El sociólogo Daniel Feierstein reflexiona cómo la desaparición de Santiago Maldonado puede analizarse como punto de inflexión en la sociedad argentina. En Murales, la novela gráfica que acaban de publicar junto al artista Juan Soto, retratan el inicio de un proceso de deshumanización.

El Doctor en Ciencias Sociales, Daniel Feierstein, junto al ilustrador Juan Soto, publicaron Murales: Una historia sobre Santiago Maldonado. A través de ilustraciones, esta novela gráfica muestra a la sociedad argentina atravesada por un desaparecido en democracia luego de que la comunidad de Pu Lof de Cushamen fuera reprimida por Gendarmería el 1 de agosto de 2017 y el cuerpo sin vida de Santiago Maldonado apareciera 77 días después.
Esta obra, fue el punto de partida para dialogar con Feierstein sobre la relación entre aquel hecho y el contexto actual: “En Murales nos interesa mostrar qué pasó socialmente con el caso de Santiago, porque entendemos que fue un quiebre, un punto de clivaje en lo que fue capaz de hacer y dejar de hacer la sociedad argentina en estos últimos años en relación a una nueva desaparición”, explica el sociólogo y escritor en una entrevista con ANCCOM, el día del octavo aniversario de la desaparición de Santiago Maldonado.
“Siempre me llamó mucho la atención que la primera reacción de la sociedad ante la desaparición de Santiago Maldonado fue de mucha solidaridad. Porque justamente hay una significación de lo que implica una desaparición en la Argentina. Aquellas primeras acciones de personas tomando lista y llamando a Santiago, ya sea en guardias de hospitales, docentes en las aulas o mesas reservadas en restaurantes, fueron una forma de presencia muy fuerte. Pero también allí surgió la contraofensiva de las derechas. Noté un punto de giro, que identifico ya en la segunda mitad de 2017, y que provoca un cambio en la sociedad argentina principalmente a partir de la respuesta del Gobierno nacional, entonces dirigido por el PRO, ante el caso Maldonado: por ejemplo, grupos de padres que intervenían en las escuelas para impedir que los docentes puedan trabajar el caso con sus estudiantes. Lo preocupante es que fueron exitosos los intentos y los mecanismos que se utilizaron para desarticular y convocar a la sociedad a sacar lo peor de sí. Ese gato en el que nos transformamos”, explicó Feierstein haciendo referencia a las metáforas que aparecen en el libro.

¿La ruptura de los acuerdos sociales básicos de convivencia fue mucho antes de la llegada de La Libertad Avanza al poder?
En la actualidad hay una telenovelización de la política que se centra en la persona que ejerce la presidencia, y que hace que el análisis social pase por, en este caso, la figura de Javier Milei, quedando reducido al planteo sobre si Milei es o no fascista. Pero en realidad, el proceso es anterior y lo excede a él. Cuando en La construcción del enano fascista en 2019 comienzo a identificar ciertos procesos y prácticas sociales fascistas, Milei no tenía aún trascendencia política. Por eso, me parece tan importante poner el foco sobre la desaparición de Santiago Maldonado, porque la que sí tiene relevancia política cuando este proceso comienza, y que es incluso la que produce el giro dentro del propio partido del PRO es Patricia Bullrich. Ocupando ella el cargo de Ministra de Seguridad en 2017, produce un cambio que vuelve a retomar con este nuevo gobierno e intenta profundizar aún más. Que es la legitimación social de la lógica de represión como parte de la vida cotidiana, que es lo que estamos viviendo todos los miércoles en las marchas de los jubilados, y que hace a este proceso de degradación social que fue germinando durante una serie de años, pero que tiene ese punto de clivaje con el caso Maldonado. Luego, el personaje de Milei viene a sumarse y a conducir este proceso que es previo a él y que lo excede. Pero si nos centramos solo en su persona dejamos de tener la visión panorámica para comprender todo lo que permitió la emergencia de este momento político.
Hay una relación directa entre lo que analizas en La construcción del enano fascista y la nueva propuesta de Murales.
Totalmente. El proceso de crisis involucra un montón de dimensiones que los libros ponen a dialogar. Por un lado, el proceso que se cuenta en Murales, el desinterés general sobre lo que pasa en nuestra sociedad, que no se da solamente en uno mismo como individuo, sino también en los propios protagonistas de la historia. El encierro en nuestra individualidad nos vuelve cómplices de los hechos que estamos viviendo, y queda representado en esta metáfora de cómo quienes son indiferentes al sufrimiento se van convirtiendo en gatos durante la historia. Por otro lado, el proceso que aborda el libro de 2019, sobre cómo los progresismos y las izquierdas perdieron la capacidad de ser interesantes y atractivos para interpelar a la población, y de construir horizontes utópicos, volviéndose esencialistas en términos identitarios.
¿Cómo se inmiscuyen el proceso global de descrédito democrático y los nuevos emprendimientos políticos de derecha con la historia argentina tan potente en materia de derechos humanos?
Por un lado, está el proceso global con estos dos niveles, la crisis de los progresismos y el desarrollo de una nueva derecha neofascista, que son procesos generales y se van replicando localmente con varias similitudes. Pero después, está la particularidad de nuestro país por los elementos específicos de la crisis de ese sistema político y de nuestras relaciones sociales, que es la hipótesis en la que Murales hace foco. Si se mira hacia atrás, a lo largo de los distintos gobiernos se puede observar cómo, de manera gradual, la promesa del retorno democrático no se cumplió. Con la democracia no se comió, no se curó ni se educó. El gran consenso postdictatorial que colocaba el valor en el funcionamiento institucional como herramienta fundamental en la vida del ciudadano se fue degradando a lo largo de estos 40 años y entró en crisis cuando no pudo resolver ninguno de los tres niveles que Raúl Alfonsín proponía. Creo que eso explica el desencanto actual con la política, el bajo nivel de participación en las últimas elecciones. Y se asoma como una continuidad a futuro lo cual reviste enorme gravedad porque es la base sobre la cual surgen o se desarrollan estas corrientes más neofascistas. Quizás el kirchnerismo es un punto de pausa en la medida en que logró detener el proceso de destrucción por lo menos del poder adquisitivo, pero no lo pudo hacer en el caso de la salud y la educación. No ha logrado revertir en 12 años de gobierno todo lo que había sido el proceso de destrucción de los 30 años previos y que va a seguir incluso un poco durante el kirchnerismo y sobre todo después.
¿Se puede hacer alguna estimación de lo que pueda suceder con las figuras de derecha como Milei en, al menos, lo que queda de su gobierno?
No creo que sea tanto lo que pueda suceder con el presidente sino con nosotros mismos como sociedad. En la medida en que logremos establecer estrategias para que emerja lo mejor de nosotros, en vez de lo peor, vamos a lograr que se comience a producir la desintegración del fenómeno libertario. Por eso me parece fundamental entender que los regímenes políticos son consecuencia de lo que una sociedad hace o deja de hacer. El orden es inverso. No es que el presidente es el responsable de lo que pasa en la sociedad, sino que su figura es reflejo y expresa lo que al conjunto le sucede. Entonces lo importante es lo que hagamos nosotros y no la figura presidencial. Por ende, es fundamental recuperar la fuerza política para producir una transformación, entendiendo que este punto al que llegamos es consecuencia de lo que hicimos o lo que no hicimos, y tenemos la responsabilidad de transformar eso.
Un llamado de advertencia pintado en colores
Publicada por las editoriales Marea y Hotel de las Ideas, Murales, la novela gráfica de 144 páginas relata el viaje al sur argentino que inician tres amigos luego de sensibilizarse con la historia de un joven, Santiago, que fue visto por última vez con vida en la represión de Gendarmería sobre la comunidad mapuche Pu Lof de Cushamen, que reclamaba por sus tierras ancestrales, en Chubut el 1 de agosto de 2017. “Los protagonistas tratan de explicar qué fue lo que sucedió a nivel social con el caso Maldonado. Hay cierta inspiración en la experiencia de Juan -Soto- que conocía a la familia Maldonado porque es oriundo de 25 de Mayo, pueblo de donde era Santiago, y al igual que él cursaba sus estudios universitarios en La Plata” -explicó Feierstein, escritor de ensayos y textos académicos que se acercó por primera vez con esta publicación a la escritura de guiones para novela gráfica, y agrega-: “Toda mi vida fui lector y fan de las historietas”.
En las páginas se suceden técnicas de dibujo diferentes. Las más abstractas ayudan a representar a los significantes más monumentales, a los desaparecidos y a las grandes movilizaciones de derechos humanos que en la década del 70 y luego, en 2017, reclamaron por los desaparecidos. El abanico de colores también juega lo suyo y el negro colabora con el protagonismo de los momentos de horror y vacío. Hay rostros desdibujados en la muchedumbre, pero también otros cuyas expresiones se dejan ver más claramente: son los que durante la historia transmutan y se metamorfosean en gatos. Hay una sociedad que comienza a hacer oídos sordos a la desaparición y la injusticia, que elige el camino fácil de ignorar lo que le sucede al de al lado. El peligro lo corremos todos, y uno mismo ve cómo quienes lo rodean comienzan a transformarse.
Murales, concluye como un llamado de advertencia pintado en colores. Colores como elegidos por Santiago Maldonado para las intervenciones callejeras en su ciudad natal, en un intento de detener el proceso de metamorfosis que lleva a una sociedad a transformarse en una manada de gatos que se acurrucan en la ignorancia y amasan el desinterés. Esos murales, los de Santiago, declarados patrimonio cultural de la localidad luego de su desaparición y restaurados para preservar su memoria, finalmente fueron demolidos en noviembre de 2024 por el intendente local, el libertario Ramiro Egüen, con la infructuosa intención de borrar su memoria. Una tarea que Murales de Feierstein y Soto denuncia y revierte con ideas en dibujos a color.