Ekekas, una producción cinematográfica salteña que visualiza el trabajo de la mujer en la crianza, avanza gracias a la participación colectiva y los fomentos que sobreviven al desguace.

“La ekeka es una mujer que deja su casa porque no aguanta más, y carga con sus cosas materiales y simbólicas en el aguayo”, explica para ANCCOM Deborah Valado, directora y creadora del largometraje documental Ekekas. Es una figura que surgió como contracara de la deidad andina masculina, el ekeko, que trae abundancia, suerte y fecundidad. Su reversión femenina denuncia quién es el verdadero sostén del hogar con su trabajo no pago: la mujer. “La analogía es que el proyecto se puede financiar por la idea misma de la ekeka, esta mujer que no se salva sola sino por la ayuda mutua con otras y las redes que construyen. Ekekas es una mirada desde la esperanza y lo colectivo”, dijo la directora.
En junio de este año, el proyecto ganó el Fondo de Fomento Audiovisual, implementado a través del Plan Impulso al Desarrollo Audiovisual (IDEA), promovido por el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y por la Dirección Economía del Conocimiento dependiente del Ministerio de Economía y Servicios Públicos de Salta, reconocimiento y financiamiento que ya había alcanzado previamente en 2023. En aquella oportunidad, el apoyo económico les permitió grabar un teaser -formato publicitario de prelanzamiento- y a partir de él, participar del Encuentro Internacional de Industria Documental Conecta, realizado en Chile. “Es un entramado de etapas y formatos, que sin unas no hubiésemos podido acceder a las demás. Con este proyecto aprendí muchísimo y siempre gracias a las instituciones públicas y las alianzas que se forman. Es un proyecto que creció pasito a pasito, desde su inicio en 2023”, sostuvo Valado. En esta oportunidad, el fomento será utilizado para comenzar un rodaje continuo entre septiembre y diciembre, siguiendo la rutina y tramas de vida de Carolina, la protagonista principal del documental observacional y madre sola de cuatro hijos de entre 4 y 14 años alrededor de quien se muestran las alianzas que se tejen entre mujeres para ayudarse mutuamente en la crianzas de sus hijos y cumplir a su vez sus metas y sueños personales.

Esto también es posible ya que a fines del año pasado en Chile el proyecto consiguió la coproducción de la productora ecuatoriana Clap Producciones. “La responsable de la productora, Saraí Echeverría, me dijo que toda madre debe apoyar a otra y que veía potencia en el proyecto. Ofreció los equipos de grabación para un año entero y nos recomendó que filmemos porque el documental es observacional y si no la historia se nos iba a ir”. Sin este apoyo en especies, el proyecto no hubiera podido presentarse a IDEA 2025 por los avales económicos que se requieren para participar. Sobre su participación en Chile, Valado reflexionó: “Por primera vez se ven tantos argentinos aspirantes a fondos internacionales. Se debe al desguace total del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales). Si no encuentras fondos y alianzas para financiar tu película en tu país, vas a otros mercados, los internacionales”.
Actualmente, Valado es presidenta de la Asociación de Realizadores de Salta: “Desde la organización buscamos que los fondos se queden en nuestra tierra porque necesitamos que las ideas se cuenten, pero también que existan puestos de trabajo. Por eso, fomentos provinciales como IDEA son importantes para dar trabajo en momentos de desaires en el contexto cinematográfico nacional. Es un fomento que da aliento, que busca que se pueda hacer cine y a su vez pagar las cuentas”, explicó.
A medida que participa de laboratorios y encuentros Ekekas se va fortaleciendo, modificando, puliendo. Al quedar seleccionada en el 14° Concurso para Largometrajes Raymundo Gleyzer, realizaron tutorías y capacitaciones. La carpeta lograda en esta instancia, en conjunto con el sustento logrado en Conecta -Chile-, fueron las llaves que les permitió ganar el IDEA 2025: “Es un cocoliche de procesos y un sin fin de capas de trabajo”, relató Valado.

Carolina, la protagonista del film, explica que “Ekekas busca cambiar esa mirada que tiene la sociedad sobre las mamás que estamos solas, porque es un tema que lamentablemente no se valora y que muchas veces una misma piensa que es trabajo en vano. Me tocó a menudo escuchar que no tenía o no podía pedirle al papá de mis hijos que me ayude cuando estábamos en una mala situación. Aunque luego entendí que no es ayuda que es su obligación. Aprendes que lo único que importa son tus hijos, que estén bien, que sus necesidades, al menos las más importantes, se puedan cubrir”. Ella y sus cuatro hijos viven en Cerrillos, una ciudad metropolitana de Salta capital, hacia la que se movilizan todos los días: “Aprovecho las horas de la tarde, cuando los más grandes están en la escuela, para ir con el más chiquito a hacer alguna changuita, cuando me salen. Aunque es complicado hacer todo sola, simplemente porque soy humana. Tengo días buenos y otros malos. Pero soy madre 24 horas y no puedo permitirme un día estar quieta. Los llevo a la escuela, a su entrenamiento. Recién volvemos a casa por la noche, cocino, los baño y por fin una cama”.
“Aunque quisimos darle una mirada más andina, son historias de todas partes. Para cada mujer la carga es única, no importa el contexto social. Pero ellas eran las más desclasadas, inclusive de sus propias narrativas”, dijo Valado. Si acaso sobrevivir siendo mujer y madre conlleva desigualdades intrínsecas, estas se agudizan al alejarnos de Capital Federal “donde hay muchas más ONGs, muchos más comedores, o por ejemplo algo que en Salta no es común, escuelas doble turno”. A su vez, al alejarnos de las grandes ciudades salteñas “es más difícil construir conquistas porque somos menos, estamos limitadas de recursos y acceso a la justicia. Se suman también las costumbres de cada lugar y, por eso, no se pueden pensar soluciones iguales para todo el país. Hay que contextualizar las historias. Hacen falta más alianzas y redes permanentes. Sin embargo, aunque es dificil encontrar la autodenominación ‘feminista’, son mujeres organizadas, luchando hace años, que conquistan derechos para sus hijos, su familia, su comunidad y desde nuestro pequeño lugar queremos dar cuenta de esto y visibilizarlo”.
En ese sentido, para la posproducción “para la cual habrá que buscar nuevamente fondos, estamos pensando en una campaña de impacto social para cuando Ekekas se proyecte en las pantallas. Queremos que visite los espacios de organizaciones sociales, feministas o que aborden los problemas de las mujeres. Generar instancias de diálogos con organismos gubernamentales, con espacios legislativos, porque entendemos que no vamos a transformar el mundo pero sí es una historia que apuesta a sensibilizar acerca de una temática que todos vemos, pero hacemos poco”, subraya Valado.
Como un paralelismo entre el proceso de producción y la obra, se transparentan las particularidades y dificultades de lo autogestivo cuando, por ejemplo, los equipos varían y rotan “aportando cada uno de diferentes maneras. Entonces, incluso en esta instancia, pensamos en la actividad y la solidaridad que se da entre mujeres, porque es en fin la Ekeka misma la que sustenta este proyecto”, concluyó Valado.