Facturero categoría B, comisario político, ejecutor de palancas del Estado, tropero fantasma en twitter, apretador serial de periodistas, fundamentalista de ultraderecha: el periodista Manuel Jove habla de El Monje,el libro que escribió junto a Maia Jastreblansky para retratar al polifacético de Santiago Caputo, el principal asesor de Javier Milei.

Santiago tiene 39 años. Está casado con Ángeles y tiene un hijo, Conrado. Es monotributista clase B, la segunda categoría más baja del régimen, y solo posee una moto. Le apasionan las series, los tatuajes y twitter.
Santiago parece una persona normal, ¿no? Un monotributista de clase media baja que vive con su familia. Podría tratarse de, quizá, un millón de Santiagos, un millón de argentinos. Pero se trata de un Santiago en particular: la mano derecha del Presidente de la Nación. Se trata de Santiago Caputo, el guionista de Milei.
ANCCOM dialogó con Manuel Jove, el autor junto con Maia Jastreblansky del nuevo libro sobre Santiago Caputo, El monje, que recorre la vida del asesor presidencial que repentinamente se convirtió en un personaje taquillero de internet.
A lo largo de la investigación realizada por Jastreblansky y Jove también nos adentramos en “lado b” de la política: “Es algo buscado en el libro, intentar meternos un poco en el detrás de escena, con los consultores, los asesores de campaña, los estrategas y demás que trascienden la figura de Caputo –indica Jove–. Teníamos la intención de meternos en lo que representan estas figuras que atraviesan hace muchísimo tiempo la conversación pública, pero sin poner la cara, salvo con algunas excepciones. Me parece que el libro funciona no solamente para entender este fenómeno como un periodo de la historia, sino también para entender cómo la política siempre estuvo atravesada por estos estrategas que van cambiando de perfiles, que van cambiando de forma, que van cambiando de pieles, pero que en definitiva hacen ese laburo. Esto se mezcla con la llegada ya feroz de las redes sociales como la principal batalla de la conversación pública, y cómo eso se termina replicando en cada una de las conversaciones más civiles, que arrastra debates y hace que su idea de la batalla cultural termine funcionando”.
Y es que este Santiago tiene sus particularidades: a pesar de que solo tiene una moto a su nombre, tiene cédula azul para conducir seis vehículos que no le pertenecen de forma oficial. Además, no posee tarjetas de crédito: su mujer se encarga de “ponerle dinero en la billetera” cada día. La mayor parte de su patrimonio está en acciones bursátiles, un bien que está exento del pago de impuestos.
Entre sus hobbies, además de twitter, las series y los tatuajes, se encuentran las armas. Caputo es portador de la Credencial de Legitimo Usuario (CLU), y practica tiro regularmente.
El monotributista clase B aparece en los papeles como un consultor externo que no debe rendir cuentas por sus actos ante los organismos de control. Sin embargo, es quien se hace cargo del armado y la estructura del gobierno actual, y por tanto, es el responsable del funcionamiento de ni más ni menos que de las instituciones del Estado. Tal y como plantea Jove: “Cuando empezó a trabajar con Milei, éste era un economista popular en términos de imagen televisiva, o que arrastraba audiencia y rating en la tele, pero por parte de la política tradicional era visto medio de reojo y casi con bastante subestimación. Caputo apostó a eso y parece que eso es lo que está revalidando y recogiendo. Me parece que él como consultor le agregó un compromiso ideológico con lo que representa Javier Milei, es evidente. Antes de conocer a Milei en su propio despacho tenía colgada una bandera amarilla de Gadsden, con la serpiente enrollada, que representaba ya en ese momento a las derechas radicalizadas de todo el mundo. También estrena un rol de consultor involucrado en el armado y en el desarrollo de un gobierno que también es nuevo, ya no solamente es el mero lugar de estrategia de comunicación, sino también desde la negociación política, desde la operatividad del gobierno propiamente dicha, desde manejar las palancas del Estado, que es lo que está haciendo Caputo”.
A este exótico monotributista, que en febrero del 2024 ganaba en blanco 1.367.925 pesos por mes, apenas se le conoce la voz. Solo se lo ha escuchado brevemente en una entrevista radial de Eduardo Feinmann a Javier Milei el día posterior al triunfo de la Libertad Avanza. Sin embargo, su viralidad siempre estuvo presente, pero desde las sombras: tuvo alrededor 12 cuentas de twitter que se lograron conocer, de las cuales solo en dos mostró su identidad. Se preguntan los autores: “¿Qué hizo que un titiritero en las sombras emergiera como la figura más taquillera de la política argentina y la cara más buscada de internet? ¿Por qué el consejero externo y el “amigo de Milei” que solo pretendía depositar al libertario en el sillón de Rivadavia pasó a hacerse cargo de la cosa pública?”
Y es que hay algo paradójico en el fenómeno de Caputo: todos hablamos de él por la intriga y el misterio que recorre al hablar de alguien de quien nadie habla. Hay un quiebre discursivo en el perfil público del asesor. ¿Qué fue lo que hizo que se hable del aura de misterio que recorre su imagen? En este sentido, Jove reflexiona: “Hoy es un asesor externo, una especie de colaborador. En los papeles, un monotributista que siempre está al servicio, cuando después en los hechos se comprueba que tiene un rol casi de comisario político pero que al mismo tiempo es un tuitero. A través de sus fotos en Casa Rosada prendiendo un cigarrillo y generando cierto furor en alguna platea femenina de las redes sociales, en un público libertario de redes, que en particular lo celebra permanentemente, también con sus cuentas anónimas pero que todo el mundo sabe que son de él, se fue generando su propio relato, así como el propio relato del gobierno”.
Bernard Cohen escribió en 1963: “La prensa puede no tener mucho éxito en decirle a la gente qué pensar, pero es increíblemente eficaz para decirle a sus lectores sobre qué pensar”. ¿Qué, o mejor dicho, quién, quiere que se hable de Caputo? ¿Por qué se tiene esta repentina fascinación con su imagen en este momento del gobierno de Javier Milei?
En la apertura de las Sesiones Ordinarias en el Congreso en marzo del corriente 2025, todos los medios hablaban del gesto intimidatorio que Caputo le hizo al legislador Facundo Manes. Pocos hablaron sobre el discurso del primer mandatario en tal evento.
El día 29 de abril de 2025 fue el Debate de CABA para las Elecciones Legislativas de este año. Caputo, una vez más, increpó a alguien. Esta vez a Antonio Becerra, periodista de Tiempo Argentino. Al día siguiente la foto en primer plano de Caputo intimidando al reportero estaba en todos los portales. Algunos, quizá, recuerdan lo expuesto por Manuel Adorni en tal debate.
Sin quitarle la magnitud y la peligrosidad que representan para la libertad de expresión estas acciones, empieza a ser una sospecha cada vez mayor el pensar que este tipo de actos repudiables son intencionales para desviar la atención e impedir que la ciudadanía conozca las propuestas y planes de figuras como Milei o, más recientemente, del candidato a legislador porteño Adorni.
Jove indicó que, luego de toda la investigación realizada, pudo sacar algunas conclusiones con respecto a la imagen de Caputo: “Nos encontramos con alguien que tiene todo muy pensado, por eso la frase ´todo marcha acorde al plan´, que al mismo tiempo es una trampa, porque él se encarga de cambiar las condiciones del discurso para que el plan se adapte a lo que sucedió, es en definitiva su estrategia. Entendimos algo que sospechábamos, que es que Santiago Caputo es el que representa dentro del esquema a la casta. Es el que trabajó con ellos, es el que conoce los detalles y los secretos muchas veces de esa casta”.