El diputado radical Facundo Manes denunció que el asesor presidencial Santiago Caputo lo amenazó y que uno de sus colaboradores le pegó tras el discurso de Javier Milei en la apertura de sesiones legislativas. Minutos antes, el mandatario anunció que en pocos días enviará al Congreso el nuevo acuerdo con el Fondo. También pidió aumentar las sanciones penales, romper con el Mercosur y abrir aún más las importaciones. En su discurso, hubo ataques a Kicillof, a Clarín y apenas aludió a la criptoestafa con $Libra. La mayoría de la oposición estuvo ausente.
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Amenazas al diputado Facundo Manes, censura a la prensa, ausencia de bloques opositores y olvidos oportunos: el discurso de Javier Milei para la apertura del 143° período de sesiones ordinarias, frente a un Congreso casi vacío.
—“Ahora me vas a escuchar y me vas a conocer”, me gritó Santiago Caputo, y me señalaba con los dedos haciendo como que me vigilaba— denunció el diputado radical Facundo Manes. Al salir del recinto, se encontró con empujones, golpes y amenazas de la patota de Javier Milei. Al “Mago del Kremlin” no le gustó nada su pregunta por el escándalo de la criptoestafa, mientras el presidente justificaba el nombramiento, por decreto, de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla como jueces de la Corte Suprema.
El violento encontronazo entre Manes y Caputo fue una muestra más de la intolerancia que el Gobierno nacional demuestra contra cualquier tipo de oposición o desacuerdo con su proyecto. Pero en la calurosa jornada del primero de marzo, la apertura de sesiones legislativas ya estaba caliente no solo por el clima. Durante las últimas semanas, los integrantes del triángulo de hierro no pararon de tirar leña al fuego, escándalo tras escándalo: la vinculación de los Milei con la estafa de la memecoin $LIBRA; la intervención de Caputo en medio de la entrevista del Presidente con Jonatan Viale; las denuncias de supuestos cobros millonarios de Karina de los encuentros de funcionarios con su hermano. El Gobierno, a pesar de estar atravesando su peor crisis, sabe fingir la mejor demencia.
Adentro del Congreso, además de la emoción exorbitante de los fanáticos, rebosaban unas pulseritas verdes de papel, como las de los ingresos de los boliches o a los all inclusive, portadas por vestidos glamorosos, pelos planchados y platinados, camisas blancas, pantalones achupinados, braquets y pubertad. Granos y granos de pubertad. Uno de los jovencitos tenía un pin en su traje azul marino: “Ministerio de Trolls, República Argentina”, decía. La barra brava de Milei había ocupado la cancha.
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Para hacer espacio, el presidente ordenó días antes restringir el uso del palco usado históricamente por los periodistas acreditados para que lo poblaran sus invitados. La censura también le cayó a los reporteros gráficos, con un apagón fotográfico por parte de Karina Milei inhabilitando la difusión de imágenes extraoficiales. La papada tiene miedo.
Pero debajo de los palcos, en los asientos del recinto, el espacio sobraba: más de la mitad de las 257 bancas estaban desocupadas por las ausencias de los bloques de Unión por la Patria, la izquierda, y sectores y personalidades del radicalismo, como Martín Lousteau.
Con este escenario tragicómico y su tras bambalinas, el Congreso de la Nación recibió una vez más a Javier Milei para la apertura del 143° período de sesiones ordinarias, expectante por la Argentina en transición a épocas doradas. El discurso basado en números, cálculos y porcentajes de éxito de dudosa comprobación mantuvo la misma fórmula: baja de la inflación, eliminación del Estado y de cualquier tipo de proteccionismo para imponer un libre mercado absoluto, sustentado en su autoconvenciminento de que, ahora, “los consumidores tienen más dinero en los bolsillos”. Pero los datos de la canasta básica total de enero de 2025 mostraron un aumento del 2,3%: una familia de cuatro integrantes necesitó ganar $1.033.716 para no quedar debajo de la línea de pobreza, y $453.384 para no pasar la línea de indigencia. El salario mínimo fijado por Casa Rosada para el mes de febrero fue de $292.446 para las personas que cobran el salario mensual y de $1.462 la hora para los trabajos jornalizados. El consumo no entró en la cuenta.
En materia de seguridad, además del galardón a Patricia Bullrich por su uso de las fuerzas represivas contra los jubilados todos los miércoles, fue el punto de diálogo con el gobernador Axel Kicillof, luego de haberle sugerido renunciar para intervenir la provincia de Buenos Aires tras el asesinato de la niña de 7 años en La Plata, Kim Gómez. Además, adelantó una poderosa reforma del Código Penal en camino, insistiendo agravar todas las penas y en la baja de la edad de imputabilidad: “Si quiere resolver el problema tiene dos alternativas: abandonar la misión abolicionista y castigar a los criminales, o correrse del camino y dejarnos resolver el problema a nosotros, porque si hay algo que caracteriza a nuestro gobierno es que no nos tiembla el pulso y los problemas los arreglamos en serio”. El presidente, preocupado por la materia, no dio actualizaciones de los casos de Loan Peña y Lian Flores, de cinco y tres años. Lian fue visto por última vez el el 22 de febrero en la localidad de Ballesteros Sud, Córdoba; mientras tanto, desde hace nueve meses que no se sabe el paradero de Loan.
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El presidente, que alabó la tarea de Patricia Bullrich en materia de Seguridad, no dio actualizaciones de los casos de Loan Peña y Lian Flores, dos chicos de cinco y tres años desaparecidos.
Luego de haber tratado a los legisladores ausentes como culpables de la pobreza por el “curro político” —olvidando que él está metido en uno de las más escandalosos estafas con criptomonedas, con denuncias hasta en Estados Unidos—, el presidente le pidió apoyo al Congreso frente al nuevo acuerdo con el FMI “para salir del cepo cambiario definitivamente durante este año”. Las cejas del Ministro de Economía, Luis Caputo, se levantaron sorprendidas con la promesa.
Sin embargo, Milei parece ignorar hábilmente la división de poderes del sistema democrático argentino. Luego de una hora y media de discurso rodeado de aplausos y arengas por palabras que disfrazaron el autoritarismo en intrepidez, el presidente se despidió con una declaración preocupante para lo que propone:
—Si este Congreso no eligiese apoyar de manera mayoritaria esta propuesta, sepan que no detendremos este proceso de cambio. Lo vamos a hacer solos, lo vamos a hacer a nuestra manera, pero tarde o temprano lo vamos a hacer librando todas las batallas
que haya que librar para lograrlo (…). Y aunque les cueste entenderlo y se resistan, vamos a hacer a la Argentina grande nuevamente. Caso contrario, habrán demostrado que el único camino para cambiar el país, es cambiar este Congreso.
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