Por Rocío Lazarte Otano
Fotografía: Lara Greco

El cineasta Juan Lucas da Rocha presenta “Todos quieren venir a Brown”, un documental que registra la vida cotidiana del Club Atlético Brown de Adrogué y de Pablo Vicó, mítico técnico del “Tricolor” durante 15 años.

Todos quieren venir a Brown no es la crónica de un campeonato ni el relato de un partido memorable, sino que es la historia de un club de barrio, de quienes lo sostienen y de un entrenador que se convirtió en figura sin perder la humildad. A través de la cámara que acompaña sin invadir, el espectador es testigo de cómo la llegada de los grandes medios de comunicación transforma la rutina de los jugadores y el cuerpo técnico.

Con Pablo Vicó como protagonista –quien dirigió a Brown más de 500 partidos y logró dos ascensos–, el documental revela al hombre detrás del personaje: un técnico cercano a su plantel y comprometido con la comunidad, con una influencia que trasciende los resultados deportivos. Además de mostrar su día a día en el club, la película refleja las decisiones que toma fuera de la cancha y su pasión por construir buenos grupos de trabajo.

Tras un largo proceso de filmación y montaje, el documental tuvo su estreno el pasado 25 de agosto en el Cine Gaumont, con la sala colmada y la hinchada completa del Tricolor. “Si bien soñábamos con que se llenara, ver todas las localidades agotadas fue una gran sorpresa”, confiesa su director, Juan Lucas da Rocha. Al igual que en el fútbol, quienes no pudieron asistir tendrán su revancha el próximo 14 de octubre en el mismo complejo.

En diálogo con ANCCOM, da Rocha cuenta cómo fue el proceso de selección del material, reflexiona sobre la construcción de la narrativa y explica por qué esta historia genera un vínculo afectivo con el público.

 

¿Cómo surgió la idea del documental?

Cuando iba al colegio, vivía a la vuelta del club y, como era socio, pasaba todo el día en la pileta, la escuelita de fútbol y la colonia de vacaciones, acompañado de mis hermanos y amigos. Con el tiempo, al club le empezó a ir bien futbolísticamente y los medios comenzaron a contar su historia. Muchos se acercaban para entrevistar a su entrenador, Pablo Vicó, pero siempre para hacer una nota de color y retratarlo como personaje. A mí ese enfoque no me convencía, así que decidí hacer un documental que contara la historia de Vicó y del club desde una perspectiva que mostrara el detrás de escena y la vida de quienes trabajan allí.

 

¿Cuándo arrancó el rodaje?

En 2017, si bien teníamos la idea de hacer el documental desde hacía mucho tiempo, por distintas razones nunca se concretaba. Cada vez que terminaban los torneos, surgían rumores de que Pablo podría irse del club, ya que recibía ofertas de otros equipos. Cuando esos rumores se hicieron más fuertes, comenzamos a grabar con lo que teníamos. Finalmente, Pablo se quedó y filmamos hasta 2019. Después hicimos una pausa y pasamos a la etapa de montaje, que en un documental como este es un proceso largo, porque allí se termina de armar el guion final. Aunque partimos de una idea previa, a medida que avanzábamos buscamos reflejar la riqueza de lo que encontrábamos, sin quedarnos demasiado atados a lo prefijado. Además, durante ese tiempo llegó el covid, y como contábamos la historia de un técnico que vivía en el club, nos preguntamos: “¿Cómo repercute una pandemia que, además de frenar el fútbol, tiene a Vicó haciendo la cuarentena allí?”. Esto nos llevó a acercarnos y capturar también ese momento. Aunque registramos mucho material durante esa época, no todo apareció en la versión final.

 

¿Cómo reaccionó Vicó cuando le contaste sobre el proyecto?

Aceptó de inmediato, aunque le costó entender exactamente qué queríamos hacer. Al inicio pensaba que íbamos a filmarlo durante unos cuarenta minutos para sacar un video corto para YouTube y nada más. Recién cuando comenzamos a ir con más frecuencia, empezó a darse cuenta. De hecho, creo que lo terminó de comprender el día del estreno. Aunque yo le fui adelantando algunos detalles sobre lo que se encontraría en pantalla, él no quiso verla antes porque quería sorprenderse. En el ambiente del fútbol, los documentales suelen parecerse más a la crónica deportiva, donde se muestra cómo salieron los partidos, el desarrollo del campeonato y alguna que otra entrevista. Pero nosotros nunca quisimos hacer eso.

¿Cómo decidieron qué material incluir?

Desde el principio teníamos clara la idea de cómo queríamos contar la historia del club, algo que se refleja en la puesta de cámara y el estilo de rodaje que elegimos. Esa visión nos ayudó a seleccionar el material, porque ya sabíamos qué cosas no servirían. Aun así, al revisar y editar las escenas grabadas nos encontramos con muchísimo contenido, y el proceso fue largo, de varios años. Primero organizamos cada rodaje en pequeñas escenas y luego fuimos encontrándole el ritmo de montaje. En este tipo de documental, el guion se termina de definir en la sala de edición, ya que algunas cosas que al principio parecían importantes terminaron perdiendo peso, mientras que otras que no nos parecían tan relevantes se volvieron clave. También hubo escenas que nos encantaban y queríamos conservar, pero por cuestiones de metraje tuvimos que dejarlas afuera. Otra decisión que surgió durante el montaje fue quién haría la voz en off. Sabíamos que iba a estar, pero no que yo sería quien la grabara. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que funcionaba mejor un narrador cercano al club, alguien que pudiera transmitir la mirada de un hincha, un socio o un vecino. Por eso la película arranca con una presentación que explica por qué yo, alguien que nadie conoce, estoy contando la historia.

¿Qué lado de Vicó sentís que el documental ayuda a descubrir?

El humano. Pablo es un hombre con mucho carisma y, cuando le hacen entrevistas, tiende a entrar en personaje y a manejar todo. Desde el principio, nuestro objetivo fue mostrar otra faceta: registrar al Pablo más cotidiano, no al histriónico que se siente cómodo frente a la cámara. Es una persona muy sencilla y, mientras estuvo en el club, mantuvo un trato cercano con los hinchas y con quienes lo rodeaban. Se preocupaba por armar equipos, no solo en los planteles, sino también grupos de trabajo que funcionaran desde lo humano. Para mí, eso fue clave para lograr todos los objetivos y es lo que quisimos reflejar. Algo que no se suele resaltar tanto es lo mucho que trabaja. Cuando vivía en el club, estaba todo el tiempo con el equipo y el fútbol en la cabeza, pero también se ocupaba de tareas que uno no imagina que realiza un técnico, como buscar la ropa para la pretemporada, por ejemplo. En general, se lo ve como un personaje, y se deja de lado que durante quince años estuvo al frente de un equipo que al principio nadie conocía y que, después de mucho trabajo, logró darle notoriedad.

 

Tuvo su estreno mundial en Colombia, ¿cómo fue verla en la pantalla grande?

El estreno en la Cinemateca de Bogotá fue increíble. La sala se llenó, a pesar de que nadie nos conocía ni sabía de la historia del club o de Vicó. Fue muy emocionante verla proyectada por primera vez y notar cómo reaccionaba el público. Allí comprobamos que muchas de las sensaciones que habíamos imaginado al armar cada escena realmente se vivían en la sala. 

Con este documental, buscamos reivindicar el rol de los clubes de barrio como espacios de pertenencia y contención.

Juan Lucas da Rocha

¿Y la proyección en el Gaumont?

A diferencia de Bogotá, dónde solo fuimos a ver cómo reaccionaba el público y a vivir la experiencia de la proyección, en el Gaumont nos encargamos de toda la organización. Yo estaba especialmente pendiente de cómo recibirían la película los protagonistas y los hinchas del Tricolor. Cuando te dicen que va a salir una película sobre tu club, se generan expectativas enormes. Desde el principio supe que no podría cumplir con todas, porque no es la historia del club, sino una de las muchas que suceden allí. Por suerte, la recepción tanto de los hinchas como de Pablo fue hermosa.

 

¿Por qué la historia de un club de barrio puede resonar tanto?

Porque los clubes de barrio forman parte de nuestra identidad. Cuando el público se ve reflejado en una pantalla, se mueven emociones, no se trata sólo de entretenimiento. Después de la proyección, muchas personas nos contaron que querían volver a sus clubes de la infancia o reunirse con amigos para compartir experiencias. Siempre que una película aborda historias de nuestros pueblos, algo resuena y provoca reflexión y conversación. Con este documental, buscamos reivindicar el rol de los clubes de barrio como espacios de pertenencia y contención. Más allá de mostrar lo que ocurre en ellos, el registro documental despierta recuerdos e historias que nos ayudan a entendernos y orientarnos en nuestro presente y futuro.

 

La próxima proyección de Todos quieren venir a Brown será el 14 de octubre a las 20 en el Cine Gaumont. Las entradas se pueden adquirir en la boletería.