Por Clara Pérez Colman
Fotografía: Pamela Duran, Pamela Pezo Malpica

El presidente Javier Milei lanzó en Parque Lezama el partido La Libertad Avanza con un acto de tono de Campaña. La misma semana en que el INDEC anunció un 52,9% de pobreza se animó a decir que hay menos indigentes y que las jubilaciones y salarios están subiendo. Debutó en el escenario su hermana funcionaria Karina y otra vez pegó el faltazo la vicepresidenta Victoria Villarruel, que ya no se preocupa en disimular la interna del gobierno.

En el barrio de San Telmo todavía hay niños, mascotas y familias que disfrutan del soleado sábado por la tarde en el gigantesco Parque Lezama. Sin embargo, todos deben abandonar el anfiteatro cuando comienza a desembarcar una horda de militantes libertarios de decenas de micros escolares. Están citados a la presentación de La Libertad Avanza como partido nacional para las elecciones legislativas de 2025, en el mismo lugar donde Javier Milei lanzó su campaña electoral por las bancas en la Ciudad para 2021 -en ese entonces- acompañado de Victoria Villarruel, hoy ausente y marcando nuevamente diferencias con el presidente Javier Milei.

Agrupaciones de diversos puntos de la provincia de Buenos Aires y del país embanderan: Ezeiza, San Martín, La Matanza, Zárate, Córdoba y hasta Misiones. Una jubilada oriunda del sur bonaerense charla con su compañera sobre los pocos productos y el gran gasto que implica una compra en el supermercado, pero espera que con viajar casi 60 kilómetros sea suficiente para recibir una mano cuando la requiera. La necesidad regala las convicciones.

El acto político lo inaugura Karina Milei, justamente, “El jefe» del nuevo partido. La herma funcionaria es la persona con más influencia en el presidente pero hasta antes de comenzar el acto no se le conocía la voz. La programación no contaba con su presencia hasta último momento, lo que causó más impaciencia. Después de una larga pausa para los aplausos, como si se esperara a que un gran telón termine de caer, habló. O, al menos, eso intentó. Su voz rasposa no es como la que usa su hermano para envalentonar sus discursos, más bien parece obstruida, afónica, pero suficiente: “Hoy nos toca gobernar en minoría contra la política que hace décadas está organizada para tener todo a su favor. Ellos están en el Congreso, en los sindicatos, en las organizaciones sociales, y también están en los medios. ¡Sí, están en todos lados! Van a aprovechar cada oportunidad para boicotear este gobierno. No van contra Javier, van contra todos nosotros”, y señala al público. La nueva grieta argentina.

Luego de la despedida de su hermana, el Presidente de la Nación aparece en el escenario después de cinco vueltas enteras de su canción de base; aunque el “Panic Show” ya había comenzado. Por más de una hora se dedica a autocongratularse en un extenso recorrido sobre el partido, sus logros presentes y lo que depara el futuro con su receta. La declaración que más llama la atención es sobre la pobreza, luego de que el INDEC publicara un índice del 52,9% en este primer semestre. Sin embargo, para Milei está bajando: “En el segundo trimestre del año, la pobreza fue del 51%, por lo tanto ha empezado a caer, y no tengo dudas de que va a seguir cayendo”. Pero, si el populismo hubiese continuado, estaría “camino a dejar un 95% de pobres”. El famoso velo del podría ser peor. En esa especie de mundo del revés que enunció, también afirmó sin ruborizarse que los salarios y las jubilaciones están creciendo.

Los galardones siguen hasta el final de la jornada, desde el protocolo antipiquete de Patricia Bullrich hasta el proyecto por la baja de la imputabilidad “para que los delitos de adultos sean juzgados como adultos”. Frente a un proyecto que naturaliza la exclusión y la pobreza como costos inamovibles de la inflación y el déficit cero, LLA llama a llevar las ideas de la libertad a cada rincón del país: en el barrio, en el trabajo, en las casas y “en las universidades sobre todo”.

 

La última imagen de la pantalla es una frase: “Te necesito para terminar con la casta”, dice un Milei copiando la iconografía del estadounidense Tío Sam. No se sabe qué señala, si tenemos que terminar con ella o si nosotros somos la casta.