Por Camila Esne
Fotografía: Lara Greco

Ante la dramática situación salarial y de desfinanciamiento que atraviesa el hospital pediátrico, un mar de llamas se encendió en el Obelisco porteño para abrazar a los médicos residentes de la institución.

Bajo el nombre de “La noche de las velas”, médicos y médicas residentes, pacientes, familias, jubilados, trabajadores y trabajadoras del Garrahan se reunieron en una nueva jornada de reclamos.

Los residentes denuncian que, hasta mayo, sus sueldos habían sufrido una caída del 53% respecto a diciembre de 2023. El salario total (incluyendo bonos no remunerativos) es de 797.000 pesos mensuales, lo que se traduce en 750 pesos por hora de trabajo.

La convocatoria fue sencilla pero simbólicamente potente: llevar un corazón violeta y prender una vela. Pero la consigna, urgente: defender al Hospital Garrahan, emblema de la salud pública pediátrica a nivel latinoamericano, que hoy está sufriendouna profunda crisis.

“Durante el fin de semana fue un mar de desinformación. Lo que se decía en redes no coincidía con lo que nos llegaba oficialmente”, confirmaron las residentes frente al Obelisco. “Esto que vieron esta semana es una mínima parte. Hace un año que pedimos diálogo, mandamos cartas y no nos responden. Pero hoy al ver a toda esta gente apoyándonos nos conmueve. Ver a nuestras familias, nuestros pacientes, la comunidad entera. Eso también es democracia”.

Durante las últimas semanas, los y las residentes no solo se movilizaron en las calles: también dieron el paso hacia los medios. Tuvieron presencia en radios y canales de streaming, donde visualizaron la magnitud de la crisis y desmintieron los falsos acuerdos que el Gobierno nacional difundió durante el fin de semana por la red social X.

Entre la multitud, Lara, una niña de 10 años, se encontraba al lado de su madre iluminada por las velas. La pequeña sostenía un cartel que contaba su historia como paciente desde su nacimiento y, a pesar del frío que acechaba la noche, ella respondía que el abrazo al Garrahan era más importante. “El Hospital le salvó la vida. Hoy estamos acá para apoyarlos. Ellos estuvieron en nuestro peor momento y ahora nosotros los vamos a defender”, expresó su mamá.

Tres agrupaciones de jubilados también se hicieron presentes: “Si el Garrahan cae, se cae un pilar de la salud pública. No puede haber salud de calidad sin salarios dignos”, explicó una de las representantes del plenario de Trabajadores Jubilados. “Así como muchas veces los estudiantes y los mismos trabajadores del Garrahan han venido los miércoles a nuestra radio abierta a darnos el apoyo, nosotros, por supuesto, venimos a darles el apoyo a ellos.”

En un semicírculo que contenía a los residentes con sus velas pegadas a ellos con fuerza, familias y vecinos escucharon atentamente las experiencias de los trabajadores. Además, hubo espacio para la voz de quienes no usan guardapolvos, pero acompañan desde otros rincones. “El hospital también es hogar, es refugio cuando en sus familias los maltratan, cuando no tienen a dónde ir a dormir, duermen en el hospital”, revelaba la artista voluntaria que fue parte de un colectivo que trabajó en hospitales como el Garrahan y el Casa Cuna. “Hay maestras voluntarias, artistas voluntarios, residentes que trabajan casi voluntariamente. Personas que limpian, que les dan de comer. Lo que estamos dejando de lado son niños que no tienen más contención que la que puedan encontrar en este hospital”.

Mientras las velas se apagaban lentamente y todos los allí reunidos cantaban el Himno Nacional, se encendía una certeza: el conflicto no terminó. Este martes, 3 de junio, se realizará una nueva asamblea para definir los próximos pasos. Los residentes evalúan profundizar el plan de lucha si no hay una respuesta concreta de parte del Gobierno.

“Me encantaría decir que mi trabajo es curar, pero estaría mintiendo. La medicina es curar a veces, aliviar a menudo, pero consolar siempre”, concluyó una residente.