Por Agustina Mattioli
Fotografía: Daniela Hernández

Se realizó el tercer encuentro de la FLU, un evento que nuclea decenas de vendedores de ejemplares usados que promueven la lectura y pasión por la literatura.

“En estos tiempos, con un gobierno industricida, hambreador, segregacionista, endeudador, enemigo de la educación y de la salud pública, la FLU es un acto de resistencia”, expresó el escritor Jorge Consiglio en el discurso de apertura de la tercera edición de la Fiesta del Libro Usado (FLU), un evento gratuito que, bajo el lema “leer es una fiesta”, busca promover la lectura y el encuentro entre lectores, escritores, libreros y artistas.

Cientos de personas se acercaron este sábado a la Plazoleta del Lector de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno para disfrutar de una tarde de pleno sol, donde la literatura fue la gran protagonista, acompañada de charlas, música e intervenciones performáticas. Aficionados de todas las edades recorrieron los 40 puestos de librerías para conseguir ejemplares usados “buenos, bonitos y baratos”, algunos con historias propias marcadas en sus páginas.

“Me parece que el rol del libro usado, compartido, girado, o de bibliotecas propias pero que se hacen colectivas, es súper interesante porque nos habilita a leer”, contó Sofía Ponce Martínez, una jóven de 26 años que disfrutó del primer día de la FLU junto con amigas. Además de la venta de libros, el evento ofreció diversas actividades que permitieron el encuentro cercano de los lectores con reconocidos escritores. “Cuando lees un libro subrayado, un libro leído, estás leyendo otras cosas también. Estás leyendo el libro base y también la interpretación de otra persona”, agregó Sofía en relación a la actividad “lectura de subrayados”, protagonizada por la escritora Selva Almada y la cantante Paula Maffía.

La atmósfera festiva también se nutrió de la música en vivo y las performance artísticas, que le dieron al encuentro un toque de arte interdisciplinario. Al ritmo de la música, muchos aprovecharon para relajarse y disfrutaron de charlas e intercambios con sus pares bajo el sol de la tarde. En este sentido, Ricardo Zabaleta, un lector de 66 años, comentó: “Me encanta encontrarme con alguien y hablar de libros, de historias, de experiencias que hemos tenido”. A su vez, remarcó la importancia de la iniciativa “más en estos momentos, que nuestro país anda a los tropiezos”.

El interés por la lectura no discriminó edades. Los puestos ofrecían desde cuentos infantiles hasta clásicos de la literatura universal y libros de historia, algunos con más de un siglo de antigüedad. “Yo creo que el libro es el mejor regalo. Te acompaña en todos los momentos de la vida”, afirmó Silvia López, una filósofa de 76 años que decidió acercarse al evento a compartir un día en familia. “La vida es así, es una montaña rusa. Cuando tocás fondo, la literatura te sana”, reflexionó.

Este evento no solo promueve la lectura, sino que también se ha consolidado como un espacio de resistencia cultural y un homenaje al poder transformador de los libros. En tiempos difíciles, leer se convierte en un acto de reivindicación y lucha.