Por Carlos Valman
Fotografía: Gentileza Guadalupe Lombardo

Como cada semana, marcharon frente al Congreso para reclamar aumento de haberes y la restitución de los medicamentos gratuitos y de la moratoria previsional. Y, como en cada marcha, hubo represión policial: una decena de heridos y dos detenidos.

Durante la tarde de este miércoles, la Plaza del Congreso volvió a ser escenario de una movilización, en la que se dieron cita cientos de jubilados, que junto a numerosas agrupaciones sociales y sindicales, se manifestaron para reclamar aumento de haberes y la restitución de los medicamentos gratuitos y la moratoria previsional. Una vez más, la marcha pacífica se vio marcada por la represión de las fuerzas de seguridad, que ha venido repitiendo semana a semana y que, esta vez, dejó un saldo de al menos diez personas lastimadas y dos personas detenidas, quienes fueron liberadas poco tiempo después.

Los manifestantes también se pronunciaron en contra de las políticas de ajuste que ha adoptado el gobierno de Javier Milei, y que ha afectado fuertemente a las jubilaciones, reduciendo tanto su poder adquisitivo así como su acceso a la salud y a medicamentos esenciales. A estos reclamos, se sumaron las críticas ante las recientes denuncias de corrupción y de los presuntos vínculos del candidato a diputado oficialista, José Luis Espert, con el narcotráfico.

Sobre las 14, los manifestantes comenzaron a reunirse a lo largo de la Plaza del Congreso. En derredor, cientos de gendarmes y policías se formaban en contingentes para contener a la movilización. Filas de tanquetas estacionadas en las calles aledañas y la mirada silenciosa de las decenas de oficiales que patrullaban la zona recibieron a las organizaciones.

Al revés de lo que ocurría en las marchas anteriores, cuando la represión tenía lugar al final de la movilización, cuando los manifestantes ya se estaban disipando, en esta ocasión comenzaron desde muy temprano. Cerca de las 14:30, cuando ya se escuchaban los primeros cantos, un grupo de personas que se había reunido sobre la vereda de la Plaza frente a la avenida Rivadavia fue reprimido por un grupo de oficiales. Los uniformados se aproximaron cercándolas con sus escudos y limitando su espacio, pese a que estos no se hallaban obstruyendo el tránsito. “Estábamos arriba de la vereda y nos apretaban para que nosotros reaccionemos, para tener una justificación, para reprimir. Nos tiraron gases arriba de la plaza. A mí me tiraron con el spray; que te deja casi sin respirar. Es terrible, lo hacen a propósito”, relata Armando Muti, un jubilado de 75 años, autoconvocado, que hoy como cada miércoles, protesta frente al Congreso. “Yo vengo desde hace meses y meses. Hay jubilados que ya no pueden venir más, porque no les da la salud. No tienen remedios, no tienen medios para viajar… Yo me pongo al frente, con mi pañuelo blanco, porque estamos en lucha. Y vamos a seguir. Los pocos que quedamos, los que venimos siempre, cada vez somos menos. Necesitamos más apoyo de la gente”, reclama Muti.

“Hoy nos reprimieron, pero los jubilados siempre vamos a luchar por nuestros derechos. Todo estos golpes son de la policía, en los brazos, la boca…”, enumera Dawlowski mientras enseña las heridas y moretones en su cuerpo.

Estas primeras represiones generaron tensiones que desembocaron minutos más tarde en un segundo enfrentamiento entre los manifestantes y la policía. Cerca de la esquina de las avenidas Callao y Rivadavia, decenas de manifestantes fueron reprimidos por la policía. Dentro de ellos, se encontraba el sacerdote Francisco Oliveira, conocido como el Padre Paco, perteneciente a la organización sacerdotal Opción por los Pobres, y que se ha convertido ya en una figura representativa de las manifestaciones por los derechos de los jubilados, frente al Congreso. Él, como muchos otros manifestantes heridos, debieron ser asistidos por los paramédicos del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios de la Defensoría del pueblo, que ayudaban a los manifestantes a recuperarse tras ser golpeados y agredidos con gases tóxicos por la policía.

Otro de los lastimados fue Carlos Alberto Dawlowski, jubilado de 75 años e hincha de Chacarita, quien ya había sido reprimido por la policía en la manifestación del 12 de marzo, cuando miles de hinchas de fútbol se autoconvocaron en solidaridad con los jubilados. “Hoy nos reprimieron, pero los jubilados siempre vamos a luchar por nuestros derechos. Todo estos golpes son de la policía, en los brazos, la boca…”, enumera Dawlowski mientras enseña las heridas y moretones en su cuerpo.

Bajo el sol de la tarde, y ya con las primeras represiones consumadas, las agrupaciones se reunieron en torno a sus líderes, quienes pronunciaron discursos acerca de la situación de los jubilados, las acusaciones que vincularían a José Luis Espert con el narcotráfico, y el reciente ataque del gobierno de Israel a la flotilla que intentaba llegar a Gaza con ayuda humanitaria. Después, los manifestantes comenzaron a circundar pacíficamente la Plaza del Congreso, entre cantos, acompañados por bombos y trompetas. La paz, sin embargo, duraría poco, ya que escasos minutos después de iniciada la marcha, dos manifestantes fueron detenidos sin justificación a una cuadra de distancia. Los apresados fueron identificados como Víctor Vargas y Roberto de la Cruz Gómez. “A mis compañeros los llevaron detenidos, ya los largaron. Ahora uno fue al hospital porque tenía dolor de espalda. Yo tuve un par de golpes en la espalda pero no me duele. Son las circunstancias de la lucha de los jubilados”, se consuela Dawlowski. Como la Fiscalía no convalidó las detenciones, los detenidos fueron liberados inmediatamente.

La manifestación reunió a numerosas organizaciones sociales y sindicatos, dentro de las que se destacaron algunas como ATE, SATSAID y la CTA. Francisco «Tito» Nenna, quien fuera secretario general adjunto de CTERA, y uno de los principales líderes de la protesta, resume así las principales consignas: “No solamente estamos por los jubilados, sino por todas las leyes que se están tratando hoy en el Congreso, como la de discapacidad, la del hospital Garrahan… Nosotros estamos en la calle siempre y vamos a seguir estando porque es uno de los lugares donde está la confrontación con este Gobierno”.