La misma semana en que las universidades nacionales pararon durante 48 horas, el ciclo Cine por la Identidad proyectó la película que anticipó el desfinanciamiento educativo.
“Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia” advierte la pantalla al comienzo de series y películas. Este aviso tomó especial relevancia el jueves 22 de agosto en la proyección de la película Puan, en el auditorio de Casa por la Identidad del Espacio Memoria Ex ESMA, como parte del Ciclo Cine por la Identidad. El largometraje, dirigido por María Alché y Benjamín Naishtat, fue proseguido por un debate en el cual participaron ambos directores junto con uno de los protagonistas del film, Leonardo Sbaraglia.
En un contexto signado por el congelamiento del presupuesto para las universidades públicas, la caída de los salarios docentes y paros universitarios durante las primeras dos semanas de la segunda mitad del ciclo lectivo, el reclamo del sector educativo se unió a la causa del cine argentino durante la proyección del filme. “Es lo único que tengo. El único lugar en el que soy algo es en Puan”, afirma el protagonista de la película, Marcelo Pena, un profesor de Filosofía con una situación económica tambaleante, interpretado por Marcelo Subiotto.
El largometraje, escrito durante el 2020 y filmado entre 2022 y 2023, relata la rivalidad de dos profesores que, ante la muerte del jefe de cátedra de Filosofía Política, luchan por heredar el puesto. El contexto de la película resulta estremecedoramente actual: la problemática salarial docente y la dificultad de proyectar un futuro mejor, la corrida cambiaria y el desfinanciamiento de la universidad pública.
“La película no es futurista, sino que la escribimos en el 2020, un poco imbuidos de la experiencia generacional del 2001 y de este ciclo que no es la primera vez que ocurre”, afirma Naishtat, uno de los directores del filme, a ANCCOM. “Las universidades son una especie de objeto preciado por esta idea más neoliberalista o utilitarista de la economía, pero quizá este es el peor ataque desde la dictadura”.
Mientras los senadores intentaron aumentar su dieta a casi 9 millones de pesos, el sueldo básico de un profesor adjunto con dedicación exclusiva está por debajo de la línea de pobreza, según cifras compartidas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). “Lo que vimos en abril con la primera gran movilización universitaria es que ahí fue la primera vez que se le puso un límite al gobierno. Por mi parte tengo la esperanza de que ese límite se revalide ahora con las nuevas movilizaciones que hay en torno a las discusiones salariales, que es evidente que están atrasados”, expresa Naishtat.
Con una inflación acumulada que supera el 134% desde diciembre de 2023 hasta julio de 2024 y tomando en cuenta las proyecciones inflacionarias y la propuesta de un incremento salarial de un 3% para agosto y 2% para septiembre por parte del gobierno nacional, los docentes habrán perdido 23,7% de poder adquisitivo respecto de noviembre de 2023.
En relación a las diversas medidas de vaciamiento que está tomando la administración, Naishtat agrega: “El gobierno intenta avanzar material y simbólicamente sobre la educación, la ciencia, lo público, la identidad y la construcción de sentido. El cine y la universidad pública están siendo atacados de la misma manera y por los mismos motivos”. En consonancia con esto último, María Alché, también directora de la película, comenta a ANCCOM: “Todo esto responde a lo mismo: un proyecto de país que quiere aplastar a sus ciudadanos. En este contexto, creo que las respuestas colectivas son importantes, y en ese sentido, la educación tiene un rol fundamental.”
Luego de dos jornadas de movilizaciones, la primera del 12 al 14 de agosto, y la segunda convocada por el Frente Sindical de Universidades Nacionales el 20, 21 y 22, para Naishtat, el intento del Poder Legislativo de convertir la educación en un servicio esencial a través de la Ley Finocchiaro, tiene por objetivo sofocar estos movimientos. “Esto de querer convertir la educación en un servicio es un coqueteo del gobierno de extrema derecha con una parte reaccionaria de la sociedad que está en contra de la organización, del derecho a huelga, y es un intento de disciplinamiento”. Y continúa: “No es gratuito o casual, en este país, querer disciplinar a la universidad y transformarla en servicio, porque en los hechos significa que no podría haber huelga. En este país, la historia de la universidad está plagada de lucha, con la Reforma Universitaria de 1918, que tuvo sus muertos, el Cordobazo y pasando por los miles de desaparecidos de las universidades en los 70. No es casual que vayan con esa idea de terminar la política en la Universidad”. El director llama a continuar resistiendo desde la comunidad docente y el conjunto de la sociedad: “Hay que poner un freno más amplio, y que retumbe a su vez hacia múltiples frenos en diversas avanzadas del gobierno”.
Por su parte, el actor Leonardo Sbaraglia –quien interpreta al profesor Sujarchuk, rival de Marcelo Pena en la película–, demostró su apoyo a la educación pública: “Entiendo lo ejemplar y lo maravillosa que es la educación en este país. Esto no es de ahora, sino que creo que lo venimos arrastrando hace muchos años de sueldos depreciados. Vamos a seguir tratando desde las comunidades y desde todas las diferentes voces que esto se revierta”.
Sbaraglia comparte a ANCCOM cómo fue parte de los reclamos docentes de la Carpa Blanca a finales de la década de los 90, e insiste en que “hay que seguir resistiendo y peleando. Da mucha bronca y mucha frustración todo esto. No parece que esto no se entienda, sino que es como si fuera también parte de una cuestión ideológica de no entender, o que justamente lo que se quiere es atacar en las identidades más propias y más originales”.
Sbaraglia comenta: “Parece que estamos otra vez hablando de algo que ya se había discutido y ya se había logrado, pero no hay que bajar los brazos”. Además, el actor sostiene que la gran desinformación que circula, tanto en redes como en medios de noticias, presenta desafíos y amenazas a los derechos adquiridos y a la democracia a través de las fake news. “Los docentes hoy prácticamente están poniendo plata de su bolsillo para poder sostener la educación. Gracias a la solidaridad y al esfuerzo de tanta gente se está pudiendo sostener un sistema de educación, un sistema de cultura, un sistema inclusive médico y científico. Hay que seguir apostando a no retroceder. Me parece que es necesario volver a crear un lenguaje, quizás con aquellos que todavía no lo tienen, porque quizás los chicos más jóvenes que solo se informan con Instagram o Twitter terminan creyendo cosas que no son verdad, como que los artistas cobran del Estado”.
Luego de la alta adhesión durante las dos jornadas de movilizaciones, los sindicatos prevén la posibilidad de organizar una nueva Marcha Federal Universitaria en la semana del 9 de septiembre, en un esfuerzo por visibilizar aún más sus demandas frente al Gobierno. Por otro lado, el 15 de agosto se le dio media sanción en la Cámara de Diputados al proyecto de ley de Actualización de Gastos de Funcionamiento y Salarios y Becas Estudiantiles. Este proyecto, presentado por la UCR y acompañado con el voto por Unión por la Patria y la izquierda, pondría en funcionamiento, en primer lugar, la actualización de los salarios docentes y no docentes según la inflación acumulada desde diciembre. En segundo lugar, procedería a actualizar de forma bimestral los gastos salariales y de funcionamiento de las casas de altos estudios según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Por otro lado, este jueves 22 también fue publicada en el Boletín Oficial la Resolución 689/2024. En ella, el Gobierno estableció un nuevo aumento del salario mínimo para los docentes en todo el país, de $420.000 al mes.
La motosierra en el cine argentino
El cine argentino fue una de las presas tempranas del plan sistemático del gobierno mileísta, cuya consigna es recortar y desfinanciar bajo el cántico mediático de “No hay plata”. La industria del cine nacional recibió dos duros golpes durante la primera mitad del año: la reducción del financiamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y el cierre provisorio de la histórica sala Cine Gaumont que, si bien actualmente se encuentra en funcionamiento, sufrió modificaciones en su estructura, como despidos y el aumento de sus entradas en más de un 500%.
“Salvando las grandes distancias, el discurso con respecto a nuestro oficio, que es el cine, es un poco parecido a la docencia”, dice Sbaraglia y agrega: “Es como si la cultura no fuese un valor a cuidar y a proteger, y parece que todo tiene que pasar por la orden del mercado y de la taquilla cuando sabemos perfectamente lo importante que es el apoyo que pueda haber desde lo estatal, gubernamental e institucional al proteger nuestra cultura, porque es proteger una identidad”.