Decenas de miles de personas marcharon por el bajo porteño para conmemorar el Día del Trabajador y protestar contra las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei. También hubo un homenaje al fallecido Papa Francisco.

Este miércoles 30 de abril y en la antesala del Día del Trabajador la Confederación General del Trabajo (CGT) marchó acompañada por la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (CTA), agrupaciones de jubilados y demás organizaciones sociales. Por su parte, la UTA estuvo ausente nuevamente argumentando que estaba inhibida por la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo de la Nación.
Los motivos de la movilización fueron al menos tres: celebrar el Día del Trabajador, homenajear al Papa Francisco y continuar con los sostenidos reclamos ante el ajuste del gobierno de Javier Milei. La marcha comenzó a las 14 en la intersección de las avenidas 9 de Julio e Independencia y se dirigió hasta el Monumento Canto al Trabajo, en la Avenida Paseo Colón. La marcha fue multitudinaria, cuadras enteras repletas de manifestantes, banderas por lo alto que flameaban y chalecos de distintos colores que evidenciaban las diversas organizaciones que se acercaron. En Independencia y Perú un cura realizó una oración y se gritó “¡Viva Francisco, viva nuestro pueblo trabajador!”.
Luego se siguió con el recorrido mientras se entonaba la marcha peronista. A las pocas cuadras hizo su aparición Hugo Moyano quien caminaba siempre rodeado de su gente de confianza. Moyano no estuvo muy cerca de la gente, algo que va de la mano con lo que dijo Celia Pereira, venida desde La Plata a la marcha: “Falta dirigencia. Necesitamos una vanguardia que canalice esto que pasa y enfrente al gobierno. La CGT es bastante traidora, viene acompañando en silencio, atrás de la gente. Los dirigentes tienen que estar en la cabeza del proceso. Falta la unidad del campo nacional y popular en todo sentido”.
“A la carnicería voy una vez por mes y en el supermercado compro cada vez menos cosas, ya no es como antes. Y los remedios ni te cuento, soy jubilada y los medicamentos los voy comprando de a poco. Me quitaron los que antes tenía gratis, entonces cada vez que los voy a retirar tengo que ver cuál es el urgente”, comentó Juana Calcena, de 68 años. La caída del consumo se volvió moneda corriente para la mayoría de la población. Incluso productos que antes eran cotidianos hoy son un lujo y para acceder a ellos hay que esperar mucho tiempo o recortar por otro lado. “En mayo tenemos solo un aumento del 3,70% y las cosas como aumentan, como la luz o el alquiler, yo conozco gente que se ha quedado en la calle”, sentenció Calcena.
“La situación de los trabajadores en la era Milei es peor que en el 2001. Yo represento al gremio UPCN; nuestro salario bajó un 30%, más la cantidad de despidos que quiere seguir llevando adelante de la mano de Sturzenegger con el concepto de destruir al Estado”, criticó Viviana Ciadella.
En este contexto de caos laboral, también se encuentran los trabajadores informales, que, según el INDEC, a finales de 2024, sumaban el 39% del total. Al respecto Ciadella aseguró que esa es una gran deuda y que hay que hacer una autocrítica también en el Estado, porque muchos trabajadores estatales seguramente están con planta transitoria, contratos informales y que eso le da la posibilidad a “la derecha” de poder despedir livianamente: “Ni hablar de la sociedad en general, que seguro casi la mitad está informal. Eso hace que un “outsider” como Milei gane porque puede prometer cualquier cosa porque la gente no tiene aportes jubilatorios, obra social y forma una memoria a corto plazo”.

Franco García, estudiante universitario explicó su punto de vista: “Los trabajadores en la era de Milei obtuvimos miseria, se vulneran nuestros derechos, la plata no alcanza y cada vez te explotan más: yo me quedé sin laburo hace un mes. Y los que ganan con esto son los amiguitos del presidente, todo esto que hace es para beneficiar a los empresarios que se llenan los bolsillos”.
Por otro lado, hay gente que no se muestra de acuerdo con la marcha. “Hay que hacer ajustes, por ejemplo, ¿cuántos días sin laburo? La Semana Santa, esta semana también: eso es pérdida, hay que trabajar”, expresó Viviana Ghersi, docente que dice que se acercó a “chusmear la marcha” cuando ya estaba terminando. “Lo lógico es que haya un crecimiento o un decrecimiento suave, no el doble y de golpe, pedir algo que duplique ya te da la pauta de ilógico”, concluyó al referirse sobre el fracaso del acuerdo de la reunión del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVyM) este martes. Desde la parte sindical pretendían elevar el piso salarial a $657.703 (en este momento no llega a los $300.000), pero el sector empresario hizo su oferta en $306.500.
La CGT se hizo presente para liderar los reclamos como le demandan desde hace tiempo trabajadores y organizaciones. Su rol es importante para dar más peso e institucionalidad a las movilizaciones. Mañana, 1ro de mayo, tocará descansar y evaluar si este rol se profundizará en el futuro.