Por Clara Sequeira
Fotografía: Valentina Gomez

Impulsada por Ni Una Menos, se desarrolló la marcha por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Los reclamos se concentraron en el abandono por parte del Estado de las políticas de género por parte del gobierno de Javier Milei.

Cada 25 de noviembre se conmemora en el mundo entero el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Particularmente en Argentina, la convocatoria fue impulsada por el colectivo Ni Una Menos con una multitud que marchó desde Avenida de Mayo y 9 de Julio, hasta Plaza de Mayo, en donde previamente se realizaron actividades artísticas con el objetivo de visibilizar, prevenir y erradicar esta problemática.

Bajo el lema al unísono de  “vivas, libres, desendeudadas y sin hambre nos queremos” en conjunto con organizaciones políticas, sociales y sindicales feministas como la ATE, No matarás, Suteba, La Cámpora, Mumalá, Utep, Pan y Rosas, entre otras. El reclamo tuvo como eje el ajuste que sufrieron las políticas públicas de protección hacia la mujer durante el gobierno de Javier Milei en el 2024: el programa Acompañar disminuyó un 79% y la Línea 144 un 25%, marcando un registro de sólo el 12% de víctimas que han realizado una denuncia por violencia de género. Según Mumala, esta es la cifra más baja de los últimos cinco años.

Con un juicio popular simbólico con gigantografías de cartón personificados en Patricia Bullrich, Luis Caputo, Javier Milei y Sandra Pettovelo frente a Casa Rosada se dio por iniciado el acto. Según manifestantes y organizaciones, son los culpables de ser los “hambreadores del pueblo.”

En diálogo con ANCCOM, Eva Mieri, del Frente de Mujeres de la Cámpora, denunció que “son quienes están en las máximas autoridades del Gobierno nacional. El feminismo es el enemigo público de Javier Milei y de todo el gobierno. Pero nosotras desde nuestro lugar, estamos poniendo el cuerpo, la cabeza y el corazón, para seguir fortaleciendo las redes de solidaridad y sororidad en práctica política.” 

En igual medida Silvana Franco, secretaria General del gremio docente de la Universidad Nacional de las Artes, hizo referencia a “un gobierno machista y negacionista, que cree que el discurso de género es un invento ideológico.” Y agregó que  “es de ese discurso que las mayorías feministas y diversidades sexuales tenemos que mostrarnos como opositores”.

De espaldas a la Casa Rosada se abrió una pancarta, compuesta de rostros de 240 víctimas de femicidios, transfemicidios, travesticidios y lesbicidios durante el 2024. Con megáfonos, dos mujeres comenzaron a llamarlas por nombre y apellido mientras de entre las presentes, espontáneamente, una a una se tumbaban al piso.

Maira Carlos, de la Asociación de Docentes Artistas Investigadores, destacó que fue una manera de visibilizar “las muertes sistemáticas que se han consumado por falta de presencia del Estado en situaciones de violencia de género, con esto se quiso mostrar la multiplicidad de mujeres que pierden la vida por un estado ausente.”

También se concentró el reclamo por el retroceso en políticas de género y el acceso a derechos sexuales y reproductivos: se eliminó la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género; se redujo de 105 a 24 los Centros de Acceso a la Justicia (CAJ) ubicados en todo el país; se eliminó el programa de ayuda económica para personas trans; se paralizó la distribución de insumos esenciales a las provincias para garantizar la interrupción voluntaria del embarazo; se frenaron los procesos de licitación para la compra de Misoprostol y Mifepristona; se interrumpió la asignación presupuestaria al Plan de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (Plan ENIA).

Mientras Argentina es el único país que vota en contra de la resolución que promueve la prevención de la violencia digital contra mujeres y niñas;  fuentes oficiales revelan que hay 1 femicidio cada 29 horas y 1 de cada 2 mujeres en pareja, sufre o sufrió violencia de género. 

Además, de cara al año 2025 todavía no se ha puesto en marcha un plan de acción a discutir en el Congreso de la Nación, para que se combata esta problemática estructural. Desde las organizaciones con la lectura del documento final, se dejó en claro que no estarían dispuestas a retroceder, porque “la lucha es ahora y en las calles”.