Por Pilar Elizondo
Fotografía: ARGRA

Trabajadores y trabajadoras de prensa se movilizaron al Ministerio de Seguridad para repudiar y exigir la renuncia de Patricia Bullrich. Con fotos de las escenas de represión que sufrieron, recorrieron las inmediaciones y alertaron a los vecinos: Sin libertad de prensa no hay democracia.

Sobre el cruce de las avenidas Las Heras y Pueyrredón –mientras la ministra de seguridad Patricia Bullrich estaba por comenzar una conferencia de prensa junto al ministro del interior de Chile, Álvaro Elizalde–, en plena luz del día y en medio de la rutina y el caos porteño, se agruparon trabajadores de prensa con sus cámaras en mano. Se movilizaron hacia el Ministerio de Seguridad en repudio a la violencia sistemática ejercida por las fuerzas policiales y militares durante sus coberturas en la vía pública.

La gente que pasaba caminando esquivaba aquel tumulto, apurada observaba con confusión y desconfianza, “¿Qué es lo que están esperando?”, preguntó un peatón. Carteles con fotografías impresas de recientes represiones comenzaron a circular de mano en mano. En el reverso tenían inscriptas consignas breves y claras: “Justicia por Pablo Grillo”, “Expresión sin represión”, “¿Cuánta más violencia vamos a naturalizar?”.

Las cámaras fotográficas y los elementos de protección y cuidado se volvieron herramientas complementarias y cotidianas para los fotoperiodistas argentinos frente a un nuevo desafío: ejercer su trabajo bajo amenaza. “Vamos a las movilizaciones con máscaras de gas y antiparras como si estuviéramos en la primera línea del frente de guerra, es demencial, a veces no pasa nada y viene uno igual y nos gasea”, comentó en diálogo con ANCCOM el fotoperiodista Guido Piotrkowski.

Lento y de forma colectiva, iniciaron la marcha hacia la puerta del Ministerio de Seguridad. “La idea es correr un poco el eje del lugar de siempre protestar frente al Congreso y la Casa Rosada, y en este caso, protestar frente a la responsable de la represión y agresiones que vivimos todos los miércoles pero que comenzó con las movilizaciones de la Ley Ómnibus”, explicó Piotrkowski. El reclamo incluyó no solo justicia por los ataques de violencia sufridos por colegas, sino también, la exigencia de renuncia de Bullrich, señalada como la principal responsable de la persistente agresión estatal. “La violencia sistemática a quienes ejercemos el periodismo es una decisión política, exigimos la renuncia de la ministra de Seguridad responsable del ataque a Pablo Grillo”, expresaron en su comunicado colectivo.

 En la entrada, dos guardias serios y rectos observaban con desconcierto. Al dar vuelta en la esquina, para volver a posicionarse frente al edificio, aquellos guardias ya se habían multiplicado. Hombres de trajes y zapatos bien lustrados comenzaron a salir y agruparse en la vereda. Atendían nerviosos y apresurados los llamados entrantes en sus celulares y radios, mientras observaban en silencio aquellas imágenes que recordaban las sucesivas y violentas represiones sufridas por periodistas y ciudadanos argentinos –que hacen uso su derecho constitucional a huelga– sistemáticamente gaseados, apaleados, apuntados con armas y hasta arrestados.

Desde hace más de un año, los miércoles frente al Congreso se repite el uso de maquinaria represiva ilegal junto a despliegues desproporcionados y uso de armas hacia trabajadores y adultos mayores que reclaman por mejoras en sus haberes y condiciones de vida. “Todos los miércoles ya es un folklore esa coreografía que despliega la gendarmería y todas las fuerzas de seguridad custodiando las calles, vienen a pegarnos a nosotros y a los jubilados. Hay veces que ni siquiera hay manifestantes ni jubilados, estamos solo los periodistas y nos reprimen de todas formas”, contó Piotrkowski. Según la Comisión Provincial por la Memoria, en el primer semestre de 2025 hubo 1.251 heridos y 130 detenciones arbitrarias en CABA.

En enero de 2025, al inicio del gobierno de Javier Milei, la violencia estatal comenzó y nunca frenó. “Desde ARGRA puntualmente lo advertimos, ni bien nombraron a la ministra, empezamos a activar todo lo que era el protocolo cuando ella era ministra en 2016. Cuando sucedió lo de la Ley de Movilidad Jubilatoria, el día de los piedrazos, tuvimos 37 compañeros heridos con balas de goma. A partir de ahí volvimos a activar un protocolo de seguridad que se inaugura en diciembre del 2023, y en febrero comenzamos a hacer las primeras denuncias cuando activaron el protocolo de seguridad anticonstitucional”, explicó Sebastian Vricella presidente de la Asociación de reporteros gráficos de la República Argentina (ARGRA), y agregó: “El 13 de marzo, un día después de que hieraran a Pablo Grillo, hicimos una conferencia de prensa pidiendo la renuncia de la ministra”.

El primer caso de violencia extrema registrado fue hacia el fotógrafo Pablo Grillo, herido gravemente el 12 de marzo durante una marcha de jubilados frente al Congreso. Recibió en su cabeza el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno disparada por el gendarme Héctor Guerrero, quien pudo ser identificado gracias al colectivo el Mapa de Policía con imágenes que lograron capturar los mismos compañeros de prensa. Grillo estuvo 83 días en terapia intensiva y fue sometido a siete operaciones, incluida la colocación de una prótesis craneal.

El miércoles pasado, durante la marcha de jubilados en la Plaza Congreso, Camila Rey (fotoperiodista) y Yazmín Orellana (periodista)  –trabajadoras de la prensa de ATE y del medio independiente Laboratorio del Pensamiento Popular–, fueron detenidas por agentes de la policía de la Ciudad mientras ejercían su labor. Fueron tiradas al piso, esposadas, y trasladadas por tres comisarías distintas. Rey sufrió una luxación en el brazo; Orellana recibió una patada en la cara. La detención duró cinco horas. El argumento oficial de su detención fue “declaración de rebeldía y desobediencia a la autoridad”.

Desde las autoridades hay una bajada de línea clara: la libertad de prensa como amenaza. Así, el periodismo se ha convertido en el blanco de un ataque que no cesa. Una decisión política que demuestra la intención de ocultar los reclamos sociales de la ciudadanía, incluso si eso implica censurar a quienes difundan imágenes de lo que sucede.

Ya frente al Ministerio, algunos fotoperiodistas intentaron dialogar con los agentes de seguridad. No hubo respuesta. Solo miradas duras y tensas. Sin perder el impulso colectivo, losreporteros gráficos retomaron la marcha hacia el cruce de Las Heras y Pueyrredón. Allí realizaron un semaforazo. Se alinearon con sus cámaras colgadas al cuello y las pancartas en alto sobre el pase peatonal, las consignas se elevaron ante la visión de todos los transeúntes. Una última foto fue tomada para registrar y dejar constancia: sin libertad de prensa no hay democracia.

Publicación vía aRGra y Sebastián Andrés Vricella
Publicada en cuenta de Instagram, 22/08/2025

NO HAY DEMOCRACIA SIN LIBERTAD DE EXPRESIÓN

La represión, las restricciones y el ataque sistemático a quienes ejercemos el periodismo son parte de la decisión política de un Gobierno que ve en la libertad de prensa una amenaza. Quieren un país desinformado e ignorante para llevar adelante un ajuste que empobrece a las mayorías.

Exigimos la renuncia de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, responsable del ataque a Pablo Grillo.

¿Cuánta más violencia vamos a naturalizar?