Florencia Massenzana se acaba de consagrar bicampeona mundial de fútbol para ciegas, en Inglaterra. La volante de Las Murciélagas –que además es psicóloga- fue madre este año y volvió a los entrenamientos dos semanas después del parto para no perderse el torneo. Acá cuenta su historia.
A lo largo de la calle Miguel B. Sánchez, en el barrio de Nuñez, el deporte se respira. Rodeados por gimnasios y clubes, se alza al final del camino, el CeNARD. Los mejores atletas de nuestro país entrenan en este lugar preparándose para defender con orgullo los colores argentinos. A pesar de que bajo el gobierno actual son múltiples las denuncias de abandono y desfinanciamiento del Estado, el pasado 11 de octubre el deporte adaptado volvió a darle una alegría al país: las Murciélagas se consagraron campeonas del mundo por segunda vez consecutiva en el Mundial de Fútbol para Ciegas disputado en la India. Ya habían levantado la copa en Inglaterra, hace dos años.
Florencia Massenzana, de 32 años, psicóloga y volante titular del seleccionado, se encuentra en la cancha donde entrena tres veces por semana junto a sus compañeras. Mientras da otra entrevista, sonríe cuando le comento que ya es casi la portavoz del grupo. “Soy la que más se desenvuelve hablando”, dice entre risas. Pero no es solo eso: Florencia estuvo desde el nacimiento de las Murciélagas, en 2019, y este año ganó su segundo título a tan solo cuatro meses de haber sido mamá.
¿Cuándo te interesaste en jugar al fútbol?
Uno de mis primeros pacientes, cuando empecé a ejercer como psicóloga, era un chico ciego que me contó que jugaba al fútbol en el Instituto Ramón Rosell. Me interesó muchísimo, porque yo siempre había hecho deporte, aunque nunca sola. Cuando me dijo que existía un equipo femenino me dieron aún más ganas. Cuando me acerqué, estaba Darío Lencina, el actual director técnico de Las Romanas, y me dijo: “Bueno, entrá”. Yo le respondí: “¡Pará! Estoy de jean, la semana que viene vuelvo, te lo prometo”. Volví, y la verdad, me enamoré del deporte.
¿Tu familia te apoyó desde el principio?
Mi papá es muy futbolero, así que estaba súper orgulloso, pero a mi mamá le daba más miedo. A veces las familias tienden a sobreproteger a las personas con discapacidad y para ella fue difícil al principio. No lo entendía y creo que todavía no lo entiende del todo pero ahora me apoya más. Fue un poco una guerra en casa, pero con el tiempo se dieron cuenta de que esto es lo que realmente me apasiona.
¿Cambió algo en vos al empezar a jugar al fútbol profesionalmente?
El deporte, yo no me voy a cansar de decirlo, te da muchísima cultura. Es increíble levantarte a la mañana e ir a comer a un comedor que está lleno de distintas personas de distintas nacionalidades, interactuar en distintos idiomas. Además te cambia mucho en tu rutina empezar a hacer deporte. A mí siempre me gustó mucho leer y por eso agradezco el haber podido especializarme en lo mío que es la psicología pero cuando empecé a entrenar diariamente me di cuenta que el deporte es algo mucho más apasionante y que te cambia realmente porque te da más energía. Sos más consciente en llevar una vida más saludable, en llevar una rutina para dormir, para comer y así poder bancar todo el día y entrenar al máximo. La verdad que es un estilo de vida que yo no cambiaría por nada.
Coronadas de gloria
Las murcielagas ganaron su primer mundial en el 2023, en Inglaterra, pero originalmente el primer mundial debía haber sido en el 2020, en Nigeria. Massenzana cuenta cómo a pesar de la pandemia siguieron su rutina por zoom. ‘’Entrenabamos la parte física con mochilas cargadas de arroz, de latas de lentejas y la parte técnica, con pelota, la hacíamos alrededor de una silla en el espacio que cada una tenía en su casa. Teníamos esperanzas de que al final íbamos a poder viajar’’. Finalmente el mundial fue suspendido lo que significó una gran desmotivación para las jugadores que desde noviembre del 2019 venían con la ilusión de representar a su país. ‘’Cuando supimos que en 2023 se venía el primer mundial creo que ninguna lo creyó porque no queriamos ilusionarnos de nuevo. Caímos en cuenta que se estaba haciendo cuando subimos al avión’’.
¿Qué significó para vos ese primer mundial?
A nosotras nadie nos conocía. Todos tenían en la mente a la selección japonesa porque es la más fuerte, y fuimos de a poco. El partido final fue muy duro porque empezamos perdiendo 1 a 0. En el entretiempo, abracé a nuestras delanteras y les dije, «Esto no nos tiene que desmotivar, todo lo contrario, nos tiene que dar energías, acuérdense todo lo que laburamos desde el 2019 para acá. Ustedes van a hacer goles, vamos a ganarlo en cancha’’. Me acuerdo que entramos en el segundo tiempo y fue un primer gol, un segundo gol y decir: «No puede ser, somos campeones del mundo.» Encima era en Inglaterra, fue una carga muy grande. Ahora este segundo mundial también porque nos enfrentó en la final con Inglaterra. Así que también era revivir esa emoción.
Y también defender el título
Yo no digo defender, me gusta decir revalidar porque defender es como algo que te pueden robar y a nosotras ya el primer mundial nadie nos lo roba. Nosotras históricamente ya vamos a ser las primeras ganadoras y ahora este segundo mundial también. Ya nadie nos lo quita, quién escriba la historia del fútbol ciego femenino va a tener que poner sí o sí que Las Murciélagas son las campeonas del mundo dos veces seguidas y eso no nos lo quita nadie, entonces más que defender es revalidar, re-demostrar que la Argentina está en lo más alto.
¿Cómo viviste tu embarazo en pleno camino al Mundial?
Lo primero que pensé fue ‘“¿Cómo le cuento al cuerpo técnico?”. Porque ya estábamos a menos de un año del mundial. Yo siempre tuve en mi cabeza que quería darle lo mejor a mi hija pero sin dejarme de lado. Fue sentarme con el cuerpo técnico y decir, ‘’Yo quiero durante el embarazo seguir entrenando, seguir luchando por un lugar”. Con responsabilidad, con conciencia, entrenando en vez de al 100% en el gimnasio, al 70% que es lo que te recomiendan los médicos. Tratando de cuidarme, pero sí seguir con la pelota en contacto lo máximo posible y eso me llevó a poder entrenar hasta dos semanas antes de tenerla. Venía a las concentraciones acá y me acuerdo que, Gonzalo, mi director técnico, cuando teníamos que correr decía: «Pobre nena, en esa panza está en una licuadora» y yo le contestaba ‘’Cuando nazca le voy a decir que esto es culpa tuya’’. La verdad que fue increíble y también eso creo que es lo que me permitió aguantar las treinta y tres horas de trabajo de parto. Mi parto fue natural porque le quemé la cabeza al cuerpo médico de que yo lo quería así, porque si no no llegaba al mundial. Obviamente, sin ponerla en riesgo a ella ni ponerme en riesgo a mí, si en algún momento el obstetra me decía que tenía que ser por cesárea, no iba a oponerme, pero yo le di indicaciones precisas de si no es vida o muerte, yo quería parto natural. En la sala de partos hacía sentadillas para que se acelere todo. Después volví a entrenar a las dos semanas, fue gradual pero tratando de meterle lo antes posible al 100%.
Más allá de la competencia
Massenzana entrena tres veces por semana en el CeNARD y los dos días restantes atraviesa toda la Ciudad de Buenos Aires, desde San Martín hasta Avellaneda, para entrenar con Las Pirañas, su equipo de fútbol. “Nosotras estamos muy orgullosas de que nos den este lugar para entrenar y tratamos de cuidarlo muchísimo, porque, imaginate, somos un deporte adaptado y estar en igualdad de condiciones con los otros seleccionados nos hace sentir muy agradecidas”. Si bien recibe una beca de la Secretaría de Deportes, reconoce la realidad de que no puede vivir solamente de esto. Al igual que muchos otros deportistas, todavía existe un largo camino para que el deporte en nuestro país sea una carrera de la cual se pueda vivir, más aún cuando se trata del deporte adaptado.
¿Qué creés que aporta el deporte, en especial el adaptado, a la vida de las personas, más allá del rendimiento deportivo?
Con o sin discapacidad el deporte es algo hermoso que cualquier persona puede hacer, ya sea recreativo o competitivo. El deporte te enseña valores, te da confianza en vos mismo, te ayuda a la tolerancia, a la frustración, a la perseverancia y si lo hacés a nivel competitivo y tenés el privilegio como tengo yo de representar a la Argentina o representar a tu provincia, te da muchísima cultura. En cuanto al fútbol ciego para mí es muy apasionante. Verlo te genera mucha pasión porque es como ya de por sí vos ves la pelota y decís, «Ay, ¿cómo hacen?”. Pero hay veces que nosotros somos más rápidos y también sorprendemos por cómo encontramos la pelota. Yo invito a todos siempre a que se acerquen a verlo y que si les interesa, participen de la actividad porque realmente es algo muy lindo que te da muchas cosas. Para una persona con discapacidad en dejar el bastón del otro lado de la valla y ponerte a correr, te genera una libertad increíble.