Por Nadia Sotelo
Fotografía: Prensa

«Martín García» se estrena esta semana en el Gaumont y cuenta la historia de un chico de 17 años que debe mudarse al Delta arrastrado por su madre que va detrás de un nuevo novio.

Este jueves en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635, CABA), con funciones  a las 12:45, 16:45 y 20.10 horas, estrenó Martín García, una película escrita y dirigida por Aníbal Garisto y que cuenta con las actuaciones de Thelma Fardín, Ignacio Quesada, Mora Recalde y Rafael Ferro. La historia trata sobre un adolescente llamado Germán (interpretado por Quesada) que debe abandonar Capital Federal para mudarse con su madre (Recalde). Esta mujer desea dejarlo todo para acompañar a su nuevo novio, cuyo papel lo lleva adelante Ferro.

Germán ya cuenta con 18 años y se encuentra en una edad complicada, donde no tiene claras sus metas, pero refleja su pasión por el dibujo. Esa misma actividad realiza Nacho Quesada en su vida real y  le ayudó a la hora de confeccionar su personaje: “Algunos de los dibujos que se ven en la escena, están hechos por mí. Muchos otros, son del equipo de arte de la película. Yo pedí si podía dibujar en la peli, porque me encanta, desde chiquito, y dije ‘es mi oportunidad’”, indicó. Por otra parte, interpreta a un personaje muy callado, que se encuentra en la transición de joven a adulto, una situación que se encuentra cercana en el tiempo para Quesada.

“Hay algo del mundo interno de la adolescencia que siempre se descubre ahí un poco, se toma cierta conciencia madura de lo que pasa. Está conviviendo con todos estos sentimientos, en una isla. Un lugar nuevo, donde no conoce a nadie y es lo opuesto a lo que vivió toda la vida. Para mí, eso era muy cercano, porque viví en Capital Federal toda mi vida y de repente, estaba conviviendo en una isla durante un mes. Esta experiencia me acompañó en un momento movidito de la vida, en una isla filmando una película. Teniendo esos paisajes y momentos para distraerse y caminar por algunos rinconcitos de la isla, fue hermoso”, señaló.

Recalde, en su papel de madre de Germán, es quien lo impulsa  a cambiar de vida por amor y que lleva a su hijo a experimentar una nueva aventura en su existencia. ANCCOM dialogó con la actriz, que explicó cómo fue meterse en ese personaje tan particular. “La construcción del personaje la pensamos a través de una mujer que fue madre tan joven y su hijo ya crece, entonces vive una segunda adolescencia en donde dice: ‘Sí, me enamoré y me voy allá, actuando torpemente como una adolescente’. Como esta mujer se tuvo que hacer cargo de tanto, esta experiencia y desafío lo toma como un nuevo impulso hacia su juventud perdida. Como su hijo comienza a tener su espacio y libertad, ella comienza a volver donde quedó”, afirmó Recalde.

La película también plantea cómo es la vida de muchas madres solteras que han dejado sueños, ilusiones y metas, con el único deseo de ver felices a sus hijos. Además, se vislumbra el sentimiento de culpa que la invade por enamorarse de un hombre y llevar a Germán a este cambio de vida tan abrupto, donde Internet no funciona bien y no hay gente de la edad del chico. Sin embargo, se puede ver esa lucha interna de una madre que hace hasta lo imposible por tratar de que su hijo disfrute cada día.

“Para interpretar el personaje, yo pensaba mucho en el ancla que es su hijo, como se trata de una madre que es tan joven, indudablemente, crea su identidad alrededor de un hijo. Una cosa es tener un hijo a los 40 y otra muy diferente es tenerlo a los 18. Además, se trata de una madre soltera y siempre presente, que tiene una simbiosis con él. Lo armaba mucho desde ese lugar, por eso mi conexión con el personaje de Nacho era fundamental”, aclaró Recalde.

Martín García refleja cómo es vivir en una isla, la majestuosidad del sonido de los pájaros y las distintas especies de animales e insectos que habitan en el lugar. Garisto, el director y creador de esta pieza cinematográfica, relató cómo fue el armado de este proyecto: “Me basé en una historia real, de que hubo un adolescente en la isla Martín García y mi primera pregunta fue, ¿qué hace un adolescente solo en un lugar donde solo viven 100 habitantes y no hay ninguno de su edad? Ese fue el disparador para escribir una historia con Vanina Sierra y dirigirla fue un desafío hermoso.”

Hubo contratiempos en la filmación, al ser una locación tan particular. “Vivimos tormentas, una de las veces que yo fui en la lancha hubo olas de 3 metros, casi nos caemos al agua. Nos empapamos y uno de los últimos problemas fue en una de las escenas finales de la película, donde a Thelma Fardín le picó una abeja y fuimos corriendo a la salita, por suerte estaba la medicación; ya que es alérgica. Todo lo que nos podía pasar, nos pasó y lo que sucede es que no es un lugar a donde uno va al hospital. Ese fue el momento de mayor tensión”, explicó.

En muchas escenas se puede ver a diferentes habitantes de la isla y Recalde explicó cómo fue el trato con ellos. “Fue muy bueno, ellos tuvieron una recepción impecable con nosotros y eso que éramos un montón. Nos hacían tortas, nos recibían rebien, el director de la isla Diego Simonetta (nota de la r: director de Gestión Integral de islas del Delta e Isla Martín García) nos ayudó con todo, les divertía venir a filmar, les divertía poder ayudarnos, todos muy amables. Filmamos en el restorán donde comíamos, en el Comedor Solís de José, que en la película interpreta al señor de la huerta”, contó.

Por otro lado, la película demuestra que todavía es posible hacer cine en Argentina, la importancia de que se cuenten historias que se viven, como es el paso de la adolescencia a la adultez y de la necesidad de un Estado presente. “Martín García se hizo con el apoyo del Estado, se realizó con el Fondo Nacional de las Artes, con el Instituto Nacional del Cine, con el Fondo Metropolitano, se hizo con el Instituto Provincial y con Mecenazgo. Todos los fondos que  podía ganar Martín García los ganó. Creo que es fundamental el apoyo del Estado para hacer películas y contar nuestras historias. No es que viene una plataforma a contarnos, somos nosotros mismos los que contamos nuestras historias y eso habla de una soberanía cultural, es importante que no se desprestigie el cine y el arte como está sucediendo ahora. Por eso es central presentar y distribuir una película, en este momento: más que un acto de resistencia, es un acto de amor”, señaló Garisto.