Por Candela Zoe López
Fotografía: Vanina Alarcon

El documental que aborda la construcción mediática de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán ahora tiene su continuidad con las voces de dirigentes políticos y de organizaciones sociales.

Compañeros, viejos amigos y familiares, se reúnen por la tarde del 31 de Julio en Santo Domingo al 2752, un espacio iluminado en el que se escuchan los saludos y hay alegría en el ambiente. Se huele un rico olor a empanadas y la gente se alista en sus asientos. En el salón principal de la Usina Mutual de Barracas se proyecta el estreno de la segunda parte del documental La Crisis Causó 2 Nuevas Muertes, dirigido por Patricio Escobar y Damián Finvarb. Luego de más de una década de estrenada la primera parte, donde mostraron cómo los medios hegemónicos encubrieron la masacre de Avellaneda, en la que fueron asesinados Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, decidieron darle un cierre a este relato con las voces de los exfuncionarios y del propio expresidente Eduardo Duhalde, para dar por comprobada la planificación de las acciones. También se pueden escuchar a los dirigentes piqueteros que evaluaron qué pasó en más de dos décadas con su movimiento. Comienza el documental y el  pasado se siente muy presente.

La cultura en peligro

La Usina Mutual de Barracas forma parte del Programa Cultural en Barrios de la Ciudad de Buenos Aires desde 1997. Es un espacio que ofrece talleres artísticos y de oficios, un lugar que preserva la cultura, entendida como un derecho para todos, en el que participan niños y adultos.

Pero este centro cultural atraviesa una situación crítica. El espacio se encuentra en lucha por la devolución de horas cátedra recortadas, la actualización salarial de sus trabajadores y trabajadoras, y la restitución de talleres eliminados por la nueva gestión del Ministerio de Cultura, encabezada por Gabriela Ricardes en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Referentes del centro cultural advierten: “Esto sigue en pie gracias a los trabajadores que luchamos por este programa. Somos los espacios que garantizamos el acceso igualitario a la cultura”. 

No fue una decisión al azar pactar el estreno de la segunda parte del documental en este Centro. Patricio Escobar, director de la película comentó: “Queríamos apoyar a los compañeros del espacio, ya que hay un recorte muy grande. Están vaciando el programa. Creíamos que era una forma de visibilizar el problema. Si vienen a ver el documental a su vez se enteran de esta problemática que no aparece en ningún medio” 

La Masacre de Avellaneda 

El 26 de junio de 2002 Maximiliano Kosteki, de 25 años, y Darío Santillán, de 21, estaban cortando el Puente Pueyrredón en una multitudinaria jornada de protesta en reclamo de planes sociales y fueron asesinados por el comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta. Este hecho fue conocido como la Masacre de Avellaneda. El diario Clarín al día siguiente de los asesinatos tituló:  «La crisis causó dos nuevas muertes». Esa tapa, evitó hablar de la represión estatal y desviar la responsabilidad política de los representantes políticos, principalmente el presidente Eduardo Duhalde y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá. Desde ese día, los amigos y compañeros de Kosteki y Santillán buscan justicia. Por la persistente lucha de los familiares junto con los movimientos sociales, Fanchiotti y Acosta fueron condenados a prisión perpetua por doble homicidio y siete tentativas de homicidio.

Los hallazgos del film son los testimonios de Duhalde, Solá, Atanasof, Matzkin, Laborde y Juan José Álvarez, que en una edición impecable ponen en evidencia omisiones, contradicciones y la implicación de los servicios de inteligencia en las semanas previas al fusilamiento de Darío y Maxi.

El cuarto poder 

La primera parte del documental, estrenada en 2011, indaga en la responsabilidad de los medios de comunicación con todo lo relacionado a la Masacre de Avellaneda, cómo los programas de televisión venían preparando la atmósfera para que se de la represión y cómo encubrieron el suceso en favor de las fuerzas de seguridad del Estado. A partir de una secuencia fotográfica que mostraba con claridad cómo uno de los jóvenes era asesinado por la espalda, el film denuncia que esa información estuvo en manos de los grandes medios desde el primer momento, pero fue publicada recién 48 horas después. Durante ese lapso, se instaló una versión falsa: que las muertes se habían producido por enfrentamientos entre manifestantes. El documental se pregunta hasta dónde llega la responsabilidad de los periodistas en la construcción del encubrimiento.

Incluyó testimonios de editores, fotógrafos y periodistas que intentaron justificar la cobertura, como el fallecido Julio Blanck, editor en ese momento del diario Clarín (el diario más popular para los lectores argentinos) , quien calificó la tapa como “un error”. Ya desde la primera parte se intentó tener las declaraciones de los responsables políticos pero al final de la película una pantalla negra enumera los nombres de los funcionarios que rechazaron dar su testimonio.

La segunda parte, que se proyectó por primera vez en la Usina el 31 de julio, profundiza en la planificación de la represión del 26 de junio, a través de testimonios de los propios responsables políticos. A diferencia del primer film, enfocado en el rol de los medios, esta nueva entrega pone el foco en la responsabilidad del Estado y en lo que sucedió con los siguientes gobiernos en relación a los movimientos sociales hasta el día de hoy. Los hallazgos del film son los testimonios de los entonces presidente Edardo Duhalde, el gobernador Felipe Solá, el Jefe de Gabinete Alfredo Atanasof, el ministro de InteriorMatzkin, el intendente de Avellaneda Oscar Laborde y el secretario de Seguridad Juan José Álvarez, que en una edición impecable ponen en evidencia omisiones, contradicciones y la implicación de los servicios de inteligencia en las semanas previas al fusilamiento de Darío y Maxi.

2002 y 2025: contextos no tan alejados

La segunda parte del documental encuentra eco en el presente. A más de veinte años de la Masacre de Avellaneda, los paralelismos con la coyuntura actual son inevitables. Los movimientos sociales vuelven a ser estigmatizados, se endurecen las políticas represivas, y los recortes presupuestarios golpean de lleno a los sectores más vulnerables. Patricio Escobar, codirector del documental, sostiene: “Lamentablemente toda la primera parte del documental sigue vigente porque sigue habiendo periodistas que hablan de enfrentamiento en vez de hablar de represión, toman a los movimientos sociales como delincuentes o como planeros”.

En la marcha de los jubilados del 12 de marzo, Pablo Grillo fue alcanzado por un cartucho de gas lacrimógeno lanzado por la Gendarmería bajo las órdenes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Grillo se encontraba ejerciendo su labor como fotoperiodista. “Nosotros estábamos editando cuando pasó lo de Pablo, nos parece acertado agregarlo, creemos que es una película que se tiene que ver hoy”, relató Escobar 

El legado 

Alberto Santillán, padre de Darío, también estuvo presente en la proyección. A 23 años de la Masacre de Avellaneda, volvió a exigir justicia y a denunciar la impunidad política: “Seguimos peleando y los gobiernos se perfeccionan. Nadie ha tocado a los responsables políticos ni tampoco los va a tocar. Nosotros somos de la condena social, pero a veces es una contradicción. Más allá de que muchos de ellos terminaron siendo cadáveres políticos, siguen teniendo un gran poder en los demás gobiernos”. Con la voz quebrada, habló del dolor que le provoca ver las imágenes de su hijo asesinado, pero sostuvo que es necesario mostrarlas: “Así actuó el gobierno de Duhalde y de Felipe Solá. Todos los demás gobiernos siguieron mirando para otro lado”. 

Agradeció el acompañamiento colectivo que mantuvo viva la lucha durante más de dos décadas: “No camino solo, tengo grandes compañeros y amigos. Es difícil mantener esto hace 23 años, pero sigue presente. En casi todas las provincias se busca justicia por ellos”. Y cerró con una frase que conmovió a todos los presentes: “Amo a mi hijo, lo extraño. Tengo el orgullo de llamarlo hijo. No nos tenemos que quedar en cómo lo mataron, sino que tenemos que vivir y seguir pensando en cómo vivió Darío, él hablaba mucho del ‘hombre nuevo’, creo que él fue ese hombre nuevo ”.

La segunda parte del film no solo fue hecha para conmemorar a Kosteki y Santillán sino también para aprender del pasado. En tal sentido, muestra lo que quedó en pie de aquella militancia, por caso la bloquera que Anccom recorrió a finales de junio, y otras actividades culturales y territoriales que resisten en los barrios de la zona sur del conurbano, tal como pretendían los MTD que las iniciaron hace más de 20 años.

Las funciones son en La Usina Mutual Cultural de Barracas, Santo Domingo 2752, los días 1, 2, 3, 9, 15, 16, 17, 30 y 31 de agosto. (Entradas por Alternativa Teatral)