Por Melina Vaccaro
Fotografía: Vanina Alarcon

María Magadalena Tiesso busca su tercer período en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y habla con ANCCOM sobre la lista de Es Ahora Buenos Aires, a la que define como una propuesta amplia y diversa dentro del Partido Justicialista, que apuesta por un modelo de ciudad más justo e inclusivo.

María Magdalena Tiesso es una legisladora oriunda del barrio porteño de Flores que ha hecho de su militancia política no sólo una vocación, sino también una forma de vida. Desde muy chica participaba en movilizaciones, escuchaba la marcha peronista con sus padres y hasta festejaban sus cumpleaños en la unidad básica del barrio. Su primer acercamiento a la política fue en el colegio, pero el camino tomó más fuerza en los años 90, cuando sus padres, junto a otros compañeros, fundaron la organización Peronismo Militante, de la que Magalí forma parte desde hace más de 17 años.

Actualmente, transita su tercer mandato como legisladora porteña. Y va por más: se presenta como candidata por Es Ahora Buenos Aires, “una propuesta amplia y diversa dentro del Partido Justicialista, que apuesta por un modelo de ciudad más justo e inclusivo”.

En esta entrevista, Tiesso habla sin filtro sobre las desigualdades estructurales en la Ciudad de Buenos Aires, el rol de la militancia y la urgencia de volver a enamorar con la política.

¿Cómo te sumaste a Peronismo Militante?

Nací en una familia de militantes. Siempre cuento que yo festejaba mis cumpleaños en la unidad básica que tenían mis padres, que estaba en la esquina de mi casa, en Flores. La política fue algo que siempre estuvo en mi casa desde muy chica. Mis viejos me llevaban a las movilizaciones; a veces se juntaban con compañeros en algún bar y siempre se cantaba la marcha peronista. Mi viejo siempre cuenta que cuando nací —voy a cumplir 37 años, así que fue hace bastante— lo primero que hizo fue cantarme la marcha peronista. Siempre dice: “Lo primero que escuchaste de mi boca fue la marcha peronista”. La política estuvo presente en mi vida desde siempre. Arranqué en el colegio, haciendo algunas movidas, pero después, mis viejos junto a otros compañeros, fundaron en la década de 1990 Peronismo Militante, organización de la que formo parte hace diecisiete años.

¿Cómo usarías la herramienta legislativa para incidir en la realidad de las personas en caso de ser reelegida?

De la misma manera en que venimos utilizándola en los años que me tocó ser legisladora: pensando proyectos por y para la gente que vive y transita la ciudad. No en la lógica del macrismo y de La Libertad Avanza, que tienen esa mirada de ver la ciudad como un negocio, sino pensando proyectos para los habitantes. Y cuando digo para la gente, hablo de cosas concretas: el Observatorio de Personas Mayores, pensar en que los adultos mayores puedan viajar en subte gratuitamente; proyectos de acceso a la vivienda —y no proyectos que estén vinculados al negocio inmobiliario—, proyectos de espacios verdes, proyectos que mejoren la calidad educativa de nuestros pibes y pibas.

Es también haber sancionado el Proyecto del Boleto Educativo, que nos costó muchísimo y que fue fruto de mucha militancia. Desde ahí creo que se puede transformar legislativamente. Obviamente, no siendo gobierno, se nos hace mucho más difícil que nuestros proyectos y propuestas lleguen a la Cámara y sean tratados. Lamentablemente, la mayoría de las veces, nuestros proyectos ni siquiera llegan a ser discutidos en las comisiones.

Impulsaste la creación de un Observatorio de Personas Mayores. ¿Qué necesidades detectaste en este grupo etario?

En la Ciudad de Buenos Aires, casi el 25% de la población es adulta mayor y sus necesidades son muchísimas. Hace tres años conformamos una mesa de trabajo con compañeros y compañeras de distintos espacios y centros de jubilados, que se reúne cada 15 días con constancia y mucha militancia. De ese trabajo surgió la creación de la Comisión de Adultos Mayores en la Legislatura; antes no existía, lo cual era absurdo considerando la magnitud de esta población. En cuanto a las problemáticas, son las mismas que enfrenta toda la sociedad, pero agravadas. No es lo mismo estar en situación de vulnerabilidad a los 20 años que a los 65. A los 20 quizás podés conseguir algún trabajo, aunque sea precario; pero a los 65, ni siquiera eso. Además, los programas de asistencia son totalmente insuficientes: el subsidio habitacional ronda los $150.000, una suma con la que hoy no se alquila ni una habitación en una villa. Y quienes superan los 60 años ni siquiera pueden acceder a ese subsidio, sino que pasan directamente al programa «Vivir en Casa», que otorga apenas $70.000. Esto evidencia un problema estructural que el Gobierno de la Ciudad no atiende: no existen políticas públicas reales dirigidas a los adultos mayores. Además, vivimos en una época de globalización digital, donde muchos trámites se hacen a través de dispositivos electrónicos, pero una persona de 70 u 80 años no siempre tiene acceso o manejo de esas herramientas. El Estado debería garantizar una atención digna y accesible. Ni hablar de los programas de recreación o integración social: hacen falta políticas pensadas para una población que hoy es sumamente activa, que no se queda en su casa tejiendo. Hay que cambiar el chip: pensar en políticas públicas que garanticen calidad de vida, pero también reconocer que el derecho a la vivienda y el derecho a la salud deben estar garantizados para que vivir dignamente sea una realidad.

¿Cuáles creés que son los principales problemas que enfrenta hoy la Ciudad de Buenos Aires?

El principal problema es cómo se distribuye el enorme presupuesto que maneja. Si se priorizaran otras áreas, con otra mirada y una ideología política diferente, podríamos solucionar gran parte de los problemas que hoy enfrentamos: la falta de vivienda, el acceso a la salud y la educación, entre otros. Incluso problemas más cotidianos que se agravaron con esta nueva gestión.

¿Hay una desconexión entre los problemas reales de los porteños y las prioridades del oficialismo porteño?

Absolutamente. Hay una desconexión total. No hace falta ser militante ni entender demasiado de política: simplemente caminando por la Ciudad se percibe. Hay realidades completamente distintas entre las comunas del norte y las del sur. Y si hablamos de barrios de alta vulnerabilidad, como las villas, la diferencia es aún más notoria. Todo esto sucede en la ciudad más rica del país y de Latinoamérica. Con los recursos que tenemos, no deberíamos seguir arrastrando problemas estructurales como el transporte, por ejemplo.

¿Cómo ves la situación de la Marcha de los Jubilados, que se realiza cada miércoles frente al Congreso y es objeto de represión por parte de las fuerzas de seguridad?

Lo que está pasando es terrible. Venimos acompañando esas marchas y lo que se vive es desgarrador. No puedo creer tanta deshumanización, tanta crueldad, tanta violencia desmedida. Nunca la violencia es justificable, pero en este caso es aún más injustificable, porque estamos hablando de personas que marchan pacíficamente para reclamar un salario digno, porque literalmente se están muriendo de hambre. El rechazo hacia esos reclamos es absoluto, pero responde a una lógica más amplia: la misma deshumanización, la misma crueldad, la misma violencia sistemática que impulsa el gobierno nacional en todas sus políticas públicas. Desde lo simbólico hasta lo concreto, todo se caracteriza por una violencia organizada, una falta de empatía total. Tenemos un presidente que es violento con su propio pueblo, con la población que debería representar y proteger. Lo que se vive en las calles cada miércoles es el reflejo más brutal de una política de desprecio hacia los sectores más vulnerables.

¿Cómo surgió Ahora Buenos Aires?

«Ahora Buenos Aires» es una propuesta nueva dentro del Partido Justicialista. Se trata de una lista de unidad donde confluyen amplios sectores de la sociedad, de la política y de la militancia. Es una lista sumamente amplia y diversa. Tenemos a Leandro Santoro, quien encabeza la lista, proveniente del radicalismo y que hoy integra el Partido Justicialista. La segunda candidata es la vicedecana de la Facultad de Medicina de la UBA, lo que refleja también la participación del ámbito académico. Además, hay compañeros y compañeras militantes que representan distintos sectores de la sociedad. Esta lista se logró con mucho esfuerzo y unidad, y responde a un proyecto colectivo: no hablamos de proyectos individuales, sino de un proyecto de ciudad. Creemos que llegó la hora de un cambio verdadero, no un cambio vacío como el que en su momento prometió el PRO, sino un cambio real hacia una ciudad para todos y todas. Queremos reconstruir el tejido social que el individualismo extremo vino a romper. Es el momento de construir una ciudad mucho más humana, más solidaria e inclusiva. Nos han propuesto durante años un modelo de ciudad que deja afuera a muchos porteños y porteñas, que expulsa a quienes no pueden seguir el ritmo de un proyecto pensado sólo para unos pocos. Nosotros proponemos todo lo contrario: una ciudad que cierre con todos y todas adentro. No nos interesa que «cierren los números» si eso implica dejar afuera a la mitad de la población. Nos interesa que todas las personas que elijan vivir o habitar en la Ciudad de Buenos Aires puedan hacerlo dignamente: que los jubilados y jubiladas tengan un haber justo, que los trabajadores lleguen en horario a sus empleos en un transporte digno, que puedan sostener un plato de comida digno en sus casas, que sus hijos e hijas tengan acceso a la educación pública de calidad. En síntesis, queremos una ciudad donde vivir dignamente sea posible para todos y todas. Este proyecto de ciudad se basa en terminar con la crueldad, la desidia, y fundamentalmente con el negocio detrás del gran presupuesto que maneja la Ciudad.

¿Los candidatos de derecha y centro derecha –Adorni, Marra, Rodríguez Larreta- comparten agenda o intereses?

No me gusta hablar de derecha o centroderecha porque, en nuestro país, con Perón surgió la tercera posición. Creo que estos candidatos son profundamente liberales. No sé si tienen una agenda común, pero sí comparten intereses y negocios. Se disputan el mismo electorado y buscan convertir a la Ciudad en un negocio, algo que el PRO viene haciendo hace casi 18 años.

¿Qué resultados proyectan? ¿Cuántas bancas pretenden alcanzar?

Pretendemos alcanzar la mayor cantidad de bancas posible. Creemos que vamos a obtener un buen resultado, quizás uno de los mejores que hayamos tenido en la ciudad en los últimos tiempos. Pero, como militantes políticos, no deberíamos desvelarnos tanto por eso. No digo que no sea importante —es fundamental—, pero lo que realmente nos debería desvelar es el para qué. Cómo hacemos frente a tanta degradación, a cómo el individualismo caló tan hondo en nuestra sociedad. Me parece que lo que nos tiene que importar es ver de qué manera volvemos a enamorar desde el peronismo, cómo volvemos a convocar a esos miles de argentinos que alguna vez se sintieron abrazados y contenidos por el peronismo, y que en algún momento dejaron de sentirlo. Esa debería ser la tarea de la militancia, más allá de los números y de lo electoral. No digo que no sea importante, pero hay que volver a preguntarnos: ¿qué hacemos? ¿Cómo reconstruimos el tejido social que hoy está completamente desarmado? ¿Cómo volvemos a ser una sociedad profundamente humana y solidaria, y terminamos con el individualismo extremo y la mercantilización de la vida? Me parece que hay que volver a poner el foco ahí. Una vez que sepamos qué queremos construir, que tengamos un programa común, que volvamos a convocar a nuestro pueblo para que vuelva a mirarnos a la cara y a escucharnos, entonces sí, ahí volvamos a pensar en términos electorales.

¿Sentís que el peronismo que se presenta hoy es diferente al de antes? ¿Tiene otra visión, otros objetivos?

El peronismo es uno solo. Tiene su propia doctrina. Obviamente que hay una actualización política y doctrinaria, eso está clarísimo. No podemos pensar el peronismo de Perón en 1945 igual que en 2025, porque el mundo cambió, y es imposible pensar la política de manera estática. La política es dinámica y siempre está influenciada por el contexto. Pero yo no creo que haya un peronismo “bueno” y otro “malo”. El peronismo de verdad es uno solo: el que lucha por la justicia social.