Por Paloma Ayala
Fotografía: Antonella Tustanoski

Los trabajadoares de Aerolíneas Argentinas se manifestaron en Plaza Congreso exigiendo aumento salarial y en alerta ante los planes privatizadores del Gobierno. La declaración del servicio como esencial y la amenaza extranjera.

El miércoles 25 de septiembre, mientras en el Congreso de la Nación se llevaba a cabo el debate por la privatización de Aerolíneas Argentinas –en base a un proyecto presentado por Hernán Lombardi, diputado del PRO, y Juan Manuel Lopez, de la Coalición Cívica–, los gremios aeronáuticos marcharon a la plaza frente al Parlamento. Si bien el colectivo sindical afirma que su reclamo es estrictamente salarial, las banderas de “Aerolíneas Argentinas no se vende, se defiende” no faltaron, al igual que los cánticos alegóricos a ese reclamo.

Sandra, auxiliar de Aerolíneas Argentinas hace 13 años, dice que como el Gobierno no pudo meter la privatización de la línea aérea de bandera en la Ley Bases, ahora aprovecha el conflicto por sueldos con los trabajadores para tratar de venderla. “Los medios están mintiendo, a las universidades les pasa lo mismo, no les quieren dar el presupuesto, o si te lo dan después te lo vetan como a los jubilados. Esto empezó como un reclamo salarial porque estamos con el 70% del sueldo devaluado, no tuvimos paritarias hace un año y todo aumentó”, agrega.

Martin Brat, delegado de los tercerizados de Aerolíneas Argentinas GPS, coincide en que los medios instalan fake news diciendo que los trabajadores son privilegiados. “Una tripulante con 13 años de vuelo que trabaja 8 horas por día gana un millón doscientos mil pesos, maleteros que levantan once mil kilos todos los días ganan seiscientos cincuenta mil pesos, las trabajadoras de call center ganan quinientos mil pesos, sueldos por debajo de la línea de pobreza”, expresa.

Este conflicto salarial escaló al nivel de que el Gobierno publicó un decreto que declara a los trabajadores aeronáuticos como “servicio esencial”, lo cual es un ataque directo al derecho de huelga. La escalada del conflicto se debe a que no se llegó a un acuerdo a través de la conciliación obligatoria. Cuando se llega a esta instancia, la Secretaria de Trabajo es la encargada de mediar entre ambas partes. Pero nunca se convocó a los trabajadores para negociar y al finalizar el lapso de la conciliación le comunicaron a los gremios que lo único que había era lo que les ofrecieron en un principio, un porcentaje muy escaso de aumento que no recomponía toda la devaluación que sufrieron sus salarios.

La extranjerización

A esta situación se le suma que el gobierno publicó en el Boletín Oficial el DNU 844/2024 que permite a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) autorizar operaciones con tripulaciones y aeronaves extranjeras. Hernán, piloto de Aerolíneas Argentinas desde hace 15 años, dice que es una medida que busca amenazar a los pilotos como diciendo ‘si ustedes no van a volar, alguien va a venir a hacerlo’. 

Los trabajadores consideran que la iniciativa oficial es otro ataque a su derecho de huelga porque significa que las rutas que hoy hace Aerolíneas Argentinas las harían empresas extranjeras. Esto generaría una especie de círculo vicioso en donde los trabajadores están apresados a seguir manteniendo bajas condiciones laborales con la amenaza de que alguien más va a ocupar sus lugares, ya sea por la privatización de la empresa o porque empresas extranjeras se apropien de las rutas nacionales, siendo de alguna forma las dos caras de una misma moneda en la que trabajadores y ciudadanos argentinos terminarían afectados. 

En este sentido, el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires, Gabriel Katopodis, manifiesta que “el gobierno reprime o busca la sumisión de los trabajadores y que no entiende que Aerolíneas Argentinas simboliza la unión de los argentinos.”

Alta experiencia

Por su parte, Eduardo García, integrante de la Comisión Directiva de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y ex piloto de Aerolíneas Argentinas que cuenta con 33 años de trabajo en la empresa, rememora tiempos pasados. “Viví tanto la privatización como la estatización, quieren repetir la historia”. Eduardo ingresó en la empresa en 1980 y trabajó hasta el año 1996, momento en el que la privatización con Iberia ya era un hecho, donde con un grupo de compañeros de distintos sectores fueron echados. Reingresó en la empresa en el 2005 a través de Austral, y en 2009, tras la estatización de 2008, pasó a ser piloto de Aerolíneas Argentinas. 

Varios manifestantes coinciden en que existen muchos paralelismos con lo ocurrido en los años 90 y temen que vuelva a ocurrir algo similar. Discursivamente el gobierno utiliza los mismos argumentos de aquella época, cuando Carlos Menem gobernaba el país. Lo hace invocando la privatización como sinónimo de eficiencia, pero la experiencia demuestra lo contrario. Cuando en 1992 se vendió la línea aérea a Iberia, de treinta aviones dejaron uno solo, de once mil trabajadores quedaron cinco mil, la mayoría de las oficinas comerciales en el extranjero fueron vendidas y vendieron dos simuladores que eran utilizados para el entrenamiento de los pilotos. “Para vender Aerolíneas Argentinas el Estado se hizo cargo de la deuda de seiscientos millones de dólares y después, en 2001, también se hizo cargo de la deuda que dejaron los privados. Es evidente que no tiene nada que ver con  hacer eficiente a la línea aérea, sino que es un pasar de manos de negocios a los amigos de Macri y de Milei”, describe Brat.

Patricia, exjefa de cabina de Aerolíneas Argentinas, hoy jubilada, coincide en que están dejando caer la empresa para que los amigos del poder se la queden a dos pesos con cincuenta, y le llama la atención que los argentinos no se den cuentan que les están robando una empresa que es argentina. Para evitar que los manifestantes bajaran a la calle, se armó un cordón de la Policía Federal, y los pilotos y comisarios de a bordo se alinearon para quedar frente a frente con los uniformados. En tanto, dos azafatas con sus impecables uniformes sostenían un cartel que rezaba “las únicas fuerzas del cielo somos las trabajadoras de Aerolíneas Argentinas”.