El problema de la ludopatía se incrementó exponencialmente con las nuevas tecnologías. ¿Podrán los legisladores ponerle freno? ¿Quiénes están detrás de estas poderosas empresas?
De un momento a otro, las plataformas que ofrecen la posibilidad de apostar dinero en diferentes eventos deportivos se multiplicaron de manera exponencial. Ante los riesgos que conllevan, el Congreso busca ponerle un freno con una veintena de iniciativas de todo el arco político.
El bombardeo es constante. Solo basta que cualquier persona encienda la TV, la tablet o su teléfono celular -en una época donde los consumos se diversificaron- para acompañar a su equipo predilecto en una fecha del torneo local o en un encuentro de un certamen internacional. Cuando un hincha se dispone a ver el partido de fútbol de su cuadro o de la Selección nacional tiene frente a sí una avalancha de anuncios de casas de apuestas deportivas. Las publicidades, los carteles estáticos en el propio estadio, los PNT de los comentaristas de la transmisión, los banners en medio del partido, las publicaciones en redes sociales. Los avisos con la cara del arquero de la Selección. Incluso, los anuncios en las camisetas de los clubes o el nombre del torneo que se está disputando. Todo está impregnado de las casas de apuestas deportivas online.
Estos negocios que nacieron en Europa y aterrizaron en el país en la pospandemia coparon el escenario bajo la promesa de diversión y dinero fácil, con el aval de estrellas del deporte y el espectáculo a los que patrocinan. Sin embargo, por detrás de esa fachada esconden una alarmante falta de límites para el ingreso y el riesgo de perderlo todo para muchas familias. La posibilidad de acceder es casi tan simple como la de perder dinero en un instante. No existen muchas barreras para jugar de manera online, ya que se puede ingresar dinero fácilmente desde cuentas bancarias o billeteras virtuales con solo hacer un click. Justamente, esta última opción es una de las causas de la otra cara de la moneda: la creciente cantidad de menores de edad que acceden a los sitios de apuestas y endeudan a sus padres.
Por eso es que el Congreso puso el foco en su regulación. Tal es así, que actualmente hay más de una decena de proyectos de legisladores de todo el espectro político, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, que buscan marcar límites a un negocio que nació de un día para el otro y se transformó en una bola de nieve difícil de frenar.
Un negocio redondo
Las apuestas deportivas online aterrizaron en Argentina entre finales de 2020 y principios de 2021. En ese momento, el país salía de a poco de la larga cuarentena por la pandemia de coronavirus y el fútbol volvía a las canchas. El gobernador bonaerense Axel Kicillof, entonces, retomó una licitación que había impulsado su antecesora, la macrista María Eugenia Vidal, y le adjudicó el negocio a siete licenciatarios antes de que terminara el año en que el aislamiento preventivo fue moneda corriente. Por su parte, el entonces jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, hizo lo propio casi al unísono.
De esta forma, siguieron los pasos de otras provincias como Chaco, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Santa Fe, San Luis y Tucumán, que ya habían habilitado este negocio. “Las necesidades financieras de la Ciudad y la Provincia aceleraron la puesta en funcionamiento del online, en medio de una despreocupación general por el tema de la ludopatía”, había cuestionado en su momento el defensor del pueblo adjunto de Buenos Aires y experto en la materia, Walter Martello, en declaraciones al portal ElDiarioAR.
Con la luz verde por parte de las autoridades, el universo de las apuestas deportivas online se disparó. Está presente en la camiseta de varios de los equipos que compiten en la Liga Profesional de Fútbol -cuyo nombre comercial es el de una casa de apuestas-, con River y Boca a la cabeza y los casos de Newell’s, Rosario Central y Racing, entre otros. Incluso, hasta la Selección campeona del mundo y bicampeona de América tiene una empresa del rubro como main sponsor.
¿Quiénes están detrás de estas compañías? La gran mayoría son firmas extranjeras -muchas radicadas en paraísos fiscales como Malta- que se asociaron con las que ya llevan años trabajando en el mundo de los casinos a nivel nacional. Betsson, que es sponsor de Boca y Racing, es una sociedad entre la firma del mismo nombre y Casino de la Victoria, perteneciente al expresidente del club de la ribera y dirigente radical, Daniel Angelici, junto a su socio Daniel Mautone.
Betwarrior, patrocinador de la Selección nacional, pertenece a DAGMA, la firma del titular del Hipódromo de Palermo y el Casino Flotante, Federico Miguel de Achával -padre del homónimo intendente de Pilar-; Inverclub, compañía del “Zar del Juego” Ricardo Oscar Benedicto; y la española Nortia, de la familia Lao Hernández, presente en los Panamá Papers.
Codere, que abona doce millones de dólares al año para estar en el pecho de la camiseta de River, es de la empresa española homónima, que tiene en su poder la mayoría de los bingos de la provincia de Buenos Aires. En tanto que Betano, que posee el “naming” del torneo de primera división del fútbol argentino, es propiedad de un grupo griego registrado como Insipia LTD y está asociada a Atlántica de Juegos S.A., operadora del Casino de Chivilcoy y propiedad del mencionado Mautone, socio de Angelici.
El panorama de Argentina no es un caso aislado a nivel regional o mundial. La publicidad de apuestas online acompaña a varios equipos y seleccionados de Sudamérica como Ecuador, Colombia, entre otros. La misma situación ocurre en Europa, donde estas industrias patrocinan a más de una decena de clubes en Italia, España e Inglaterra, por citar solo algunos casos.
El caso británico es paradigmático, ya que en su momento casi la totalidad de los conjuntos que compiten en la Premier League -uno de los certámenes más prestigiosos del fútbol mundial- contaba con patrocinadores de casinos online de dudoso origen. Por eso mismo, la propia competencia anunció que a partir de la temporada 2025/2026 quedará terminantemente prohibido llevar a esas empresas en el pecho de la camiseta. Un caso testigo que el Congreso de la Nación busca replicar.
“Cada celular es un casino”
El diputado nacional santafesino Eduardo Toniolli, del bloque de Unión por la Patria, es uno de los legisladores que impulsa un proyecto de ley para limitar la publicidad de apuestas deportivas online en los partidos de fútbol y en las competencias deportivas que se transmiten en vivo.
El expediente, que lleva la firma de otros 27 integrantes del bloque opositor en la Cámara Baja, establece no solo la prohibición de publicidad en TV, Internet y redes sociales, sino que también elimina su aparición en estadios, vallas publicitarias y camisetas de los clubes de fútbol.
Por otra parte, también prohíbe la “promoción y el patrocinio de pronósticos deportivos” así como los famosos “bonos de bienvenida”, una suma de dinero de regalo para apostar que muchas veces terminan siendo el anzuelo para los apostadores.
“Nosotros presentamos una iniciativa a partir del laburo que veníamos haciendo en la materia de legislación comparada, para analizar de qué manera podíamos abordar el tema que aparecía en comentarios, en referencias cotidianas que teníamos en las visitas a distintas instituciones educativas, deportivas, juveniles, de nuestra ciudad y nuestra provincia, de Rosario y de Santa Fe”, explica Toniolli a ANCCOM. “Siempre aparecía el juego online como una preocupación en todas estas instituciones en la referencia de padres, madres, docentes, alumnos, jóvenes en general en relación a que, sobre todo después de la pandemia, hubo una especie de explosión de la actividad”, agrega el diputado.
“Creemos que lo que le ha dado mayor potencia y penetración a estas plataformas es sin duda la transmisión masiva de eventos deportivos, en particular de fútbol, por lo que representa para los argentinos, por la masividad que tiene. También están la publicidad, las redes sociales y los influencers, pero ninguna alcanza la dimensión que tiene la batería de publicidades que se da por las transmisiones deportivas”, insiste. El proyecto, presentado en el inicio del año legislativo, actualmente está en el plenario de comisiones de Adicciones, Infancia y Familia y Salud y se estima que en breve podría obtener dictamen en ese ámbito para ser tratado en el recinto.
“El corazón del planteo es buscar la normativa que limite la publicidad masiva de este tipo de plataformas de apuestas. Hay un fenómeno que se viene dando que produce la conjunción, por un lado, de la aparición de las billeteras virtuales y por el otro, de estas plataformas que de alguna manera hacen que los límites infranqueables que existían hasta ahora con el juego ya no lo sean”, sostiene. “Una persona menor de edad no puede entrar a un casino físico o apostar en una casa de lotería, pero esos obstáculos hoy son fácilmente superables a través de estas plataformas. En ese marco, nosotros entendemos que la publicidad masiva es quizás la herramienta más potente que tiene esta plataforma para convertir cada celular en un casino”, resalta. En ese sentido, la intención es seguir un camino similar al que se transitó con la prohibición de la publicidad de cigarrillos y productos de tabaco amparado en razones sanitarias para combatir lo que se conoce como ludopatía. Es decir, la adicción al juego.
“La pandemia catalizó de alguna manera la digitalización de gran parte de nuestra vida cotidiana, un montón de trámites, etc. Por otra parte también hizo muy fuerte en una situación crítica a nivel económico que no es nueva, cierta cultura del éxito fácil, de que la realización personal puede estar a la vuelta de la esquina a través de un click, en un escenario crítico. Ahí aparece algo muy disponible, muy a la mano del conjunto de la población que son estas plataformas. La conjunción de factores ha hecho que esto explotara”, opina Toniolli.
Y esa explosión tuvo un efecto colateral, que es la cantidad de menores que acceden a apostar de manera online. Incluso, en muchos casos, con el dinero de sus padres, que de repente descubren que están endeudados.
“Toda la legislación vigente hasta la aparición de estas plataformas virtuales intentó separar el acceso al dinero, dinero físico en este caso, de la cercanía a los casinos. Se prohibió que haya cajeros dentro de los casinos, como había en algún momento, incluso en las afueras de los mismos. Para precisamente dar algún grado de distancia del retiro de dinero, físico en este caso, y la posibilidad de apostar”, detalla el legislador. “Todo eso ha sido básicamente un retroceso enorme, al producto de que al alcance de un click está la posibilidad de contar con recursos líquidos, especialmente con la casa de apuestas”, cuestiona.
Por lo pronto, la intención es que este año se termine con una ley que prohíba la publicidad masiva del juego online en todo el país. Por la cantidad de proyectos que hay en el mismo sentido, existe cierto optimismo en que podría suceder.
“Nosotros estamos dispuestos a negociar todo lo que haya que negociar, salvo esta idea de la limitación o prohibición de la publicidad masiva, porque entendemos que es el corazón de la iniciativa que queremos construir. Digo esto porque aparece muy fuerte un discurso distinto a este que es el de incluso algunos legisladores y sectores de la comunicación que pretenden instalar que el problema es exclusivamente el de las casas de apuestas ilegales”, advierte Toniolli. “Por supuesto que eso es un agravante, porque estamos hablando de empresas que no aportan, pero entendemos que tras las apuestas legales e ilegales el problema de la ludopatía sigue existiendo”, agrega.
No obstante, el legislador del peronismo cree que se podrá llegar a un acuerdo con las otras fuerzas políticas: “Entiendo que podríamos estar cerca en algunos puntos concretos y llegar a un acuerdo. Veremos que pasa en las próximas semanas”, cierra.
En la Argentina, el 44 por ciento de los jóvenes entre 15 y 29 años realizó, al menos una vez, una apuesta online.
Sin grieta
Mientras en el Congreso prolifera la cantidad de proyectos para regular las apuestas deportivas online, en los últimos meses se desarrolló la campaña Apostar no es un juego, que incluye una iniciativa para ser debatida en el ámbito legislativo y la combina con un estudio que indaga en las causas y consecuencias de una problemática creciente como la ludopatía juvenil.
Martín Romeo es quien está a cargo de la investigación, que tiene una fuerte presencia en redes sociales, donde se comparte el testimonio de muchos de los jóvenes que atravesaron esta situación.
Puntualmente, entre marzo y julio se realizó una encuesta con más de 9.000 respuestas espontáneas de jóvenes de entre 15 y 29 años desde las 24 provincias y 360 localidades ubicadas a lo largo y ancho del país. Algunos datos derivados de las respuestas son alarmantes: el 44% de los encuestados alguna vez hizo una apuesta deportiva, mientras que el 80% tienen amigos que invierten dinero en estas plataformas online. Por otra parte, se estima que los menores involucrados en esta problemática apuestan dos de cada tres pesos que reciben de sus padres.
“El propósito de la investigación es construir una evidencia empírica que permita, por un lado, visibilizar el problema con mayor precisión, porque Argentina no tiene estadísticas oficiales respecto a este consumo problemático de apuestas en línea. En Argentina, se estima que 7 de cada 100 personas tienen algún trastorno ligado a las apuestas, eso en el universo de adolescentes y jóvenes es un problema mucho mayor”, explica el investigador, en diálogo con ANCCOM.
“No es un fenómeno exclusivamente argentino, hay un problema de incidencia. Es decir, que la problemática está muy extendida o está más extendida dentro del universo juvenil. Los pibes desarrollan más rápidamente ese consumo problemático, no porque se quieran autoflagelar, sino por el masivo acceso que tienen a la tecnología”, agrega.
“También hay un clima de época e intercultural de querer soluciones rápidas, de tener poca paciencia para conseguir determinados objetivos o logros, que en muchos casos lleva a adolescentes a querer, por la vía de las apuestas, resolver a veces algunas carencias”, sostiene Romeo, que es profesor adjunto de la materia Técnicas de Investigación en Opinión Pública en la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Una de las conclusiones de las personas entrevistadas para la investigación pone en tela de juicio la constante publicidad sobre apuestas deportivas y el rol de algunos comunicadores, conocidos popularmente como influencers, que las publicitan sin prestar atención a los riesgos que pueden ocasionar.
“Hay montón de testimonios reales de pibes y pibas que se quejan de la agresividad que tienen las publicidades y, sobre todo, de los influenciadores, o líderes de opinión, que invitan a apostar sin advertir de los riesgos, sin prestar atención a las edades”, resalta el docente. “La publicidad es extremadamente agresiva, está apoyada sobre personas famosas o personas públicas que son, de alguna manera, reconocidas por los pibes y que ven en ellos un camino a seguir. Hay muchos que terminan apostando porque dicen ‘como lo recomienda tal, no puede ser malo, porque él no recomendaría algo malo’”, analiza.
“En un partido de fútbol tenés un tsunami de incentivos a apostar. Por ejemplo, mientras el VAR está revisando una jugada, te aparece una opción de apuesta de si va a ser penal o no y se desvirtúa”, agrega. “La ludopatía no es un problema actual. Siempre existió y antes la gente jugaba en los casinos, o apostaba en las carreras de caballos. La novedad de esto es la disponibilidad de poder apostar durante las 24 horas. Antes si querías ir a un casino, cuando llegabas a la puerta había alguien que te pedía el documento y miraba si eras mayor de edad. Por otra parte, en un momento el casino cierra. Eso hoy no pasa”, sostiene.
El trabajo de investigación que lidera Romeo va de la mano con un proyecto de ley de la diputada nacional bonaerense Constanza Alonso, de Unión por la Patria, que también busca ponerle un límite a la publicidad de las apuestas deportivas con la evidencia de las encuestas y del documento definitivo, que verá la luz el próximo mes. “Hay un montón de proyectos presentados que son con mayor o menor agresividad contra la publicidad, inclusive contra los sitios legales. La verdad es que esto atravesó prácticamente todo el arco político. Así como en muchos temas hay grandes diferencias, acá no hay grieta”, asegura Romeo. “Hay un consenso general de que algo hay que hacer con este tema. Existen legislaciones anteriores que son un faro, como lo que sucedió hace muchos años con las leyes antitabaco, que en definitiva está a la vista que los resultados en el largo plazo fueron positivos”, sostiene.
“Es una batalla difícil porque del otro lado hay empresas muy grandes, con muchísimo dinero. Lo importante es que no hay forma de resolver un problema si primero uno no lo reconoce, y por suerte está arriba de la mesa. Ahora habrá que trabajar en las soluciones, que seguramente siempre van a ser parciales y habrá que ir ajustando las legislaciones para ir cada vez encapsulándolos más y restringiéndolos, porque en definitiva el daño es bastante grande, y no es un tema menor”, concluye.