Por Clara Pérez Colman
Fotografía: Vanina Alarcon

A casi 80 días de la represión a quienes reclamaban contra la norma que sostiene el andamiaje del ajuste y la desarticulación del Estado del Gobierno de Javier Mieli, ANCCOM fue parte de la comitiva que visitó en el penal de Ezeiza a Roberto de la Cruz Gómez, último detenido por ejercer su derecho de protesta.

De los 33 detenidos, encarcelados y acusados por terrorismo e intento de golpe de Estado en aquella lejana manifestación del 12 de junio contra la Ley Bases en el Senado, 32 fueron liberados. La repentina absolución de Daniela Calarco el miércoles pasado cambió los planes de la conferencia de prensa planificada frente al Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza, que contaría con la presencia de Adolfo Pérez Esquivel, Myriam Bregman y organismos del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Sin embargo, el único detenido que queda, Roberto de la Cruz Gómez sigue allí dentro, sin causas lógicas y pruebas suficientes que justifiquen sus 79 días de encierro en el penal, y sin indicios de una pronta liberación.

Son casi las dos de la tarde y Nahuel Perkal, integrante de la CORREPI, consiguió pasar el gran portón corredizo ubicado en la colectora de la Ruta nacional 205, a 30 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. A lo lejos, ya dentro del predio, está Bregman esperando afuera del pabellón de visitas. Junto a ella están Guillermo Pistonesi, abogado y dirigente nacional del PTS, y Grisel Lyardet, uno de los testimonios públicos más conocidos por la liberación de su hermana Sasha, una de las detenidas. 

 

—¿Qué hacemos? -insistió la exdiputada. Pérez Esquivel no responde al teléfono. El día anterior cargó con una larga jornada en la Cámara Baja por el pedido de expulsión de los legisladores libertarios que visitaron a represores condenados en la cárcel de Ezeiza.

 

—Ya es la hora, entremos. Nos debe estar esperando -se contestó a sí misma, y entraron.

Las visitas a un detenido en el penal de Ezeiza no son nada fáciles de gestionar. Más aún cuando se trata de un preso político con causas más intimidatorias que reales por la falta de pruebas: incitación a la violencia colectiva, daño agravado, atentado y resistencia a la autoridad, perturbación del orden público. Otras que ya nadie recuerda, pero alguna con calificación suficiente para considerarlo como delito federal. Llamada entrante para el fiscal Stornelli. 

 

—Solo ingresan las personas que están autorizadas, que gestionaron un permiso, que lo pidieron en Dirección Nacional, el que no está acá…-lanza al aire la guardia del pabellón, alargando las sílabas finales. 

 

Bregman, sobre el ingreso, agrega que “nosotros tuvimos que pasar 45 minutos de muchísimos controles, dos scanners, incluso revisaron absolutamente toda la comida que trajimos para Roberto. Todo eso es lo que no pasaron los diputados y diputadas que visitaron a los represores condenados por delitos de lesa humanidad”. 

La defensora oficial que atiende a Roberto de la Cruz Gómez presentó un pedido de excarcelación. Con el antecedente de la liberación de Daniela, hay expectativas de que se lo libere pronto. Si no fuera así, Pistonesi explica: “La causa está tan floja de papeles que es evidente que van a tener que liberarlo porque no tiene ninguna prueba que lo pueda incriminar sobre la carátula que le pusieron. No hay fotos, no hay filmaciones, no hay nada. Por lo tanto, lo peor que puede llegar a suceder es que vaya rápidamente a un juicio oral y allí no hay forma de que no sea liberado. Es inevitable, por más de que Stornelli quiera inventar cosas no tiene nada”.

 

Y para vos, ¿por qué continúa detenido? 

 

—Porque Roberto ahora es un rehén. Como si dijeran “Miren que si salen a luchar, les va a pasar esto”. Es una forma de amedrentar al conjunto del movimiento obrero y popular, con un contenido político muy preciso.

 

Bregman asegura que “con esto intentan plantar un precedente para el conjunto de quienes nos manifestamos siempre.” ¿Cuál es ese precedente? Que no se puede protestar.

 

—A Roberto lo encontramos de muy buen ánimo, esperanzado de poder salir porque sabe que su detención es totalmente ilegal. Nos recibió con cartas, flores de papel maché, y una torta que hizo para compartir con nosotros. Con esa misma fuerza que tiene, nosotros seguiremos peleando por su libertad.