Una obra fundacional en la historieta argentina, con una mirada colectivista y solidaria: el escritor Lautaro Ortiz reflexiona sobre la aventura apocalíptica situada en Buenos Aires escrita por Oesterheld e ilustrada por Solano López. El próximo miércoles se estrena en Netflix, con dirección de Bruno Stagnaro y con Ricardo Darín como Juan Salvo.

Lautaro Ortiz es escritor y actualmente trabaja sobre temas relacionados al arte y la literatura en Página 12. Fue jefe de redacción de la revista Fierro entre 2006 y 2015, y luego fue director de la revista en su etapa trimestral y en formato web hasta el 2019. Su interés está puesto en la historieta argentina y en su recorrido histórico. En ese sentido, El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López suponen un punto de quiebre en ese itinerario. Su publicación significó un antes y después en las formas de narrar y de construir personajes en las historietas de aventuras. Esta impronta se ve reflejada en el tipo de personajes que Oesterheld toma como protagonistas en su historia, cuya característica principal es que son personas terrenales, y que logran sortear los distintos obstáculos trabajando en conjunto, contrariamente a lo que sucede en otros relatos donde predomina lo individual y superheroico.
- ¿En dónde reside la importancia de El Eternauta para la historieta argentina?
- El Eternauta es como La Biblia de la historieta argentina, ahí se establecen los fundamentos y las pautas para la historieta moderna. Lo que vuelve a El Eternauta una historia tan potente es una conjunción de cosas. En primer lugar, un dibujo extraordinario de Solano López, un dibujo muy humano y de gran inventiva. Por otro lado, la construcción de Oesterheld narrativamente. La relación y el vínculo con lo argentino, con lo presente. Desde la partida de truco hasta las calles que el lector reconoce, la cancha de River, los barrios, es decir, la ciencia ficción estaba acá, en la Argentina, a la vuelta de la esquina.
La aclamada historieta guionada por Oesterheld e ilustrada por Francisco Solano López comenzó su publicación allá por 1957 en la revista Hora Cero. Los autores narran la historia de Juan Salvo, un hombre común quién junto a su familia y amigos deben sobrevivir a una invasión extraterrestre que comienza como una nevada tóxica en Buenos Aires de la que se desconoce su origen y que fue la causante de la muerte de miles de personas. Prevalece allí la noción del grupo como única vía para la supervivencia. Los personajes se ven obligados a actuar en función del colectivo, dejando de lado aspiraciones individuales.
Al respecto, Ortiz comenta: “En el desarrollo de la historia, aparece la cuestión del individuo y del grupo. De alguna manera, Oesterheld con otras historietas anteriores ya incluye la noción de la aventura en grupo. Es importante ahí la idea de que nadie se salva sólo y nadie está solo. Eso es El Eternauta, nadie está solo ante ninguna amenaza o ante cualquier situación”.
Impronta y personajes
El Eternauta se inscribe dentro de la tradición artística de la historieta argentina, que tiene a su vez su propio recorrido histórico bien diferenciado del cómic canónico estadounidense. La historieta nacional nace arraigada a la propia cultura argentina, tiene su propia identidad e impronta.
“Nosotros usamos el término historieta, no cómic –puntualiza Ortiz–. Y al usar el término historieta no solamente sentamos una posición de pertenencia, sino que también marcamos una diferencia sustancial entre el cómic y la historieta, y sobre todo de la historieta argentina. Se supone que el cómic se refiere a una industria de las historias dibujadas, supone una industria. En la Argentina no hay industria, hay historieta. En ese sentido, el término de historieta se refiere más a una situación artística que tiene que ver más con lo artesanal y con la impronta personal de quien narra las historias. Por eso la historieta argentina es una historieta de autores. No es como en Estados Unidos donde se reconoce al personaje de Marvel o DC, y los autores permanecen ocultos o en un segundo plano. Se habla de Batman y no de los autores. En Argentina, en cambio, la historieta designa un modo de trabajo, un modo de creación. La historieta argentina es de autor, no de personaje. Por otro lado, dibujo argentino tiene un sello que tiene que ver con su historia gráfica y con los grandes dibujantes que dio la Argentina”.
Si bien la historia está protagonizada por Juan Salvo, el héroe principal no es él, sino el grupo humano que se organiza y deja de lado sus diferencias con el fin de vencer aquello que amenaza con su subsistencia. Oesterheld, con su frase “el único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual”, sintetiza la tónica de la historia. La salida colectiva se presenta como la única posible en el universo de El Eternauta. Oesterheld se preocupa del aspecto humano de sus personajes, alejándose del binomio bueno-malo que configura la mayoría de los relatos. Los personajes son multidimensionales y complejos, lo que los vuelve más cercanos para el lector.
“Ahí la lectura ofrece un giro de pensamiento para el lector presente, porque en El Eternauta siempre está el otro –explica Ortiz–. El conflicto del otro, lo que sufre el otro y cómo ayudar al otro. A diferencia de lo que sucede hoy en el ámbito artístico, donde las historias son únicamente individuales y el otro prácticamente no existe”. Además, agrega: “Todo lo que conforma la historieta lo podés encontrar en El Eternauta. La manera en la que dialoga el guion con el dibujo, el momento en que el dibujo queda libre del guion y también narra. Hay un tratamiento profundamente humano de los personajes, no solamente la familia de Juan Salvo, sino también de sus amigos. La visión humana que hay también sobre lo que es el enemigo. No es una historieta de las que los lectores estaban acostumbrados, donde estaba el bueno de un lado y el malo del otro. A eso Oesterheld lo trabaja ya en Sargento Kirk, otra de sus historietas. Lo que realmente conmueve es la posibilidad de la destrucción humana a través de una guerra o una invasión”.
Complementa Ortiz: “Detrás de toda esa estructura narrativa que plantea El Eternauta lo que prevalece es un gran sentido del comportamiento humano ante la tragedia y ante el dolor de los otros. No hay enemigos para Oesterheld. Lo que hay es una tragedia, en donde los hombres tienen que elegir entre vivir y superar la adversidad colectivamente o buscar la épica individual, que nunca alcanza más que para el fin individual en detrimento del grupo”.
La serie
La adaptación audiovisual de la historieta, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín, se estrenará el 30 de abril a través de Netflix. Según la propia empresa, la serie contará con seis episodios y una producción de altísima calidad, en sintonía con las grandes producciones internacionales con las que cuenta la plataforma de streaming en su haber. La adaptación implica un pasaje del formato papel al audiovisual, lo que parece ser el principal desafío para su producción.
Al respecto, Ortiz comenta: “La historieta o el dibujo argentino tienen una identidad, un sello que tiene que ver con con su historia gráfica y con los grandes dibujantes que dio la Argentina. En El Eternauta hay un sello doble y muy fuerte, porque no es Oesterheld solamente, no es solamente la historia. Es el dibujo, también. Obviamente, ahora cuando pase al formato audiovisual el principal perjudicado va a ser el dibujo de Solano López. Queda la historia, pero ¿y lo que hizo Solano? Esos rostros, esas largas caminatas entre la nieve, esos silencios que aparecen en la historieta, todo eso no va a estar en la serie y es una lástima”.
“Leyendo El Eternauta podés descubrir los distintos modos de narración de la historieta –concluye Ortiz–. Se publicó inicialmente en forma seriada, en una revista que se compraba semanalmente. Hoy se puede leer en formato libro. Pero el espíritu de la construcción de la historieta en episodios sigue estando, la idea del continuará, ¿no? Eso está en El Eternauta. Espero que, en ese sentido, la serie que proponen ahora pueda retomar ese espíritu”.