El presidente de Brasil, Luis inácio Lula da Silva, visitó a Cristina Kirchner en su departamento de Constitución, donde cumple con su prisión domiciliaria. El brasileño, que estuvo más de 500 días detenido por un proceso judicial amañado, llevó su solidaridad a la dirigente argentina, quien luego denunció en las redes la presencia de «un terrorismo de Estado de baja intensidad».

En la esquina de San José y Humberto Primo se encuentran los resabios de unas álgidas semanas. Las paredes, las calles y las veredas están impregnadas todas de un mismo mensaje y por una misma causa: el amor a Cristina, ese amor que no puede proscribirse. Y es el mismo amor y respeto por la democracia y la patria grande que juntó hoy, 3 de julio de 2025, a la dos veces expresidenta Cristina Fernández de Kirchner con el actual presidente de Brasil por segunda vez, Lula Da Silva.
El encuentro se dio en el marco de una visita del mandatario brasileño al domicilio de Cristina, ubicado en San José 1111, en el barrio de Constitución. La expresidenta cumple la prisión domiciliaria de seis años tras la condena firme dictada por el Tribunal Oral Federal N°2 en la causa Vialidad, más la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. La reunión se dio entre las 12:45 y las 13:30 del mediodía de este jueves.
La visita tuvo que ser autorizada por el Poder Judicial a condición de que Cristina se “abstenga de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario”. Esta es la primera visita que recibe fuera de las previamente autorizadas de abogados y familiares. Además, es el primer encuentro de ambos líderes luego de que saliera la sentencia.
La agenda de la charla fue coordinada entre delegados diplomáticos, que acompañaron a Lula en la reunión. La visita no contó con la presencia de medios de comunicación, ya que el mandatario explico que tenía un fin privado y humanitario.
Afuera, militantes rodeaban la casa de la exmandataria, como fue cotidiano en las últimas semanas. Entre cantos y abrigos, esperaban con frío que Cristina saliera al balcón, o poder ver a Lula entrar y salir del edificio de la calle San José. La energía era de alegría por el encuentro, de nostalgia por tiempos pasados, de la esperanza que traen casos como los de Lula en Brasil: Lula también estuvo preso más de 500 días antes de volver a la presidencia y que se corra el velo de un proceso judicial amañado.
Días antes de este encuentro y cuando se supo la condena a la expresidenta, Lula públicó en redes sociales que se comunicó telefónicamente con ella: “Llamé a la camarada Cristina Kirchner esta tarde y le expresé mi solidaridad. Le hablé de la importancia de que se mantenga fuerte en estos momentos difíciles. Observé con satisfacción la serenidad y determinación con la que enfrenta esta situación adversa y su determinación a seguir luchando”.

Luego del encuentro, la líder públicó en su cuenta de X y de Instagram fotos con el título: “Miseria planificada y terrorismo de estado de baja intensidad. Hoy recibimos al compañero @LulaOficial”. En el posteo, denuncia a “un Poder Judicial que hace tiempo dejó de disimular su subordinación política y se convirtió en un partido político al servicio del poder económico”. Indica además que “Lula también fue perseguido, también le hicieron lawfare hasta meterlo preso, también intentaron callarlo. No pudieron. Volvió con el voto del pueblo brasileño y la frente en alto”. En este sentido, reflexiona que su visita fue mucho más que un gesto personal: fue un “acto político de solidaridad”.
Con firmeza, Cristina afirma que “Los ojos del mundo están viendo con atención como la Argentina vive una auténtica deriva autoritaria de la mano del gobierno de Milei, en lo que podemos identificar como terrorismo de estado de baja intensidad”, haciendo referencia no solo a su situación sino a lo vivido por los jubilados reprimidos cada miércoles, los jóvenes y las militantes detenidas ayer. También, conmemora lo sucedido con los periodistas, y la violación a la libertad de prensa que múltiples veces se ha sucedido en el último tiempo. “Nos costó demasiado construir la democracia argentina como para permitir que ahora, paso a paso, la desmantelen. Sin embargo, esa misma democracia hoy está siendo vaciada desde adentro por un gobierno que se dice “Libertario”… pero que solo le da libertad a los más ricos”.
En sus declaraciones, la expresidenta analiza el gobierno de Javier Milei y compara aspectos de la dictadura de Pinochet en Chile: “Están convirtiendo al país en un experimento continental. Mismo manual, salarios de hambre, privatización total, entrega absoluta al Fondo Monetario Internacional. Lo que completa este cuadro tétrico… es esto que estamos viviendo: prensa bajo cuerda por miedo al Presidente, a las órdenes del patrón o a la pérdida de la pauta; leyes represivas, líderes de la oposición a los que se les quiere impedir salir al balcón de su casa. Todo es parte de un ataque preventivo contra la capacidad del pueblo de organizarse. Tenemos algo que ellos jamás van a tener: un nosotros –concluyó-. Este nosotros siempre vuelve. Lula lo demostró en Brasil y nosotros también lo haremos”.
Tras el encuentro, el presidente de Brasil también realizó declaraciones en su cuenta de X y de Instagram. Indicó que se alegró de volver a verla y encontrarla tan bien, tan fuerte y con ganas de luchar. “Mi amistad con Cristina es de larga data y va mucho más allá de la relación institucional. Es el cariño y el amor de amigos, colegas en el ámbito político y en los ideales de justicia social y lucha contra la desigualdad. Además de expresarle mi solidaridad por todo lo que ha vivido, le deseé toda la fuerza para seguir luchando con la misma determinación que ha caracterizado su trayectoria vital y política. Pude sentir el apoyo popular que ha recibido en las calles y sé lo importante que es este reconocimiento en los momentos más difíciles”.
En 2018, cuando lideraba todas las encuestas para las elecciones presidenciales, Lula fue condenado y encarcelado por supuestos actos de corrupción en el marco de la operación Lava Jato, un proceso plagado de irregularidades y maniobras jurídicas. La condena fue luego anulada por la Corte Suprema, que reconoció la parcialidad del juez Sérgio Moro, quien luego fue ministro de Justicia del presidente electo Jair Bolsonaro, principal beneficiario de la exclusión de Lula. Posteriormente, Lula fue absuelto y reelecto presidente en el año 2022.
“Nosotros nos sentimos muy identificados porque en Brasil pasamos por un proceso muy similar con la parcialidad de los jueces”, sostiene Mayara Dos Santos, militante del Partido de los Trabajadores, en esta esquina de Constitución. “Brasil se vio muy dividido con toda esa situacion –prosigue–. Pero bueno, lo logramos, pasamos. Y aquí nos sentimos muy interpelados por todo el contexto que vive la sociedad argentina, y nos pusimos recontentos al saber que nuestro presidente venía por 24 horas y que iba a reunirse con alguien tan importante para muchos de acá. Nos parece muy importante que muestre su apoyo, como ella lo hizo en su momento. El encuentro nos amplía la visión de cómo debemos estar preocupados por lo que sistemáticamente padecen nuestros líderes políticos con la persecución judicial, algo que padece también el presidente Petro en Colombia. Tenemos que tener una visión más amplia de la región, y de verdad preocuparnos por este avance de la extrema derecha”.
Tanto el caso de Lula como el de Cristina son emblemáticos ejemplos del lawfare, una estrategia de judicialización de la política que busca la proscripción de dirigentes populares, y la desestabilización de los gobiernos populares de Latinoamérica. Estas operaciones políticas son antidemocráticas, persecutorias y buscan bloquear por vías no democráticas no solo la voluntad popular, sino también a dirigentes que representan proyectos de ampliación de derechos, justicia social y movilidad social ascendente en Latinoamérica.
Los encuentros como los de hoy son claves para pensar no solo que todo no está perdido para la Argentina en términos democráticos, sino también que la unión de los países de Latinoamérica aún se mantiene. Solo se puede derrotar a las operaciones políticas derechas extremas si los países de nuestra Latinoamérica se encuentran hermanados en un proyecto mayor: la integración regional, la cooperación latinoamericana y la autonomía y soberanía frente a las influencias de los Estados Unidos. Hoy se sintió, una vez más, que la patria grande está de pie.
