Por Juan Mazur
Fotografía: Guadalupe Gervasini

La Marcha Blanca de los trabajadores de la salud recorrió el centro porteño en reclamo contra el despido de la cúpula del Hospital Garrahan, luego de que otorgaran un bono de 500 mil pesos a todos los empleados. Los manifestantes también exigieron salarios dignos y advirtieron por el vaciamiento de los hospitales públicos.

Miles de trabajadores de la salud pública se convocaron en el centro porteño en reclamo por el aumento del presupuesto y la recomposición salarial, en una movilización que bautizaron la Marcha Blanca. Los manifestantes, empleados de los principales hospitales nacionales, denuncian la fuga de profesionales y las condiciones de precarización laboral, mientras estudian nuevos planes de protesta en alianza con el movimiento estudiantil que exige recursos para las universidades.

El reclamo salarial fue uno de los puntos más resaltados durante la marcha. Los residentes, médicos recibidos que trabajan para completar su especialización, cobran salarios por debajo de la línea de pobreza. “Venimos de diez semanas de lucha por el salario, los profesionales se están yendo, están ganando sueldos por debajo de la canasta familiar” asegura Norma Lezana, dirigente de la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan. La protesta de la APyT se da luego de que toda la cúpula directiva del hospital fuese despedida por el Gobierno nacional, después de otorgar un bono a los trabajadores de $500.000 pesos. El personal del Garrahan fue de los más presentes en la movilización. Los recién recibidos de la carrera de Medicina, explicó la gremialista, pueden optar por no hacer la residencia, y es lo que está pasando por la pauperización de los trabajadores de la salud pública. “Hoy $750.000 pesos es un sueldo de pobreza”, agregó.

Hubo también un fuerte operativo de efectivos de la Policía Federal y Gendarmería, que empujaba en todo momento las columnas hacia los únicos dos carriles habilitados de la Avenida de Mayo, complicando la fluidez de la movilización, mientras los policías rozaban los autos que pasaban. También se escucharon cánticos y hubo un repudio generalizado al gobierno, a los legisladores del Congreso Nacional, y a la CGT y la CTA, que brillaron por su ausencia en el lugar. “Todos sabemos que transaban, pero nunca que se iban a animar a tanto”, dijo uno de los residentes más comprometidos, asegurando que nunca pensó que las centrales “se iban a borrar cuando las papas quemen”.

Marys, estudiante de Medicina de 23 años, y referente de una agrupación estudiantil de la Universidad de Buenos Aires, aseguró que “el recorte de presupuesto se nota: los institutos de investigación en la Facultad están paralizados, tenemos muchísimos paros docentes bien justificados. Este año en la Carrera de Medicina hubo la mitad de inscriptos que el año pasado porque se está haciendo cada vez más difícil sostener la cursada” y sobre el estudiantado, agregó que está “organizando asambleas, clases públicas, la semana pasada tomamos la facultad”.

La marcha congregó a miles de médicos, enfermeros, técnicos especializados, residentes y trabajadores administrativos y de mantenimiento. Los asistentes unificaron la exigencia de un presupuesto acorde a la importancia de la salud pública, y un sueldo digno. Ignacio, médico de planta en el área de Oncología del Garrahan, aseguró que “el deterioro salarial que hemos tenido es impresionante, perdimos 50% de poder adquisitivo este año sin venir de un salario de riqueza, ni mucho menos”. Expresó también que las cargas de estrés y las extensas jornadas laborales hacen muy difícil llevar adelante el trabajo. Aunque, agrega que nunca “vio tanta unidad como ahora”.

El reclamo de los trabajadores de la salud no es un grito solitario, y si fuera un manotazo de ahogado, estaría siendo dado entre personas muy capacitadas para hacer algo al respecto. En el contexto de proliferación de marchas y de organización de distintos movimientos que se han visto los últimos meses en Buenos Aires, los gestores de la Marcha Blanca la piensan como el puntapié inicial de algo más grande. “El jueves tenemos una asamblea en el Garrahan junto a las treinta organizaciones de todos los otros hospitales, quedamos en volver a reunirnos y unificar reclamos, es la única manera de sacar adelante esta situación”, aseguró Norma Lezana, que, como sus compañeros, no planea quedarse de brazos cruzados.