El último día del 2024 bajo el eufemismo de reestructuración, Milei cerró el Centro Cultural Haroldo Conti y despidió a medio centenar de trabajadores. En toda la Secretaría, en 2024 cesantearon a 400 personas.
Las vísperas de la celebración de Año Nuevo son fechas en las que las personas suelen relajarse. Ya pasó la Navidad, el calendario está en la recta final y solo resta juntarse con familiares, amigos y seres queridos para levantar las copas. Sin embargo, para los trabajadores del Centro Cultural Haroldo Conti y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación el epílogo del 2024 tuvo un sabor amargo.
Ese mismo 31 de diciembre, a horas del brindis, muchos de ellos recibieron una comunicación por WhatsApp que les indicaba que a partir del 2 de enero tendrían que realizar “guardia activa” desde sus hogares y que habría despidos. No había nombres, ni siquiera una comunicación oficial por parte de las autoridades del área, bajo la órbita del Ministerio de Justicia a cargo de Mariano Cúneo Libarona, por lo que la incertidumbre fue el factor común del cierre del 2024 y el inicio del 2025.
Ante tantas dudas, los trabajadores del espacio ubicado en el predio donde funcionó la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) –uno de los principales centros de tortura y exterminio de la última dictadura cívico-militar– asistieron normalmente a su trabajo y se encontraron con el edificio cerrado y la indicación de que fueran a la Secretaría de Derechos Humanos.
Allí, se encontraron con una muralla de policías que, celular en mano, revisaban quienes aún tenían trabajo y podían ingresar y quiénes eran los que no corrían con la misma suerte. “Esa fue la manera de enterarse. Además de echar gente a fin de año, lo hicieron con un método muy cruel”, detalla a ANCCOM Matías Cerezo, quien trabaja desde hace 15 años en el Centro Cultural Conti.
Desde el vamos, el accionar de la Secretaría de Derechos Humanos, a cargo de Alberto Baños, causó malestar. No solo por dejar, al menos, 40 familias en la calle apenas arrancado el año y sino también por las formas, dignas del gobierno del que integra. “Recién esta semana mandaron la lista de quienes quedaban, no de los despedidos. Y siempre a través de una comunicación no oficial”, resalta Cerezo, quien es director de proyectos culturales de la institución.
“Baños dice que no se cierra el centro cultural, pero que hay una reestructuración y por eso hay una ‘guardia activa’. Yo te digo que es imposible que funcione el centro cultural con la cantidad de gente que quedó”, analiza.
“Sobre todo por la idoneidad de la gente que despidieron, porque en un espacio así se programa teatro, música, danza, se hacen muestras de artes visuales, de fotografía, se organizan seminarios académicos, se proyecta cine, tiene una biblioteca. Cada una de esas áreas tiene gente que sabe de ese tema, que sabe producir esas actividades y tienen muchos contactos con ese mundo para convocar artistas o académicos. Entonces no es que después cualquier persona puede hacer eso. Lo desmantelaron al Centro Cultural Haroldo Conti, es imposible que tenga actividades”, protesta el trabajador del centro cultural, con una mezcla de bronca y tristeza por la situación que se está viviendo.
Un ejemplo de lo que dice Cerezo se puede graficar con el área de Educación, que se encarga de las visitas guiadas para los colegios y quedó reducida a una sola empleada. Algo similar a lo que ocurrió con el área de Montaje, que organiza las muestras de artes visuales y pasó de seis a dos trabajadores; o la de Iluminación, fundamental para el teatro, donde había un equipo de siete personas y solo quedaron dos. “La intención política es la de desmantelar el Conti. Y en algún punto estamos también ante un achicamiento muy grande de la Secretaría de Derechos Humanos”, sostiene.
Castigo ideológico
“Ellos tienen un discurso para la sociedad y otro para adentro. Para afuera dicen que no se va a cerrar nada, pero lo cierto es que lo están desmantelando. Esto no es un ajuste económico, porque es nimio el dinero que se gasta acá, esto es un castigo ideológico”, remarca. Todo esto sucede después de un año bajo la administración libertaria en el que el Centro Cultural Haroldo Conti, al igual que tantas otras instituciones, no recibió ni un peso del Estado. Incluso, ni siquiera designaron un director.
“Estuvimos un año completo sin presupuesto y sin conducción, pero nosotros lo logramos sostener con una programación muy activa todo el año. Cine, teatro, música, actividades culturales y académicas. Vos ves las redes y el Conti continuó a full”, asegura Cerezo. No obstante, la falta de interés del gobierno de La Libertad Avanza por este espacio quedó de lado cuando el mismo secretario de Derechos Humanos de la Nación, Alberto Baños, censuró un Seminario de Políticas de Memoria que se estaba desarrollando en sus instalaciones.
Por lo pronto, el conocimiento de la noticia del cierre del Haroldo Conti despertó la bronca de mucha gente, que el sábado 5 dijo presente en la ex-ESMA para participar de un festival organizado por el personal nucleado en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). “Fue contundente el apoyo, yo nunca había visto tanta gente ahí. Aparte lo organizamos en dos días y la respuesta de la gente fue increíble”, destaca Cerezo.
“Estamos pidiendo la reincorporación de todos los trabajadores y trabajadoras y la reapertura del Conti. Además, estamos en un plan de lucha convocando a artistas e intelectuales en las redes sociales pensando cómo seguimos, pero no nos van a parar con intimidaciones”, resalta.
“Han dejado vacías áreas enteras de la Secretaría, que no van a poder llevar adelante su tarea, como el Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado», dice Nana González.
“Nunca vivimos lo que estamos viviendo ahora”
Nana González es trabajadora de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y delegada sindical de ATE en dicho espacio. En diálogo con ANCCOM, cuenta en detalle cómo se transitó el primer año de gobierno de Javier Milei y da detalles del panorama actual, acrecentado por los despidos masivos de las últimas semanas. “Estos dos días tuvimos veinte desvinculaciones más de trabajadores y trabajadoras de distintas áreas y en el último año fueron 400 los trabajadores despedidos de un sector que tenía 800 puestos de trabajo. Estamos hablando de la mitad de los trabajadores “, resalta.
“Han dejado vacías áreas enteras de la Secretaría, que no van a poder llevar adelante su tarea, como el Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado. Esa es la situación en la que estamos ahora”, detalla. Al igual que en el Centro Cultural Haroldo Conti, el argumento que esgrimen las autoridades es la “reestructuración” del sector, forma elegante de maquillar un ajuste que ya tuvo su réplica en casi todo el Estado nacional. “Durante el macrismo hubo despidos, pero nunca vivimos lo que estamos viviendo ahora. Realmente representa el desguace total de la Secretaría de Derechos Humanos”, sostiene González.
“La mitad del organigrama de la Secretaría de Derechos Humanos no tiene funcionarios designados. Por eso, algunas áreas sin funcionarios incluso siguieron trabajando”, analiza la delegada. “Este año de trabajo fue muy difícil en todas las áreas de la Secretaría de Derechos Humanos. Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras siguieron sosteniendo las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia en cada una de sus dependencias”, concluye.