Por Thiago Buglione
Fotografía: Pamela Duran

El director Bruno Stagnaro, la productora Leticia Cristi, Martín Oesterheld (nieto del autor de la historieta) y Francisco Ramos, de Netflix, compartieron en la Feria del Libro detalles de la producción y lecturas sobre el suceso en que se convirtió la serie.

El protocolo de organización de una charla en la Feria del Libro es rutinario: se destina una sala y un horario, se arma una fila, como mucho veinte minutos antes del inicio y el ingreso del público se produce con la previsible calma. Sin embargo, este escenario es bien distinto al que se vivió la tarde noche del viernes en los pasillos del Pabellón Blanco de la Sociedad Rural. Desde las 18 la gente comenzó a afincarse en la puerta de la Sala Victoria Ocampo e, ignorando las órdenes del personal de la feria, armaron una fila improvisada que, media hora después, ya superaba en cantidad al aforo permitido de 250 espectadores. Todos esperaban participar de la charla “El Eternauta, la serie: del cómic a la pantalla”, pautada para las 20.30. Así, personas de todas las edades aguardaron pacientes el horario de ingreso compartiendo mates, charlas sobre el libro, cantitos futboleros que, a modo de broma, le dedicaban a los “cascarudos” y alguna que otra discusión entre los organizadores y los más rezagados en la fila que no pudieron acceder a la sala.

En tiempos donde surgen centenares de fenómenos digitales con millones de visualizaciones, que rara vez logran traspasar la pantalla y tienen su manifestación en las calles, El Eternauta viene a romper con esta regla. Es que la obra escrita por Héctor Germán Oesterheld interpela a su público más allá de la serie, lo conecta con su argentinidad, le genera orgullo y la siente como propia, aunque no haya vivido en la época en la que fue escrita o no haya formado parte de la producción de la serie. En este sentido, Bruno Stagnaro, director de la serie, recuerda el desafío que fue despegarse afectivamente de la historieta para adaptarla: “A mí El Eternauta me lo hizo conocer mi viejo a los 10 años. Él nos lo traía, a mí y a mi hermano, todas las semanas y era un ritual esperar ese día, la expectativa por leerlo, pelear por quien lo leía primero y demás. Cuando me metí en esto, me di cuenta que esa fue la experiencia de la mayoría. Entonces de eso, que está buenísimo y es el corazón de El Eternauta, yo me tenía que despojar para poder generar lo mismo. Ir al hueso de la historia para recuperar la emoción”.

 

A Stagnaro lo acompañaron Martín Oesterheld, nieto de Héctor German Oesterheld -autor de la obra- y asesor creativo de la serie; Francisco Ramos, vicepresidente de contenidos para Netflix en Latinoamérica y Leticia Cristi, productora de la serie. Todo esto bajo la conducción de la periodista Hinde Pomeraniec. El eje de la charla giró en torno al proceso de adaptación del guion y las dificultades de llevar a cabo una producción con las dimensiones que requiere la ciencia ficción. Francisco Ramos ahonda en esto: “Los espectadores de todo el mundo están acostumbrados a que el universo de la ciencia ficción les resulte ajeno, una cosa que nunca vamos a vivir, con naves espaciales y demás. En El Eternauta pareciera ser que todo lo que nos sucede nos podría pasar y creo que eso se percibe en todos los países”. Leticia Cristi, por su parte, cuenta su experiencia al producir la serie y los desafíos que tuvieron que afrontar junto a su equipo: “Por suerte el proceso de escritura fue largo y nos iba permitiendo desarrollar y pensar distintos caminos. Tuvimos muchas charlas con Bruno de lectura donde le decía ´me encanta lo que escribiste pero no tengo idea como se hace. Y un poco entre todos fuimos paso a paso, nos aventuramos con ingenio, profesionalismo, audacia y responsabilidad, al igual que lo hacen los personajes en la serie. Lo pudimos hacer gracias a que existe en el país una industria desde hace tantos años con gente muy calificada y profesional, así que también es de todos ellos”.

Martín Oesterheld atravesó un doble desafío. Por un lado, ser consultor creativo de la producción y, por el otro, la ligazón afectiva que lo une con la historieta y su historia familiar. “En el mundo del cine siempre se decía que era una historia maldita e inadaptable. Para mí no era ni maldita ni inadaptable, era improducible. Una vez que conseguimos ordenarla legalmente y nos acercamos, por una carambola, a Netflix, por un abogado argentino, las cosas se dieron. A mí hay dos cosas que me generan mucha emoción, la primera es que El Eternauta es la historia de un sobreviviente y, al actualizarlo, surgió la idea de que Juan Salvo sea un sobreviviente de Malvinas, eso se fue dando. Lo otro es que una de las locaciones que usó Bruno fue donde vivió los últimos años de su vida mi abuelo, el edificio del Rulero. Yo le decía a Bruno ´Mira vos, no te puedo creer´, se ve que era algo que estaba en el aire”. Por su parte, Stagnaro no desaprovechó la ocasión para explicar algunas decisiones que tuvo que tomar en la adaptación: “Adaptar la obra al presente fue de las primeras cosas que decidimos porque creo que respeta el espíritu del autor cuando hizo la obra. Oesterheld hace jugar todo el tiempo la ciudad como un personaje más y juega mucho con esta sensación de los lectores de estar transitando por los mismos espacios en los que transcurre la historia. Entonces nos parecía que si planteamos regresar la historia cincuenta años para atrás, esa ciudad era otra y no iba a dialogar tanto con la obra. Lo mismo pasa con las publicidades, que fue un tema bastante candente en estos días como si hubiera habido plata de por medio y en realidad todo lo contrario. La idea era captar esas publicidades tal como estaban como si fueran vestigios de una civilización que se está derrumbando”.

 

Ante la consulta de la conductora del evento, Hinde Pomeraniec, acerca de la elección de Ricardo Darín como Juan Salvo, el director reconoció: “Cuando Matías (Mosteirín, productor de la serie) me propone que sea Ricardo, yo inicialmente no lo veía por una cuestión relacionada a la edad, me parecía que al ser una historia muy física, íbamos a estar complicados, así que quedó ahí. Después, dándole vueltas, me di cuenta que la edad de Darín coincide con la que tendría un veterano de Malvinas y eso resolvía algo muy importante para mí en la adaptación que era el vínculo del personaje con el mundo de las armas. Uno está acostumbrado a verlo en las series de afuera y se da por sentado porque viene de sociedades donde eso tiene una proximidad, pero en la nuestra no, y está bueno que sea así. Entonces, de alguna manera, algo que parecía problemático como la edad de Ricardo, nos resolvió muchas cosas, sumado a que la Guerra de Malvinas es una herida que sigue vigente y me pareció necesario evocarla”.

Para finalizar, Martín Oesterheld recordó la lucha de su familia por la búsqueda de sus primos y reconoció el esfuerzo de Abuelas de Plaza de Mayo y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI): “La lectura que abrió la serie tiene que ver con lo que pasa en la serie y en la obra original, pero también con lo que la excede en términos del vínculo histórico cultural de lo que nos dice en tanto clásico y todo lo que tenemos para hablar todavía en la Argentina a partir de estas preguntas que aparecen. Entre ellas, nuestro trauma de los setenta y los nietos que tienen que aparecer. Pero esos canales ya existen, no necesitamos pedidos públicos, nosotros buscamos a nuestra familia hace muchos años, esos canales son Abuelas y  también CoNaDI, que está siendo absolutamente desfinanciada por este gobierno. Nuestra búsqueda es irrestricta, siempre estamos atentos a eso, no sabemos si se va a dar. Tenemos esperanza pero también informaciones que hacen que no tengamos toda la certeza. De todas maneras, hay mucha gente para buscar, no significa solamente ´busquemos a los Oesterheld´. Hay que entender qué pasa concretamente en las intimidades y eso Abuelas y CoNaDI lo tienen muy claro”.