Por Felicitas Recalde
Fotografía: IG Claudia Vásquez Haro

Claudia Vásquez Haro, referente de la comunidad trans, fue agredida en su hogar y su vehículo fue apedreado por un hombre que había sido denunciado por violencia de género.

La referente travesti trans Claudia Vásquez Haro sufrió un ataque en su casa de La Plata por un hombre denunciado por violencia de género, que arrojó piedras a su auto y su hogar. Leonel Máximo Dominguez había agredido a una vecina de Vasquez Haro en 2019 y ella fue testigo en la denuncia que la mujer le hizo al agresor. Un caso emblemático que expone las deficiencias del Poder Judicial y policial a la hora de proteger a las víctimas de los reincidentes victimarios.

Claudia Vasquez Haro es Doctora en Comunicación Social, asesora política, activista y militante. Fue la primera mujer travesti trans en doctorarse en una universidad pública del país, en el año 2020. Es presidenta de OTRANS, organización sin fines de lucro que trabaja por promover el respeto y cumplimiento de los derechos humanos de las personas travesti trans en Argentina.  El pasado 1º de mayo sufrió en su casa de La Plata el ataque de un Leonel Máximo Domínguez,  que lanzó piedras y objetos contundentes sobre su auto y su puerta de entrada, al grito de: “ Hija de puta, te voy a matar”. Esta es la tercera vez que su hogar es atacado de forma violenta. 

Los hechos

En la noche del 1º de mayo pasado, Vásquez Haro estaba con un amigo viendo la serie El Eternauta. Alrededor de las cuatro de la mañana, su amigo se despidió. Estando ya sola en su hogar, comenzó a sentir ruidos. “A los cinco minutos que cerré la puerta, empezó todo. Yo rápidamente llamé a la policía, porque escuché alguien que decía “hija de puta, te voy a matar” y tenía la voz que parecía de borracho. En ese momento pensé que era otro caso de violencia de género”, relata. 

En 2019, en esa misma casa, Vásquez Haro visualizó cómo un hombre agredía a su pareja en el edificio de enfrente: “Una madrugada empiezan a los gritos. Salimos todos a la puerta y había una piba que se quería tirar por la ventana del primer piso, lloraba y gritaba. Cuando llegó la policía la chica se tiró”, recuerda la activista. A partir de ese momento Vásquez Haro acompañó a la mujer al hospital, al juzgado y a la fiscalía, y salió de testigo en la causa contra su agresor.  De ese hecho pasaron seis años, por lo que al escuchar nuevamente gritos y golpes, Vasquez Haro supuso que se trataba de un caso parecido: “Nunca pensé que ese “hijo de puta te voy a matar” estaba dirigido a mí. A mi casa y a mi auto”. 

 ¿Qué pasa cuando llega la policía?

 Cuando llega la policía me toca la puerta, abro y me dice “¿Estás bien? Te reventaron el auto” y ahí veo que el parabrisas estaba roto, el vidrio del techo roto, la ventanilla rota. Todo roto. Y después veo que había piedras, vasos, botellas, una taza de loza. O sea, me tiró con todo.   Ahí el policía me dice, “que raro, ¿vos no te peleaste con ningún vecino? ¿Segura?”, y yo le cuento lo que pasó en 2019 con este pibe, a lo que él me contesta “Fijate…” Cuando la policía se va, veo a un vecino del otro edificio que me hace señas, que me señalaba para abajo. Bueno, como tenía el auto afuera, lo fui a guardar. Ni bien terminé de cerrar la puerta de la cochera empezaron otra vez los piedrazos, ahora al portón. 

 

Luego del segundo ataque, Vásquez Haro volvió a llamar a la policía: “ni vinieron, imaginate, deben haber dicho “esto es problema de vecinos” y no me dieron ni bola”.  Fue al momento de revisar las cámaras cuando descubrió que quién había arrojado piedras a su auto y a su casa era el mismo hombre que había violentado a la mujer en 2019, y contra quién ella y otra vecina habían salido de testigas: Leonel Máximo Dominguez. “Con las cámaras finalmente pude dar con el agresor, porque captaron que las piedras y todo venían del tercer piso del edificio de enfrente y por eso me hacía señas el otro vecino”, repasa la investigadora y docente.  

 “Ese día la pasé mal y los días que siguieron también”, confiesa. “Enseguida empecé a moverme, la investigación la hice toda yo sola. Hablé con el vecino de enfrente, hablé con unos chicos que se estaban mudando justo. Fui hablando y fui sacando de a poquito los datos, me costó sacar el apellido, hasta que lo encontré”, cuenta Vásquez Haro y agrega: “Al día siguiente fui a hacer la denuncia y le manifesté a la persona que me atendió: “Esto tiene que ver por un lado con que yo soy testiga de la chica que lo denunció y  por el otro con que tiene el respaldo del momento político, donde hay un presidente que avala este tipo de prácticas”, afirma. 

¿Cómo llega Domínguez a estar nuevamente en el edificio de enfrente?

A los cinco días más o menos de lo que pasó en 2019 yo veo que el departamento queda vacío, pensé que se había ido. Pero me desayuno ahora que todo este tiempo estuvo viviendo en el mismo edificio pero en otro piso. Estuvo siempre ahí, por seis años viví en frente a un violento, estando super expuesta porque yo era testiga. La justicia cero protección a la víctima y a las testigas, nada. El lunes recién, después de cuatro días, me llegó la medida, que me la hicieron firmar a mí pero que a él todavía ni siquiera lo notificaron, porque se está escondiendo. Igualmente, la jueza de garantías me parece que, por la gravedad del tema, lo que ha dado es poco. Determinó que le tienen que notificar a él que no se me tiene que acercar. No, lo que yo necesito es una perimetral.

Este ataque es el tercero que la activista travesti trans recibe en su casa. En 2017, Leonardo Danilo Ariza Mendoza irrumpió en la casa de Vásquez Haro. En su mochila llevaba un cuchillo, un palo de amasar y botellas vacías. “Te voy a matar”, le dijo. Vasquez Haro sufrió golpes en el cuerpo y en la cabeza con una botella. Tras un forcejeo, logró abrir la puerta de su casa y salir afuera, sobreviviendo al intento de travesticidio. El año pasado, el 17 mayo, mientras participaba de la vigilia por Miguel Bru, le entraron a robar. Se llevaron dos notebooks, cámaras profesionales y un televisor, todo de Otrans. “Ahora sospecho que este hombre me haya mandado a robar, porque viviendo enfrente me tiene vigilada, desde el tercer piso donde vive se ve perfecto la puerta de entrada de mi casa”, especula. 

El odio derrama 

Vasquez Haro comprende que, si esto le sucede a ella, muchas otras mujeres travestis trans se encuentran sumamente vulnerables:  “Si vinieron por mí, si esto me lo hacen a mí, las demás están re desprotegidas. Yo tengo dentro de todo la capacidad de escribir, de visibilizar en los medios, de saber que al menos levanto algún teléfono y alguien me va a responder”, reflexiona mientras cuenta sobra la ayuda que recibió por parte de las trabajadoras del Ministerio de la Mujer, Género y Diversidad de la Provincia y su Ministra, Estela Díaz.  Del mismo modo, Vásquez Haro comprende que este ataque hacia ella no se reduce a su persona sino a lo que ella simboliza: “En este momento donde hay una escalada no solo de discursos de odio, sino de crímenes de odio  y de violencia, de xenofobia, de racismo, este ataque no es solamente hacia mi, también es un ataque a lo que yo implico como referenta de un colectivo”, declara. 

Este tipo de agresiones parecen ser la traducción del discurso violento y homofóbico del Presidente Javier Milei, que genera un clima que posibilita estos ataques: “Este tipo de violencia es avalado y fagocitado por el Presidente. Entonces, para mí es el momento de empezar a dar pelea no solamente frente a esos discursos, sino también contra estas prácticas perversas”, postula la activista. “Me parece muy preocupante y al mismo tiempo me parece que hay que empezar a socializar, a romper el silencio. Este no fue un hecho aislado ni tampoco un ataque personal. Esto fue un ataque contra un colectivo y un claro mensaje político de disciplinamiento y de impunidad”, sostiene y afirma: “No podemos permitir bajo ningún punto que el odio y la violencia sean legitimados y naturalizados”.

Además de los discursos de odio, ¿cómo impactan las políticas económicas del Gobierno en las personas travestis trans y en todo el colectivo LGBTIQ+?

La derecha en sí, desde Macri hasta ahora Milei, tiene ese discurso de la meritocracia, pero sabemos muy bien que no todos nacemos en hogares con los mismos recursos. Esto impacta en los pobres de manera hostil y arrolladora y  se potencia en las travestis y trans,  siendo que muchas de nosotras hemos tenido que abandonar desde muy chicas nuestros hogares. Entonces sucede que la pelea siempre es dispar. Muchisímos quedamos afuera, son años de exclusión y venimos peleando siempre con mucha desventaja. Un tema que surge entonces es el de pensar estrategias que puedan repeler todo lo que nos han deshumanizado. A nosotras nos deshumanizaron primero tratándonos de enfermas, de anormales, de personas peligrosas. A mí me sale preguntarme: ¿Cómo se empieza a volver a humanizar aquello a lo que le han sacado hasta la dignidad? 

Vasquez Haro ubica en el año 2012 el primer gran paso que dio el colectivo travesti trans en su conquista de derechos: “El reconocimiento de la Ley de Identidad de Género en 2012 durante la presidencia de Cristina fue fundamental como conquista política y como paso hacia adelante de toda la sociedad”, sostiene. “A partir de esa ley nosotras pudimos empezar a pensarnos no sólo  como ciudadanas sujetas a derecho, ese reconocimiento a nuestra identidad también nos permitía trabajar en otros lugares que no tenían que ver con la prostitución, porque ese no debería ser un destino para las travestis trans”, afirma. “Que nosotras podamos pensarnos como trabajadoras tuvo que ver con esa ley, que fue necesaria también para que en 2015 se apruebe en la Provincia el cupo laboral trans, y en 2022 en la Nación”, reflexiona Vasquez Haro. Más acá en el tiempo, sin embargo, el panorama se vuelve desalentador: “En este momento de crisis, de despidos y ajuste, hay compañeras que habían podido empezar a trabajar gracias al cupo laboral y que ni bien asumió Milei fueron despedidas. De forma exponencial este Gobierno ha significado un retroceso en todo lo que habíamos avanzado tanto. Y digo tanto porque nunca tuvimos nada, entonces todo parece mucho”, aclara. “Pero bueno, es claro que nosotras, nosotros, nosotres, no formamos parte de la agenda de Milei y no me refiero solo a las personas travestis trans o de la diversidad sexual”, afirma Vásquez Haro y profundiza: “No son parte de la agenda de Milei tampoco las mujeres, no lo son los pobres, no lo son los jubilados, no lo son los migrantes, digo, somos muchísimos. Si nos sumamos, somos una mayoría los que no formamos parte del grupo para el que Milei gobierna, porque el Presidente gobierna para unos pocos”, evidencia la activista. 

Mirar hacia adelante

En este contexto de violencia explícita y ajuste económico, Claudia Vasquez Haro da pelea contra la desmovilización y el disciplinamiento y busca generar consensos y alianzas:  “En primer lugar, hay que ocupar la calle, las calles son nuestras y son el espacio donde se disputa la aparición en la esfera pública, y para eso, hay que articular con otres”, plantea. “Todos planteamos cuestiones comunes, todos peleamos porque defendemos la institucionalidad, la democracia, porque no queremos nunca más dictadura”, enumera la docente. “Nosotros peleamos porque nos duele el dolor del otro, de la otra, porque a todos nos tiene que horrorizar cuando matan a una trava, porque todos nos tenemos que enlutar cuando matan a un pobre, porque a todos nos tiene que doler eso, porque no todo vale. Hay que demostrarle a este gobierno que militamos por la libertad, la verdadera libertad, porque sin libertad no hay igualdad posible”, declara. “Debemos empezar a interpelar a más y más ciudadanos, que sepan que militamos porque queremos vivir en una sociedad más justa, donde nuestros hijos y nietos vivan más libres, donde no sean discriminados por su orientación sexual, su identidad de género, su color de piel ni su religión”, propone y prende una luz de esperanza: “ Yo creo que es posible. Hay que ser coherentes, saber de dónde venimos y a dónde vamos. Yo sé de dónde vengo, de ser travesti, de ser migrante, y me siento profundamente orgullosa de quién soy y por supuesto, sé muy bien a dónde tengo que ir, con quien militar y qué luchas acompañar”, concluye.