Del 23 al 25 de septiembre, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, tendrá lugar una nueva edición de la Semana de la Química, que apunta a compartir conocimiento con la comunidad, generar vocaciones y mostrar cómo funciona la universidad pública.

Horas antes de la multitudinaria marcha en el Congreso, mientras la Cámara de Diputados debatía si rechazaba o convalidaba los vetos de Milei al financiamiento universitario y a la emergencia pediátrica, dos integrantes del Equipo de Popularización de la Ciencia (EPC) de la Facultad de Exactas y Naturales de la UBA dialogaban con ANCCOM.
Valeria Fornes y Romina Carnevale, antropóloga social y bióloga respectivamente, forman parte del EPC, que se dedica a compartir los conocimientos producidos dentro de las carreras de la Facultad y expandir los saberes de forma amena hacia la comunidad externa –no académica- para que estén al alcance de todos, por ejemplo, a través de las Semanas de las Ciencias que se realizan cada año para chicas y chicos de colegios secundarios.
Fornes explica que, aún con la situación crítica del financiamiento, no dejan de llevar a cabo sus proyectos. “Popularización se usa como un buffer de lucha, para decir ‘bueno, hagamos más’. Es sorprendente que, con la gente agotada y enojada, esto es una instancia de muchísimo entusiasmo y alegría. Es masivo internamente todo lo que se mueve: se usa también como una forma de movilización. Nos afecta lo que está pasando, pero no se repliegan las actividades, sino que parecen más expansivas, es paradójico, pero sucede”.
Para cada carrera universitaria hay una Semana determinada. La última de este año es sobre Química y Alimentos. Los mismos estudiantes, becarios y docentes realizan charlas en el Aula Magna, brindan explicaciones interactivas, organizan juegos y performances en vivo. Disfraces de mosquito, tablas periódicas gigantes, hongos comestibles, y peleas entre Newton y Einstein, son algunas de las propuestas que pueden encontrarse allí. Año tras año, puntualiza Carnevale, al finalizar las Semanas, hacen evaluaciones de desempeño, y “siempre se rescata la forma de divulgar, desde los más jóvenes hasta los investigadores, con esas ganas, esa pasión, esa especie de entrega para querer que otros se entusiasmen igual”.
El día después de la marcha, ya con el veto al financiamiento universitario rechazado, el doctor en Física y coordinador del EPC, Guillermo Mattei, habla rápido, pero no da la impresión de estar apremiado, sino de tener mucho para decir. “Si nosotros queremos un país desarrollado –afirma–, que tenga inserción industrial, necesitás profesionales de alta capacitación con nivel académico elevado, no solo para seguir en la academia y generar conocimiento, sino para impactar en las organizaciones estatales o en las empresas privadas. Si uno pretende que no seamos un país que se dedica a exportar commodities y nada más, necesitaríamos más alumnos en Exactas. El objetivo de la Semana es compartir el conocimiento y en segundo término generar vocaciones, mostrar cómo trabaja la universidad pública”.
“A todos nos pasó en la carrera que llega un momento que querés contar. Como decía Carl Sagan, si estás enamorado de alguien le querés contar qué estás haciendo, qué estudiaste. Entonces estás en una clase teórica, tenés 22 años, salís y decís ‘¡esto se lo quiero contar!’, esa pulsión por contar es maravillosa y estimulante. Y ver cómo la gente de la Facultad se engancha, y del otro lado te agradecen. Hay chicos que pasaron por estas actividades y después entraron a la Facultad. Cada tanto alguno te aparece: ‘Yo estuve en tal colegio cuando vos fuiste, y me acuerdo, y que sé yo, tengo que decir que en parte vos me estimulaste a seguir esta carrera’. Hay un feedback muy estimulante, estamos compenetrados con la universidad pública y nuestra pulsión es compartir”, agrega Mattei.
La entrevista, inevitablemente, deriva al triunfo parlamentario del día anterior: los gritos de festejo, los bombos, las bengalas, las banderas de todas las universidades públicas del país, la inmensidad de la congregación. Mattei sonríe, se señala la cabeza y dice: “Mirá el color de pelo que tengo, estábamos en la plaza en los años 90 cuando se quería arancelar la educación universitaria, y eso lamentablemente retorna, a veces uno no se puede explicar por qué, pero ocurre. Estos gestos de que haya reacción, de que en las calles se manifiesten las opiniones, es lo principal. Que no se pierda eso”. Y concluye: “Lo de ayer es una bocanada de aire fresco”.