La organización No tan Distintes inauguró su sello editorial y presentó el libro “Acompañar es político. Un ensayo transfeminista sobre la situación de calle” en el Centro Cultural Haroldo Conti de la ex ESMA. El trabajo busca poner en valor la militancia del cuidado y la conversación.
El Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, ubicado en el Espacio Para la Memoria (ex ESMA), fue el escenario de la presentación del libro Acompañar es político. Ensayo transfeminista sobre la situación de calle, el sábado 7 de septiembre. Bajo la pregunta: ¿Sueñan los transfeminismos con (re)construir entre las ruinas?, Florencia Montes Paez, autora del libro, Daniela Camozzi, su editora, y Natalia Ortíz Maldonado, escritora, editora de Hekht y docente de la UBA, compartieron lo que significa el libro y comprometerse con vidas que no son las suyas.
Así como el habla, la escucha, los gestos y actitudes, Ortíz Maldonado percibe a la escritura como una manera de conversar. Acompañar es político propone una conversación sumamente necesaria en el contexto nacional del avance de la ultraderecha. En tiempos de destrucción, sostiene que la conversación es la política con la que se defiende y con la que se reconstruye. Restaurar la conversación, reponer la memoria, sostener el acompañamiento como una práctica colectiva y cotidiana.
“Nos ocupamos de vidas que no son las nuestras porque esas vidas son también las nuestras. En el acto de acompañarles estamos produciendo un cobijo en la fragilidad común, en el presente. Porque en esa conversación, que es el acompañamiento, estamos restituyendo la política de la vida en común, no solo porque somos diferentes sino porque en diferencia compartimos fragilidades”, agregó Ortíz Maldonado. Montes Paez cita a Judith Butler para tomar el concepto de interdependencia, y para resaltar que para militar es indispensable consolidar una ética y efectivamente comprometerse, sobre todo reconociendo las diferencias entre todes.
“Una conservación lleva tiempo. La sensibilidad lleva tiempo. Acompañar lleva tiempo”, afirmó Ortíz Maldonado. Poner el cuerpo, vincular desde el afecto, componer un apoyo, registrar el deseo, amortiguar la violencia, respetar el proceso, sostener en el tiempo, consolidar la ética, construir un código y luchar con todes, son los diez principios del acompañamiento transfeminista, que el ensayo despliega como resultado del aprendizaje obtenido en la experiencia tanto de Florencia Montes Paez como de Daniela Camozzi, acompañantes, militantes y activistas. Es el puntapié de una nueva etapa para No tan Distintes, organización social, política y transfeminista fundada en 2011, constituida por mujeres y disidencias que están o estuvieron en situación de calle, y que busca brindar herramientas y erigir proyectos que acompañen a personas en vulnerabilidad social. Ahora estrena su propia editorial: Abduciendo ediciones con la colección Enfoques. “Para mí el libro es una especie de música nueva, en línea con muchas filosofías que hablan de la necesidad de otro ritmo para interrumpir este capitalismo atroz en el que estamos, pero también es un registro de nuestras prácticas militantes. También es una conceptualización que le puede servir a otras organizaciones”, expresó Camozzi.
“Luchar para reivindicar la dimensión acompañada e interdependiente de nuestras vidas, luchar para quedarnos juntes. Acompañar es una tarea de reparación, acompañar es nuestra forma de vivir y luchar, acompañar es político”, declaró Montes Paez. Las tres compartieron un micrófono. Turnándose, se sumergieron en lecturas pausadas frente a la escucha atenta, y conmovidas, se tomaban de las manos, en un genuino acompañamiento. “Creo que nos acompañamos en nuestra vida cotidiana, en diferentes tipos de vínculos. Lo hacés con tu pareja, lo hacés con tus amistades, lo hacés con tu familia. No es necesario pensar que el acompañamiento solo lo hacemos cuando militamos en una organización, sea feminista, sea barrial, sea sindical. Es cierto que tengo esa trayectoria, pero ahora que no estoy activando políticamente en un espacio organizado, para mí acompañar es en el cotidiano con mis afectos”, expresó Sandra Aguilar, joven que concurrió a la presentación.
Los transfeminismos sí sueñan con (re)construir entre las ruinas. Para Montes Paez estos son restos de violencia y de destrucción, entre las que se construye con el otro. “Es entre las ruinas de lo arruinado y de lo que arruinamos que construimos con nuestros compañeres. Una ruina no es un origen, son restos que habilitan una recomposición, es lo que queda tras un desastre, una violencia, un abandono o, simplemente, tras el paso irreversible del tiempo. Una ruina sobrevive al ocultamiento, la indiferencia, la erosión. Construir entre esas ruinas implica preservar los vestigios, reforzar los cimientos, inventar lo nuevo. Confiades en que, si la construcción colapsa, si tratan de derribarla, incluso si lo logran, siempre habrá compañeros dispuestes a arremangarse y sacar los escombros. Moviendo ladrillo por ladrillo, baldosa por baldosa, en algún momento volveremos a encontrarnos con la hierba que crece en medio de la piedra, con el yuyito que insiste. Esa será la señalética de la memoria que nos conecte con nuestros legados y nos impulsa a intentarlo de nuevo”, concluyó la autora, leyendo en voz alta parte del último capítulo de su libro.