Por Ailen Argañin
Fotografía: Oriana Estrada

Abuelas de Plaza de mayo restituyó la identidad al nieto 140, que había nacido en el centro clandestino de detención La Escuelita. Es hijo de los desaparecidos Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz. Era buscado por su hermana mayor, Adriana, y la abuela de ambos, Elisa Kaiser, ya fallecida, quien solía decir que “la sangre llama”. En la conferencia de prensa también se reclamó contra el desmantelamiento del Banco Nacional de Datos Genéticos y de las políticas de memoria.

El lunes que comenzó nublado en Capital Federal despejó hacia el mediodía, luego de que Abuelas de Plaza de Mayo anunciara la restitución del nieto 140, a quien presentó a primera hora de la tarde en la Casa de la Entidad ubicada en el Espacio de Memoria ex ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). “Mi abuela Elisa decía que la sangre llama”, relató Adriana Metz Romero, hermana mayor del nieto 140, en referencia a su abuela paterna Elisa Kaiser, quien la crió luego del secuestro de sus padres, Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, cuyas fotografías estaban sobre la mesa que compartió, durante la conferencia de prensa, con el nieto restituido 57, Manuel Gonçalves Granada, y con Estela de Carlotto, presidenta y línea fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo.

Tanto Graciela Alicia Romero, como su esposo, Raúl Eugenio Metz, eran oriundos de Bahía Blanca y se conocieron militando en comedores barriales de la ciudad, y luego se unieron al Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).

El 16 de diciembre, cuando Graciela estaba embarazada de 5 meses, fueron secuestrados en Cutral-Có, lugar donde se habían trasladado luego de ser perseguidos. Se sabe por testimonios de sobrevivientes que los aún desaparecidos estuvieron secuestrados en dos centros clandestinos de igual nombre, “La Escuelita”, ubicados en Neuquén y Bahía Blanca. En este último centro, nació el 17 de abril de 1977 el hijo del matrimonio Metz-Romero, hoy nieto restituido.

Durante la conferencia de prensa, Adriana Metz adelantó pocos detalles: que su hermano vive en Buenos Aires y tiene 48 años, aunque prefirió darle espacio y tiempo para que cuente él mismo cuando se sienta listo. “Me contó que fue criado como hijo único y que no tiene familia, a lo que le dije: ‘Yo’. Mi hijo Lucas, me señaló que cambió mi forma de hablar al estar con él presente. Solía referirme a ‘mi mamá’, pero con él hablo de ‘mamá’ y ‘papá’. No fue forzado porque siempre fui consciente de que tengo un hermano. A partir de acá es todo ganado para la familia Metz Romero pero también para la sociedad. Porque cada niño que recuperó su identidad nos ilusiona un poquito más”, relató la hermana mayor y colaboradora de la organización de Abuelas de Plaza de Mayo, quien en el proceso de búsqueda abrió un blog de tejido en el que escribía a su hermano, al igual que lo hizo en una carta el 17 de abril en el que cumplía 40 años. “Fue construyendo una red que la cobija y hoy también abraza a su hermano en este encuentro tan esperado”, expresó Carlotto sobre Adriana, en un discurso sincero y cercano que recordaba a una niña infante, recuperaba la historia y la personalidad de los aún desaparecidos.

Adriana Metz Romero, que hizo propia la búsqueda iniciada por su abuela, se refirió en diálogo con ANCCOM a la importancia de socializar la lucha. “La fuerza se encuentra en esta red colectiva que armaron las abuelas. Una red de contención, de búsqueda, a la que incorporan a los nietos, a los hermanos, enseñándonos que la búsqueda terminará cuando los encontremos a todos”. Fue criada por sus abuelos y construyó un núcleo familiar: “Esto es el día a día y construir a pesar de la ausencia. Por su parte, mis hijos, hicieron suya la causa y buscaban a su tío, no al hermano de su mamá. Ahora ya no tienen que salir a buscar a mi hermano, pero sí tendrán que buscar a los demás”.

Por su parte, Estela de Carlotto, expresó a ANCCOM: “Nadie puede vivir en una historia que no es cierta y sin conocer a su familia. Esto para nosotros es como un nacimiento y así lo festejamos. Recuperar a los nietos es llegar a la verdad de lo que ha sido la apropiación de niños durante la dictadura cívico militar, darles la identidad que corresponde y que se encuentren con su familia para disfrutar de la verdad”, situación que describió durante la conferencia de prensa como “un bálsamo para seguir a pesar de las circunstancias”. En ese sentido, la militante histórica expresó que a pesar de los tiempos hostiles para las políticas de memoria, “la fuerza está en la convicción y en el deseo que sentimos de que nuestro país sea el que soñaron los 30.000, que desde donde estén nos ayudan, pero nosotros somos los que tenemos que movernos, y para ello no hay edad. Mientras pueda estar parada y mi cerebro funcione voy a estar, si yo puedo ustedes también. Tengo fe en la juventud, en su inteligencia de seguir los buenos ejemplos”.

En particular, esta búsqueda comenzó a partir de la recepción de denuncias anónimas y la investigación posterior por parte de la organización. En ese sentido, recordaron la importancia de la construcción colectiva de la verdad: “Cualquier sospecha, por mínima que parezca, es motivo para acercarse a Abuelas. Por eso, si alguien tiene algún dato, también le pedimos que se acerque. Son esas las informaciones guardadas hace años las que nos permiten hallar a nuestros nietos y nietas”, expresó Gonçalves Granada. Sin embargo, también llamó la atención sobre la alarmante situación de los trabajadores de los distintos organismos abocados a las políticas de memoria. Mencionó del decreto 351/2025 por el cual el gobierno atacó a la ciencia y la memoria. En el mismo se determina que el Banco Nacional de Datos Genéticos, creado por la Ley N° 23.511, quedará bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete en manos de Guillermo Francos, dejando de ser un organismo autónomo y autárquico. “La búsqueda colectiva sostenida a lo largo de 49 años condensado en estos momentos ratifican lo imprescindible que son las herramientas construidas por el Estado y la labor silenciosa de decenas de trabajadores y trabajadoras de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDi) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). Que aún hoy en condiciones precarias y con enormes dificultades continúan trabajando con la convicción de que este delito debe ser resuelto”,

“Con la restitución 140 confirmamos, una vez más, que nuestros nietos y nietas están entre nosotros y que, gracias a la perseverancia y el trabajo constante de estos años de lucha seguirán apareciendo”, expresó Carlotto en la ronda de prensa que finalizó con los vitoreos infaltables: “30.000 compañeros detenidos desaparecidos: ¡Presentes!” La gente no abandonó el predio hasta varias horas después de finalizada la conferencia. Aunque la búsqueda es continua y quedan aún 300 nietas y nietos con su derecho a la identidad vulnerado, el murmullo, las conversaciones y la alegría en un espacio como la ex ESMA recuerdan por qué es necesario continuar con la causa de las Abuelas.