La organización Proyecto 7 realiza desayunos solidarios en la vía pública para las personas que se encuentran en situación de calle. También se acercan jubilados y trabajadores que no llegan a fin de mes.

Bajo el lema “la calle no es un lugar para vivir”, Proyecto 7 llevó adelante desayunos solidarios en distintos puntos de la Capital. La iniciativa de la organización que asiste a personas en situación de calle comenzó el 1 de abril y ya lleva cuatro semanas en acción. En Plaza Miserere, Constitución y Flores los vecinos fueron testigos de la generosidad que busca combatir el frío, el hambre y el desamparo con una bebida caliente y un panificado.
Cuatro termos de diez litros con chocolatada, café y mate cocido sobre una mesa. Un canasto grande de mimbre con pan, criollos y cremonas. A un costado, la bandera de Proyecto 7. Junto a ella los voluntarios de la asociación, todos con la experiencia común de haber vivido en la calle, sirviendo a cada persona que se acerca. Así se vieron las mañanas del 21, 22 y 23 de este mes en las plazas porteñas, el inicio de la cuarta semana de servicio.
“Al mediodía hay lugares para almorzar y a la noche, por suerte, muchos salen a repartir, pero desayuno o merienda en la calle nunca hubo”, explicó Horacio Ávila, coordinador de la agrupación. La cantidad de personas que pasan y lo rápido que se vacían los envases confirma la existencia de demanda por la primera comida del día, especialmente en lugares tan transitados como los mencionados, donde, además, muchos pasan la noche a la intemperie. “No es común que la gente pueda tomar estas cosas, entonces, si lo podemos hacer, lo hacemos”, añadió el referente.
Si bien la campaña busca ayudar principalmente a personas sin hogar, también se acercan jubilados y trabajadores, y todos se van con un vaso lleno. “Se nota que lamentablemente hay mucha hambre en la calle”, expresó Ávila. Tanto él como otros miembros de la organización consultados por ANCCOM coincidieron en que, en los últimos meses, creció el número de personas en situaciones vulnerables. “Hay muchos abuelos. No hay lugares para ellos, es como que son parias. Es inhumano, creo que nadie se merece eso”, observó Carlos Accorinti, quien lleva 11 años en Proyecto 7. Luego agregó: “Y los que van a venir si seguimos así”.

Según el Indec, en el segundo semestre de 2024 la pobreza alcanzó al 38.1% de la población y el 8.2% se encuentra en situación de indigencia. Sin embargo, algunos colaboradores del proyecto toman su experiencia en la calle y con la gente y arriesgan que la cifra actual es mucho mayor: “Hay un 80% de pobreza real, la indigencia se ha multiplicado, pero se está tapando todo”, afirmó el voluntario Francisco Costa. En mayo se realizará el tercer Censo Popular de Personas en Situación de Calle, que releva los datos a través de recorridas por las 15 comunas y los 48 barrios de la ciudad, en todas las franjas horarias, durante cuatro días.
Hasta la semana del 21, los desayunos se realizaban de lunes a viernes e incluían lugares como el Obelisco y Primera Junta. Por falta de insumos, debieron limitarlos a solo tres días en tres de los sitios más concurridos de la ciudad: los lunes en Plaza Miserere, Once; los martes frente a la entrada de la Línea C dell subte, en Constitución; y los miércoles en Plaza Flores. A pesar de las dificultades, Accorinti aseguró que continuarán con la actividad: “Queremos que nuestros compañeros tengan un desayuno, eso es lo que realmente tiene sentido”.

Hambre y maltrato
Algo que preocupa a la organización es la creciente persecución de quienes no tienen un techo propio y arman su cama donde pueden, a cielo abierto. “En Buenos Aires siempre hubo una cuestión muy represiva hacia la calle, y de criminalización, que este último año se acrecentó”, denunció Ávila. En ese sentido, Accorinti destacó la existencia de discursos oficiales que promueven una mirada estigmatizante de las personas en situación de calle. “Tenemos un estado que le mete en la cabeza a la gente que somos parias”, dijo.
Samira duerme en la entrada del Cine Atlas de Flores, a la vuelta de la basílica. El miércoles se acercó por primera vez a la mesa de Proyecto 7 para desayunar y conversar con los presentes. En consonancia con las palabras de Ávila y Accorinti, sostuvo que hay violencia y un intento de invisibilización por parte de las autoridades. “Si vos estás durmiendo te levantan con colchón y todo. El gobierno de la Ciudad no permite que se vea”, dijo.
En 2024, la gestión de Jorge Macri realizó una campaña bajo el eslogan “orden y limpieza” que consistía en operativos para ocultar a las personas sin techo. Se difundieron afiches y publicaciones en redes sociales con imágenes de distintos rincones porteños antes y después de desplazarlas, a ellas y sus pertenencias, y sin mencionar qué ocurría con quienes ya no aparecían en las fotos. Ante un aluvión de críticas, el jefe de Gobierno porteño admitió que se trató de una “mala comunicación”.

Más de 20 años de lucha
Proyecto 7 es una organización formada y coordinada por personas en situación de calle. Nació en 2003 producto del escenario de crisis institucional abierto después del 2001 y desde entonces realizan acciones de reivindicación y defensa de los marginados. Cuenta con tres Centros de Integración que funcionan las 24 horas, los 365 días del año y son gestionados de forma asamblearia con la participación activa de sus propios habitantes. “La que sostiene el lugar es la misma gente”, señaló Accorinti. Todos los que pasaron o aún están en alguno de los centros destacan el compromiso con esa labor. Costa comentó que ahora está quedándose en otro hogar, pero que aún así decidió colaborar con el proyecto porque le parece importante hacerlo, sobre todo en el contexto actual: “La gente tiene miedo. La gente grande, las mujeres, los que no están acostumbrados a la calle… es más difícil para ellos”.
A lo largo de los años, llevaron adelante múltiples protestas y eventos solidarios para visibilizar la problemática. En 2004 hicieron “una huelga de hambre de ocho días a partir de la que salió el subsidio habitacional que hoy lo cobran cerca de 20 mil familias”, informó Ávila. Impulsaron la Ley 3706 de “Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle”, sancionada en 2010, y participaron de la confección de un proyecto de ley nacional para hacer de los Centros de Integración Social la forma de abordar la problemática en todo el país.
Proyecto 7 es respetado dentro y fuera de Argentina. Brasil y Uruguay son algunos de los países de la región que replicaron su forma de trabajo con los centros y los censos populares. Los alimentos que se reparten en los desayunos son producidos en la propia panadería de la asociación, ubicada en Barracas. También tienen una línea de alfajores llamada Bocacalle, cuya venta ayuda a reunir los recursos necesarios para continuar con las acciones de asistencia. Sin embargo, lo que no ayuda es la situación del país: “Es difícil conseguir los insumos, está todo carísimo y cuesta”, manifestó Ávila. De igual manera, el impulso y la convicción de los miembros de la organización no mengua. Al contrario, todos comparten la promesa de sostenerlo siempre que puedan.
En una ciudad cuyo gobierno desplaza, maltrata y criminaliza a las personas en situación de calle y con una economía, política y sociedad en estado crítico, Proyecto 7 cada mañana cuelga su bandera de lucha y solidaridad.