendo eso, a mí me parece como una locura pactada entre todos. Eso es algo que no va a reemplazar la IA, porque es vivo. Con el público la obra se termina de hacer”.
Para Girard, profesor de matemática, Lejos de todo lo que hace mal “fue un reencuentro con el teatro, y en eso tuvo mucho que ver Maxi, porque yo había dejado hacía bastante tiempo. Arranqué a estudiar teatro en mi adolescencia porque sentí que el teatro era un lugar donde, y esto nunca se lo conté a nadie, se podía llegar a conocer gente, porque el ambiente es de la comunidad. Y me enamoré del teatro, pero nunca me animé a ir a fondo y vivir de eso”.
El nombre de la obra surge de una frase del guion que hace referencia al momento en el que uno debe irse a otro lugar para no tener que ocultar su homosexualidad. “A mí lo que me atrajo de la obra es el no sentirnos comprendidos por las personas que queremos”, expresa Galeano.
Girard comparte su propio proceso: “Fue muy solo, muy personal, porque no me animaba, porque tenía vergüenza, porque me daba miedo. El miedo al rechazo es bastante fuerte. Hasta que en un momento dije: ‘O sigo fingiendo una vida que no es la mía o me enfrento a lo que venga’”.
A diferencia de los años noventa, cuando había mucho más ocultamiento, “ahora las cosas son diferentes, aunque, en algún punto, estamos volviendo a algo que no me gusta. Por eso estas historias son importantes y que hay que seguir contándolas”, opina Girard.
Y concluye: “Si bien en su momento uno puede pensar ‘si pudiera elegir, elegiría otra cosa’, hoy no. Me gusta la vida que tengo, cómo la llevo adelante. En aquel momento, sí, claro, porque era más fácil vivir la vida que esperaban mis viejos, mis hermanos, mis amigos. Pero hoy no lo cambiaría por nada. La realidad es que, como termina la obra, yo también tuve un final feliz. Nunca me rechazaron, siempre estuve acompañado. Hoy vivo mi sexualidad con total libertad”.
Lejos de todo lo que hace mal se puede ver todos los viernes de noviembre y el 5 de diciembrea las 22.30 en el Método Kairós, El Salvador 4530 (CABA).Entradas en Alternativa Teatral.