La Cátedra Libre de Derechos Humanos, el espacio que el escritor Osvaldo Bayer fundó en Filosofía y Letras, cumplió tres décadas estimulando el pensamiento crítico. El hilo que une la década de los 90 y hoy.
«No podemos callarnos frente al ataque a la universidad pública, el mayor y quizás último instrumento de movilidad social en Latinoamérica». Con estas palabras, el titular de la Cátedra Libre de Derechos Humanos, Marcelo Ferreira, abrió el panel conmemorativo por el trigésimo aniversario del espacio fundado por el escritor, periodista e historiador Osvaldo Bayer. El evento tuvo lugar el martes 29 de octubre en el aula 108 de la sede Puan de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y reunió a académicos, activistas y estudiantes.
Ferreira abrió el panel con una serie de palabras que enmarcaron no solo los inicios de la Cátedra, sino también su papel frente a los desafíos actuales. “Nacimos a contracorriente de una realidad opresiva para decir aquello que no podemos callar”, recordó, refiriéndose al contexto de la década de 1990, marcada por las políticas de ajuste y privatización del menemismo. Hoy, treinta años después, Ferreira advirtió sobre el riesgo que corre la educación pública en Argentina y la universidad en particular: “Se nos acusa de ocultar cosas, de inventar alumnos, de albergar parásitos, de adoctrinar”. Frente a esas acusaciones, afirmó: “No es verdad que las universidades no se dejen auditar. Son auditadas por la Auditoría General de la Nación”.
Un contexto alarmante y la defensa de los Derechos Humanos
El discurso de Ferreira dejó clara la postura de la Cátedra ante la situación política actual. En un contexto donde el gobierno de Javier Milei ha señalado a la universidad pública y a sus integrantes como una “casta” que se opone a la transparencia, Ferreira cuestionó la narrativa oficial sobre la falta de recursos para las universidades: “Se dice que no hay plata para las universidades, pero el presidente se jactó de haber realizado la compra de armamentos más grande de la historia, el presupuesto de la SIDE ha aumentado un 245%, y las exenciones impositivas para el dueño de Mercado Libre superan por sí solas todo el presupuesto universitario”.
La intervención del titular de la Cátedra finalizó con un llamado a la defensa activa de los derechos uumanos: “No podemos callarnos frente al avasallamiento del derecho a la protesta social”, sostuvo.
La jornada continuó con la presentación del libro Derechos Humanos, Genocidios y Crímenes de Lesa Humanidad a cargo de Mariano Nagy, historiador y docente de la Cátedra. Es un libro que forma parte de la colección Puentes de la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras. Nagy reflexionó sobre la evolución del término genocidio, originalmente conceptualizado como «barbarie» y «vandalismo», y subrayó la necesidad de un tribunal internacional para juzgar estos crímenes. Además, analizó casos emblemáticos como el genocidio armenio y el Holocausto, lo que permite a los estudiantes comprender la complejidad de los genocidios y sus repercusiones en contextos locales, como la dictadura militar en Argentina y la conquista del desierto.
Luego, Silvia Viñas, docente de la Cátedra, presentó el libro Derechos Humanos, Sujetos, Problemáticas y Perspectivas, también de la colección Puentes. El libro compila la labor de la Cátedra resaltando la relevancia del seminario anual que organiza, donde se invita a participar no solo a estudiantes universitarios, sino también a personas de diversos sectores sociales. Durante su intervención, destacó la importancia de seguir debatiendo y reflexionando sobre estas temáticas, así como la necesidad de mantener el espacio de diálogo fomentado a lo largo de sus 30 años de historia.
La jornada concluyó con la entrega de la distinción “Francisco Paco Urondo” al Padre Francisco Paco Olveira, figura representativa de la lucha por los derechos sociales y miembro de la organización “Curas en Opción por los Pobres”. La distinción fue entregada por Graciela Daleo, exdetenida en la ESMA, integrante de la Cátedra y referente en el activismo por los Derechos Humanos.
Durante su intervención, Daleo abordó las críticas que ha recibido el Padre Paco, quien ha sido estigmatizado de diversas maneras. «Se lo ha acusado hasta de ser racista y discriminador solo porque pidió a los votantes de Milei que fueran coherentes y no recurrieran a pedir comida a los comedores que este gobierno desfinancia y empobrece», destacó. “Sean coherentes”, les dijo Paco, “porque votar no es un acto de rutina, sino una enorme responsabilidad que tiene consecuencias para toda la población, no solo para el votante”. Citando a Olveira dijo: “Si doy pan a un pobre me llaman santo, si pregunto por qué no tienen pan me llaman comunista, y si me meto en política, entonces no soy un cura como Dios manda”, agregó.
Daleo finalizó: “Para comprender por qué Filo eligió al Padre Paco para otorgarle esta distinción, es necesario no solo leerlo y escucharlo, sino también caminar a su lado en su labor diaria. En su andar cotidiano y militante por el barrio, rodeado de perros, manos solidarias, mujeres con sus hijos y adolescentes con dificultades, el Padre Paco escucha, anima y propone buscar horizontes colectivos”.