Por Martín Calderón

Músicos e instituciones dedicadas a la protección de derechos de autor critican el reciente decreto promulgado por el Ejecutivo, que busca liberar de costos la reproducción de música en espacios privados.

Los últimos días de agosto, el presidente de la nación Javier Milei, emitió el Decreto 765/2024 por el cual ahora solo se pagarán las reproducciones musicales que se lleven a cabo en el ámbito público, dejando fuera las que ocurran en recintos privados. En respuesta, la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SAdAIC) y la Unión de Músicos Independientes (UMI) divulgaron comunicados criticando la medida.

“Modifica dos artículos de la reglamentación de la Ley de Propiedad Intelectual, el 33 y el 35 y es demasiado impreciso en cuanto a lo que trata de definir como nuevo concepto de comunicación pública. Salimos a señalar esto porque para nosotros, los autores y compositores independientes, el derecho de autor es nuestro salario, lo creemos sin ningún tipo de complejo y pensamos que merecemos sostenerlo”, mencionó Gustavo Rohdenburg, músico y presidente de la UMI.

Guillermo Ocampo, director general de SAdAIC, mostró una posición similar y comentó que están evaluando la mejor forma para impugnar legalmente “desde el primer artículo del decreto”. Rohdenburg continuó: “No está bueno que el Estado se involucre en lo que es la administración de la gestión colectiva de la propiedad intelectual en el caso de la música, porque nosotros ya tenemos las entidades monopólicas para esas funciones. Sí debería educar en lo que son los derechos intelectuales y como relacionarse mejor con las entidades”.

El Artículo 33 ahora modificado dicta que “se entiende por representación o ejecución pública aquella que se efectúe -cualquiera que fueren los fines de la misma- en un espacio de acceso público, libre y dirigido a una pluralidad de personas. No existe representación o ejecución pública cuando la misma se desarrolla en un ámbito privado, sea éste de ocupación permanente o temporal”, independientemente de si es efectuada “por ejecutantes o por cantantes, así como también la que se realice por medios mecánicos, electrónicos o digitales, incluyendo Internet”.

Federico Sturzenegger, a cargo del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, defendió la medida en X alegando que “la confusión había provocado el absurdo de que se cobraran derechos por la mera existencia de televisores en la habitación de un hotel (aún si el cuarto estaba vacío), lo que encareció significativamente la prestación de los servicios”.

El Decreto también menciona que “se considerará debidamente remunerada la ejecución pública cuando un establecimiento utilizare una licencia de ejecución pública otorgada por los titulares de los derechos, sus derechohabientes, representantes, las sociedades de gestión colectiva o una plataforma autorizada por éstos a ofrecer licencias con ese fin”, revocando la exclusividad del cobro a SAdAIC.

Al respecto, Rohdenburg mencionó que “hay algunos países del mundo que tienen gestión no monopólica, como Estados Unidos, Canadá y creo que España. Eso queda abierto, pero no hay una letra chica que le dé forma. Se deja a la libre interpretación y es muy probable que se abra a la posibilidad que se judicialicen las cosas”. Por su lado, Ocampo entiende que “eso no puede ser regulado por el Ejecutivo” y que, en todo caso, “deberían mandar una ley para que sea tratado en el Congreso”.

 

Luciano Scaglione es bajista y compositor de Attaque 77. Si bien hoy la banda se encuentra en un parate, él está presentando su proyecto Lucho al Attaque, con el que ya lanzó un nuevo álbum. Al mismo tiempo, está a cargo de Strummer Bar en el barrio de Palermo, local que fundó junto a su compañero baterista de Attaque 77, Leonardo de Cecco, y al que recientemente se sumó Sergio Rotman, saxofonista y cantante de bandas como Los Fabulosos Cadillacs y Cienfuegos.

“Al músico y al compositor le interesa cuidar su derecho. Este gobierno se está metiendo en un montón de lugares que estarían últimos en una fila de cosas a revisar en el estado en que se encuentra este país. Como músico y compositor, yo necesito que SAdAIC cuide mis derechos. Había una frase de los setenta u ochenta que decía que la música se paga o se apaga. Yo tengo un lugar de música y lo pago, esa guita va a la mutual de SAdAIC que hace un trabajo increíble con precios muy accesibles y con una atención espectacular”, opinó Scaglione.

Agregó también que “una administración no puede decidir si le quita entidad a una organización que está hace 90 y pico de años. De hecho, mi abuelo fue socio fundador de SAdAIC porque era músico, mi viejo también es socio y yo soy desde el año 1995. El mayor patrimonio que me dio es la obra social, la mutual para mí y para mi familia. Para la familia de cualquier músico es muy fundamental, encima hoy, con los precios de las prepagas, influye directamente en el pasar de un montón de familias”.

Sobre la situación, se explayó: “Es importante esa plata, más desde que terminó la venta de vinilos y de CDs y de que las regalías son digitales. Muchos músicos dejaron de tener un ingreso importante, ahora ya está medio regulada pero, hasta hace muy poco, de repente hubo un hueco impresionante en los ingresos de los músicos donde solo te quedaba el ingreso para tocar en vivo”.

Cuenta la historia de un cantante que un día en su cuenta de X se quejó porque a pesar de su arte no había podido lograr digna erogación. El vocalista en cuestión fue Adrián Barilari, famoso por integrar Rata Blanca, que agradeció “a los directivos de SAdAIC por haberme ingresado al RAS (reconocimiento autor) por la suma de 7.800 pesos, por mis 30 años de aporte con mi voz y mi aporte a la cultura…¡Feliz! ¡Gracias Totales!”, en tono irónico.

“Lo que Barilari no aclara es que el Reconocimiento Autoral Sadaic (RAS) no está relacionado a los derechos de autor, sino que tiene que ver con haber estado 30 años en la organización. El monto es poco, pero se trata de algo simbólico. Nosotros ofrecemos un plan médico parecido o mejor al de OSDE 210”, explicó Ocampo.

Rohdenburg opinó que “sin duda el dinero es menor y que las entidades tienen cosas para mejorar, pero no por eso tiene que desregularse o, peor, permitir ingresar la competencia privada en la gestión, a la que solo acceden los que pueden abonarla”.

Por su lado, Scaglione sostuvo que “seguramente hay algo que no funciona de la mejor manera en SAdAIC, hay mucho dinero entrante que queda dando vueltas porque terminan los derechos de los herederos que, creo, duran 30 años y después, si nadie los reclama, van a lo que se llama el vuelco. Que habría que tener una administración muchísimo más transparente, más justa y real, no tengo dudas. Creo que SGAE, la SAdAIC española, funciona mucho mejor y, cada tanto, algún artista argentino, más los que tienen mucho trabajo por Europa o por España, como Calamaro, se van de SAdAIC y se registran SGAE”.

Asimismo, relató que “hace muchos años me hice un curso de estatuto en SAdAIC que era medio obligatorio cuando accedías a ser socio pleno. Me explicaron cosas muy interesantes, pero ante tanta cuestión burocrática e institucional, el músico se hincha las pelotas. Aparte te marean porque no sabés si están a favor tuyo o te están cagando. He escuchado de todo, managers históricamente puteando a SAdAIC y, por ejemplo, Sandro hacía una obra de teatro en sus shows, entonces él se arreglaba con Argentores. Él pasaba su show musical como obra teatral y nunca pagó SAdAIC, todos decían que era una jugada maestra que solo se le había ocurrido a él”.