Por Daiana Salvatore
Fotografía: Azul Andrade

Missy Coper es la primera rapera en lengua de señas argentina. Su música habla del amor, la pasión y el deseo. También del sexo y el descontrol.

Missy Coper es una artista dúctil, que ha transitado diferentes formatos y hoy se destaca como la artífice del primer proyecto de exploración interpretativa del rap -que ella compone- a la lengua de señas. No se trata de una apropiación cultural sino de una traducción responsable y respetuosa de una intérprete que es oyente. Es una apuesta de convergencia cultural donde se fusiona el rap, la cultura afro, las sexualidades disidentes, la lengua de señas y las discapacidades. La artista, que ya se presentó en lugares como Feliza y Niceto, habló sobre su proyecto con ANCCOM: “Es un macramé de culturas”, definió.

“Soy rapera de toda la vida, el movimiento siempre estuvo en mí”, cuenta Missy Coper. “Hace 4 años estuve muy mal, falleció mi bebé de dos meses y al mes también mi mamá, el arte me salvó la vida”, confiesa la cantante. Es en ese contexto de depresión que en su mente fueron surgiendo frases que decidió escribir y que más tarde cobrarían vida con su voz: “Van más de dos años de Missy. Yo subía contenido a las redes y mis amigues sordes me preguntaban qué decían mis canciones, entonces comencé a mandarles videos y ahí me di cuenta que mi destino era llegar a las personas sordas”, destacó Missy.

Un proyecto accesibilizado

Que un proyecto sea accesible implica que se contemple la accesibilidad desde su raíz. El de Missy Coper es un proyecto accesibilizado porque, si bien la artista habla y a veces piensa en lengua de señas, sus canciones se originan en español; es una accesibilidad creada a posteriori. No hay registro de experiencias similares aunque sí se pueden contratar intérpretes: la diferencia radica en la búsqueda de la fidelidad de la traducción que la artista hace en conjunto con personas sordas formadas para tal fin. “Cuando empezamos no sabíamos muy bien todo lo que estábamos haciendo, pero lo hicimos. Si bien yo soy bilingüe, junto con dos asesores sordes hacemos una traducción responsable”, destaca Missy y agrega que antes de esta experiencia “no había poesía señada o poetas sordes” y que “ahora se está viendo un poco más, hay motivación”.

Los shows de Missy son dinámicos, por momentos ella rapea y la acompaña una intérprete, en otros la traducción se proyecta en un video, como puede ser ella la que interpreta con toda su corporalidad la canción que se proyecta: “La lengua de señas es viso-gesto-espacial y hay que ser medido porque si te pasás con los movimientos el mensaje queda desdibujado, se convierte en una danza y no se entiende nada”.

La artista busca unir y crear puentes estratégicos: “El mundo del rap y del hip-hop es muy machirulo, yo pongo un mundillo dentro de otro mundillo, dentro del rap lo LGBT, ahí la lengua de señas y así”, comenta Missy Coper. En las historias de sus letras aparecen temas como el amor, el desamor, la pasión y el, deseo. “Las historias tocan a todos”, resalta Missy poniendo de manifiesto que las personas sordas tienen las mismas necesidades y deseos que las oyentes. Las letras son un acto de justicia que viene a desaniñar a las personas con discapacidad, que generalmente no son vistas como personas deseantes, activas sexualmente, que sienten placeres, goces y que también pueden vivir una sexualidad disidente: “Poder naturalizar un poco eso, porque cuando vos no tenés acceso a determinada información, lo primero que tu cabeza hace para poder entender algunos temas es generar historias posibles o bien prejuicios”.

Recepción

“La mayor parte de mi público son personas sordas. Yo trato de llevar mi proyecto hacia espacios donde puedan encontrarme también desde el mundo oyente y yo encontrar a las personas que les guste mi música en vivo en español. La realidad es que hay una carencia de accesibilidad o de contenido accesibilizado en el espacio de la cultura muy grande. Les sordes cuando saben que hago un show siempre vienen porque no saben cuando van a volver tener otro momento así, de disfrute. Me llegan muchas muestras de cariño, valoran mucho un proyecto que implica la presencia de personas sordas en primera persona porque cuando me tengo que arremangar y ver cómo se traduce esto, ahí es donde me siento con personas sordas y de repente empezamos a explorar y a ver y aprobar y etcétera. Por eso siento que me hacen llegar su apoyo y eso es muy lindo. Ver que se sienten identificados también es muy gratificante. Ahí digo: vale la pena hablar de sexo y descontrol porque sino todo el contenido que se hace es el correcto”, explica, en referencia al estereotipo de la personas con discapacidad que “son luchadoras, existen y eso es un logro”.