Por Camila Esne
Fotografía: Prensa Global Sumud Flotilla

El dirigente de izquierda Ezequiel Peressini es uno de los argentinos que integran la flotilla que busca visibilizar el genocidio en Gaza. Desde el Mediterráneo, a medida que se acercan a destino, cuenta cómo es el día a día en el mar junto con activistas de todo el mundo.

Tras zarpar del Puerto Central de Barcelona, la Flotilla Global Sumud navega hacia Gaza para visibilizar la crisis humanitaria y exigir un corredor seguro. Entre los miembros argentinos del contingente, compuesto por activistas de todo el mundo, está el riocuartense Ezequiel Peressini, exlegislador de Córdoba por el FIT-U, quien en diálogo con ANCCOM cuenta cómo es la organización a bordo, la solidaridad que une a la tripulación y la urgencia de la misión frente al genocidio y la hambruna que afectan al pueblo palestino.

“Salimos el 31 por la tarde desde Barcelona. Esa noche la alta marea, los vientos y la tormenta nos impidió continuar, por lo que tuvimos que volver a puerto”, explicaPeressini. La flota de unos 20 barcos debió regresar el lunes 1 de septiembre. “Pasamos la noche intercambiando historias y conociéndonos, porque fue un día tan intenso que necesitábamos detenernos, descansar y entender la magnitud de lo que nos espera. Hay un empuje muy importante por parte de la gente de Barcelona, nunca habían visto algo así”.

Al tercer día de navegación, Ezequiel Peressini relata desde el barco cómo está siendo la travesía. La nave es amplia y cómoda, aunque reducida si se piensa en 20 días de convivencia. La integran representantesde los cinco continentes, entre ellos el diputado nacional del FIT-U Juan Carlos Giordano, su par de Valencia, España, Juan Bordera, y Serigne Mbayé, diputado de Madrid de origen senegalés. También viaja la dirigente argentina de Nuevo Más, Celeste Fierro, una comitiva de médicos de Turquía y una importante delegación de Malasia, integrada por voluntarios humanitarios que ya han participado en la Guerra de Siria, detalla Peressini.

“Cada uno tiene sus tareas, sus aplicaciones y todos colaboramos con la comida, con la limpieza y con la vigilancia nocturna. Según qué tarea más le guste hacer a cada uno o dónde mejor se desempeñe. Eso nos ha permitido estar seguros, comer muy bien y cuidar la higiene en un lugar que se va a transformar en nuestra casa por veinte días”, agrega. La misión tiene un peso que trasciende la comodidad del barco. “Mientras nosotros comemos, descansamos y nos cuidamos, en Gaza más de 65.000 personas han sido asesinadas, buena parte niños y niñas. El hambre se usa como arma. Estamos acá para visibilizar esa situación, no por heroísmo, sino por solidaridad”, remarcaPeressini.

La flotilla tiene un objetivo político claro. “Emitimos una declaración conjunta con diputados y activistas de todo el mundo, exigiendo la apertura de un corredor marítimo seguro. Israel ha dicho que nos tratará como terroristas, que no nos va a garantizar nuestros derechos políticos al momento de llegar a tierra. Por eso le exigimos a los gobiernos que se dispongan a cuidar la flotilla que está recorriendo el mar Mediterráneo a las vistas de los ojos del mundo. En Italia, por ejemplo, los trabajadores prometieron paralizar todos los puertos si perdemos contacto por más de 20 minutos. La solidaridad no es solo simbólica: es acción concreta”, sostiene.

“Pero mientras navegamos, los ataques sobre Gaza se intensifican. El Parlamento israelí tiene aprobado la colonización total de Cisjordania y Trump, el pasado 31 de agosto, salió a manifestar sus planes para transformar Gaza en un centro turístico, lo que significa desplazar a más de dos millones de personas a otros países. Vamos a rechazarlo con la movilización”.

Para Peressini, quien se define en sus redes como “nieto del Cordobazo, hijo del Argentinazo e internacionalista furioso”, la experiencia tiene un recorrido personal que da profundidad a la travesía. “He sido diputado en Córdoba, he militado en Perú, Chile y Panamá. Cada viaje me enseñó algo sobre la lucha contra el capitalismo imperialista que genera guerras, hambre y genocidios. Esta flotilla es parte de eso. Estamos peleando por una Palestina única, laica, democrática, y también contra un sistema que beneficia a unos pocos a costa de los más pobres”.

“Si tuviera que resumir esta travesía, en una palabra, diría ‘solidaridad’. No es sólo una consigna: es compartir tareas, noches de guardia, comida y cuidados. Es la certeza de que cada acción mínima contribuye a visibilizar un genocidio y a construir un puente de humanidad entre quienes estamos en el mar y quienes esperan ayuda en Gaza”.