Por Pilar Elizondo
Fotografía: Gentileza María Paula Guilaberti - Brigada Forestal Aromito de Salsipuedes

Córdoba arde: 70 mil hectáreas ya fueron devoradas por el fuego. Todos coinciden en que fue ocasionado de manera intencional. Los vecinos y los brigadistas están en la primera línea luchando contra las llamas. ANCCOM habló con dos de ellos y responsabilizan a la ausencia estatal.

La provincia de Córdoba está en llamas. Las localidades de San Marcos Sierra, Capilla del Monte, Chancaní, La Granja, Villa Bernal y Salsacate, en especial, no tienen tregua. Alrededor de 800 bomberos, brigadistas y voluntarios de esas comunidades cavan trincheras cortafuegos, y luchan cara a cara con el fuego que ya se llevó puestas esta semana más de 69 mil hectáreas. Los brigadistas sospechan o incluso denuncian que las llamas fueron iniciadas con toda intención.

“Se han encontrado bidones de nafta en las zonas de los incendios, gente corriendo con los bidones y subiéndose a camionetas –afirmó a ANCCOM María Paula Guilaberti, integrante de la brigada cordobesa Forestal Aromito–. La base común a todos los incendios se debe a que se descontroló por un mal manejo del combate del fuego, todos los incendios fueron intencionales, ninguno fue por un asadito o un pucho que se apagó en el suelo, que es lo que suele circular. El tema de los incendios con intencionalidad viene hace años en Córdoba sustentado por  intereses en cambiar la función de los suelos en la provincia..

Por otro lado, la brigadista asegura que hay malas prácticas y escasa responsabilidad de parte de los equipos del gobierno provincial en la utilización del método contrafuego, la quema de territorios para quitar combustible natural al incendio. Por ejemplo, sostuvo que  “si vas a hacer un contrafuego, cómo lo vas a apagar sin contar con los recursos para apagarlo. Estas contradicciones generan muchas dudas sobre las verdaderas intenciones en ayudar”. 

Diego Leandro Pasmanik, integrante de la brigada de San Marcos Sierra, aseguró que “no hay ninguna decisión política, ni provincial ni nacional, para que el fuego frene. Son los vecinos los que salen a colaborar y tratar de apagar el fuego. Siempre hay una cuestión de decisión política de frenar el fuego a tiempo o no. Si quienes tienen los recursos no lo hacen, las instituciones y el Estado, claramente la decisión es que se queme”.

La indiferencia y la no respuesta por parte del Estado no ayudan a que catástrofes de esta magnitud sigan efectuándose. La Ley Bases, el RIGI, el desfinanciamiento hacia la protección ambiental, y la poca predisposición del Gobierno nacional -más allá de la visita de hoy del presidente Javier Milei a Córdoba- perjudican la prevención y la solución urgente al drama del fuego. Con presupuesto reducido, los recursos no alcanzan.

El Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC), creado por el gobierno provincial en el año 2021, luego de la catástrofe de incendios que se dio en el año 2020, a cargo del Ministerio de Seguridad cordobés, está abusando con la práctica de contrafuego, según la brigadista de Forestal Aromito. “Es una intencionalidad que no entendemos, la ETAC perdió legitimidad en la misma gente de la comunidad, los vecinos tienen miedo, no hay confianza, ya no sabes si están ahí para combatir el fuego o para lo contrario”, expresó y agregó que “con el combate directo y con los aviones hidrantes haríamos una diferencia increíble, por eso la urgencia de una emergencia nacional y el apoyo de Nación, serían clave para obtener más recursos que no tenemos en el territorio y mejorar la situación. El recurso físico humano ya no da abasto. Las condiciones climáticas azotan a toda la región y el país, hay que dejar de fragmentarlas como si fueran asuntos separados. Nuestros recursos naturales y nuestro ecosistema es uno, hay que cruzar discusiones que parecen aisladas pero no lo son, por eso hablamos de emergencia nacional.”

Brigadas, bomberos voluntarios y vecinos organizados autoconvocados hacen frente al fuego con lo que hay, con su fuerza física –que ya no da abasto– van al combate, caminan kilómetros para llegar a donde no llegan otros actores, sin dormir y enfrentando en simultáneo su vida cotidiana. Sin embargo, la intervención y apoyo del Estado escasea. “Los vecinos y voluntarios que vamos a los fuegos intentamos ser los ojos de los que no están acá, sentimos la desesperación y la necesidad de decirlo. Necesitamos que la población reaccione, que se levante a decir basta, sino no va a pasar nada y van a seguir quemando todo”, dijo Pasmanik.

 

–Hay que reconocer a las brigadas como actor clave e incorporarlas en el manejo del fuego. Nuestro principio es proteger al monte, pero los intereses económicos y políticos por cambiar el uso del suelo nos dejan fuera de la mesa de discusión, tener una voz sería clave para poder denunciar malas prácticas y romper mitos –aseguró Guilaberti.

 

–¿Cuáles son las medidas a seguir en un futuro?

–Que los montes vuelvan a ser bosques. Después de que el fuego se apague seguir hablando y poner en evidencia que esto viene pasando hace muchos años, hay que seguir en la lucha contra estos intereses económicos gordos sobre nuestros recursos naturales. Que no se vaya la preocupación cuando se va la emergencia, y se vuelva a desatar la emergencia cuando ya sea todo cenizas –indicó la brigadista de Forestal Aromito.

 

–¿Qué pasó con los territorios quemados en años anteriores y qué pasará con los que se están incendiando ahora?

–No hubo nunca cambios sustanciales en las políticas de manejo. Algunos de los territorios en zonas quemadas fueron loteados, no se sabe con qué criterio, ni quien maneja esos expedientes, todo está escondido. Hay que tomar decisiones políticas responsables, transparentes y poner los recursos donde hay que ponerlos.

 

–Sabemos que los fuegos intencionados son órdenes de una directiva de gente de altos cargos -completa Pasmarnik-, es gente que paga por hacerlo, la gente que va a quemar representa instituciones. Pareciera que quieren dejar un cementerio a cielo abierto, la gente tuvo que evacuarse de sus casas sola mientras el fuego avanzaba, no había nadie.

Más de 150 organizaciones piden la declaración de emergencia haciendo un llamado a la acción colectiva y a la organización intersectorial con un Estado presente y comprometido, lo urgente es extinguir los incendios.