Los prestadores de servicios a personas con discapacidad pararon durante cinco días. Una marcha de los trabajadores y los familiares exigió la aprobación de la Ley de Emergencia para las Personas con Discapacidad.

Los prestadores de servicios en discapacidad resolvieron marchar y llevar adelante un paro de cinco días desde el lunes pasado para visibilizar la situación que están atravesando. Denuncian el congelamiento del salario porque no actualizan el nomenclador, una baja en las prestaciones, el atraso en los pagos que va desde los 60 a 90 días, incluso hasta un año de deuda y la desregulación que implica que las obras sociales paguen lo que quieran.
Para visibilizar la emergencia del sector este jueves se realizó una jornada federal donde se movilizaron prestadores, personas con discapacidad y familias en todo el territorio nacional. El epicentro fue el Congreso nacional, a dónde llegaron más de cinco mil personas que luego marcharon al Ministerio de Salud, pasando por la sede de Pensiones de la Agencia Nacional de Discapacidad. En el Ministerio, confluyeron con los trabajadores y usuarios de Hospitales Nacionales y de CABA. La jornada contó con una alta adhesión de personas con discapacidad, prestadores, centros y familias a nivel nacional.
Ailín Kupferberg es estudiante de psicología de la UBA, trabaja como acompañante terapéutica y como maestra de apoyo a la inclusión. Contó a ANCCOM que son dos trabajos que se cobran distinto porque el acompañamiento terapéutico no está nomenclado y el trabajo en colegio sí, aunque ambos son bajo monotributo: “Estar nomenclado significa cobrar a través de un tarifario que está congelado desde el año pasado. Los aumentos del 2024 fueron insignificantes, del 0,5% o 0,1%”. Actualmente, el nomenclador está en casi 310.000 pesos por trabajar de lunes a viernes un módulo, que son 4 horas. A su vez, Elizabeth Foschi, presidenta de C.A.S.A.I.E (Cámara Argentina de Servicios de Apoyo a la Inclusión Educativa) e integrante del centro Andalican, manifestó que “la situación es muy compleja, venimos cobrando un 73 por ciento abajo de la inflación que se viene acumulando”.

Kupferberg consideró que tienen “muchísimo trabajo invisibilizado”, en referencia a reuniones finalizado el horario laboral, preparación de materiales, adecuaciones curriculares, reuniones con familias e informes. Además “pretenden sacar el monotributo y que pasemos a ser responsables inscriptos, lo que implica pagar muchísimo más de impuesto”, enfatizó la profesional y sentenció: “Si trabajamos ocho horas diarias no llegamos a una canasta básica”.
Por su parte, Foschi contó que “los centros no pueden sostener los alquileres, impuestos, materiales y lo necesario para funcionar”. Además, destacó que nunca hicieron paro: “Es la primera vez en tantos años que hacemos un cese de actividades. El cuello de botella es tan fino que no damos más”.

Sin reunión
Los prestadores denuncian que es una mesa de directorio la que marca el nomenclador nacional donde se encuentran la Superintendencia de Salud, PAMI, ANDIS y representantes de los prestadores. Hace nueve meses que no se actualiza el nomenclador y como no van a dar aumento, no hay reunión.
Otra de las variables de la situación es que el acompañamiento terapéutico no está regulado, durante la gestión anterior la ley obtuvo media sanción pero ya perdió estado parlamentario por lo que cada centro y obra social paga lo que quiere, entonces cada acompañante va a trabajar a donde mejor pagan.
La figura del acompañante cobró relevancia y visibilidad a partir de la sanción de la Ley de Salud Mental 26.657, promulgada en el año 2010. Ésta prohíbe la creación de nuevos manicomios y resalta el derecho de las personas que estuvieron encerradas muchos años en ellos a vivir en comunidad. Al respecto, Kupferberg remarcó que “la función del acompañante tiene que ver con restituir la ciudadanía”.
“No hay una contención en los tratamientos en ningún sentido –lamentó Kupferberg-. Quizás estás trabajando con alguna niñez para fortalecer el vínculo y si no te pagan tenés que dejar de trabajar”. La terapueta también habló sobre la importancia de ese vínculo: “No es fácil conseguir acompañante, para algunos es su único lazo social porque hay gente que no tiene familia ni comunidad”, destacó.