Frigoríficos y otras industrias que costean al Río Reconquista, el segundo cauce más contaminado de la Argentina, continúan volcando sus desperdicios tóxicos allí a pesar de las causas judiciales en su contra y los reclamos de los vecinos.
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Repugnante. Penetra las fosas nasales. Nauseabundo. Expulsa lágrimas, contrae el rostro. Los
vecinos de Tigre y San Fernando se tapan la nariz y aguantan la respiración cada vez que
transitan los alrededores. El hedor emana de la sangre, grasa y bosta desechada sobre el curso del
río, que son los principales responsables de la contaminación hídrica y atmosférica de la zona.
El río baña 18 municipios de la Provincia de Buenos Aires. Al menos 2 millones de personas
dependen de él para sus actividades. Aproximadamente 12 mil industrias se encuentran en sus
costas y muchas de ellas vierten residuos ilegalmente.
Una fuente del Conicet afirma que si bien los frigoríficos son los que más aportan a la
contaminación orgánica, las contribuciones a la cuenca son varios. Entre ellas encontramos
cloacales clandestinas que llevan a los cursos de agua.
![002 003 Bancalari_PezoMalpica_IMG_0596.jpg.JPG](https://anccom.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/sites/19/2025/01/002-003-Bancalari_PezoMalpica_IMG_0596.jpg.JPG.jpg)
Desde electrodomésticos hasta fauna del Delta flotan por las aguas. Daniel Márquez (60), vecino
del partido de Tigre, declara que toda su vida ha notado al río en pésimas condiciones. “La
contaminación comenzó en la década del 60 y cada vez fue peor. Hay muchas industrias a los
lados, no solo acá, sino también río arriba. Imaginate que el Reconquista nace en el partido de
Marcos Paz que está a unos 50 kilómetros. También está contaminado atmosféricamente, los
frigoríficos largan mucho olor en la zona de Bancalari, ‘baranda’ a bosta, un asco. Depende de
dónde viene el viento, se siente más o menos –refiere–. Además, el río está lleno de basura, si
tienen la posibilidad acérquense a una de las mangas que tiene y vean todo lo que hay. Hemos
encontrado plásticos, lavarropas, hasta caballos muertos”.
Debido a la multicausalidad de la contaminación, los procesos judiciales contra las empresas
contaminantes son lentos. Para los organismos públicos, recabar la información lleva tiempo.
Desde el Conicet, una fuente subraya que poder atribuirle esa contaminación a la empresa no es
una cuestión de cercanía, sino de poder probar quién causó el delito ambiental.
Si alguien visita el municipio de Tigre y pasa por el puente Larralde, por donde corre el
Reconquista, será inevitable que sienta el olor a putrefacción que emana del curso de agua y que
se pregunte cómo vive la gente allí, puesto que se observan muchas viviendas.
“A las empresas no les molesta cuánto contaminan, si no cuánta plata generan”, asegura la
vecina y militante medioambiental María Dulce Pérez, quien sostiene que cada vez son más las
personas que repudian y visibilizan este conflicto con tal de tener una vida digna. Sin embargo,
el control y monitoreo de los recursos naturales recae sobre la jurisdicción de cada provincia.
![004 002 PuenteLarralde_PezoMalpica_IMG_0694.jpg.JPG](https://anccom.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/sites/19/2025/01/004-002-PuenteLarralde_PezoMalpica_IMG_0694.jpg.JPG.jpg)
Los deportistas también son víctimas de la contaminación. Desde 1972, en Tigre se encuentra la
Pista Nacional del Remo, donde entrenan los federados y la selección nacional. Se ubica,
precisamente, en uno de los canales más contaminados del Río Reconquista. Muchos de los
atletas denunciaron haber sufrido vómitos, diarrea e incluso infecciones en la piel por bacterias
del agua. En declaraciones recientes a la prensa, el presidente del Club de Regatas La Marina de
Tigre, Patricio Louzao, lamentó el hecho de que la pista no tiene el mantenimiento
correspondiente desde unos diez años atrás.
Otra problemática que se superpone es la Sudestada, que afecta la zona múltiples veces al año,
principalmente entre julio y octubre, causando fuertes inundaciones. Cada vez que el agua sube,
las calles cercanas al río se llenan de basura y deshechos.
“A pesar de disfrutar de las embarcaciones que ofrecen en el catamarán, si uno se fija, por tan
solo unos segundos, puede ver la basura que se encuentra en él”, reflexiona Malena Maciel, residente de la zona. Según ella, es increíble que, a pesar del desarrollo turístico, la
contaminación persista.
María Dulce Pérez mira a través de su ventana. A lo lejos, se ve el dejo marrón del Río
Reconquista. Con tono de preocupación, habla sobre el abandono de la delegación argentina a la
Cumbre Ambiental COP29. Se mira las manos, las retuerce. El Estado, opina, debería recurrir a
un plan evaluativo ambiental para arreglar estos conflictos con las empresas. Y concluye: “Se
viola el derecho de un ambiente saludable y digno. No se hace nada para que los vecinos puedan
respirar aire puro y tener una vida sin contaminación”.