La comunidad caboverdiana llegó al país hace más de noventa años y aún mantiene viva su identidad y su historia. Los futbolistas argentinos que podrían integrar la selección africana.

Ya se habían cumplido los 90 minutos reglamentarios en el Estadio Nacional de Praia cuando los jugadores de Cabo Verde decidieron buscar el tercer gol, el que certificara que la tarde de fiesta también sería de goleada. Luego de un remate atajado y una serie de rebotes, Stopira, símbolo de la Selección -que a sus 37 años volvió del retiro para ayudar a su equipo a cumplir su objetivo-, metió la pelota adentro del arco. Cabo Verde le había ganado 3-0 a Esuatini (ex Suazilandia) y se había clasificado al Mundial de Fútbol por primera vez en su historia. Las imágenes de los festejos recorrieron el planeta: se trata del país más pequeño que va a disputar el torneo más importante del mundo. Lo que en ese momento poco se sabía es que, a unos 6.900 kilómetros, en Argentina, también hubo una celebración por parte de toda una comunidad.
Javier Andrigo es hijo de una mujer caboverdiana y vicepresidente de la Sociedad de Socorros Mutuos “Unión Caboverdeana” de Dock Sud. Fundada por un grupo de inmigrantes del archipiélago en 1932. Es, junto a su par de Ensenada, “la asociación más antigua de la diáspora africana a nivel mundial”, según su página web. Andrigo explicó que “empezó como una sociedad de ayuda, una mutual para los socios, en principio para los caboverdianos y después para todo aquel que se quiera asociar”.
A lo largo de casi un siglo de historia la institución se destacó por realizar distintos proyectos y actividades, y de recibir visitas ilustres como la de José Maria Neves (actual Presidente de Cabo Verde y por entonces Primer Ministro) o de la cantante Cesárea Évora. A su propósito solidario hoy también se incorporó la lucha en contra de la discriminación “como otra base fundamental en la lucha por los derechos humanos”, según sostuvo Andrigo. Entre algunas de sus acciones se dirigió el proyecto “Apoyo a la población afroargentina y sus organizaciones de base”, se realizaron los festivales “Argentina Negra” y contribuyeron en la aplicación de una primera pregunta sobre origen afrodescendiente en el Censo de 2010. Además, anualmente se llevan a cabo distintas actividades en la Sociedad. “El 20 de enero hacemos un homenaje a Amilcar Cabral, que es el San Martín de Cabo Verde”, declaró Andrigo y agregó: “Después en abril, en mayo, en julio, en agosto y en octubre hacemos una comida típica que se llama cachupa, una especie de guiso o de locro”.
“Cabo Verde es un pueblo bastante sufrido, pero peleador y, como dijo un amigo de allí, un pueblo que tiene alas en los pies”, manifestó Andrigo. Esta última frase hace referencia a la tendencia migratoria de su gente. El archipiélago ubicado en pleno Océano Atlántico tiene aproximadamente 500.000 habitantes, pero se calcula que en el exterior hay al menos entre 1.500.000 y 2.000.000 de caboverdianos, tanto nativos como descendientes. Javier señaló: “El país está compuesto por diez islas, de las cuales nueve son habitadas y una funciona como reserva natural. Se dice que la diáspora es la isla número once”. Y, mostrando otro ejemplo de la importancia de este fenómeno, señaló: “El mayor porcentaje del PBI es por el turismo. Y el segundo es por las remesas que mandan los caboverdianos a su tierra de origen. Con lo cual es un pueblo muy colaborador, por llamarlo de alguna manera”.
Las causas de esta gran migración son variadas. La economía, los conflictos bélicos durante su independencia en 1975 y los desastres naturales, que siguen afectando a la zona aún en nuestros días. “Puede haber períodos de sequía muy prolongados. En la década de1930 no llovió por diez años, en los 40 no llovió por cinco. Eso hacía que la gente emigrara, porque de todo lo que sembraban no salía nada”, comentó Andrigo y detalló que ahora el fenómeno es opuesto: “Los huracanes que terminan en el Caribe o en la costa este de Estados Unidos, principalmente comienzan en la parte oeste de Cabo Verde. Con el cambio climático, hace dos meses hubo una lluvia tropical muy fuerte, en una de las islas, particularmente en una de las ciudades más grandes hizo desastres”.
Hablando de este último caso, destacó los avances de la tecnología en los últimos años a la hora de generar un mayor vínculo y contacto con el archipiélago: “Nosotros nos enteramos a las horas, cuando antes, a menos que nos llegara un diario de allá que trajera alguno por una encomienda, no te enterabas de esas cosas. Ahora estamos más al tanto de toda la realidad que se está viviendo hoy en Cabo Verde, y eso hace que se sienta más identificación”.
La diáspora caboverdiana en Argentina tiene su vínculo aparte con el fútbol. El más resonado en los últimos días es el de Adriano Custodio Mendes, jugador nacido en Praia, la capital, y que llegó a Argentina para jugar en el Estudiantes de Carlos Bilardo a principios de la década del 80, además de también recalar en Temperley, Chacarita y San Martín de Tucumán. Sin embargo, Andrigo expuso otros casos de jugadores con ascendencia caboverdiana que se destacaron en el país: “Está José Ramos Delgado, hijo de padre caboverdiano, que jugó en Lanús, en River, en el Santos de Pelé y en la Selección argentina. Luego tenemos a Abel de Graca, que jugó en Deportivo Cali, en Colombia, pero también en Almagro, en Lanús, y en Los Andes, donde una tribuna de la cancha lleva su nombre”. Además, agregó un caso actual y poco conocido, el de Ayrton Costa. El defensor de 26 años surgido en Independiente y que juega en Boca es nieto de un caboverdiano y “si él quisiera, podría hacerse la nacionalidad y ser convocado para jugar en la Selección”.
La clasificación mundialista fue inesperada, aunque representa la culminación de un fuerte proceso que se llevó a cabo desde las altas esferas para elevar el nivel competitivo de la Selección. Justamente, este consistió en no desaprovechar la diáspora, ya que en años anteriores se destacaron muchos jugadores de su ascendencia alejados de su conjunto nacional, como Nani (campeón de Europa e histórico ladero de Cristiano Ronaldo en la Selección de Portugal) o Patrick Vieira (campeón del mundo con Francia en 1998). Es por eso que, en un país que hace 20 años no contaba con futbolistas profesionales, se decidió contactar a través de plataformas como Linkedin a futbolistas nacidos en el continente europeo para reforzar al equipo.
Si bien el nuevo mundial de 48 equipos da oportunidad a países más débiles históricamente de meterse a su primer gran torneo (en África los cupos pasaron de cinco a nueve), lo cierto es que Cabo Verde alcanzó esa instancia muy anticipadamente. Compitió mano a mano con una de las potencias del continente, Camerún, la selección africana con más participaciones mundialistas (8) y que cuenta con jugadores de élite. Aunque fue goleado en Yaundé, en Praia logró un triunfo claro contra los “los leones indomables” a falta de dos fechas para el final. Luego rescató un empate en Libia y logró celebrar frente a toda su gente ante Esuatini. “Toda la comunidad está muy contenta con esta clasificación, porque le da visibilidad, no solo a la sociedad que está en Argentina, sino también a Cabo Verde como destino turístico, algo que va favorecer mucho a la economía local y a su gente”, celebró Andrigo.
Sin duda la participación de los apodados “tiburones azules” genera mucha expectativa. Entre los futboleros por lo singular del hecho, pero aún más en la comunidad. “Si bien hay tres países que son sedes (Estados Unidos, México y Canadá), cuando le toque en la costa este va a haber muchos caboverdianos en la tribuna, por la enorme diáspora que hubo allí. Van a jugar de local”, estimó Andrigo. Desde Argentina, él y el resto de nativos y descendientes esperan que alguno de los tres partidos de la fase de grupos sea en un fin de semana: “Así hacemos la cachupa y después vemos el partido en nuestra institución”.