Por Franco Révora
Fotografía: Captura de pantalla News18, Prensa Donald Trump

El nuevo presidente de los Estados Unidos amplió su base electoral y manejará también el Poder Legislativo y el Judicial. El dueño de X, a su vez, no sólo tendrá negocios con el Estado sino que será funcionario gubernamental. ¿Cómo será la relación con Argentina?

Donald Trump será el 47° presidente de los Estados Unidos tras imponerse en las elecciones del martes pasado frente a la candidata demócrata Kamala Harris. El próximo miércoles el republicano se reunirá con el actual primer mandatario Joe Biden para comenzar el proceso de transición, cosa que no ocurrió a la inversa hace cuatro años. ANCCOM dialogó con especialistas en política internacional para entender por qué la sociedad norteamericana se volcó otra vez hacia la ultraderecha y para dilucidar tanto el próximo gobierno como su relación con Argentina y el mundo.

 

La elección

La performance de Trump fue muy buena, al imponerse en todos los estados pendulares que definían la elección. Facundo Cruz, politólogo especialista en partidos políticos y procesos electorales, destaca que “logró consolidar su base electoral y ampliarla levemente. Le fue muy bien de vuelta en población rural, hombres y personas no educadas, pero ahora ganó en población latina y amplió su base en mujeres y jóvenes”.

En cuanto a los factores que definieron la elección, la economía del gobierno de Biden apareció como principal preocupación. La inflación en Estados Unidos fue del 7,04% en 2021 y del 6,45% en el 2022, pero comenzó a descender a un 3,35% en el 2023 y lleva un 2,8% acumulado en el 2024. Para Cruz, «un año de buenos resultados no compensó tres años de mala gestión económica». En consecuencia, la imagen del gobierno demócrata llegó muy lacerada, como se pudo observar en un boca de urna a nivel nacional de la cadena NBC, en la que el 75% de los votantes respondieron que el país estaba yendo en la dirección equivocada.

La opinión negativa en este aspecto fue tal, que la situación judicial de Trump pareció no hacer mella en sus posibilidades como candidato. El hoy presidente electo enfrenta 88 causas en su contra. En 34 de ellas, correspondientes al caso Stormy Daniels, en el cual falsificó documentos para encubrir un soborno de 130 mil dólares a la actriz porno para silenciarla, fue declarado culpable. Además, el juicio en su contra por su interferencia en el proceso electoral del 2020 está en pleno proceso. Para Cruz, “el voto económico pesa por sobre cualquier consideración judicial”.

Por su parte, Martín Schapiro, abogado especializado en derecho administrativo y en estudios internacionales,  señala que aquel factor es algo a lo que hay que prestarle atención: “Trump terminó siendo un candidato formidable. La coalición que realizó, quiénes lo votaron y cómo lo votaron es muy difícil de generar para los republicanos cuando uno mira otras experiencias. Hay muchos estados que votaron masivamente a favor del aborto y votaron masivamente por él”.

Captura de pantalla. 

En su segundo gobierno, el presidente electo tendrá mayoría tanto en la Cámara de Representantes como de Senadores, además de una Corte Suprema favorable. Schapiro marca que “hoy el control político e ideológico de Trump por sobre el Partido Republicano es absoluto, algo que de ninguna manera tenía en el 2016. En ese momento también tenía mayoría en las dos cámaras y una corte conservadora, pero tanto esa corte como el partido eran otros. Había políticos como Mitt Romney o John McCain, que estaban lejos de alinearse con Trump, y el tribunal era más moderado”.

Según Cruz, este segundo mandato trumpista será “en quinta a fondo”, ya que “va a tener un poder institucional muy parecido al primer gobierno de George W. Bush”. Incluso, destaca que será mucho más poderoso que otros presidentes republicanos como Ronald Reagan, Dwight Eisenhower o Richard Nixon, en el sentido de la correlación de fuerzas con el Congreso. Además, resalta que “asume con una legitimidad social mucho más amplia, ya que es el segundo candidato republicano que gana el voto popular desde la caída del Muro de Berlín”. El último en hacerlo fue Bush, en su reelección en el 2004, ya que en su primera elección el candidato demócrata Al Gore lo superó en esa instancia.

 

Musk se perfila a ser funcionario en un área todavía sin especificar, pero que apunta a auditar el financiamiento federal.

El estáblishment 

El panorama de un segundo gobierno de Trump es diferente también en cuanto a su relación con el establishment económico. Según Schapiro, “está mucho más asentado en el mundo de los negocios y el empresariado. En SIllicon Valley los apoyos en esta elección fueron neutrales o trumpistas. El poder económico no solo está intranquilo sino que está contento, sobre todo el mundo de las criptomonedas, que se volcó masivamente a él”.

La figura de Elon Musk fue muy relevante en la campaña republicana, gravitando mucho en donaciones económicas y también utilizando a X como plataforma. “Es una figura importante, por el tipo de mensaje que llevará el gobierno y también porque es el principal contratista del ministerio de Defensa”, destaca Schapiro.

Lail Furchi, economista especializado en energía, geopolítica y desarrollo productivo subraya que Musk “se vio muy beneficiado por los programas de energía renovable del gobierno demócrata y se fue alineando con Trump con mucha inteligencia para poder sostenerlos. Tuvo un par de éxitos convenciendo a los republicanos a apostar a los vehículos eléctricos, tanto que el candidato republicano en uno de sus rallies afirmó estar reconsiderando su posición sobre ellos”.

Pero el poder del CEO de Tesla, X, SpaceX y Starlink no parece centrarse sólo en el lobby. Furchi afirma que “se perfila a ser funcionario en un área todavía sin especificar, pero que apunta a auditar el financiamiento federal. Está parado en una situación muy privilegiada, en la cual tiene muchísima influencia en la opinión pública con X, con contratos millonarios con el gobierno de Estados Unidos y también ocupando un lugar de vanguardia en la construcción de vehículos eléctricos compitiendo con China”. 

 

El mundo según Trump

Sobre esto último, está la expectativa de un recrudecimiento en la guerra comercial con el gigante asiático, con las energías renovables en el centro. Según Furchi, los esfuerzos de Trump se centrarán en defenderse de la ofensiva comercial del gigante asiático en este rubro, como en los autos eléctricos, la inteligencia artificial y la tecnología de punta.

De todos modos, marca que “ambos partidos iban a profundizar la guerra comercial. Trump ya avisó que va a colocar un arancel de 60% a productos chinos y se va a enfocar específicamente en los sectores mencionados”.

Con respecto al resto del mundo, Furchi destaca que “seguramente empiece a dejar de lado muchos espacios al igual que en su primer mandato, como sus aliados de la OTAN en Europa. Ya dio los primeros avisos de que quiere terminar la guerra entre Rusia y Ucrania, y esto es importante debido a su buen vínculo con Vladimir Putin”.

 

Milei y Trump: ¿amor correspondido?

El alineamiento ideológico del presidente argentino con el magnate republicano es, a todas luces, total. En base a esto, en el gobierno argentino se tiene mucha expectativa en cuanto a los frutos que puede brindar esta relación bilateral.

Cruz destaca que Trump se para ideológicamente en la ultraderecha pero que es “un político profundamente pragmático”. En ese sentido, destaca que “va a tener una relación positiva con Argentina siempre que le brinde resultados a su gestión, si no es así no hay afinidad política que valga”.

Sobre este punto, Schapiro no prevé un escenario en el que Argentina ocupe un lugar central en la agenda geopolítica del gobierno de Trump. “La relevancia de América Latina en ese mapa mental es mercados ilegales e inmigración”. De todos modos, remarcó que, de los grandes países latinoamericános con los que se va a relacionar el próximo presidente de los Estados Unidos, “Milei es el único con el que tiene afinidad política”.

En ese sentido, para Furchi esto abre una posibilidad de que “Argentina sea el primer representante de los Estados Unidos en Latinoamérica, ya que Brasil está presidida por Lula Da Silva. Esto puede ser una oportunidad para nuestro país, pero no significa que vayamos a ser una prioridad”.

Respecto a la posibilidad de alguna ayuda crediticia motorizada por Trump, Furchi piensa que es posible, pero destaca que la dificultad del gobierno está con la disparidad con el Fondo Monetario Internacional sobre el programa económico. “Vemos muchas fricciones porque el FMI quiere que devaluemos ya. No está claro cuánta presión va ejercer Estados Unidos para favorecer a la Argentina, pero que la va a ejercer es bastante seguro”.

Por su parte, para Schapiro Argentina ya estaba alineada con los Estados Unidos, por lo que no ve que la afinidad de Milei con Trump traiga beneficios considerables: “No creo que le presten plata a Milei para salir del cepo con este tipo de cambio y no imagino que Trump ponga todo su peso político para romper con las reglas del FMI como lo hizo con Macri”.