Detuvieron a sus tripulantes y serán deportados, según manifestaron funcionarios de Tel Aviv. Crónica de los últimos minutos antes del abordaje.

En la tarde del 30, Italia retiró su escolta naval y España incumplió la promesa de enviar un barco. En diálogo con ANCCOM, desde la cubierta de su nave, Ezequiel Peressini, participante argentino de la flotilla, denunció: “Es vergonzosa la actitud de Pedro Sánchez [presidente español], Italia también nos ha abandonado”. Pese a la soledad diplomática, la flotilla —más de 40 embarcaciones y unas 500 personas entre activistas, parlamentarios y voluntarios— siguió rumbo a Gaza.
En la madrugada del 1° de octubre, el silencio del mar se quebró. “Estamos muy próximos a Gaza. Las embarcaciones de Israel ya han salido de Ascalón [13 kilómetros al norte de la franja] y se encuentran cerca de la flotilla. Vamos a la máxima alerta”, comunicó Peressini en sus redes. En un audio posterior nos confirmó lo inevitable: “El proceso de interceptación empezó a las 3.45. La Armada de Israel ya se encuentra próxima. Hemos disparado la alarma y estamos formados para afrontar esta situación de una manera pacífica”. La cubierta se convirtió entonces en un escenario de preparación: chalecos ajustados, cámaras encendidas, radios abiertas.
A las 5:10, la flotilla informó por redes que los barcos israelíes habían modificado su rumbo. “La alerta se ha reducido, aunque debe sostenerse la movilización mundial en solidaridad con el pueblo palestino”, anuncio Peressini y otros activistas. El respiro fue breve. Cuando en Gaza eran las 19 (las 15 hora argentina), al menos 20 buques israelíes rodearon al Alma, barco principal de la misión. “El Sirius fue interceptado, lo vi con mis propios ojos; el Capitán Nikos también. El resto sigue avanzando”, declaró el periodista italiano Lorenzo D’Agostino desde la embarcación “El Hilo”. Poco después, las transmisiones en vivo comenzaron a cortarse. Desde Tel Aviv, el ministro de Exteriores Gideon Saar calificó la misión como “provocación de Hamas y Sumud” y reiteró que Israel ofreció trasladar la ayuda “por canales seguros”.

El cerco no apagó las voces. David Adler, miembro de la flotilla, escribió en X: “Nos preparamos para un ataque inminente. No opondremos resistencia. Estamos listos”. Greta Thunberg, desde el Alma, envió un mensaje grabado: “Es probable que nos intercepten esta noche, lo que sería una violación del derecho humanitario y marítimo. Israel no es inmune a la ley internacional. Detengan el genocidio, detengan la ocupación y liberen a Palestina”.
Vía audio, Peressini repudió el procedimiento por “ilegal” y “la complicidad de los gobiernos del mundo que siguen sosteniendo política, económica e ideológicamente al Estado nazi sionista de Israel”. “Llamamos a los pueblos del mundo a sostener la movilización y la solidaridad internacional con el pueblo palestino y a exigir a todos los gobiernos la protección de cada uno de los 500 participantes de la Global Sumud Flotilla, que en este momento se encuentran en riesgo ante las amenazas criminales de Israel”, agregó.
Israel afirma que el bloqueo naval es legal y que los activistas serán deportados si ingresan a la zona prohibida. Para la Flotilla Sumud, en cambio, el asedio confirma la inhumanidad de un cerco que impide el ingreso de alimentos, medicinas y agua potable a Gaza. El Mediterráneo fue testigo de una noche que no durmió. “El Estado de Israel busca secuestrarnos, llevarnos a las cárceles de Israel para detenernos e impedir la movilización mundial —advirtió Peressini—. No podrá lograrlo, no es la primera flotilla ni será la última. Seguiremos luchando por una Palestina libre”.
Al cierre de esta nota, ante la intercepción de la flotilla, agrupaciones de izquierda y de solidaridad con el pueblo palestino convocaban a movilizarse desde Av. De Mayo y 9 de Julio, igual que en decenas de ciudades del mundo.
