Los trabajadores de plataformas de reparto se manifestaron este miércoles frente a la Secretaría de Trabajo para que sea reconocido oficialmente su sindicato. «No somos colaboradores, somos empleados», argumentan.

Los trabajadores del Sindicato de Trabajadores de Reparto por Aplicación (SiTraRepA) nuevamente se autoconvocaron este miércoles 28 de mayo en las puertas de Callao 114, donde se ubica la Secretaría de Trabajo. Allí solicitaron que avance el pedido de reconocimiento legal como sindicato de base que iniciaron en junio del 2021. Después de tres años, a mediados del 2024, recibieron un dictamen favorable por parte de la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales. Sin embargo, hasta la fecha, no han terminado de ser autorizados para operar como una organización gremial. Es un paso necesario para poder, a su vez, demandar la protección laboral que las empresas como Rappi, Pedidos Ya, Uber y Cabify les vienen negando.
El despliegue logró uno de sus objetivos: Belén D’Ambrosio, secretaria general del Sindicato y Ramiro Manini, su asesor legal, fueron recibidos por el Director Nacional de Asociaciones Sindicales. Ambos recibieron una actualización acerca del estado del trámite que autoriza al sindicato para operar. Pese a todo, el trámite se encuentra en pausa desde 2024.
Cuando salieron del edificio, Ramiro Manini tomó el micrófono y contó: «Hace más de un año que venimos buscando una audiencia de los trabajadores de reparto por aplicación con la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales. La hemos conseguido con esta enorme movilización que hicimos hoy. Nos comunicaron que nosotros tenemos un dictamen técnico favorable al reconocimiento del sindicato, pero hubo observaciones por parte del Departamento Jurídico del Ministerio. Ahora ellos se comprometen a notificarnos de esas observaciones, que es algo que deben hace meses, y que no habían hecho hasta que nosotros nos movilizamos.»

En la manifestación se sumaron líderes sindicales, repartidores (en su mayoría, de aplicaciones de pedidos de comida y que trabajan en bicicleta) y militantes del MAS (Movimiento al Socialismo). Su reclamo es el mismo que sostienen desde sus inicios: que las plataformas dejen de funcionar como ¨empresas fantasmas¨ y que admitan la relación laboral. “Para combatir la exposición que sufrimos como trabajadores de las calles necesitamos que el sindicato sea autorizado legalmente, para así conseguir que las plataformas nos den un seguro de trabajo o ART, aportes, obra social, para dejar de estar tan precarizados”, cuenta Leila Argüello, encargada del Área de Ayuda Social del SiTraRepA.
La crisis económica y social se profundiza y los afiliados siguen sin cobertura y sin ningún tipo de protección laboral por dos motivos: primero porque la gente tiene menos plata y los repartidores notan que ha “bajado mucho la demanda de pedidos en los últimos meses”, como aseguró uno de los manifestantes, y, segundo, porque “cada vez somos más. Hay más repartidores y eso hace que tengamos que trabajar más horas para ganar la misma cantidad de dinero que antes”, agregó otro con su mochila de delivery al hombro. Todo esto sumado a que, como cuenta otro repartidor, “las empresas siguen pagando entre 1000 y 2000 pesos cada entrega y ya no ofrecen tantas promociones o extras para cuando llueve o en los horarios pico”.
No se trata únicamente de ser reconocidos legalmente como un sindicato, sino de lo que esto les permitiría: tener las herramientas gremiales para reclamar a las empresas de plataformas sus derechos. Gustavo trabaja como repartidor los siete días de la semana. Pasa, en promedio, 14 horas diarias en su bicicleta. Es de Caballito, pero su aplicación lo pasea por toda la ciudad. Gana entre 20 y 25 mil pesos diarios los días buenos, pero su ingreso bruto oscila entre los 100 y los 130 mil pesos semanales. Se dedica a esto desde hace seis años, cuando perdió su trabajo anterior, y hace cuatro que es parte del SiTraRepA.

Tobías trabaja para Rappi, hace envíos en bicicleta cuatro o cinco días a la semana porque tiene que cuidar de sus hermanos. Cobra 15 mil pesos diarios o 70 mil semanales, aunque “muchas veces recibe más propinas que sueldo”. Todos los repartidores coinciden en que necesitan organizarse para que las empresas se hagan cargo de ellos y comiencen a considerarlos sus empleados. Quien está al micrófono, en medio de los tambores, lo expresa claramente: “No somos socios, colaboradores, ni empresarios, ni autónomos: somos trabajadores”.
La movilización cubre dos carriles de Callao. Cuando aparece la Policía de la Ciudad, con trajes para ejercer el protocolo antipiquetes, comienza a limitar el avance de los manifestantes. La secretaria de prensa del SiTraRepA remarca la importancia que ellos le dan a la calle: “No quedarnos en la vereda, ocupar la calle, que es nuestro lugar de trabajo, es defender nuestro reclamo y nuestro derecho a huelga”.
Los uniformados de la Policía de la Ciudad no responden preguntas, simplemente restringen el espacio de los manifestantes a un carril. Los tres policías de la Federal, responsables de la Seguridad de la Secretaría por ser un órgano nacional, están al lado de la puerta y son quienes dan órdenes a los de la calle. Uno de los tres cuenta que la Secretaría tuvo la voluntad de atender el reclamo y concederles una reunión a los dos miembros del SiTraRepA que están dentro del edificio, a pesar de que no tenían turno.
Los demás manifestantes esperan el resultado de la reunión con Aquino, el Secretario Nacional de Asociaciones Sindicales hasta que Manini sale y cuenta el resultado. Sobre próximos pasos a seguir, Manini, remarca: «A partir de esto vamos a seguir peleando por el reconocimiento del sindicato y todos los pasos que haya que dar para que los trabajadores de reparto por aplicación tengan un reconocimiento sindical y posteriormente laboral también”.
Organizarse gremialmente no es un capricho ni un trámite más para los integrantes del SiTraRepA: es la única forma de sentarse a la mesa con las plataformas que los contratan, les dan órdenes a través de un algoritmo y les pagan como si no tuvieran gastos o riesgos. Sin sindicato no hay voz y sin voz, las empresas siguen silenciando cualquier reclamo con un click.
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